Capítulo 8: Alianzas
DIANA
En la mañana fuimos a desayunar los tres, Nicolas tomo a Nabu a mitad de camino y ya no me lo dio. El comer del hotel era amplio súper elegante, con varías mesas distribuidas en el lugar, cada una con un mantel color blanco completamente pulcros. Había cerca de treinta personas sentadas allí, más unos diez camareros que iban de un lado a otro entregando comida con pasos rápidos y elegantes.
Nicolas y yo nos sentamos en una mesa que estaba junto a un ventanal desde donde se veía parte de la ciudad, me quede varios minutos con la vista perdida en la ventana, mientras que él se encargaba de pedir el desayuno.
-¿Donde estás?- inquirió mi esposo, sacándome de mis pensamientos cuando la comida llegó y me había percatado de que delante de mi se encontraba una taza de café y un plato con tostadas, huevos y tocino además de una compotera con fruta de estación.
-Estoy algo nerviosa, no me gusta tener que preocuparnos por una nueva guerra, estaba segura que no pasaría en un largo tiempo.
-Lo se, pero lo vamos a resolver, siempre lo hacemos, Ahora vamos come- pidió tranquilo, mientras le daba el biberón a Nabu, antes de volver su mirada a mi con una pequeña sonrisa- No te preocupes, todo saldra bien
-No entiendo como estas tan tranquilo- me queje y de verdad no lo entendía.
-No ganamos nada perdiendo la cabeza- Suspire, él tenía razón, pero no podía estar tan calmado mientras yo me volvía loca, él acaricio mi mejilla con su mano libre- mi amor, todo va a estar bien.
-Quiero creerte, pero no tenemos mucha suerte con las guerras, no puedo creer tan facilmente que no terminemos sufriendo como las demás veces- confesé.
-Esta noche vamos a encontrarlos con ellos y vamos a resolver todo, te lo juro- asentí, no estaba convencida de eso ni aunque Enara lo hubiera asegurado, pero me calmaba que al menos tuviera un plan a seguir- ahora cariño come- no perdí tiempo y me concentre en mi desayuno, al menos para no pensar por un rato.
SERENA
Walter se quedo conmigo buscando información, pero cuando me desperté estaba en mi habitación, con los rayos chocando en mi cara y los gritos de mis hermanos, seguido por el ruido de la puerta de mi habitación abriéndose, y el aroma de las cuatro personas, me obligaron a despertar.
-¿Qué hacen todos aquí?- me queje mientras me incorporaba en la cama ahogando un bostezo.
-Levante de una vez, tenemos que hablar- apuro mi hermano mayor acercándose un poco a mi cama.
-Es muy temprano, podemos hacerlo más tarde- me queje acomodándome en la cama para volver a dormir, cosa que duro cinco segundos antes de que Anthony apartara las mantas para después levantarme y cargarme hasta la sala de estar y dejarme sentada en el sofá.
-Creí que no se atreverían- comentó la voz de Walter sentándose a mi lado a la vez que dejaba una taza entre mis manos, bebí un sorbo mientras los otros cuatro se acomodaban en la sala.
-Bien ¿Para qué me sacaron de la cama?- ellos se miraron unos segundos antes de que Marcos me entregara un sobre, deje la taza sobre la mesa antes de abrirlo para leerlo.
-¿Qué dices?- interrogo Mark.
-¿Qué de qué?- pregunte un poco confundida.
-¿Qué quieres hacer?- explico Jace tranquilo.
-Ir, ¿Qué pensaban ustedes?
-No lo se, fuiste tu la que se quiso ir, pensamos que tal vez no querías ayudarlos al final- contesto Emily.
-Yo no dije que no quería ayudar, solo dije que si no confiaban en nosotros sería estúpida de nuestra parte apoyarlos porque si.
-Entonces iremos- concordó Tony poniéndose de pie, con Emily siguiéndolo.
-Bien saldremos en una hora- ordene, dando el pie para que mis hermanos y sus guardianes desaparecieran, deje el sobre sobre la mesa, para tomar la taza mientras me recostaba en el sillón para terminar el café.
-¿Cómo estas?- inquirió mi guardian junto a mi.
-Molesta- él sonrió y yo lo imite, sin poder evitarlo, deje la taza a un lado para colocarme sobre él, para besarlo con algo de desesperación.
-Serena tenemos que irnos- me recordó apartándose un poco- Serena...- advirtio antes de que lo mordiera para beber un poco de su sangre, antes de salir de encima suyo, con una sonrisa mientras limpiaba los restos de sangre de mi boca.
-Vamos tenemos que prepararnos- apresure, yendo a mi habitación.
DIANA
Estábamos sentados en una mesa algo apartada del resto en un bar de vampiros, Nicolás tenía a nuestro hijo entre sus brazos, me había negado a llevarlo pero ellos insistieron por lo que desde que salimos no le había dirigido la palabra, estaba enojada razón que iba a terminar llevándonos a la guerra.
-¿Seguirás mucho más tiempo enojada?- inquirió, pero no conteste, él soltó un pequeño suspiro cansado, aparte la mirada de él, en mismo instante que los hijos del tratado se acercaban hasta nosotros, la primera en llegar fue Serena.
-Hola pequeño- saludo a Nabu, este estiro sus brazos para que ella lo cargara, los demás llegaron al mismo tiempo que Serena se sentaba, Nicolás y yo nos hicimos a un lado para dejarles espacio.
-Gracias por venir- agradeció en primer lugar mi esposo, los demás asintieron levemente- y disculpen a la reina de la luna, ella tiene un problema con la traición, piensa que todos quieren...
-Lo se- interrumpió la hija del tratado con una sonrisa- le vamos a ayudar- la sorpresa de Nicolás era más que visible en su rostro.
-¿Qué?- interrogo.
-Que los vamos a ayudar....- repitió tranquila.
-Pero dijiste...
-Se lo que dije- aseguro ella, antes de concentrarse en el camarero para que trajera una ronda de sangre para todos, cuando ya tuvo su copa en la mano, bebio un trago y le sonrió- No iba a ayudarlos si no estaban dispuestos a apoyarnos- mire a Serena para poder entender y me sorprendió el hecho de que la entendia a la perfección, pero era extraño, haciéndome pensar en el porque confiábamos y no solo nosotros en ellos si no ellos en nosotros, pase la mirada a mi esposo y la devolví a ella.
-Creo que podríamos intentar conocernos un poco más- ofrecí con una sonrisa, ellos me miraron con un poco de desconfianza- lo digo con el fin de que ustedes también confíen en nosotros, después de todo si arriesgaran sus vida por extraños al menos sepan algo de ellos- Serana asintió dando pie a una muy larga conversación.
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