capítulo 1: El castillo del tratado
Narra Diana
Estaba tranquilamente sentada en el balcón de la habitación que compartía con Nicolás en su castillo de los reinos oscuros, mientras disfrutaba de la paz y el dulce aroma de las rosas negras, una vez que mi esposo se llevó a nuestro pequeño hijo a pasear por el jardín. Cuando mi paz se vio interrumpida por un destello de luz blanca que me cegó unos instantes.
Al abrir los ojos estaba en una habitación que no era mía y dudaba que sea en el castillo de mi esposo, era una habitación amplia en tonos blancos y dorados, estaba en una cama de dos plazas frente a una puerta de madera clara, a cada lado de la cama dos grandes ventanas. Había un juego de sillones en color blanco que se situaban al rededor de una mesa ratona con detalles en oro, además de una biblioteca, del otro extremo de la habitación una puerta que supuse llebaba al baño y un gran armario de ocho puertas y un espejo de cuerpo entero junto a un tocador, donde el espejo estaba en marcado en oro.
-Serena, vamos levantate los dioses quieren verte- la voz de un hombre me sorprendió antes de que él mismo entrará a la habitación, fijando la mirada en mi con confundió- Tu no eres Serena...
-Chico listo- me burle, observandolo de arriba a bajo media como 1,70 tenía unos ojos gris tormenta, el cabello negro despeinado y un cuerpo que no podía ser humano, su aroma era de un vampiro recién convertido mezclado con el aroma de una vampiresa pura que estaba en toda la habitación.
-¿Quien eres? ¿Donde está Serena y que haces aquí?- interrogó rapidamente.
-Soy Diana, no tengo ni idea de donde estoy o como llegue aqui y mucho menos tengo idea de donde está tu novia....
-Serena no es mi novia- respondió cansado.
-¿Entonces?
-Es a quien debo proteger.
-Pues no estas haciendo un buen trabajo que digamos- Él me miro molesto antes de dejarse caer en uno de los sillones, me senté a su lado suspirando cansada.
-Mierda Nicolás me matara...
-¿Quien es Nicolás?
-Mi esposo...-respondí restandole importancia, mientras pensaba en mi bebé.
-¿No eres muy joven para estar casada?- me rei en su cara, lo que hizo que frunciera el ceño.
-Tengo varios siglos aunque No lo parezca- conteste con una sonrisa- ¿Entonces donde estamos exactamente?
-En el castillo del tratado- respondió con obviedad algo que no parecía tener nada de obvio para mi.
-¿Puedes desarrollarte más?- él asientio y me explicó sobre El tratado entre los dioses griegos, egipcios y nórdicos. Como los tres hermanos habían tomado el tratado hacia un par de años y todo eso que de verdad fue muy confuso para mi, a pesar de venir de mi propio enredo familiar y social.
Narra Emily
Entre a la habitación de Anthony gritando para que se levantará, los dioses habían estado discutiendo toda la mañana y los tres Riveras seguían durmiendo como morsas.
-Vamos Anthony levántate ya- grité, lo que me sorprendió no fue el hecho de que él no estuviera allí sino que en su lugar allá un chico.
Su cabello era negro con ondas que le llegaba hasta los hombros, una piel pálida como el papel, ojos negros penetrantes y severos, pero que a la vez se encontraban perdidos su cuerpo esta muy bien formado y parecía tallado por los mismos dioses.
-¿Quien eres tu?
-Tomás...- respondió él sin prestarme mayor atención miraba todo el lugar como si estuviera tratando de reconocerlo- ¿Donde estoy?
-En el castillo del tratado, ¿Qué haces aquí? ¿Donde esta Anthony?- Él me miro por primera vez, pasando su mirada de arriba a bajo como tratando de descubrir quien era, algo que no paso.
-No tengo ni una mínima idea de que es el castillo de tratado, que hago aquí y mucho menos quien es Anthony ni su paradero- me grito viniendo hasta mi.
-Pues a mi me importa una mierda que te esta pasando y a que debe tu mal humor pero a mi no me vas a andar gritando- respondí en su mismo tono.
Y les puedo asegurar que no se en que momento él esta tirada en el suelo, con mi rodilla en su pecho mientras apretaba su cuello con mi mano. Se veía molesto mientras me enseñaba sus colmillos, se que no debió pasar pero realmente me sorprendió, lo que le dio la ventaja para colocarse sobre mi presionando mi cuello y si que tenía fuerza.
-Suéltame- grite irritada tratando de apartarlo de mi, antes de que pudiera decir algo una voz que no conocía llamo la atención del sujeto.
-Tomás ya basta- ordeno, él miro a los recién llegados eran dos mujeres ambas no aparentaban superar los 20 años una de ella tenía el pelo blanco como la nieve y sus ojos eran plateados como si fueran dos pequeñas lunas; la otra tenia los ojos de un color bordo perfectamente equilibrado entre rojo y negro, su cabello negro, lacio y largo hasta la cintura como el de la otra chica, sin contar que sus cuerpos mostraban muy buenas curvas debajo de sus vestidos.
-Ella me ataco primero- Se quejo aflojando un poco su agarre y aproveche para volverlo a poner debajo de mi.
-Emily N'Dah suéltalo- me regaño Walter y a regaña dientes obedecí, el muchacho corrió hasta la chica de pelo blanco dejando un beso en sus labios.
-Ya les dije que no hagan eso frente de mi, es raro- se quejo la otra. Recién entonces pude prestar atención a su aroma ambos chicos de pelo negro olían a vampiros no así la otra.
-Ya que mi hermana no los quieren matar, por el momento ¿Qué tal si nos dicen quienes son?- Jace parecía calmado pero estaba segura que no era así, la chica de cabello negro suspiro antes de presentarse.
-Soy Diana Luna Williams Wood Blake, ella es mi hermana Serene Stone Blake Hamilton y él es mi hermano Tomás Wood- explicó, los tres la miramos extrañados, en mi defensa esos dos se acababan de besar y lo único que las chicas tenían en común eran sus cuerpos.
-Explicación rápida, Diana y yo somos hermanas por parte de madre por eso ambas somos de apellido Blake, por otro lado Tomás y Diana son hermanos por parte de padre por eso ambos son de apellido Wood... Por otro lado Tomás y yo estamos casados, ¿Se entiende?- indagó Serene.
-¿Porqué ustedes dos tiene tres apellidos y él solo uno?- interrogo mi hermano mayor que al parecer nada de su enredo familiar le parecía raro.
-La verdad que es un tema más que nada burgués, el apellido de mi madre no es bien recibido en nuestras tierras por eso prefiero no usarlo, y con respecto al tercer apellido tiene algo que ver con el tema de renacer y es muy complejo y largo para explicarlo- confesó Tomás- ¿Y ustedes quienes son?
-Emily N'Dah... ellos son mis hermanos Walter y Jace N'Dah- nos presente.
-¿Creen que puedan ayudarnos a salir de aquí? Tengo que volver con mi hijo y mi esposo- apresuro Diana.
-Creo que el señor de la oscuridad puede manejar el cambiar un pañal- Se burló Serene, haciendo que su hermana hiciera una mueca de preocupación.
-Me encontrare con un castillo en ruinas- Suspiro frustrada.
-Es solo un bebé, creo que podrá manejarlo... además no esta solo tiene un castillo lleno de sirvientes, a Enara, Tristán, Damián y Jacobs- trato de tranquilizarla su hermano, Mientras con los mios miraban sin entender una mierda, al igual que yo.
-Enara se fue con Damián al reino del Caos por asuntos urgentes, Y ninguna otra persona de allí sabe cuidar un bebé se los puedo asegurar... necesito volver antes de que alguien muera- Explicó con una mueca de horror en su rostro.
-Una rápida explicación de todo lo que acaban de decir...- Pedí.
-Damián es como un hijo para mi, Enara es la hermana de mi esposo que se caso con Damian, Tristán es hermano de mi esposo y Jacobs su padre...- se apresuro a decir Diana.
-¿Todos están tan relacionas en su familia?- Indagó Jace tocando su cabeza, una clara demostración de su frustración. a lo que los tres visitantes se encogieron de hombros.
-¿Cómo sea necesito salir de aquí?- Se quejo Diana moviendo su mano y haciendo parecer una pequeña esfera negra y roja, antes de decir- Trasportar- Pero no paso nada- inevitablemente me reí.
-Nadie más que los hijos del tratado, sus padres, madre, Zeus, Odio y/o Ra pueden teletrasportarse dentro o fuera de este lugar- explicó Walter.
-¿Cómo salimos entonces?- Inquirió Tomás.
-Por la puerta- respondí con obviedad, la mirada de la chica mostraba desesperación y me dio algo de pena así que suspire cansada ante de hablar- síganos.
Sin perder tiempo los seis salimos del castillo del tratado y luego traspasamos el portal al mundo humano, más claramente a Nueva York. Tomás saco de su bolsillo una esfera como la de su hermana pero toda negra, mientras que Serene movió su mano para que en ella apareciera una esfera en forma de luna con algunas manchas negras.
-Esperen- pedi haciendo que los tres me miraran confundidos- si ustedes están aquí tal vez los Rivera estén en su mundo o tierras o lo que sea... iremos con ustedes- ellos se miraron y asintieron.
-Vamos al Castillo de la oscuridad, creo que su hija está en mejores manos que él mío- sentenció Diana.
-Esta con mi padre así que no veo el problema- aseguró Serene y Tomás asintió, antes de que cada uno tomará la mano de nosotros y dijeran "Trasportar" para aparecer en el Reino de la oscuridad.
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