47. La reina del circo
HEDDA
Eleanor está sentada en el trono y Sasha está frente a ella plácido, con un aire insolente y despreocupado, como siempre; lo están custodiando dos soldados, pero no se le ve incómodo. Insisto en destacar que Sasha es el único que no se comporta como un conejo asustado cuando está frente a la reina y, por lo mismo, una vez más acepto que lo admiro un poco por eso.
Nada fuera de lo normal en la escena. Nada, salvo que Sasha está disfrazado. Disfrazado de... Eleanor.
—Eres odioso, frívolo, egoísta... —empieza ella.
—Me perdí, Eleanor —rebate el otro—, ¿estamos hablando de ti o de mí?
—¡CÁLLATE!
Las paredes del Salón del Trono tiemblan y quienes presenciamos todo temblamos con ellas. Eleanor está furiosa.
Sasha guarda silencio, pero conserva su aire altanero. Macabeos y yo estamos detrás de él, esperando nuestro turno para dirigirnos a la reina.
—No sé cuál es tu problema ahora —señala Sasha a su madre.
¿Está hablando en serio?
Eleanor se sujeta con fuerza a su trono, sus manos tiemblan. —Ese disfraz...
Sasha suspira con pesadez y cierra sus ojos. —Horrible, lo sé.
—Es uno de mis vestidos.
—Así que el problema es que me queda mejor a mí que a ti.
—Adoras desafiarme, Sasha —continúa Eleanor, entrecerrando sus ojos peligrosamente—. Aunque eso ya lo sabemos.
—Sí.
—Eres increíblemente sedicioso.
—¿Gracias?
Eleanor se acomoda mejor en su trono y su semblante se relaja un poco. De igual forma resulta jocoso ver a dos Eleanor discutiendo una frente a la otra.
—Admito que me impresiona ver hasta dónde puedes llegar con tal de... incomodarme —objeta.
—A mi también.
—Pero no voy a tolerar que nos avergüences más —sentencia.
El semblante de Sasha se turba levemente. A él también le sorprende esta última declaración de su madre. Los soldados se miran entre ellos, incómodos. ¿Lo hará? ¿Eleanor finalmente enviará a Sasha a Reginam?
—Ya no tengo otra opción, Sasha... Te voy a casar.
Por la cara de Sasha advierto que le sentó peor esta noticia que la posibilidad de ser enviado a Reginam.
—¡¿Qué?!
—Lo que oíste.
—¡No puedes obligarme a entregar a alguien mi polla!
—Sí que puedo. Soy la reina. Si no haces lo que te ordeno, te quitaré todos tus privilegios. ¿Qué harás sin oro y plata, Sasha? ¿Quién va a soportarte si no puede obtener algo de ti a cambio?
Que horripilante madre eres, Eleanor.
—¿Por qué haces esto? —exige él.
Eleanor tuerce su rostro sin poder controlar el enojo.
—¿Por qué no te escondes para hacer tus inmundicias? —sisea. Su tono de voz bajó, pero no deja de ser amenazante—. ¿Un hombre, Sasha? ¿Te estás acostando con un hombre abiertamente homosexual?
¿Qué?
Sasha se relaja un poco. —Ah, es eso.
—¡No lo digas como si no fuera repugnante! ¡TÚ! ¡Vicioso! ¡Crápula!
—Vicioso... Crápula... ¿Qué haces por las noches, Eleanor? ¿Coges un diccionario buscando nuevas ofensas para lanzarme?
—¡Prefiero verte muerto a esto! ¡Prefiero verte casado a esto! —le señala ella.
Sasha acomoda su escote. —Eso sí es odiarme mucho, madre, pero ¿por qué mejor no enviarme a la Rota? —le desafía Sasha. Esta vez sin una nota de humor en su voz—. Vamos, Eleanor. Todo mundo quiere verte hacerlo. Podemos salir a la Plaza de la reina ahora mismo y hacer de esto un espectáculo... Un espectáculo como a ti te gusta.
—¡Ni una palabra más! No quiero verte. Me das asco. He tenido que soportar que tres nobles, entre ellos la condesa de Vavan, vengan a decirme lo enfermo que estás. ¡Mira que llevarle contigo al viñedo! —Eleanor está furiosa—. ¡Exigieron regresar rápido por tu culpa! Se acabó, Sasha. ¡SE ACABÓ! Te vas a casar y te vas a largar de Bitania.
Sasha levanta su barbilla. —¿Y si no qué?
Macabeos y yo nos estremecemos. Es irónico que un joven vestido de mujer sea el único que tenga los pantalones bien puestos y se atreva a retar a Eleanor.
—Y si no —Eleanor observa a Sasha desplazando a su mirada años de odio acumulado—, te haré ver a Giogela y Olimpia despedazar y escupir cada uno de los huesos de ese asqueroso modista.
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🙈 *se va*
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