«CONFESIONES» (Pt. 2)
II
Eran treinta minutos después de las ocho de la noche de ese mismo día. Dos personas avanzaban hacia la cabaña de los Castlegar junto al estanque. Uno de ellos era un joven músico callejero mientras que el otro era un vagabundo de apariencia desaliñada, mismo que llevaba un cuervo en su hombro izquierdo y una linterna para iluminar el camino.
—Hemos llegado, Jackie —anunció «Snake».
—Le agradezco por todo lo que ha hecho esta tarde, y también por acompañarme a mi humilde morada —expresó Jack con una sentida reverencia.
—Ha sido un privilegio caminar en compañía de tan fino artista —respondió «Snake» a la vez que se quitaba el sombrero de su cabeza—. Además, el camino puede ser peligroso a estas horas de la noche, y con toda probabilidad requerirías protección. ¡No olvides que no existe persona en este lugar que se meta con el viejo «Snake»!
—De nuevo, mil gracias.
—No es nada. Bueno, nos veremos mañana, si Dios así lo permite —añadió.
—Hasta mañana, entonces; y si no sucede, hasta luego.
«Snake» hizo una reverencia muy formal y se colocó el sombrero para después retirarse. Acto seguido, Jack llamó a la puerta, y Lily respondió.
—¡Hermano, por fin has vuelto! —clamó con alivio.
—Lamento la tardanza; me invitaron a tocar en un restaurante —explicó.
—¿Te pagaron bien?
—Sí. El propietario le debía algunos favores a «Snake», así que se encargó de que recibiera una remuneración suficiente. También me acompañó hasta aquí, y acaba de retirarse —contó.
—Fue un gesto muy noble de su parte —señaló la joven—. Te veo algo cansado. ¿Comiste algo por allá?
—Sí, claro. Me ofrecieron un poco de sopa y pan —contestó él.
—Bien.
—Y, en efecto, ha sido un día de trabajo largo, y me siento cansado. Trataré de dormir un poco —indicó, y se colocó detrás de una mampara para desvestirse y colocarse prendas de vestir adecuadas para dormir.
—Por cierto, hoy vino la señorita Castlegar, y dijo que desea hablar contigo —anunció Lily.
—¿En verdad? De acuerdo. La buscaremos mañana, cuando salga de clases, para saber qué se le ofrece —respondió mientras se colocaba una camisa.
—Me parece adecuado —dijo ella y, luego de esa breve interacción, ambos jóvenes pasaron a descansar.
Llegada la tarde del día siguiente, tal y como se lo había hecho saber a Lily, los hermanos Lancaster pasaron a visitar el hogar de los Castlegar, y al llamar a la puerta, preguntaron por la joven Eleanor.
—Buen día tenga usted, señorita Castlegar —dijo Jack con una reverencia,
—¡Jack! Qué agradable placer el verte por aquí.
—Me informaron que deseaba hablar conmigo, así que vine ahora, que resulta más conveniente mi presencia —aclaró
—Por supuesto. Quería hacerle una pequeña pregunta.
—Con confianza —indicó él, y ella tomó aliento para infundirse un poco de valor.
—¿Tienes planes para el décimo séptimo día de este mes? —averiguó Eleanor.
—Los mismos de cada día. De hecho, Lily y yo tenemos intenciones de tocar en la plaza «McHadder» la tarde de ese domingo —respondió el joven Lancaster.
—Esto... No; no es así —señaló Lily, quien se volvió hacia ella extrañado—. Eso está programado para el vigésimo cuarto día —recalcó.
Jack pasó a revisar entonces su lista de planes para esa semana en su pequeña libreta azul, y se percató de que ella estaba en lo cierto, pues ese domingo no tenía ninguna actividad específica anotada, y el día que tenía agendado visitar la plaza antes mencionada era el domingo la siguiente semana.
—Oh, claro. Estás en lo cierto —indicó—. Veo que estoy libre ese día.
—Perfecto. He organizado una tarde especial para ese día y me preguntaba, si no es ningún inconveniente, si te gustaría pasarla conmigo —expresó.
—¿Una tarde especial? ¿A qué se refiere con ello?
—Es una invitación para almorzar juntos, pasear por el parque «Starerne» y cenar en «Hart's». Será una tarde solo para nosotros dos.
Tal ofrecimiento de parte de la señorita Castlegar le pareció inusual al joven Lancaster, por lo que miró pensativo a la muchacha. Luego se volvió hacia su hermana, quien asintió sonriente, lo que le infundió confianza al muchacho.
—De acuerdo. Acepto su invitación
—¡Estupendo! —clamó gozosa la joven con un pequeño salto emocionado—. Haré los mejores preparativos para ese día. Te aseguro que será una tarde estupenda —anunció con sumo entusiasmo.
—La esperaré gustoso —expresó el joven con una tenue sonrisa—. ¿Hay algo más en lo que me requiera?
—Es todo.
—De acuerdo. Lily y yo debemos retirarnos. Con su permiso.
—Adelante.
Luego de un intercambio de reverencias leves, Jack y Lily pasaron a marcharse del hogar de los Castlegar y se dirigieron con rumbo hacia el centro de la ciudad.
Conforme caminaban hacia su destino, Lily se volvió para ver a su hermano, a quien notó muy tranquilo. De vez en cuando el muchacho pasaba sus dedos por encima de las teclas de su piano orphica y tocaba alguna que otra nota de sus canciones a la vez que tarareaba un poco, lo que le parecía demasiado inusual pues su reacción no era similar a lo que hubiera esperado.
—Qué amable la señorita Castlegar con su invitación, aunque me parece curioso que solo me haya invitado a mí —comentó el chico con suma calma para mayor sorpresa de su hermana.
—Hermano, entiendes cuál es el motivo detrás de esa invitación, ¿no es así? —averiguó.
—¿A qué te refieres con eso? ¿Hay algo más allá de una muestra de su hospitalidad? —preguntó él un tanto intranquilo, y el gesto de la chica se llenó de desilusión.
Lily suspiró resignada y con un poco de preocupación. Entonces tomó aliento y expresó.
—Hay algo que debo confesar, y debes saberlo antes de asistir a esa tarde especial a la que la señorita Castlegar te ha invitado. Verás, Eleanor en realidad alberga en su corazón grandes afectos para contigo —aclaró—. Tal vez no te ha resultado evidente, pero yo logré percibirlo desde la primera vez que nos encontramos con ella, y he notado a lo largo de estos días que sus afectos por ti no han hecho otra cosa sino crecer. De hecho, esa invitación es la manera en la que ella demostrará sus afectos, y es seguro que la joven decida confesar sus sentimientos en algún momento u otro de la tarde.
En el momento que escuchó esto, Jack se detuvo en seco con la mirada vuelta hacia el vacío, y su rostro mutó en uno colmado de preocupación.
—¡Oh, no...! —expresó y, de inmediato, llevó ambas manos hacia su cabeza y mesó sus cabellos bastante alterado—. ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! —se repitió mortificado a la vez que se colocaba de rodillas en el suelo—. ¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡¿Por qué?! —gritó.
—¿Hermano...? ¿Qué...?
—¡Esto es grave! ¡Es muy grave! —exclamó.
—¿A qué te refieres?
—¿No lo entiendes? ¡La señorita Castlegar es para mí como una hermana menor, una amiga! —reclamó enérgico—. Que ella albergue esos sentimientos para conmigo no es una buena idea. ¿Y si ella confiesa sus sentimientos y yo llego a romper su corazón con mi respuesta? ¡Eso podría arruinar la forma en la que nos tratamos! ¡Ahora me encuentro con una gran responsabilidad para con la señorita Castlegar y nuestra relación!
—Pero... Todavía pueden ser buenos amigos —recalcó Lily en un intento por animar a su hermano.
—¡Lo sé, pero ella estará muy dolida en su corazón debido a mi respuesta! No quería ser responsable de ocasionarle una herida a sus sentimientos. ¡No puedo vivir con eso!
—Tampoco puedes acceder a algo con lo que no estás de acuerdo. Nadie puede forzarte a cambiar tu forma de ver las cosas, ni mucho menos amar a alguien a la fuerza solo para no lastimar a esa persona. Sería una vida desastrosa.
—Creo que lo mejor será cancelar la invitación.
—Hermano, no puedes evadirlo por siempre. Tarde o temprano ella confesaría sus afectos, y en cualquier momento te verías en ese mismo dilema —indicó, y se acercó a él—. Lo mejor será que lo enfrentes cuanto antes, y ambos encaren las consecuencias de su elección. Tranquilo —le dijo con su mano sobre el hombro de Jack—. Estoy segura que ella lo entenderá.
Jack dejó caer sus manos sobre el suelo y lo miró fijo por largo rato mientras por su mente retumbaban pensamientos oscuros y negativos que lo asfixiaban.
—Entiendo —respondió con voz temblorosa; entonces se levantó y limpió sus prendas de vestir, acomodó su sombrero en su cabeza y trató de calmarse con respiraciones profundas y lentas.
—Descuida; si el vínculo de amistad que los une es fuerte, nada de lo que suceda ese día podrá romperlo. Además, ella es fuerte, y lo comprenderá —aseguró.
—Voy a suplicar por ello —expresó, y le sonrió a su hermana. Acto seguido los hermanos continuaron con su camino.
Buen día, excelente tarde o agradable noche tengan ustedes, mis apreciables y estimados Travenders y gente bonita que nos lee.
Espero de todo corazón que hayan pasado una excelente semana. Para mí ha sido una semana de altibajos, con buenos y malos días.
Pero, en fin; hagamos a un lado las charlas tristes y díganme: ¿qué les parece esta parte?
¿Qué sucederá entre Eleanor y Jack?
¿Cómo les irá en su cita?
Cuéntenme sus teorías, sus ideas, sus comentarios. Los leeré con gusto y responderé a todas sus opiniones.
Sin más que agregar, me despido. Que tengan paz, y un excelente día.
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