Capitulo 5: Calma
Diana
Después de que los hijos del tratado se fueran. Los demás nos separamos todos fueron a contactar a los Reyes, mientras que yo fui a hacer dormir a Nabu. Necesitaba tener una larga charla con mi esposo y era mejor que mi niño no la presenciara.
Nicolás entró a la habitación, para mi suerte sin hacer mucho ruido, lo que evitó despertar a nuestro hijo. Sin decir nada me tomo por la cintura y me beso con brusquedad, pase mis brazos por su cuello a la vez que correspondió con fiereza.
-¿Donde mierda estabas?- inquirió apartandose de mi, pensé que tendríamos sexo antes de que tocará el tema, pero no fue así.
-Estaba aquí tranquila sentada en el balcón y apareció un destello blanco. Cuando me Di cuenta estaba en otro lugar- explique tranquila mientras me sentaba en la cama- cuando desperté estaba en una habitación que no conocía, apareció Walter y allí también estaban Tomás y Serene, en otras habitaciones... volvi lo más pronto que pude...- antes de que pudiera seguir estaba acostada sobre la cama con él sobre mi besandome con desesperación.
-Me preocupaste mucho...
-Lo siento, no fue mi intención- él asintió volviéndome a besar mientras comenzabamos a quitarnos la ropa.
Una hora después estábamos acostados en la cama, sólo cubiertos por las mantas, yo descansaba sobre su pecho mientras él acariciaba mi cabello. Estuvimos un largo tiempo en silencio.
-¿Qué tienes?- inquirí después de un rato.
-Estoy preocupado... No sabemos a que nos enfrentamos y si nuestro poder no es suficiente- me incorporé un poco para mirarlo a los ojos y sonreír débilmente- y si te pierdo.
-Eso no pasará, venceremos, siempre lo hacemos- él asintió no muy seguro- ya lo verás.
Tristán
Tengo que admitir que las palabras de Serena me había quedado revoloteando en la mente.
Después de dejarlos fui a mi habitación y me senté en la mesa del balcón pensando "¿Qué hago aún aquí?" Y siempre terminaba en lo mismo "¿Donde más podría estar?"
Nunca fui de tener muchos sueños o ambiciones, yo sólo quería a Diana y por años Di todo por ella, aún la amaba pero aceptaba que ella no era mia y que nunca más lo seria. ¿Entonces qué quedaba para mi?
Mis días desde que William murió sólo eran vagar por el castillo más de una vez me había encontrado pensando que deseaba morir nuevamente y esperaba que aquella guerra que nos aguardaba fuera la última para mi.
Serena
A mi me gustaba el negro pero en este lugar si que se pasaban. Mi habitación tenia las paredes negras con rojo, los pisos de mármol gris, habia un gran balcón del que se veía el jardín, un baño con una bañera, un lavatorio con un gran espejo y un retrete, pisos y paredes de mármol negro. En la habitación estaba una cama de dos plazas con sabanas negras, un gran placar de color rojo, junto a él un espejo de cuerpo entero y en esa misma pared estaba la puerta del baño, enfrente un escritorio y una biblioteca. Era bonita a la vez que tenebrosa.
Walter Entró detrás mío cerrando la puerta mientras yo me lanzaba a la cama, que era muy cómoda. Él se acercó a mi recostandose a mi lado.
-Y yo que pensé que ustedes abusaban del negro- se burló mi guardián haciéndome reír.
-Ya ves que hay personas peores- sin perder tiempo me coloque sobre él para besarlo, necesitaba distraerme un poco y él era la mejor fuente de distracción de la historia.
-¿Hay una guerra en la puerta y tu quieres tener sexo?- me reí antes de asentir, dos segundos después estaba sobre mi besando mis labios mientras comenzaba a quitarme la ropa.
Anthony
La habitación tenía paredes negras, y piso de mármol gris, las cortinas de la ventana que daba al balcón eran de color rojo sangre. Había una cama de dos plazas con sábanas negras, un placar gris oscuro, un pequeño living cerca de la puerta de entrada con sillones de cuero negros y una mesa de madera oscura, como la puerta que daba al baño que contaba con una bañera, un lavatorio con un gran espejo y un retrete, pisos y paredes de mármol negro. En el balcón había una mesa con tres sillas y ya era todo lo que había en el lugar.
Entre y lo primero que hice fue tirarme en la cama, Emily entró detrás de mi cerrando la puerta. Se recostandose a un lado de este y me observo por un largo rato, antes de hablar.
-¿Qué tienes?
-Estoy preocupado, no crees que tenemos muchos problemas como para que ahora pase esto...-me incorporé, abriendo las cortinas para ver por la ventana- ¿Enfrentarnos a Dioses?- me reí- esto es una locura... apenas si podemos con nuestras emociones.
-No dejaré que mueras- comentó con toda la seriedad del mundo, la mire sólo unos segundos antes de apartar la mirada.
-Y es lo que no quiero... Ya te perdí una vez, No puedo volver a perderte.
-Es mi deber protegerte... aunque me cueste la vida.
-Puede ser, pero cometiste un error..
-¿Cuál?- soltó sin poder creerlo.
-Pues tu mayor error fue enamorarme- y sin más volví a la cama, me recoste cerrando los ojos, para caer en los brazos de Morfeo. Había sido el día más extraño de mi vida y eso que casi muero a manos de una sirena vampiro una vez.
Tomás
Una vez que hablamos con mis suegros, Serene, Alexandra y yo fuimos a nuestra habitación.
Mi esposa recosto a nuestra niña en su cuna para que descansará antes de venir junta a mi. La abrace por detrás mientras mirábamos el jardín.
-Estoy cansada de tanta guerra, apenas nos estamos recuperando de las secuelas de las ultimas- se quejó mi esposa, yo asenti débilmente. Habíamos logrado la paz en los 12 reinos y ahora esto, era una estupidez.
-Vamos a salir a delante como siempre ya veras- Ella asintió.
-¿Podemos confiar en ellos?
-Debemos hacerlo necesitamos su ayuda- respondí con la misma duda en la cabeza, mire unos segundos la cuna donde descansaba nuestra bebé.
-Lo sé pero ellos ocultan algo. Es como si no fueran humanos- confeso Serene.
-Ellos son vampiros y creo que no tienen humanidad... pero si no fueran necesarios no estarían aquí... además hay algo más en su olor que me confunde...
-¿Qué?- inquirió ella confundida y preocupada.
-Un huele a tormenta, otro a sangre fresca mezclada con tierra mojada y la última a muerte mezclada con verano, Lo cual no se como es posible- solté un pequeño suspiro y le sonreí mientras la giraba entre mis brazos para que me mirara a los ojos- es tarde, no podemos juzgarlos por como huelen y sin conocerlos bien. Mañana hablaremos con ellos y trataremos de saber más de ellos y que ellos nos conozcan ¿Está bien?
-Esta bien- Y sin perder tiempo la bese con urgencia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro