2.2) Re-infortunios de sangre
Siguiendo por la tierra un reguero de sangre nos encontramos en el horizonte de los jardines de palacio una silueta masculina que lleva en sus brazos a un niño.
Su corazón seguía acelerado desde que en el mirador de las acacias perdió de vista a Leowen, se esta lamentando tanto de todas sus decisiones respecto al día de hoy, solo quería que el joven fuera feliz y ayudarlo en su porvenir.
La madre del chico tenia razón, el chico no estaba preparado, pero sí no estaba preparado era porque él los había fallado, por que él no era el amigo, protector y aliado que la familia de este palacio necesitaban y merecían. Por culpa de su incompetencia ahí estaba envuelto en sangre un niño de poco más de una década de vida.
Para Lhynna el procedimiento era bien sencillo. Absorber, exprimir, sumergir en agua limpia y volver a comenzar, pero sin duda esta estaba siendo la peor de sus labores hasta el momento como organizadora social y cuidadora de los Lockheart. Era tan duro para ella ver al señorito así, para la dama estaba siendo uno de los peores sufrimientos de su vida. Estaba deseando que Leowen se mejorara para poderlo abrazar, cuidar y mimar tanto como se lo antojase, pero su ración de cariño debía de esperar. Cuándo ya había acabado el doctor ya estaba listo para atenderle.
Entro la duquesa acompañada por el doctor y dijo:
—Dejemos al sr. Xaramandher hacer su trabajo.
—Sí señora— respondió ella mientras marchaba de la habitación junto a la duquesa.
—Hola joven, te haré unas preguntas mientras vemos como reacciona tu cuerpo, veo que esa sirvienta ya ha limpiado tus heridas— el doctor sonriendo a Leowen.
—No es una sirvienta, es mi aya, la dama de la casa y se llama Lhynna— respondió Leowen dejando las cosas claras.
—Disculpa, entonces le daremos las gracias a la Dama Lhynna— contesto el doctor sabiendo que no lo tendría fácil con este chico, pero al menos ya sabía un par de cosas, el chico podía hablar perfectamente y no había perdido la memoria -bien comencemos- dice amablemente antes de inspeccionar a Leowen .
Todo esta en silencio en la sala solo escuchamos el rítmico martilleo de los dedos de la duquesa en el sillón, un martilleo constante y descompasado al mismo tiempo, no podía dejar de estar atrapada en sus pensamientos hasta que alguien llamo a la puerta.
—Adelante— dijo la duquesa. Entra la dama.
—El doctor desea hablar con usted del estado del señorito.
—Hazlo pasar— respondió la señora, que observaba como la dama con un gesto detrás de la puerta hacía pasar al senyor Xaramandher.
—Veras seria mas conveniente hablar en otro lugar no tan cercano a él— dijo el doctor y al instante la dama procedió a indicarles otra sala.
—Lhynna no lo dejes sólo, iremos a la sala del te— ordeno la duquesa.
—Sí señora— respondió dama.
—Y asegúrate que nadie nos moleste, ya me comprendes— dice la duquesa muy segura de si misma.
—Descuida señora, así se hará— dice la dama antes de retirarse y dejar que vayan ellos solos a la sala del te.
Unos minutos mas tarde en la sala del te.
—¡Entonces doctor me esta diciendo que no va a poder hacer nada por mi hijo!— dijo la duquesa mientras recorria la sala de punta a punta —¡y que para la caída que ha tenido debería de estar agradecida de que se quede así eternamente!, pero usted esta mal del juicio o no es consciente de lo que ello representa que el primogénito de los Lockheart este así, y se supone que debo quedarme tranquila, por favor, desde luego, ¡si que ha perdido el juicio!
—Señora Lockheart se perfectamente que significa esto, pero haga el favor de dejarme acabar, y ambos sabemos quien es o mejor dicho que es Leowen, no me hubiera llamado a mi de lo contrario— replica el doctor intentando calmarla y consiguiendo la máxima atención de ella —comencemos pues, su hijo tiene bien las heridas seguramente cicatrizaran rápido como usualmente suele hacer su metabolismo, pero sus piernas no responden a ningún tipo de estimulo, no nota nada ni puede mover los dedos de los pies, ni hay ningún indicio de que esto vaya a cambiar, ningún humano recuperaría las piernas en ese estado y seguramente a la larga habría que amputar una o ambas piernas. Pero él no es completamente humano y dado que no ha habido nadie como él hace siglos, no disponemos de información suficiente para hacerle un diagnóstico certero de su desarrollo— se toma una pausa ante de seguir —cabría la posibilidad que como esta en periodo de crecimiento que su peculiaridad le hiciera de alguna forma extraña recuperar sus piernas, pero eso es solo una hipótesis y personalmente jamás confío en ese tipo de cosas, así que en esta situación no hay nada mas que pueda hacer que tener un seguimiento de su desarrollo más continuo.
La duquesa, tras quitarse las manos de la cabeza y soltar un suspiro dice:
—Entonces eso quiere decir que
—Cuando ellos se enteren y pidan tu audiencia, no dude que estaré enteramente de vuestra parte senyora Lockheart— dice el doctor inclinándose ante la duquesa antes de marcharse.
CRÓNICAS DE ZEEHÏRO
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