«TORMENTOSO RECUERDO» (PT. 2)
II
El gozo flotaba en el aire y era palpable. Los pequeños Elliot, Benjamin y Alejandra habían sido rescatados, y fueron recibidos por Eleanor, Lily, Erick y los mellizos Warren con abrazos jubilosos. Todos respiraban llenos de alivio y tranquilidad porque sus seres queridos resultaron ilesos de su desventurada situación.
Jack, mientras tanto, se quedó cerca de la orilla del estanque donde el hielo se percibía más sólido y resistente. Todavía no se levantaba, pues el esfuerzo que había hecho lo había dejado exhausto, pero al menos se sentía a salvo como sus amigos.
Eleanor se apartó un poco del pequeño grupo y se acercó a Jack para extenderle su mano.
—Muchas gracias por salvar a mi hermano y sus amigos. Fue un acto muy valiente y noble de tu parte —expresó la joven con palabras apasionadas y llenas de cariño.
—No quería que la dicha que resplandecía se volviera oscura como una noche tormentosa —respondió entre jadeos.
De pronto, el hielo debajo del músico comenzó a hacer un sonido extraño, lo que le hizo abrir sus ojos en gran medida.
—¿Jack? —preguntó Eleanor intranquila, lo que captó la atención de Lily.
—¡Oh, no! —musitó aterrado pues sabía lo que esto significaba.
Jack se apresuró a levantarse y extender la mano hacia Eleanor, pero fue demasiado tarde. El hielo debajo de sus pies se resquebrajó por completo y el joven músico cayó sin remedio a las aguas ante la atónita mirada de Eleanor y los demás.
Jack hizo hacer esfuerzos para no hundirse en las aguas, pero poco o nada pudo hacer para salvarse al grado que llegó a pensar que serían sus últimos momentos con vida.
Entonces, alguien tomó el bastón que el muchacho todavía sujetaba en su mano y tiró de él. Jack dirigió su mirada y vio que se trataba de todos los jóvenes en un esfuerzo conjunto para salvarlo.
—¡Tiren con fuerza! —ordenó Lily, y los muchachos así lo hicieron
En el momento que lo pusieron a salvo, entre todos lo ayudaron a ponerse de pie y lo llevaron de inmediato al interior de la cabaña. Eleanor pasó a encender el fuego de la estufa y Lily buscó prendas de vestir secas además de una manta y toallas para que se secara.
Luego de conseguirle lo que necesitaba, los jóvenes dejaron la cabaña para permitir que Jack cambiara sus prendas de vestir húmedas y frías, y una vez que estuvo listo, ingresaron de nuevo a la cabaña para asistirlo. Eleanor preparó una bebida caliente mientras que Lily lo ayudó a cubrirse con mantas para ayudarlo a entrar en calor.
Poco después regresaron los Castlegar con la cuerda. Lo primero de lo que se percataron al volver era que todos habían ingresado de pronto a la cabaña, lo que los puso a pensar que tal vez algo malo había sucedido con alguno de los niños. Entonces ingresaron presurosos y se llenaron de alivio al ver a salvo a su pequeño, a quien llenaron de abrazos, y a los otros niños. Sin embargo, su regocijo se transformó en sorpresa al ver al joven Lancaster temblar lleno de frío junto a la estufa.
—¿Qué fue lo que sucedió? —averiguó el señor Castlegar bastante intranquilo.
—No vas a creer lo que ocurrió —respondió Elliot quien, a su estilo, le hio saber cómo habían sido rescatados, además del incidente sufrido por Jack.
Enterados de las noticias tanto buenas como malas, los Castlegar se acercaron a Jack para expresar su sincero agradecimiento por sus acciones, y de paso ayudaron a Eleanor a servirle, además de la bebida caliente, un poco de sopa.
—¡He vuelto, amigos! —anunció «Snake», quien irrumpió en la cabaña de forma tan impetuosa que todos los que allí se encontraban saltaron de la impresión y la sorpresa y, al ver la escena en el interior, se llenó de incertidumbre
—Oh, señor Cotton. Nos asustó un poco —señaló Lily.
—¿Me perdí de algo? —averiguó.
—Solo espera a que te lo contemos —respondió Elliot.
En el momento que se enteró de lo que le ocurrió a Jack, «Snake» se alarmó en gran medida, entonces se acercó al joven lleno de preocupación para tomarlo de los brazos y lo miró de pies a cabeza.
—¡Jackie, querido pianista! ¿Te encuentras bien? —preguntó.
—En efecto, señor Cotton; gracias por preguntar —respondió Jack, lo que le hizo suspirar aliviado y sonreír con tranquilidad.
«Snake» entonces bajó un poco la mirada y miró las manos del pianista, y de pronto sus ojos y su boca se abrieron en gran medida y su rostro pasó de la preocupación a la fascinación. Acto seguido, emitió un leve chillido emocionado, cosa que desconcertó a los presentes.
—No puedo creerlo... ¡Estuviste en prisión! —exclamó «Snake» mientras sostenía las manos de Jack, lo que hizo al joven abrir sus ojos desmesurados y ocultar sus manos debajo de la manta—. Oh, vamos, querido pianista, no pienso juzgarte; después de todo, es algo que tenemos en común —señaló, y pasó a retirarse sus guantes viejos para mostrarle el dorso y la muñeca de su mano izquierda. En el dorso de su mano llevaba un tatuaje con la forma de un triángulo equilátero invertido en cuyo interior se encontraba inscrita una estrella que contenía las letras «KP», y en su muñeca otra marca con el número «11235». Hecho esto, desabotonó su camisa, y en el pecho, entre la primera y la segunda costilla, se veía una marca hecha con metal ardiente, misma que poseía el número antes señalado—. Estuve encerrado tres años por robo y daños a la propiedad —indicó—. ¿Tú cuánto tiempo estuviste? —averiguó mientras abotonaba su camisa de nuevo.
La interrogante que «Snake» había planteado dejó a Jack con la mirada hacia el suelo y con gesto apenado y sombrío. Su hermana entonces se acercó a él y colocó su mano sobre su hombro, lo que le hizo mirarla con ojos tristes.
—No te preocupes, los Castlegar ya saben de esto —explicó Lily, lo que, de cualquier manera, no le dio más tranquilidad al joven—. Se percataron de ello desde el primer día que estuviste en la clínica del doctor Lang y tiempo después preguntaron al respecto. Descuida, no les conté todos los pormenores de lo sucedido.
Jack suspiró resignado y pasó a frotar sus manos con nerviosismo.
—Tres meses. Me daban un año, pero logré salir bajo fianza y con la condición de no volver a Hojemseite por el resto de mi vida —dijo mientras miraba el dorso de su mano izquierda, en la que poseía tatuado el mismo símbolo que «Snake», con la diferencia que Jack tenía las letras «HP». Luego giró su mano para ver su muñeca, y en ella poseía el número «8192».
—¿Un año? ¿Qué fue lo que hiciste? —interrogó «Snake», y Jack solo bajó la mirada y se llevó la mano al costado izquierdo. Enseguida se volvió de espaldas, con la mirada en la estufa. La luz que irradiaban las flamas llevaron a su memoria los recuerdos del incidente que lo pusieron detrás de las rejas. Podía escuchar con claridad los gritos desesperados que clamaban por ayuda y ver los rostros llenos de terror de las personas a su alrededor, seguido por el intenso martilleo del mazo del juez al declarar su sentencia, y toda la clase de horrores y terribles experiencias que le tocó vivir durante esos tres meses.
—No... me hace sentir cómodo hablar de eso —señaló con tono abatido.
—¡Bah! No importa; sin embargo, me cuesta concebir que algo así te haya sucedido, y que alguien como tú tenga esa clase de antecedentes —comentó, pero el gesto del joven Lancaster no manifestaba orgullo ni gozo ante las palabras de «Snake», pues solo se limitó a mirar hacia el suelo con amargura y dolor—. Oh, lo siento —dijo al percatarse de la reacción del joven, y sintió total arrepentimiento de sus acciones y palabras.
—Descuida. Estaré bien —respondió luego de mirar el dorso de su mano antes de colocarse de nuevo sus guantes y luego se cubrió con la manta. Acto seguido, su hermana se acercó a él, lo rodeó con sus brazos y reposó su cabeza sobre el hombro del joven, quien acercó también su rostro al de ella mientras miraban las llamas de la estufa. A ellos se les unió Eleanor, quien pasó a colocar su mano sobre el hombro del joven.
Un tiempo después, cuando las cosas se tranquilizaron, decidieron que era el momento de volver a casa pues la hora de la cena se acercaba. Los Castlegar, los Warren, Alejandra y Benjamin pasaron a despedirse de Jack y Lily y se retiraron de la cabaña para dirigirse a la residencia, y luego se ofrecieron para llevar a los visitantes a sus respectivos hogares.
«Snake», por su parte, recogió los patines y se retiró, no sin antes prometer que volvería para saludar y ver cómo se encontraban.
Una vez que los Castlegar transportaron a Bruno, Brenda y Alejandra a sus casas, se digirieron al restaurante de los Hart para dejar allí a Benjamin y aprovecharon para cenar allí y, una vez que concluyeron, regresaron a casa para descansar de ese día y todas las emociones intensas que habían vivido.
Cada uno de los jóvenes... En su habitación, Erick reposaba preparado para una noche de sueño reparador, y sin duda había alguien que aparecería en sus sueños. La imagen de la doncella que danzaba sobre el hielo representaba una bella estampa de la que jamás querría desprenderse.
En el caso de Eleanor, el hecho de que la persona por la que sentía tantos afectos tuviera un pasado tan tormentoso la llenaba de intranquilidad. Desconocía cuál era el motivo por el que atravesó por la oscura experiencia de la prisión, pero no era su prioridad resolver ese enigma, sino brindarle todo el apoyo que fuera necesario.
Ahora bien, quien parecía más interesado en desentrañar el enigma del motivo para el arresto de Jack no era «Snake», sino el pequeño Elliot Castlegar quien buscó todos y cada uno de los reportes que había leído en periódicos en un intento por atar cabos y deducir cuál había sido su crimen.
Fue cuando encontró una noticia sobre un incendio en una prestigiosa academia de Hojemseite que logró concluir su investigación. La nota era cruda, con detalles que hasta a él mismo lo sobrecogieron de la impresión.
—Cricketty crack. Es mejor que mi hermana no se entere de esto —musitó, y acto seguido la guardó en su carpeta para después acostarse a dormir.
Buen día, excelente tarde o agradable noche tengan ustedes, mis amados Travenders y gente bonita que viene de visita a esta historia.
Espero que este domingo la pasen de maravilla. Yo quisiera decir lo mismo, pero me ha sucedido cada cosa estos días que ya ni siquiera sé qué pensar o hacer.
Pero mejor dejemos de lado los asuntos depresivos y tristes y mejor hablemos de esta historia.
¿Qué les ha parecido esta parte?
¿Interesante? ¿Intrigante?
¿Qué crimen habrá cometido Jack para terminar en prisión?
Quiero conocer sus comentarios y sus teorías.
No tengo nada más qué decir, solo que espero que esta semana las cosas marchen mejor.
Que tengan paz, y un excelente día.
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