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¿Que paso cuando nadie vio?

Arabella dio un salto en el lugar tras una idea que se le ocurrió. Hisirdoux se había marchado hacia unos segundos, algo que Archie, su familiar, un peculiar gato negro que llevaba gafas, no noto hasta que la bruja cerro la puerta del departamento en su nariz.

—Que mal educada.— dijo mientras sobaba su nariz.

El gato negro empezó a caminar en círculos un tanto nervioso. No porque Hisirdoux se haya marchado sin él, puesto que lo podía localizar con facilidad, sino por el hecho de que lo habían dejado encerrado en mismo sitio que White, la peculiar familiar de la brujas que tenia cierta preferencias hacia los felinos.

La familiar de la bruja no era exactamente el ser mas simpático que uno se pueda cruzar en su camino. Esta se inclinaba a ser un tanto peligrosa si se lo proponía. Y lo que la hacia peculiar no eran sus brillantes ojos verdes como dos esmeraldas, sino el secreto que ocultaba, del cual muy pocos conocían la verdad, y entre ellos no cabían ni su bruja o grupo de amigos.

Al igual que Arabella, White era una fuente de secretos indescifrables.

—¿Que es este silencio tan macabro?— se cuestionaba Archie, cuando la incomodidad del momento le obligó a buscar a alguien mas con su mirada.

La gata lo veía desde lo alto de un mueble, con sus tenebrosos ojos verdes, que brillaban con malicia. Por cada paso que Archibald daba su vibrante mirada lo seguía. Un escalofrío, que le puso los bellos del lomo de punta, le nació al notar aquella sombría mirada. Una que solo indicaba algo en específico, hambre.

—¿A que le temes gatito?— preguntó White mientras se deslizaba por el mueble, tomando la forma de una escamosa bestia albina.—No me digas que le temes a las serpientes.— siseo.

Archie, tratando de ocultar su temor a ser devorado. Se paro en dos patas para caminar por el lugar, para así entablar una conversación sensata con el reptil que no lo dejaba de verlo.

Podía sentir el crujir de las tripas de White y le hacia cuestionarse si eso era posible ¿A las serpientes le hacia ruido el estómago?

—Cállate solo un segundo.— lo detuvo.—Si ya sabes que tengo hambre ¿Para que te resistes?

La serpiente se le abalanzó sobre el pobre felino que cambio a una forma mas pequeña para así esconderse entre los mueble. Debía ganar tiempo, aunque dudaba si algo le quedaba.

—Eres una bestia asquerosa ¿Como puedes siquiera pensar en comerte a alguien de tu especie?— preguntó desde su escondite.—Es por esto que no me caes para nada bien.

—Genial, no me gusta cuando mí comida me agrada.— dijo con burla.—Sal pequeño ratón, sal.

Archie se cubría el hocico con sus pequeñas patas con la esperanza de no ser escuchado por la cazadora que no paraba de dar vueltas por la sala.

White detuvo la búsqueda, se fue a la cocina, lejos de la vista del pequeño ratón negro. Archie se sintió un tanto aliviado al notar que ya no lo perseguían por la casa, una parte de si se alegro al escuchar pisadas conocidas.

Creyó haber visto a Hisirdoux caminar por ahí, llamándolo. Sin pensarlo tanto se asomo hasta él, que le daba la espalda. Cuando le jalo el pantalón con su pequeñas patas, su esperanza se vio desecha cuando no vio la mirada ámbar de su familiar sino una verde, como el veneno o lo toxico, de White.

—Te tengo.— dijo tomándolo, haciendo que vuelva a ser un gato negro.

—Esto es por completo inmoral, alejado de toda ética, y lógica.— exclamó mientras veía las fauces de White Hisirdoux se abrían como las de una serpiente.—¡Detente, detente!— grito con desesperación, al ver el interior de lo que sea que fuera White.—¡Tu ganas!

Antes de que ocurrirá algo mas, Arabella abrio la puerta, y White volvió a ser ella misma, junto con Archie, que cayó a su lado.

—Que suerte, te salvaron el pellejo, miau.— dijo White tocando la cabeza de un tembloroso Archie con su pata peluda.

—Eres una bestia incorregible, desde el primer día.— comentó, tembloroso el pobre gato negro que limpiaba sus lentes, fingiendo que nada había ocurrido.

White solo se limitó a ronronear, tratando de contener la risa dentro de su boca.

Arabella lo vio apenado por haberlo encerrado sin querer. El pobre gato, le devolvió la mirada, le dijo un par de palabras y corrió por el pasillo para meterse por el ascensor.

—¿Le has hecho algo?— le preguntó la bruja a la gata que reposaba sobre la mesa.—No se para que te hablo si no me vas a decir nada.

—Miau.— fue lo único que dijo la gata, viéndola con malicia.

White disfrutaba de jugar con las emociones ajenas a demás de proteger a su eterna bruja.

★★★

Corto pero totalmente necesario.

Es que una vez alguien dijo que shippeaba a White y Archie, y pues la verdad es que estos dos no se quieren ni un poco.

A White le falta mas espacio pese a que esta vez la hice interactuar bastante con la historia de Arabella, o sea, es ma voz de su conciencia... A veces.

Como sea, nos vemos mañana besitos, besitos, chau, chau 👼

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