Capitulo 4: Recuerdo ajenos
Serena
Estaba muy molesta, no quería estar allí, No encontraba la razón por la que debíamos ayudarlos todos eran malditamente arrogantes y engreídos.
-Serena por favor, calmate- seguían insistiendo mis hermanos.
-No, nosotros no deberíamos estar aquí... No es nuestro deber salvarlos- me queje.
-No necesitamos que nos salven- se quejó la chica de cabello blanco que sostenía a la bebé, detrás de nosotros- pero no conocemos a nuestros enemigos, nunca nos enfrentamos a dioses- ella estaba en calma como si realmente no le afectará la guerra.
-No es que nos incumba de todas formas....- me crucé de hombros negandome rotundamente a aceptar participar en esta guerra, todos estaban molestos conmigo o bueno más bien decepcionados.
-¿Donde está mi hermano?- indago cuando llegó hasta nosotros el mismo chico que había estado en el cuarto, no recordaba su nombre.
-En la sala, no deberias entrar- respondió el chico de cabello negro que sostenía al otro bebé me quedé mirando al niño que parecía mirarme con intensidad, Él extendió los brazos hasta mi- Nabu...- regaño él al pequeño, me acerqué no se porque.
-¿Puedo?- pedí aún hipnotizada por el niño. Él me lo paso inseguro, volví al sonreír al tenerlo en mis brazos. No se en que momento todo se volvió silencioso, sólo podía ver los ojos del niño que me sonreía- ¿Qué tienes pequeño?
-Perdona a papá...- la voz del niño resono en mi cabeza, poco faltó para que lo dejara caer de la sorpresa- yo... Lo siento si te a asusté, nunca había hecho esto... puedes ayudarlos, mi familia ya sufrió mucho por las guerras, y no podrán con esto solos- me explico el pequeño, era sólo un bebé no debía preocuparse por esa clase de cosas pero de la nada miles de recuerdos se arremolinaron en mi mente, No eran míos ni tampoco de él. Si no de su madre. Cuando todo paso mire al niño con una sonrisa.
-Lo haré- le asegure dejando un beso en su frente, dos segundos antes de que unas manos lo arrebataran de mis brazos.
-¿Qué haces con mi hijo?- se quejó ella, Yo suspire.
-Los ayudaremos A enfrentarse a los dioses- mis hermanos y nuestros guardianes si que se sorprendieron, incluso más que los de otros extraños.
-Gracias, no podemos hacer esto solos- aseguró Diana, gracias a los recuerdos que me dio el niño, podía reconocerlos a todos como si los conociera de siempre y también sus habilidades.
-Deberíamos llamar a los demás- apoyo Tomás.
-Ellos ya están aquí- confesó Tristán- no parecen muy alegres...- Sin perder tiempo todos comenzamos a movernos, con los demás suponía que se refería a los Reyes de los demás reinos.
Llegamos a lo que parecía la sala de tronos dentro había dos chicos y dos chicas. A diferencia de mis hermanos yo si pude reconocerlos.
El chico de ojos Marrones y cabello caoba, de piel bronceada,que vestía un traje negro con una corbata marrón, era Eliot el guardián de la tierra.
Él otro chico de cabello Colorado y ojos naranjas. Que tenía un traje como el del otro pero con corbata roja, Era Endimion, el guardián del fuego.
La chica de ojos grises, cabello rubio casi dorado y piel algo pálida, que vestia con un vestido blanco sin mandas era Emily la guardiana del viento.
La otra de ojos azules oscuros y cabello azul casi negro, de piel apenas bronceada, tenia un vestido azul de mangas largas era Sarah la guardiana del agua.
Los guardianes y los Reyes de los reino comenzaron a tener una larga conversación ignorando por completo nuestra presencia.
-¿Qué hacemos?- inquirió Marcos.
-Mejor no intervenir... no sabemos de que son capaces- ellos asintieron y nos quedamos callados mirando la escena.
Los guardianes parecían alterados por algunos disturbios en sus reinos, después de una larga charla en la que los Reyes le explicaban lo que estaba por pasar fijaron la vista en nosotros.
-¿Quiénes son ellos?- inquirió Endimion, haciendo que todos los demás nos miraran.
-Somos los hijos del tratado y nuestros guardianes- respondí, dejando a los elementales aún más confundidos- soy Serena, ellos son mis hermanos Marcos y Anthony- presente señalando a cada uno- y nuestros guardianes Walter, Jace y Emily N'Dah...
-¿Qué hacen aquí?- inquirió Sarah algo a la defensiva.
-Ayudar- respondió tranquilamente mi hermano mayor- Sabemos a que se enfrentan y como los hijos del tratado nuestro deber es encargarnos de cualquier problema que causen los dioses- explico él sin cambiar su tono tranquilo.
-Suponiendo que es cierto, ¿Como pretenden ayudar?- interrogó Eliot Y yo pensaba que era mal agradecida y desconfiada.
-Lucharemos a su lado... No podemos ofrecerles mucha más, realmente no conocemos a Apofis y a Cronos, nunca nos enfrentamos a ellos pero podemos ser su única ventaja contra los dioses- respondió Marcos.
-¿Cómo así?- siguió la guardiana del viento.
-Somos prácticamente dioses...- conteste yo- y es nuestro deber que ellos no molesten.
-Debemos hacer una reunión- interrumpió Nicolás- los 12 reinos deben estar listo por cualquier ataque.
-Avisaremos a nuestros padres- respondió por todos Endimion- no llegarán hasta mañana de todas formas.
-Llamare a mis padres, pero debes permitirles la entra- le recordó Serene haciendo que Nicolás asistiera.
-Me encargaré del reino del caos, será mejor que Enara y yo nos quedamos aquí con ustedes- opino Damián.
-Bien, convocare a los Reyes de mis reinos. Para mañana- aseguró el señor de la oscuridad-Tristán puedes asegurarte de acomodar a los hijos del tratado- él nombrado asintió y nos hizo una seña para que lo siguieramos, cuando nos alejamos lo suficiente me acerqué a él.
-¿Eres muy masoquista o demasiado bueno?- él me miro confuso y yo sonreí divertida- ¿Por qué sigues aquí? ¿Por qué no te fuiste? No te duele verlos juntos- él me miro con diversión al entender.
-¿Cómo lo sabes?
-Nabu me mostró los recuerdos de su madre...-este asintió débilmente.
-No puedo dejarlos. Son mi familia.
-Eres masoquista entonces- sentencie al final.
-Amar no es un pecado.
-No, pero es un dolor insoportable a veces. Siento algo de lástima por ti y eso que no tengo humanidad- reconocí.
-Llegamos, estas son sus habitaciones.
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