Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

«MISIÓN: ¡RECUPERAR LA MÚSICA!» (Pt. 1)



I



—Volvieron muy pronto —señaló la señora Castlegar, quien se encontraba en la sala de estar, ocupada en revisar algunos documentos de su trabajo al momento que su hija y la joven Lily ingresaron.

Sucedió que la tarde de ese domingo, el décimo día en el décimo segundo mes de ese año, se había vuelto muy ocupada e interesante para los Castlegar. Mientras que Eleanor y la joven Lily habían ido al consultorio del doctor Lang para visitar a Jack durante la hora del almuerzo, Elliot y Erick decidieron quedarse en casa esa ocasión, el primero debido a que todavía sentía arrepentimiento por haber lanzado severas acusaciones en contra de los Lancaster y el segundo porque no se sentía en condición y ánimo de abandonar la comodidad de su hogar.

A pesar de esto, el pequeño no había desperdiciado el día. En su cuarto leyó las notas que había recortado, y agregó al tablero la que tomó del periódico de ese día, misma que correspondía al robo que habían sufrido tanto los Lancaster como otras víctimas, lo que sucedió tiempo después de que los jóvenes músicos fueran despojados de sus pertenencias y dejó en claro la inocencia de los muchachos. Ahora, solo quedaba desentrañar el misterio de la identidad de los verdaderos ladrones, y aunque esto era un trabajo que le correspondía a la policía, el pequeño lo consideraba como una especie de responsabilidad personal y una manera de redimirse por su error. Por desgracia, poco o ningún avance obtenía en su investigación, cosa que lo frustraba en gran medida.

Ahora bien, habían transcurrido diez minutos después de las dos de la tarde de ese día cuando Eleanor y Lily se encontraban de regreso de su visita, lo que llevó a la señora Castlegar a efectuar el anterior comentario lleno de sorpresa respecto al pronto regreso de las jóvenes.

—La hora de visita termina temprano los domingos —aclaró Eleanor tras cerrar la puerta.

—¿Cuál es la condición del joven Lancaster? —averiguó ahora el señor Castlegar.

—El doctor Lang dice que se encuentra muy dolorido —respondió Lily compungida—. También ha estado un poco melancólico y agitado. El doctor asegura que es debido a la situación que atraviesa —añadió, a lo que Eleanor y el señor y la señora Castlegar dedicaron una mirada comprensiva y asintieron—, por lo que le administró algunos fármacos para calmar su dolor y su estado de ánimo un poco. Tampoco tenía demasiado apetito, al parecer debido a esa misma razón, así que no pudo probar mucho del alimento que llevábamos.

—Oh, es tan lamentable escucharlo —opinó la señora Castlegar, quien llevó su mano a su pecho y tomó algo de aire pues se sintió intranquila con la noticia—. Esperemos que tu hermano tenga una pronta recuperación.

—Gracias. Yo también espero que así suceda —comentó la menor de los Lancaster con el mismo tono serio en su voz—. Con su permiso; pasaré a la habitación —anunció.

—¿No tienes deseos de hacer algo esta tarde? —inquirió Eleanor.

—Gracias, pero no me siento demasiado entusiasmada como para salir a alguna parte de la ciudad. Solo quisiera estar a solas y descansar un poco —habló de forma mustia y lenta.

La expresión de la muchacha, con su rostro fatigado y cierto grado de angustia, y la forma en la que hablaba hicieron que Eleanor recordara lo que ella sintió el día en que se enteró que su hermano había sido condenado a vivir en el lamentable estado en el que ahora se encontraba, por lo que tan solo sonrió empática ante su respuesta.

Lily pasó a efectuar una pequeña reverencia y procedió a retirarse con intenciones de subir al cuarto de Eleanor. Ella, por otro lado, y como era su costumbre, tenía todo el deseo de aprovechar el resto de ese día, pero le parecía una completa grosería dejar a su huésped a solas, en especial cuando el mencionado huésped atravesaba por una situación trágica y necesitaba todo el apoyo posible.

De pronto, el rostro de Eleanor se iluminó, sus ojos se abrieron en gran medida y la sonrisa que se dibujó en su rostro evidenciaba que una idea había llegado a su mente.

—Conozco un sitio adecuado en el que podrás descansar y relajarte en gran medida —sugirió.

Lily, quien se encontraba al pie de la escalera, detuvo su marcha y se volvió sobre sus talones. Por su expresión parecía que estaba interesada en lo que fuera que Eleanor tuviera que decir.

—Continúa —instó Lily.

—Hay un lugar cercano que se encuentra lejos del ruido de la ciudad; un lugar rodeado de naturaleza que hará que tus emociones negativas se despejen. Podemos ir en este momento; tú, yo, Elliot y Erick —señaló.

Esto último hizo que una tenue sonrisa se dibujara en sus labios y asintiera.

—De acuerdo —expresó decidida a brindarle una oportunidad a la muchacha, y Eleanor palmoteó animosa.

—¡Iré por mis hermanos y nuestros abrigos! —expresó llena de entusiasmo.

—Accedo a acompañarlas —habló Erick, quien salía en ese momento de la sala de estudio desde donde había escuchado las conversaciones, y pasó a tomar su abrigo.

—Perfecto. Solo falta buscar a Elliot —señaló Eleanor, y pasó a subir al cuarto de su hermano.

Al llegar allí, lo encontró ataviado con un sombrero tipo fedora de color negro sobre su cabeza, antiparras sobre sus ojos, un bigote postizo de gran tamaño y una pipa de burbujas en su boca, de la que soplaba para que salieran algunas, mientras sujetaba su barbilla con su mano izquierda.

—Señor «Horace House», ¿le gustaría acompañarnos a dar un pequeño paseo esta tarde? —preguntó ella con un falso acento británico a modo de mofa de su hermano. Ni siquiera le inmutaba la estrafalaria apariencia del niño, pues sabía que estaba disfrazado de uno de los personajes que aparecía en sus historias de misterio.

—Lamento rechazar su propuesta, apreciable jovencita, pero por el momento hay asuntos de mayor prioridad a los que debo prestar atención —respondió el chico, también con marcado acento inglés pues estaba metido en su personaje, mientras contemplaba su tablero y analizaba sus anotaciones.

—Como gustes —respondió, para después marcharse a su cuarto, tomar un abrigo para ella y otro para Lily, y luego descender para reunirse con ella y su hermano.

De allí pasaron a la puerta que daba al patio trasero de la residencia Castlegar. Este era pequeño, con un jardín bien cuidado y cercado por un cerco de piedra pequeño, mismo que rodeaba además la propiedad entera.

Los jóvenes atravesaron el patio y se dirigieron hacia la esquina izquierda, donde se encontraba una puerta de madera. Eleanor la abrió e invitó a Lily a pasar por ella.

La puerta conducía a una porción de terreno que no había sido fincada, por lo que conservaba su aspecto natural, y estaba habitado por arboles, arbustos, hermosas plantas con flores, hierbas y pasto que cubría la zona por completo, además de una que otra ardilla, ratón o ave se atravesaba por el camino de los jóvenes para dirigirse a la madriguera o árbol más cercano.

Los jóvenes avanzaron por un sendero de piedras que los Castlegar habían colocado sobre el suelo mucho tiempo atrás. Este conducía a un claro que era atravesado de norte a sur por un arroyo, y sobre este se levantaba un puente de madera cubierto por maleza, mismo que se encontraba construido sobre un tronco enorme y grueso que atravesaba esa parte del arroyo.

Una vez que cruzaron el puente, continuaron en el sendero por otros cien metros hasta que llegaron a su destino.

—Vaya es... ¡muy hermoso! —expresó Lily, cuyos ojos y su expresión irradiaban dicha y fascinación debido a lo que se encontraba frente a ella.

El lugar al que habían llegado era un estanque de tamaño mediano cuyas aguas eran alimentadas por el flujo de un arroyo pequeño. Lo rodeaba un campo cubierto de pasto y una gran cantidad de árboles, con piedras y plantas en la orilla, y en sus aguas nadaban peces y algunas aves acuáticas. Junto al estanque se encontraba una pequeña cabaña de madera de unos ocho metros de largo por cuatro metros de ancho y tres de alto, una puerta de madera y tres ventanas de cristal con protecciones de madera, además de una chimenea metálica que pertenecía a una estufa en su interior.

—En verdad que este sitio transmite mucha paz y se respira la tranquilidad. ¿Ustedes son dueños de este lugar?

—En efecto —respondió Eleanor, para mayor sorpresa de la muchacha quien la miraba llena de incredulidad—. Encontramos este sitio hace años mientras jugábamos a ser exploradores. Nunca lo habíamos visto antes porque no podíamos cruzar el arroyo sin dificultades, pero una noche, una tormenta y fuertes vientos derribaron un árbol sobre el arroyo, lo que nos sirvió como puente para cruzar hasta aquí, y encontramos esta cabaña abandonada que al parecer alguien intentó construir varias décadas atrás pero jamás logró terminar.

»Luego de averiguar lo que se necesitaba para poder adquirir esta porción de terreno, y convencer a nuestros padres de venir y que hicieran el papeleo requerido, se volvió parte de las propiedades de la familia Castlegar.

—¿Entonces ustedes terminaron la cabaña? —curioseó la muchacha.

—Sí. Fue Erick quien hizo la mayor parte de la reconstrucción, y también se encargó de construir el puente para que cruzáramos con cuidado —señaló Eleanor. Lily se volvió hacia Erick, y él solo guiñó su ojo y sonrió un poco.

Eleanor pasó a abrir la puerta de la cabaña y le mostró el interior a Lily.

—Vaya, tienen una pequeña vivienda aquí dentro —comentó la joven, quien no dejaba de maravillarse con lo que veía.

—Los materiales los conseguimos de un vecino que se dedica a remodelar casas y edificios, y la hicimos resistente al clima. Es muy cálida incluso en invierno, y hemos pasado aquí algunas noches. La mesa, las sillas, la pequeña estufa, el sofá y el tapete se los pedimos a nuestros vecinos cuando comenzaron a desechar sus cosas antiguas y en ventas de jardín que organizaban en el vecindario —mencionó mientras le mostraba los mencionados objetos a Lily. Luego se acercó a un estante de donde tomó un recipiente pequeño de porcelana, mismo que abrió y del que tomó una galleta—. ¿Quieres probar? Son nuevas, las traje apenas ayer —ofreció, y Lily tomó una sin vacilación—. También tenemos té, o café si quieres beber algo —indicó, y tomó una tetera—, y libros, por si deseas leer —le mostró algunos que estaban en la mesa.

—Entonces, ¿esto es como su pequeño sitio de vacaciones? —bromeó la joven para después disponer de otra galleta.

—Digamos que es como nuestra «casa» de reuniones privada; el «Club Castlegar», si deseas llamarlo de esa manera —habló Eleanor, y la joven invitada sonrió—. Y, bueno, ya que estamos aquí, podemos hacer lo que desees. Si quieres dar un paseo y recorrer la zona, sentarte junto al estanque, contemplar la naturaleza mientras bebes una taza de té caliente, pescar en el arroyo o el estanque, lo que te apetezca. Siéntete como en casa —invitó.

—De acuerdo —sonrió Lily—; y, a decir verdad, ahora tengo antojo de un buen té —mencionó.

—¡Magnífica elección! —palmoteó Eleanor—. ¿Quieres que prepare alguno en especial?

—¿Tienes té verde? —curioseó.

—Por supuesto —respondió Eleanor a la vez que le mostraba una cajita donde lo guardaba.

—Perfecto. Estaré afuera, junto al estanque —anunció.

—Yo quisiera beber una taza de café —mencionó Erick.

—De acuerdo. Me encargaré de prepararla. ¿Con un cubo de azúcar, verdad?

—Claro —respondió, luego tomó un mantel y pasó a salir de la cabaña en compañía de la chica.

Una vez que ambos se acercaron al estanque, pasaron a tomar asiento en el césped a orillas de sus aguas. La menor de los Lancaster tendió el mantel en el suelo, y Erick pasó a tomar asiento con mucha calma pues no le resultaba nada sencillo hacerlo por su cuenta. Hecho esto, ella se acomodó a su lado.

Unos minutos después, Eleanor salió de la cabaña con las bebidas de su hermano y de Lily, además de una taza de té de manzanilla para ella, sobre una bandeja de metal. Fue en ese momento que vio una escena que la llenó de sorpresa y ternura.

En el suelo, junto al estanque, se encontraban los dos jóvenes uno junto al otro. Al acercarse, se dio cuenta que Lily en realidad se había dormido y tenía su cabeza reposada sobre el hombro izquierdo de Erick, además de usar el abrigo del joven como frazada, mientras que su hermano solo miraba el estanque con seriedad y calma.

Al percatarse de la presencia de su hermana, Erick se volvió hacia ella y le hizo una seña con su dedo índice sobre sus labios.

—Hace unos minutos dijo que sentía algo de sueño, y pude percibir que estaba cansada, pues entrecerraba sus ojos, cabeceaba un poco y hablaba quedo —susurró—. Entonces se quedó dormida mientras miraba el estanque, se dejó caer sobre mi hombro, y yo la cubrí con mi abrigo

—Está bien. Sin duda necesitaba el descanso —comentó Eleanor, a lo que Erick la observó intrigado—. Tuvo una mala noche de sueño. Despertó alterada en más de una ocasión, y estoy segura que la escuché pedir ayuda mientras dormía —explicó—. Pobre niña, no quiero ni imaginar la cantidad de tribulaciones a las que se ha enfrentado, y ahora llega esto a empeorar la situación —habló compasiva; luego se acomodó al lado derecho de su hermano, dejó la bandeja con las bebidas en el suelo y le entregó su taza de café a Erick.

Hecho esto, extendió su mano hacia el rostro de la muchacha y acarició con levedad su mejilla.

—Descansa con tranquilidad, pequeña; todo saldrá bien —susurró y sonrió con dulzura; luego tomó un sorbo de su bebida con su mirada dirigida hacia las aguas tranquilas y las criaturas que las poblaban y exhaló.

¡Buen día, excelente tarde o agradable noche tengan ustedes, mis amados Travenders que nos visitan!

Hoy estoy algo adormilado, y un poco cansado tanto en el aspecto físico como el mental, así que no tengo demasiada inspiración para añadir una nota. Solo les dejaré mis sinceros agradecimientos por haber pasado a leer esta historia, y estoy deseoso de leer y responder a sus comentarios.

Que tengan paz, y un excelente día.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro