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«ENTRE CELOS Y SECRETOS» (Pt. 2)




II



Mientras William y el grupo de niños continuaban con su paseo por el Paseo del Malecón de Kaptstadt, Eleanor, Erick, Amanda y Esperanza se deleitaban con el talento musical de los hermanos Lancaster.

Y no estaban solos, pues en poco tiempo llegaría otro aficionado más de su música a hacerles compañía.

—Gracias, amado público —expresó Jack con una sonrisa en sus labios—. Ahora, para nuestra siguiente canción...

—¡Toca «Dreummen Geschtorielser»! —se escuchó la aguardentosa voz de «Snake» en la distancia.

Jack se volvió en la dirección donde este se encontraba, y «Snake» agitó su mano en señal de saludo mientras mostraba su mazorca amarillenta, a lo que Jack le dedicó una mirada seria mientras el resto de los espectadores se volvía para ver a la persona que había solicitado esa canción.

—De... acuerdo —dijo Jack, y después de dar la indicación a su hermana comenzaron con la interpretación de la mencionada pieza.

—Me encantaría pedir una canción —mencionó Amanda a Eleanor conforme Jack y Lily tocaban su tema musical.

—Puedes hacerlo, así como el señor Cotton lo ha hecho. Yo ya lo hice, de hecho, fue en el primer día, cuando llegaron a la ciudad —aclaró Eleanor.

—Lo sé, pero a decir verdad no solo quiero pedirle una canción, sino también realizar otra petición especial —señaló Amanda.

—¿Petición especial? —curioseó Eleanor.

—Así es —mencionó, y Amanda sonrió, lo que hizo que Eleanor la mirara un tanto confundida, pero cuando lo comprendió en su rostro se dibujó una sonrisa fascinada.

—¡Oh, ya entiendo! —exclamó, y Amanda asintió —Adelante, estoy seguro que ellos aceptarán —agregó.

Unos minutos después los Lancaster terminaron la mencionada pieza, lo que les ganó algunos donativos de su público.

—¡Les agradecemos mucho por su gran apoyo, amado público que nos escucha! Ahora, tocaré un tema original en agradecimiento a una de las personas que hizo posible que pudiéramos tocar para ustedes de nuevo, mismo que ahora se encuentra entre nosotros —señaló Jack, cosa que llenó de emoción a «Snake»—. Esta canción se llama «Brapfig Vingel [6]», y es para usted, señor Cotton —agregó.

«Snake» lanzó un leve grito de emoción a causa de la dedicatoria y su rostro se veía radiante. Acto seguido, Jack dio la instrucción a Lily y comenzaron con la nueva melodía.

—¿A qué se refiere Jack con que el señor Cotton hizo posible que pudieran tocar de nuevo? —averiguó Amanda.

—Él y mi hermano menor rescataron sus instrumentos musicales de una banda de ladrones —explicó para asombro de la muchacha.

—¿En verdad?

—Es una interesante historia. Verás...

Eleanor pasó a contar a Amanda y Esperanza los hechos acontecidos aquella tarde. La reacción de las muchachas no fue nada diferente de la de los Castlegar cuando se enteraron de lo sucedido, pues sus quijadas estaban cerca de tocar el suelo y sus ojos por poco dejaban sus cuencas.

—No puede ser... —masculló Esperanza .

—¿Cómo pudiste dormir esa noche? —averiguó Amanda.

—Lo sé, fue aterrador solo de escucharlo —respondió Eleanor.

—Al menos las cosas salieron bien para todos, y los Lancaster pudieron volver a dedicarse a lo que tanto aman —comentó Esperanza .

—Para nuestro deleite —añadió Amanda con una sonrisa llena de gratitud.

Unos minutos después, Jack terminó su interpretación, misma que fue recibida con aplausos de parte el público. «Snake», por otro lado, no podía quitar de su rostro su sonrisa boba acompañada por los gruesos lagrimones que brotaban de sus ojos.

—Eso... fue... ¡bellísimo! —sollozó lleno de dicha después de sonar su nariz, y algunas de las personas a su alrededor se volvieron hacia él, unos con gesto de desagrado, otros sorprendidos de ver al individuo manifestar tales sentimentalismos debido a su ruda apariencia.

Luego de tocar su pieza, Jack anunció que tomaría un breve descanso mientras que Lily interpretaba algunas melodías.

Sentado en una de las sillas, Jack comenzó a frotar sus piernas, mismas que sentía cómo temblaban, al igual que sus brazos que se sentían débiles, y respiró un poco agitado. Fue entonces cuando Amanda se acercó a él con sus manos juntas al frente.

—Señor Lancaster, mi nombre es Amanda Hart, y soy una gran admiradora de su música —expresó.

—Es un placer conocerla, señorita Hart —saludó el muchacho.

—He venido para hacerle una petición especial.

—La escucho con atención.

—Hay una canción que me encanta, llamada «Meine Kjearb Elizabeth» [7]. ¿La conoce? —preguntó.

—Claro. ¿Quiere que la interpretemos para usted?

—No solo eso. También quisiera pedirle un favor, si no es demasiada molestia —añadió, lo que sorprendió al muchacho.

—¿De qué se trata? —averiguó Jack.

—Quiero... Quiero cantarla junto a usted —aclaró.

—Oh. interesante solicitud. Creo que es la primera persona que pide algo como esto, y por supuesto que estaré encantado de cumplir con esa petición y compartir el escenario con usted. En cuanto Lily termine de tocar anunciaré la canción y podrá acercarse para cantar —señaló Jack.

—De acuerdo —expresó Amanda para después hacer una reverencia de agradecimiento.

Lily interpretó algunos temas, entre ellos su célebre «Dansen in thaen Schnew», misma que parecía ser la favorita de muchos de los espectadores pues le ganó numerosos aplausos, alabanzas y gratificaciones monetarias, y acto seguido Jack se puso de pie y procedió a anunciar la siguiente pieza.

—Para nuestro siguiente acto, vamos a interpretar un tema clásico y popular de Couland. Seguro la conocen, su nombre es «Meine Kjearb Elizabeth» [7]. En esta ocasión, tendremos la participación de una persona del público que ha efectuado esta petición y desea cantar junto a nosotros. Puede acercarse por favor —indicó, y Amanda se puso de pie y se acercó a los músicos—. ¡Damas y caballeros! ¡Mozos y doncellas! ¡Niños y niñas! ¡Con ustedes, la señorita Amanda Hart! —la presentó, y Amanda entonces realizó una sentida reverencia al escuchar su nombre.

Jack dio la señal e interpretaron la mencionada canción. Entonces, llegado el momento indicado, Amanda y Jack comenzaron a cantar a dúo.

Conforme lo hacían, Jack miraba con suma atención a la señorita Hart. En sus ojos había una mirada que pocas veces le dedicaba a alguien o a algo, y su rostro resplandecía con un brillo inusual, de lo que Lily, Esperanza y Eleanor se percataron. Lily parecía no comprender qué era lo que sucedía con su hermano; sin embargo, le resultaba agradable ver en él esta clase de expresiones, muy diferentes de lo que habituaba. Por otro lado, el ver a Jack con su rostro tan lleno de dicha por alguna razón afectaba de una manera particular a Eleanor, y le hacía sentir un gran peso en su corazón, a diferencia de Esperanza quien vio adorable el gesto del muchacho.

—Es una cantante magnífica —opinó uno de los espectadores a otro de ellos que se encontraba a su lado.

—Sin duda —expresó el individuo con el que conversaba.

—¡Es una voz gloriosa! —expresó una señora, a quien la melodía parecía dejarla un tanto sentimental.

Algunos minutos más tarde, Jack, Lily y Amanda culminaron de interpretar la canción, y el público respondió con vítores llenos de emoción y un aplauso de pie que duró cerca de un minuto, seguido de una enorme cantidad de donativos.

—¡Gracias, amado público, por su inconmensurable aprecio! ¡Y mil gracias más a la señorita Hart por compartir su impresionante talento! —expresó una efusiva Lily con teatralidad, lo que hizo al público aplaudir de nuevo.

Jack se retiró su piano orphica y lo colocó en la silla en la que se encontraba sentado, y acto seguido, procedió a acercarse a Amanda con calma.

—Señorita Hart —dijo conforme tomaba las manos de la muchacha—, en verdad tengo que decirle que me ha dejado fascinado con su talento para el canto. Debo admitir que Lily y yo jamás habíamos tenido la oportunidad de compartir el escenario con una persona dueña de una voz que las aves emvidiarían poseer —expresó con voz suave mientras la miraba a los ojos y le sonreía con ternura.

—Le agradezco en gran medida por sus cumplidos y permitirme formar parte de su maravilloso espectáculo —respondió.

—Estaremos encantados de compartir el escenario con usted cuantas veces lo desee —señaló Jack.

Amanda sonrió con amabilidad y asintió para dirigirse a su lugar entre el público; sin embargo, como ellos pedían otra canción, Jack, Lily y Amanda accedieron a su solicitud y pasaron a interpretar más temas en compañía de la muchacha.

[6] Se traduce «Alas Valientes»

[7] Se traduce «Mi querida Elizabeth»

Buen día, excelente tarde, o agradable noche tengan ustedes, mis amados Travenders y gente bonita que nos lee.

De nuevo, esta nota será breve, pues no tengo demasiado qué expresar. Han sido días un poco complicados, pero tengo esperanza de que las cosas mejoren.

Mientras tanto, pueden compartir con libertad sus opiniones respecto a la historia.

Que tengan paz, y un excelente día.

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