«CONFESIONES» (Pt. 5)
V
La cena en el restaurante «Hart's» marchaba a pedir de boca. Mientras que Jack y Eleanor esperaban a que sirvieran sus órdenes, sentados en una de las mesas más apartadas del restaurante y que se destacaba por su privacidad, los Castlegar y Lily se encontraban reunidos en una mesa a cierta distancia prudente para que la menor de los Lancaster se mantuviera al pendiente de la situación.
—Sin contar el festival musica, ¿cuál fue la mejor parte del paseo por el parque «Starerne»? —averiguó Eleanor.
—Es difícil responder a eso —comentó el muchacho—, aunque debería decir que lo que más me gustó fue cuando atravesamos el río sobre ese puente.
—Me percaté que permaneciste un largo rato mientras contemplabas las aguas del «Flodelver».
—Por alguna razón eso siempre me cautiva —expresó—. A menudo voy hacia el puente del arroyo y solo miro el paso del agua. Siento que me ayuda demasiado a pensar y concentrarme mejor —añadió, y la joven sonrió con dulzura.
—A propósito, ¿en qué pensabas mientras te encontrabas sobre el puente? —inquirió.
Luego de escuchar esa pregunta, la mente de Jack, que instantes atrás estaba iluminada, se tornó cada vez más oscura, como si densos nubarrones cubrieran los cielos, y pensamientos tormentosos comenzaron a apoderarse de él poco a poco, lo que le llevó a frotar con intensidad la cadenilla de su reloj.
—Solo... me iinspiraba para una nueva melodía —mintió—. ¿Y usted? ¿Qué fue lo que más disfrutó?
—Creo que fueron las atracciones mecánicas, ¡y la zona de juegos de habilidad! —respondió con humor, y Jack solo se rió nervioso.
—En particular porque no logramos ganar nada.
—Sí, somos pésimos, a diferencia de Lily.
—Cierto. ¿Viste el premio que llevaba?
—Claro, es el mismo que daban en el juego de tiro con fusil. No imaginaba que Lily fuera tan talentosa para disparar armas de fuego —expresó sorprendida.
—No creerá lo que le he visto hacer a lo largo de nuestro viaje —comentó Jack, y Eleanor lo miró con desconcierto e intriga—; pero prefiero no decírselo por temor a que su apetito se arruine —añadió, lo que incrementó más su curiosidad.
—De... acuerdo.
Luego de esa breve charla, Amanda llegó con las órdenes de Eleanor y Jack, y entonces pasaron a tomar su cena. Esta transcurrió con normalidad, entre conversaciones de temas cotidianos y anécdotas graciosas, y luego de terminar y pagar sus respectivas cuentas, tanto los Castlegar y Lily como Eleanor, se reunieron y pasaron a retirarse de regreso a casa en el autwagen familiar de los Castlegar.
Una vez que llegaron, Eleanor y el señor Castlegar se ofrecieron a acompañar a Jack y Lily hasta la cabaña.
Ya en la cabaña, Lily pasó a abrir la puerta, y antes de que Jack y ella pudieran ingresar, Eleanor colocó su mano sobre el hombro del joven músico, lo que atrajo su atención.
—¿Puedo conversar un momento contigo? En privado —solicitó.
—Está bien —respondió.
El señor Castlegar asintió y pasó a ingresar a la cabaña junto a Lily mientras que Eleanor y Jack se sentaron sobre el tronco junto a la fogata, misma que encendieron. La noche estaba fresca, y sobre el espejo trémulo de las aguas destellaba la tenue luz de la luna, mismo que ambos miraban con detenimiento.
—¿Sobre qué desea... conversar? —preguntó Jack, quien ya se daba una idea de lo que le esperaba y lo que la joven quería decirle.
—Verás, hay algo que desde hace tiempo he querido expresar, algo muy importante —respondió.
—Adelante —vaciló Jack.
Eleanor tomó de su vestido una pieza de papel doblado y la sostuvo en su mano con fuerza.
—Ya no puedo cargar más con esto dentro de mi ser, y quiero que mi alma sea libre de este pesar tan grande —dijo—. No deseo perder más tiempo con preámbulos largos y voy a expresarte lo que en mi corazón albergo. Jack, yo te amo; te amo con todas las fuerzas de mi entero ser. Amo tus ojos esmeralda y la luz y el calor de su sonrisa. Te amo desde el primer día en que mis ojos se posaron sobre los tuyos. No me importa si tus sentimientos para conmigo no son los mismos que yo tengo para contigo, yo estaré feliz de habértelos hecho saber y de que ya estás al tanto de lo que en mi corazón se encuentra; pero si aceptas mis afectos, ten por seguro que colmarás el resto de mis días de gran felicidad.
Luego de escuchar las palabras de la joven, Jack exhaló con pesadez y cierto grado de resignación, y entonces se volvió hacia Eleanor con rostro compasivo y una sonrisa a medias.
—Voy a serle sincero: desde el momento que me invitó, esperé que llegara este momento —expresó—. Toda la semana me he preparado para responder a su confesión, y lo único que puedo decirle es que aprecio y agradezco mucho que tenga tan nobles sentimientos para conmigo; sin embargo, es mi pesar informarle que no correspondo a ellos. En usted no veo a otra clase de persona que no sea una hermana menor o una amiga, y es la única clase de afecto que puedo sentir hacia usted.
»Si con esa respuesta solo provoco pesar en su corazón, lo lamento, pero no puedo cambiar lo que existe dentro del mío solo para endulzar y hacer sentir mejor al suyo —añadió.
Luego de escuchar la respuesta de Jack, Eleanor solo mostró un gesto sereno en su rostro y asintió.
—No te preocupes, Johann Lancaster; comprendo a la perfección lo que albergas en su corazón. Pierde cuidado, que no me has causado daño alguno con tus palabras, y en verdad aprecio tu sinceridad y acepto que lo único que exista entre nosotros sea un lazo de amistad —respondió sonriente.
Luego de escuchar esto, Jack sonrió con gran paz y exhaló lleno de alivio mientras Eleanor lo miraba con una sonrisa plácida, y juntos se quedaron a mirar el estanque por unos minutos más.
Después de ese tiempo, Eleanor se levantó del tronco y se dirigió a la cabaña para buscar a su padre, y tras despedirse de Jack y Lily y desearles buenas noches, se retiraron a su casa.
Jack se introdujo en la cabaña y se dirigió a donde se encontraba su instrumento musical.
—Y... ¿qué sucedió? —averiguó Lily.
—Al parecer las cosas salieron mejor de lo que esperaba. Ella expresó sus sentimientos, yo le hablé de los míos, y los aceptó. Fue más sencillo de lo que imaginaba. Ahora siento que fui un tonto al estresarme demasiado y pensar mucho las cosas —respondió, y tomó su piano orphica para volver a dirigirse a la puerta.
—¿A dónde vas? —preguntó Lily desconcertada.
—Tengo una idea para una nueva melodía, y saldré a la fogata para componerla. Sabes cuánto me inspira ver el estanque —explicó.
—Entiendo. Nada más no te quedes despierto demasiado tiempo.
—De acuerdo —dijo, y salió de la cabaña.
Mientras tanto, Eleanor y el señor Castlegar regresaron a su casa, y al llegar los recibió la señora Castlegar.
—Hija, querida, ¿cómo te fue en tu tarde especial con el joven Lancaster? —curioseó, y entonces la joven Castlegar pasó a narrar con lujo de detalle cada una de las experiencias que vivieron juntos, en particular su paseo por el parque, mismo del que llevaba gratos recuerdos. Se le veía plácida y llena de entusiasmo, lo que para sus padres significaba que las cosas habían marchado a la perfección.
Una vez que culminó de contarle todo a su madre, Eleanor se despidió y se internó en su cuarto.
Fue cuando cerró la puerta y se encontró en la privacidad de su habitación que sintió un pesar inmenso sobre su corazón.
Se llevó la mano al pecho mientras comenzaba a jadear y sollozar llena de aflicción; entonces cayó de rodillas sobre el suelo alfombrado de su cuarto y cedió al llanto amargo.
Mientras tanto, sentado junto a la hoguera, Jack tocaba una melodía en su piano orphica. Miraba con placidez las aguas del estanque, iluminadas de manera tenue por la luz de la media luna de esa noche. De pronto, la tranquilidad con la que interpretaba su instrumento se vio interrumpida por un sentimiento que él conocía a la perfección: su mente se invadió por pensamientos oscuros y negativos, y una pesadez que invadía su pecho y lo dejaba sin aliento. Sus ojos esmeralda parecían querer salir de sus órbitas, y su cuerpo se sentía débil y tembloroso. Fue entonces que llevó su mano al pecho y comenzó a jadear con intensidad en un intento por recobrar el aliento.
—Tranquilo... Calma... Todo está bien —se dijo a sí mismo mientras intentaba recuperar la compostura; y una vez que lo logró exhaló con calma y se sentó de nuevo en el tronco para continuar con su labor de tocar su canción.
Buen día, excelente tarde o agradable noche tengan ustedes, mis amados Travenders y gente bonita que nos lee.
¿Cómo les ha ido esta semana? ¿La han pasado bien? ¿Ya llegaron las vacaciones escolares?
Espero que hayan tenido una agradable semana.
¿Les gustó esta parte? ¿Qué opinan de este cierre de mini-arco? ¿Cumplió sus expectativas?
¿Qué pasará ahora con el #Eleanack?
Quiero leer sus comentarios, recuerden que son mi deleite.
Sin más que agregar, que tengan paz y un excelente día.
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