1.6) Los tormentos de Lhynna
En el fin del duodécimo aniversario del hijo de la duquesa, podemos observar como el carro del Palacio de Zealun avanzaba por el sendero de los sauces para salir de palacio y toda su extensión. En el interior de este encontramos a la duquesa al lado de su mano derecha, la dama Lhynna y delante de ellas nuestro chico, Leowen.
-Yo no quiero pasear- dice él seguro de su decisión.
-No vamos a pasear- contesta rígida la Duquesa.
-¿Y ha donde vamos señora?, ¿a ver a un afamado doctor?- dice la Dama intrigada.
-No- contesta la duquesa eludiendo el tema.
Los caballos apacibles de alta edad estacionan en una plena oscuridad, una oscuridad que sirve de velo para aquellos inquietantes sonidos que transmite la húmeda e escalofriante naturaleza.
-Perdone señora, pero podemos buscar un sitio menos sombrío para estacionar- dice angustiada la dama mientras persigue a la duquesa y al conductor del carromato, que lleva al señorito en brazos, y al ver que van directos hacía una dirección -veras señora no es que me oponga a... pero esto resulta un tanto...
-No vamos a estacionar- interrumpe la duquesa severamente.
-¿Como señora?, ¿entonces que vamos ha hacer en un lugar como este?- dice la dama confusa e intentando entender algo.
-¡Suéltalo ahí!- Ordena la duquesa al conductor ignorando el estado de dama.
El conductor procede a soltar al señorito en la tierra fría y húmeda, mientras a la dama se le llena la mirada de terror y lágrimas secas.
Lo que le pasó a Lhynna cambió tanto su rumbo, es algo que siempre le hacía suspirar en lo más hondo y dado que no supo negarse en el momento de la verdad, acabó siendo la organizadora social del servicio y por ello la primera veladora y única de la que se hacía llamar família Lockheart. Siempre amó a ambos no interpuso a ninguno de ellos pero como el señorito era el único que podía besar y abrazar cuando se le antojase, pues acabo siendo este su protegido.
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-¡No deje ahí a la criatura!, ¡por dios Duquesa!, ¡no lo deje en la selva le atacaran los zhurigües!, ¡esas terribles bestias no tienes piedad de nadie, son animales salvajes!- dice Dama aterrorizada y desconsolada.
-¿No quería morir?-mirando fijamente a dama dándole la espalda a su hijo para no subir la tensión, pero no podía remediar el dolor y sufrimiento acumulado -pues que muera.
-¡No, duquesa no!, ¡por favor no, no deje al señoriíto aquí esto es terrible!, no ve que...-comenta dama abrumada.
-Preparad el carruaje nos vamos- ordena la duquesa a el conductor y a la dama, la cual entre regañadientes, súplicas y lágrimas procede a obedecer.
-¡No mamá no!, ¡no me dejes aquí!- grita asustado el heredero mientras ve como el carruaje marcha sin él y oye a esas bestias salvajes a acercarse.
-¡Mamá por favor!- mientras oye como su madre sigue ordenando la marcha -¡mamá no me dejes solo!- suspira en esa inmensa soledad.
-¡Quiero vivir, mamá quiero vivir!
El carruaje se detiene, la duquesa se baja y va corriendo a buscar a su hijo, lo coge en brazos y ambos lloran en los brazos del otro.
Hasta aquí llega el primer tomo de capítulos si os ha gustado y/o queréis saber como continua la historia votad, comentad y compartir. Muchas gracias por leerme atentamente Leo Guilar
Nuevo recorte del ATLAS DE LAS CRIATURAS ETÉREAS DE NUESTROS MUNDOS
•Los Zhorigües•
(recomiendo siempre leer el capítulo del Atlas antes de proseguir con la lectura)
Público el Atlas de las criaturas que salen en ésta historia para acceder al ATLAS DE CRIATURAS ETERÉAS DE NUESTROS MUNDOS ir a mis libros.
CRÓNICAS DE ZEEHÏRO
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