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El Rey Ciego

Tierra de nadie era un lugar que muy pocas veces alguien deseaba frecuentar, posiblemente porque aquellas cosas que se decían de este territorio virgen eran ciertas y su gran extensión de territorio lo hacía ser un desierto lleno de cadáveres pudriéndose, o del polvo de cualquier monstruo soldado volando por el viento. Reyes y príncipes, si no fuese para atravesar hasta su polo contrario, evitaban igual este terreno muerto y con vida pese a la belleza.
Rellik podía ser la clara excepción a la regla de reyes no trotando por ese virgen terreno que, a falta de recursos, no pertenecía a nadie importante y solo eran pequeñas comunidades las que vivían aquí.

Hijo de reyes y cuidado por soldados, se decía que su campo era la guerra y que no había nadie capaz de vencerle en este. Era fuerte y grande, cualidades que demostraban ser bastante útiles en muchos combates ademas de un brillante estratega capaz de usar su campo a su favor. Aquella tierra virgen, ese lugar abandonado por Delta y tomado por su contraparte oscura, era el lugar donde Rellik más luchó contra invasores.
El polvo que su armadura siempre tenía resaltaba aquello.

Tenía la cualidad de disfrutar de los paseos por las fronteras entre ese gran reino al que llamaba hogar, y la frontera que daba a un lugar del que se desconocía tanto como era el centro del mundo. Un lugar cuyo hedor emanaba restos de monstruos y la putrefacción de cuerpos humanos podía notarse. Rellik, como si aquel lugar fuese su casa se paseaba a lomos de su negro caballo cada que no deseaba cumplir sus obligaciones, añorando ese momento de libertad siempre que desaparecía.

Quizás, de todos los reyes de su época, fue quien logro ver los extensos bosques llenos de vida, las cataratas llenas de agua dulce que bebía y alguna vez encontraba los restos de lejanas batallas libradas hace siglos que nunca recordó haber participado. Ese mismo día, entre la separación de la frontera entre su reino y aquel misterioso lugar, casi con el sol posándose cerca de las montañas encontró algo que le llamo la atención.
Un mendigo de atuendo simple, con un sombrero marrón y sucio donde escuchaban el sonido de un pequeño metal moverse por dentro. Acercando la mirada vio que eran dos monedas.

—Una moneda, por favor...—repetía siempre, en los pocos minutos que Rellik estuvo presente ahí. Nunca hubo un contacto visual.—Una moneda, por favor...—el rey tuvo que bajar de su corcel, uno que se notaba tranquilo. No debía preocuparse por el momento.

—Noble mendigo, ¿que hace aquí?—cuestiono el rey permitiendo a sus brazos desaparecer entre su extensa capa roja, ademas de su gris mirada centrarse en aquel sujeto, analizándolo.—Esto es Tierra De Nadie.—y en Tierra de nadie alguien que pide monedas puede recibir una puñalada por la espalda.

El rey tomo como una broma o falta de respeto hacia su persona el hecho de que, abruptamente, el monstruo comenzó a seguir azotando el sombrero al aire. ¿Acaso le estaba exigiendo respuestas a cambio de saciar aquella latente curiosidad que el rey comenzaba a experimentar? Eso, aunque lo tomo como un insulto, lo tomo igual como una gran sorpresa. Muy pocas veces alguien le hacía eso, y simplemente su curiosidad apocaba a su rabia acumulada.
Ya la sacaría en un momento determinando, pero no contra alguien como el que tenía delante.

Mientras sus manos empezaban a buscar aquel pequeño saco repleto de monedas se dedico a echar un rápido vistazo al misterio ser al frente suya, o lo poco que aquel simple atuendo le permitía ver, siendo este un hocico alargado que terminaba con una nariz negra y pelos blancos, aunque sucios por tierra que desconocía.
Tenía un verde y oscuro guardapolvo, usado seguramente para evitar que la tierra manchase ese pelaje que le pertenecía y, como el sombrero y su pelaje, manchados de tierra.

—Ayude a un hombre ciego, y puede que su destino cambie.—aquella simple oración le hizo detenerse para mirarlo más detenidamente y su gris mirada se centro en esos hipnóticos ojos blancos, casi sin vida, del que hablo.—Y muy posiblemente te preguntes como puedo cambiar el destino que te espera.—Rellik frunció el ceño confuso, aunque algo en la contraria mirada le hizo dudar sobre su final.

La muerte era algo que a todos les alcanzaba, y siendo un rey peligroso muchos intentarían matarlo. Muchas veces le aconsejaban no ir a Tierra De Nadie, le centro del mundo abandonado por Delta, pero era algo que estaba esperando. ¿La muerte? No. Como joven que Rellik es, buscaba emoción y una aventura que narrar a su descendencia, pero muchas veces se encontraba con paisajes que guardar en su memoria o bestias que asesinar. No encontraba anécdotas interesantes por relatar, y las pocas que encontraba no guardaba bien.

De repente este sujeto, y las palabras que salían de su boca le hicieron callar, reflexionar y analizar. Como no era en él analizar a las personas mendigas a menos que alguna raíz de su país tuviese y eso era lo que más le extrañaba. ¿Como es que despertaba tanto interés este encapuchado en el castaño? No podía dar una respuesta y dudaba encontrarla si no le daba aquello que obtenía.
Monedas. Nunca especifico una cantidad exacta pero tampoco deseaba darle poco.

—Tome mendigo.—le entrego una cantidad pequeña, pero no tanto. Le ciego movió su mano dentro del sombrero, examinando la cantidad.—Diez monedas. Le servirán para comprar comida, agua y hasta darse un baño.—aclaro el rey, con una sonrisa.

Espero, y cuando el sol ya estaba bajando aun más para ocultarse entre aquellas verdes montañas llenas de vida el rey perdió la paciencia. Silbo y aquel gigante caballo, de un color oscuro como la noche y ojos celestes, apareció para levantarse en dos patas. Lo acarició, miro con dudas al ciego y luego sujeto con fuerza el cuerno de la silla antes de subir y acomodar bien sus pies.
Se disponía a irse mas el sonido de monedas le detuvo. Un sonido que consideraba burlesco y, incluso él, pensaba era ofensivo.

Incluso por su mente paso el pensamiento de bajar, dejarlo medio en el camino y dejar las monedas. ¿Qué importancia tenían después de todo? Era un rey, y era alguien que se podía permitir el lujo de muchas cosas solo con su fuerza, con su inteligencia y con su maestría.
Muchas pensamiento igual cruzaron la mente del castaño cuando los claros ojos del ciego, por primera vez, hacían contacto con los suyos. Tan claros y brillantes que Rellik, por como estaba, pareciese hipnotizado por aquella maravilla que veía. Y, nuevamente, se detuvo por aquella mirada.

El ciego, ya bajando la mirada, movió sus labios atentamente. Intentaba, según la mente del rey, o encontrar las palabras para expresarse o encontrar la saliva necesaria para hablar. Ahora, ya volviendo esa curiosidad y la furia en él desapareciendo acerco una cantimplora con agua. Aquel extraño, pese a que encontró extraño aquello, denegó la oferta y la acerco al castaño.
Ya encontrando esas palabras que buscaba expuso sus pensamientos.

—En algún momento te verás forzado en elegir aquello que le da sentido a tu vida y aquello que te representa. Y cuando ese momento llegue, pues llegará... esa acción te va a definir por el resto de tu vida.

El rey quedo extrañado, no asustado como alguien pensaría y pensó en su mente que aquella afirmación dada por el ciego se debía a la locura de haber estado quien sabe por cuanto tiempo solo, o por el estrés de no limpiarse de forma seguida o muy continua. Su curiosidad fue calmada, para verse cambiada en rabia que empezaba a crecer y manifestarse. El ciego aun estaba calmado, firme y no gustaba de contemplar más la mirada gris que el rey tenía fija en el encapuchado.

Inesperadamente el rey cedió, gruño un poco pero luego comenzó, en leves trotes, a mancharse de aquella ubicación para dejar al ciego solo. Sus dudas incrementaba conforme se alejaba del misterioso ser, pero más tiempo no debía perder porque en casa alguien le esperaba. Sus dudas aun en él estaban, y pese a que no fuesen a menguar pronto, estaba seguro de una cosa.
Aquel viejo deliraba y necesitaba un baño. Aun podía sentir su esencia desde tan lejos.

Bueno chicos, como de costumbre voy con retraso. Mi tardanza es como la de Windows, solo que yo no he detectado una actualización así que tengo que tardar la vida xD
No quiero poner más pegas. Este es un nuevo proyecto que va a servir para presentar personajes dentro del canon de mis historias de Undertale, y la relación que tienen con X personajes centrales de estos relatos con estos personajes. Por el momento use a este ciego.

Antes de que pregunten, sí, ese diseño es el final y esta va a ser su personalidad. Aunque comencé con dudas, este será la versión final del ciego. Un ser misterioso, sucio pero sabia. Un poco como Odín (??
¿Sabían que Odín se vestía de anciano para viajar, y le llaman "El Viajero"? Me ha fascinado eso.
¿Y Rellik? Ma Baby UwU

Espero que lo hayan disfrutado :D
Veremos cuanto tarda el siguiente uwu
Thanks Ayame. Ella dibujo la escena y me soporto mucho. Denle amor a DownSky, su obra más excelente uwu👌

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