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No estoy segura de si ya os lo he dicho, pero yo soy de la Zona Oscura. De dónde no importa realmente.
Todos sabemos que la Zona Oscura está en la mierda, para qué mentir. Pero mi barrio en particular estaba aun peor. Y supongo que lo seguirá estando.
Le gente tiende a imaginarse la Zona Oscura siempre lluviosa y con el cielo gris, lo que no es del todo cierto. Yo soy de Durion, así que llovía hasta en verano, pero no sabéis cómo cegaba el sol cada vez que salía.
Yo vivía sola con mi padre, como es lógico. No se casó nunca, no tiene otros hijos, éramos solo él y yo. Nuestra casa era muy pequeña, a pesar de tener dos pisos: abajo estaba el salón, la cocina y el baño, y arriba nuestras habitaciones. Todo muy pequeño.
No sé qué pudo ver Valeska en mi padre. Tal vez que no tiene pelos en la lengua, porque no es ningún aventurero ni nada por el estilo. Es un hombre de libros, le recuerdo siempre investigando cosas muy raras. También le gustaba hacer experimentos, supongo que algo interesante debió descubrir...
Si os soy sincera, siempre he sabido que era hija de Valeska. No hubo ninguna revelación memorable. Mi padre me lo dijo desde muy pequeña, pero nunca dejó que me chulease de ser una semidiosa. Era un hombre de ideas claras.
En nuestro barrio había muchísima criminalidad. Conocer a alguien a quien nunca hubiesen robado era un milagro. Allí pueden llegar a atacarte hasta los niños. La pobreza también está muy generalizada, y aun así, hay un montón de borrachos... Dicho así da un poco de asco, pero es lo que hay. Por eso sé usar el hacha. Os lo preguntabais, ¿no? Me enseñó mi padre. Quería que supiese defenderme, aunque la primera que tuve era una pequeña de leñador, nada de otro mundo.
Yo era muy pequeña cuando todo esto pasó, tenía ocho años. Mi padre nunca me contó nada de su vida antes de ir a vivir allí. Era de Durion, pero yo sabía que durante unos años estuvo viviendo en la Zona Clara. Qué irónico que la gente flipase al saberlo, todos decían siempre lo mismo de "¿¡pero para qué vuelves!?" Ah, era un hombre humilde. No le veo yo viviendo en un lugar que no sea nuestra pequeña casa...
El caso es que un día yo estaba en mi habitación cuando oí unos ruidos abajo y me acerqué a mirar escondida detrás de la barandilla. Habían llegado varias personas, una de ellas era Marcus... Agh, el hombre de antes. Sobre todo me fijé en él, porque llevaba el uniforme de los magos blancos. Pocas veces pasaban por allí los magos, la mayoría de los que pasan por ahí son más corruptos que el emperador.
»Eso no...
¡Por todos los dioses, Gael! No pienso empezar ningún debate. Toda la familia real son peores que las cobras, solo les importa tener la vida resuelta. Por su culpa la Zona Oscura es el culo del mundo.
»Anda, no te pases.
No me paso, Alex, tan solo digo la verdad. Pero no estoy yo ahora para hablar de política.
Recuerdo que casi tiran la puerta abajo. Mi padre parecía estar esperándolos. ¿Qué dijo...? Algo así como «así que el emperador se ha dignado al fin a acordarse de mí, ¿eh?» Qué asco me da recordar toda esta mierda... Las palabras de Marcus sí que las recuerdo bien:
–El emperador no, pero yo sí–, eso dijo.
–Pues no pienso hacer nada por ninguno de los dos–le contestó mi padre.
–Esperaba que dijeras eso... He oído que tienes una hija, ¿es cierto?–, rebatió el muy... Uf, mejor me callo. Podría pasarme horas hablando de lo que opino de él, pero no viene a cuento. No por ahora.
Yo, como una estúpida, salí de mi escondite. No entendía nada. Fui al comienzo de las escaleras y llamé a mi padre... Nunca me he arrepentido tanto de algo.
Al instante él me gritó que me fuera. Parecía asustado, así que le hice caso sin pensármelo dos veces. Salí corriendo a mi habitación y me metí bajo la cama. Puede parecer una idea estúpida, pero yo no quería esconderme. Ahí estaba mi hacha.
»Perdona, me he perdido esa parte, ¿cuántos años dices que tenías?
Ocho.
»¿Y con ocho años ya te ibas a liar a hachazos con alguien? Wow.
Luke, precisamente porque tenía ocho años lo hice. Porque no me planteaba lo que me decía mi padre: algo parecía ir mal y era por esos tipos. Si me había enseñado a defenderme era por algo, y yo no tenía miedo de usar mi arma.
Una chica me siguió. Era Zoe, de las peores. Y encima se creía que era estúpida.
–Baja eso, no voy a hacerte nada–me dijo con voz tranquila y agachándose. Sinceramente, la contesté con un gruñido.
»Qué fina.
Cállate. Al menos ella no era tan sarcástica como tú, Luke. Trató de insistir en que no pasaba nada, pero yo seguía desconfiando.
–¿Entonces por qué me ha gritado mi padre?–le pregunté, obviamente con el hacha preparada por si se acercaba demasiado. Se notaba a veinte mil kilómetros que estaba improvisando su respuesta.
–Es que estaban hablando de algo importante.
Como que iba a creerme esa chorrada.
–¿Entonces por qué me ha hablado así?–pregunté.
–Pues porque... Porque tiene que ver contigo y no quería que te enteraras.
–¡Que no cuela!–le grité agitando el hacha.
–¡Ya me estoy hartando de ti!–exclamó y con un hechizo logró desarmarme. Patético, ¿verdad? Ya tengo más experiencia y esas cosas no me pasan. Pero ella me agarró del brazo mientras yo le gritaba insultos y me arrastró escaleras abajo. Ella me soltó delante de Marcus, y casi me tira al suelo.
–¡Zoe!–exclamó él–, ¿qué forma de tratarla es esta?
Ella se encogió de hombros. El tono que usó Marcus tampoco era muy sincero que digamos... Yo miré a mi padre: estaba paralizado. Nunca le había visto así.
Marcus se agachó para estar a mi altura. Es increíble: era la primera vez que le veía y ya sabía que no era de fiar. Aunque quizá eso solo fuera por el medallón plateado de birkebeiner en su cuello.
–Te llamas Alba, ¿verdad? Yo soy Marcus–se presentó todavía con aquel tono tan falso. Yo no dije nada, tan solo miré a mi padre como si así fuese a comprender mejor lo que estaba pasando. Él tan solo dejó de estar tan petrificado para apretar los puños.
–Déjala, Marcus–ordenó. El mago pasó de él y se puso en pie. Luego me pasó el brazo por detrás de la cabeza para sujetarme del brazo.
Qué, siempre he sido alta.
»Yo no he dicho nada. ¿Tú has dicho algo, Al?
»¿Acaso te has quedado sordo, Luke? No, nadie ha dicho nada, memo.
»A eso me refiero, boba.
Callaos. No os veo, pero me esperaba vuestra reacción. Prefiero saltarme los comentarios sarcásticos de Luke.
»Bfff, como si Alex y Gael no interrumpiesen nunca.
»A mí Gael no me interrumpió, no como tú.
»Oh, lo siento por no querer ser el niñito bueno mimado de los profes.
»¿Qué?
»No te molestes, Alex. Luke siempre dice bobadas que no vienen a cuento.
»No te metas, Al.
¡Calláos de una vez! ¿No veis que os estoy intentando contar algo difícil? A ver, ¿por dónde iba...? Ah, ya me acuerdo. ¡Me habéis liado con tanta interrupción!
Marcus empezó a empujarme para sacarme de la casa.
-No te atrevas-decía mi padre. Dos de ellos le sujetaron cuando trató de acercarse, mientras yo me giraba y trataba de parar-, ¡déjala en paz!
Marcus me sacó a rastras de allí. Fue la última vez que estuve en la Zona Oscura. Y lo peor es que nadie hizo nada por ayudarnos.
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