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93. Una bofetada para Gavrel por cada cosa que todavía no sé

Capítulo dedicado a ReinaSarcasmo. ¡Gracias por dejar comentarios! :)

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Una bofetada para Gavrel por cada cosa que todavía no sé

ELENA

Pongo atención al sonido de sus pasos al estar ya acostumbrada a que venga por la espalda. Teme que a pesar precariedad de mi salud le dé un combate real.

—No volveré a beber eso —mascullo con enojo cuando aproxima la jarra a mi boca y, sin importarme su insistencia, permanezco de brazos cruzados sentada sobre la roca de cara al río—. La última vez vomité la mitad en cuanto te marchaste. Por eso me siento medianamente lúcida ahora.

Y tengo claro dónde estoy: al otro lado de la colina que separa a Orisol de Bitania. Hay más campamentos cerca, la mayoría de comerciantes que huyen del nuevo régimen y quieren pedir al rey de Orisol que les permita entrar a su tierra. Orisol prohibió el paso a partir de que entró una caravana tras otra, sin orden. Adre suele platicar con los ocupantes de cada carromato que aparca cerca de nuestro campamento. Musita si yo me encuentro cerca. No quiere que esté al tanto de lo que pasa.

—Es por tu bien, Elena —intenta convencerme instalándose junto a mí, todavía sujetando con firmeza la jarra.

Por los murmullos también sé que nos establecimos aquí porque, de ser necesario, podemos regresar a Bitania o entrar a Orisol ¿Por qué? Pero lo más importante es que no queda la menor duda de que soy prisionera.

Soy prisionera.

Me mantengo limpia, alimentada y descansada, de manera que puedo estar segura de que Adre cumple su promesa de velar por mí. Aun así, para mi enojo, debido a su insistencia de que beba de la jarra, advierto que igualmente parece tener la orden de conservarme traspuesta. Le doy la cara para hablar:

—¿Qué pretende Gavrel? —exijo, negándome.

—Mantenerte a salvo.

Me levanto de la roca señalando con un dedo acusador a Adre.

—¿A salvo? ¿Y qué le hace pensar que no puedo mantenerme yo sola a salvo? —Adre entrecierra sus ojos en mi dirección—. Me refiero a cuando no estoy en el castillo gris, la Rota o la isla de las viudas. ¡Puedo cuidar de mí!

—Elena...

—No soy una dama de la Gran isla. Soy ladrona. Soy estafadora...

—¿Acabas de admitir con orgullo que eres ladrona?

—Hablo de que he hecho cualquier cosa con tal de sobrevivir —aclaro, dando un traspié. Todavía no me siento endeble—. ¿Cuándo deja de hacer efecto eso? —protesto.

—Un par de horas más —Adre lo dice con preocupación, como si anticipara lo peor al no estar yo embriagada.

Ignorándola, giro sobre mis pies para ver en redondo el campamento. Hay boscaje al oeste, camino de vuelta a Bitania; Orisol está al este y a mi espalda tengo el río. Después trato de contar cuántas carretas y carromatos hay cerca. Son muchos los que esperan audiencia con el rey de Orisol y eso me duele. La gente no debería huir de Bitania, se supone que todo era peor con los Abularach a cargo.

Reconozco nuestro campamento por el cochero que ayuda a Adre, este platica con cuatro muchachos reunidos alrededor de nuestro fuego en tanto parecen decidir qué comer. Un caballo color café con un lunar blanco en la frente pasta cerca de ellos.

—Dime que el caballo que está ahí es Regalo —pido a Adre y ella asiente.

—¡Está vivo! —río, dando otro traspié. Es la primera buena noticia en semanas.

—Gavrel pidió que lo mantuvieran en los potreros del castillo.

No tomaré eso como un favor.

Acomodo mechones de mi cabello detrás de mí oreja, estiro mi vestido con un ligero movimiento de manos y avanzo de vuelta al campamento con Adre custodiándome. Mis pasos son lentos, pero al menos ya no me siento atrapada en algún tipo de pesadilla. Horas antes Adre me llevó hasta la roca para ver pasar ahí la tarde; sin embargo, estoy en mejor condición ahora. Ya no me siento una marioneta.

Aun así caigo de bruces después de decir eso.

—Elena...

Pero no permito que Adre me ayude a levantarme. Marcaré distancia ahora.

—Los hombres que descansan alrededor de la fogata te dieron información de Bitania —digo, limpiando mi cara para ya no sentirme adormitada. Los últimos días Adre ha intercambiado comida, cobijo y medicinas por información. Eso he visto durante mis ratos lúcidos.

—No has estado tan ajena como pensé —me «felicita».

—Veo con claridad a ratos —confirmo, dando otra mirada de enojo a la jarra que sostiene en sus manos—. Pero desde ya te advierto que pronto me iré.

Eso es lo que temía escuchar.

—Prometiste confiar en mí —se escucha desilusionada.

—Pero tú, por otro lado, no me advertiste que me tratarías como prisionera —protesto, sintiendo que algo punzante lastima las plantas de mis pies y con eso me percato de que estoy descalza.

Adre podrá ser anciana, nana de los «enaltecidos» príncipes de Bitania, principal enemiga de Eleanor y conocedora de la historia de cualquiera; pero es cínica. Le apagó un poco la chispa lo sucedido con Marta, la revolución en general; pero todavía es necia, aún es otra lacaya incondicional de Gavrel.

—A pesar del tiempo que ha pasado aún te ves débil, Elena —Me habla como si se dirigiera a una niña.

—¡Porque bebo eso! —vuelvo a protestar dándole un manotazo a la jarra para que por fin la tire—. ¿Qué pretende Gavrel? —insisto en saber si espera que siga aquí—. ¿Todavía quiere utilizarme para dialogar con el Partido?

En el castillo hablaba de mí como fuese el señuelo.

—Si quieres una explicación primero debes calmarte —Adre mira con duda el campamento. No quiere tocar el tema cerca de los visitantes.

—¡No! —Me niego—. ¡Pasé por mucho los últimas semanas; no volveré a mantener la cabeza baja! ¡Gavrel Abularach ya no manda...! ¡A mi menos que a nadie! —De nuevo encaro a la anciana—. ¿Por qué me esconde? ¿Por qué se esconde? ¿No va a pelear?

—No sabes esperar —comienza a defenderlo Adre—. No confías en él ni en nadie.

¿Es broma?

—¡Por supuesto que no! —Tengo que reír.

—Elena...

—Es mi enemigo. En parte es su culpa que mi hijo esté muerto —suelto por fin y decirlo casi me vuelve a poner de rodillas.

—¿Enemigo? —El tono de voz de Adre se eleva lo suficiente como para aminorar el mío. Ahora luce tan molesta como lo estoy yo. También le afectó la mención de bicho aunque evite ir hacia ahí—. Está bien —se cruza de brazos sin, una vez más, intentar recoger la jarra—. Si quieres saber por ti misma lo que pasa, te voy a dejar hacer preguntas a esos hombres. Dos son serpientes, por cierto —aclara, disfrutando mi sorpresa—. Serpientes que huyeron de Alastor Scarano. Tú decides si confías en ellos.

—Depende de lo que digan —decido.

—Pues no te recomiendo eso, señorita rebelde —me advierte—. No todo será cosas que quieres oír. Sobre todo porque para ti Gavrel es el malo.

La declaración de que los hombres ahí sentados son serpientes que «huyeron» de Alastor me confunde, porque si huyeron de Alastor, huyeron de mi padre. Pero necesito oírlos.

Antes de llegar a la fogata estudio ese nuevo escenario; son cuatro muchachos que aparentemente vinieron a caballo desde Bitania, y sí, a dos los reconozco como miembros del Partido.

Necesito oírlos.

—¿Los otros dos dejaron la Guardia? —pregunto.

Creo haberlos visto en el castillo.

—Sí —confirma Adre—. La mayoría le juró lealtad a Alastor, pero el resto huyó. No quieren tomar parte.

—Por cobardía —concluyo, recibiendo otra mirada de enojo por parte de Adre.

—O porque no consideran a ningún líder lo suficientemente digno —rebate.

—Si hablamos de Alastor Scarano, no lo conozco. Mi padre no hablaba de él por seguridad. Hasta hace poco se mantuvo oculto.

—Puedes estar segura de eso —ríe Adre y no comprendo el porqué de su tuno burlón. Pero no me da tiempo de preguntar—. Creo que la conocen —dice a los muchachos cuando estos detienen la conversación al acercarnos.

—Elena Novak —anuncia uno con admiración—. La revoltosa.

«¿La...?» La sonrisa se borra de mi rostro.

E iba a extender mi mano para saludarle, pero ya no. «¿Revoltosa?» Soy campesina. Soy mentirosa. Soy traidora. Soy... Al diablo con ellos. Está bien, soy revoltosa. Pero al menos no abandono una causa. De manera que me cruzo de brazos para dejar claro que no tengo nada de qué avergonzarme. No frente a ellos.

—Quiere hacer preguntas —indica Adre, añadiendo que mientras tanto ella preparará comida para todos. De alguna manera debe agradecer la información.

Los muchachos esperan cortésmente las preguntas inteligentes que tengo para hacer. Pero lo cierto es que no tengo idea de qué preguntar. ¿Por dónde empiezo?

—¿Cómo está todo en Bitania? —Tomo asiento con ellos frente a la fogata.

—Aún apesta a muerte —ríen, aunque sin humor. Además de que me miran con pena, deben estar al tanto de mi vasta travesía—. Por lo demás, Alastor Scarano tomó lo poco que Gavrel dejó.

Eso es parte de lo que supe a hurtadillas. Maldito cobarde, ¿no le importa dejar morir de hambre a su reino?

—Están reorganizando todo —trato de defender a Scarano—. Los miembros del Partido hablaban de colocar... —Intento recordar qué era, sin embargo, mi mente, aún dispersa debido a los efectos del té, no consigue clarificarse.

—Alastor tiene al mando a su hermano, su primo y otros. Garay se encarga del Callado.

Niego con la cabeza apenas asimilando lo que acabo de escuchar. Eso es injustificable. Es...

—Mi padre no permitiría eso.

—Tu padre no está —contestan para mi total asombro—. Alastor lo considera un traidor.

Intento ver de reojo a Adre pero ella esconde su cara de mí.

—¿Cómo? —mascullo.

Podrían haber dicho que Eleanor continúa gobernando porque me sorprendería menos. Mi padre no es un traidor.

—Asegura que ayudó a los Abularach a escapar.

—Mi padre... Mi padre jamás haría eso —Respiro con dificultad. Mi cuerpo se siente tenso. No pueden venir a decirme mentira tras mentira. A mí. No pueden.

«¿Qué pasa si todavía estoy alucinando?»

—Se sabe que fuiste cercana a Gavrel —explican y eso es una forma amable de llamar a lo que él y yo tuvimos—, que él te mantuvo viva para negociar con Viktor. Y Viktor aceptó, pero que al darse cuenta de que Alastor, su fiel amigo, no pondría en riesgo la revolución por ti, ayudó a Gavrel a escapar a cambio de prometer que va a desposarte.

«Mentira tras mentira».

—¿Gavrel desposarme? —Me rio tan alto que esta vez sí obligo a Adre a mirarme.

Pero debo verme muy afectada porque, pese a adoptar una actitud defensiva, Adre se aproxima a mí para dejar caer una cobija sobre mis hombros; e hizo bien, siento frío.

—Está saliendo de una crisis —informa a los muchachos.

Llevo mis manos a mi cara.

—Alastor sospecha que Viktor negoció que te casarás con Gavrel como garantía. Dejar en el poder a los Abularach es la promesa, pero, contigo como reina consorte; para, así tener nosotros un representante ahí mismo en el castillo. Pero la revolución no es negociable —terminan de explicar los muchachos, haciendo notar cuánto les incomoda hacerme saber eso.

—¿Alastor Scarano dijo eso? —Aparto las manos de mi cara.

Por encima de mi hombro busco la mirada de Adre, de nuevo ocupada con la comida. Sonríe. Tenía razón, no todo es cosas que quiero escuchar; y aunque me cuesta creerlo, dudo que los muchachos se atrevan a mentir. Pese a que me gustaría, esto no puede ser un número montado por Gavrel para evitar que regrese a Bitania. Me conoce. Sabe que no permitiría que difamen a mi padre. Y que, en todo caso, haya perdido Scarano la chaveta o no, no hay poder humano que me obligue a quedarme.

Gavrel sabe de antemano que volveré a Bitania.

—La tarde que tomaron Bitania, Scarano reunió a los miembros del Partido en el Castillo gris para informarnos que Viktor ya no estaría a cargo —continúan los muchachos y siento enojo, indignación, temor...—. Aseguró que fueron a buscar a los Abularach al monasterio, y que, al no encontrar nada, encaró a Viktor, quien hasta ese momento era el que más insistía en retrasar el asedio a Bitania para así escuchar que tenía para decir Gavrel durante la negociación. Hay testigos de eso. Viktor no supo defenderse.

—¡Pero es mentira! —insisto en repetir hasta el cansancio y mis informantes dudan, no dejan de verme con pena. Quizá consideren que Gavrel y mi padre negociaron sin yo saberlo. Pero conozco a mi padre. Él jamás. Él no... ¡No! Él no.

—Alastor le dijo a tu padre que para creerle debía entregar vivos o muertos a los Abularach. Por lo menos a Gavrel.

Lo demás que me veo obligada a escuchar es la confirmación de que Garay es un imbécil. No lo ven como líder. Para todos ahora es una marioneta de Alastor.

¿Por qué?

¿Para esto viví bajo el mismo techo que Eleanor? ¿Para esto fui a la Rota? ¿Para esto murieron, Thiago, Marta y las demás viudas? ¿Para esto me arrancaron del vientre a bicho?

Para esto.

—Debo ir —digo a Adre cuando termina de servir la comida para todos. Ella y yo nos apartamos del grupo para hablar—. Debo explicarle a Scarano que nada de eso es cierto.

—¿Y él te va a creer? —cuestiona ella—. ¿Te querrá creer?

Mi padre creía en Alastor... Él...

—Los muchachos también pueden decirte que hay hombres de Alastor tras los pasos de tu padre —me advierte—, y a él solo lo acompaña Alan.

—¿Alan? —De nuevo abro mi boca con asombro. No puedo estar más agradecida con él—. ¿Dónde están buscando a Gavrel? —exijo saber.

—Solo sé que partieron del Monasterio.

«Monasterio».

—¡Van camino a Teruel! —exclamo, recordando el mapa—. ¡Es una trampa! —Llevo mis manos a los hombros de Adre—. ¡Gavrel matará a mi padre! ¡Lo emboscará! ¡Él...!

—No hará nada de eso —me asegura la anciana, demandando con una mueca que me tranquilice. Estoy llamando la atención de cualquier carromato cercano al riachuelo—. Incluso, por el bien de tu padre, será mejor que Gavrel lo encuentre antes que los hombres que envió Scarano. Es posible que ya esté con él.

—¡Pero mi padre no cree en Gavrel!

—No. Pero si es más juicioso que tú pronto se volverá contra el verdadero traidor.

«¿El verdadero traidor?»

—¿Alastor? —demando me explique, sin embargo Adre no contesta. Aun así, la severidad en su rostro me anticipa que sabe quién es.

Sabe quién es el verdadero traidor.


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:O

¿Ya descubrieron quién es el traidor? Créanme que cuando se devele quién muchos/as dirán: ¿Por qué no lo pensé? D: ¿Será obvio? ¿Estará alguien insospechado? Esto y más en su telenovela "La rosa negra" D: Ok, no :p

Continuamos mañana ♥ Y no hagan pucheritos porque son muchas cosas para asimilar. Descansen. Y una vez más gracias por dejar su voto c: 

Instagram: TatianaMAlonzo . Ahí encuentran muchos fanArt de Crónicas ♥

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