17- Fortuito.
Con Zoe no se hablaron por al menos unos días, Arabella fingía estar ofendida a pesar que no era cierto, y la castaña le daba espacio sin saber que no era algo necesario.
Ellas vivían juntas, a pesar que la gran casa era de Zoe y que Arabella se iba cada dos por tres a hacer uno que otro trabajo importante. Ambas habían pactado un acuerdo de convivencia, donde si algo no les gustaba no se lo iba a ocultar. Trataban de ser lo mas abiertas posibles. Sin embargo, a pesar del acuerdo mantenían sus secretos, y sus sentimientos formaban parte de esto.
—¿De verdad vamos a dejar de hablar por esto?— le pregunto una noche Zoe.
Arabella se quedo pensado la respuesta mas molesta que se le podía ocurrir. Aunque bastaba eso para lograrlo, usar su fastidiosa cara de pensadora, era lo mas simple que podía hacer para molestar a Zoe.
—Eres una inmadura Pericles.— bufo la castaña dándole la espalda.—Mejor quédate así, y no me hables.
La rubia camino hasta ella, en silencio.
—Tu me dejaste de hablar.— susurro, provocando que Zoe diera un salto en el lugar.—Vamos, volvamos a ser amigas a pesar de haberme ocultado cosas.— se burlo, llevándose la mirada oscurecida de la castaña.
Zoe la empezó a correr por toda la sala de casa, riendo junto con Arabella, que no se iba a dejar atrapar con tanta facilidad.
Sin embargo sus juegos y risas nocturnas se vieron interrumpidas por una visita que ninguna esperaban. Sus manos empezaron a brillar en señal de ataque. Zoe fue hasta la entrada, vio por la mirilla, y su magia se esfumó. Volteó a ver a Arabella para que hiciera lo mismo, y abrió la puerta.
—Detective Marlowe.— saludo Zoe cortésmente extendiéndole la mano, e invitándolo a pasar.—¿Qué lo trae a mi humilde morada?
El hombre entrado en edad paso a la casa, inspeccionando un poco la habitación, y posando su intrigada mirada en Arabella que estaba muda, y un poco asustada tras escuchar su nombré.
—Aghata Perspe.— se presentó con una identidad falsa, y con un nuevo aspecto.—No sabia que mi querida amiga invito a tan guapo colega, preparé ¿Café o té?
—Un gusto señorita Perspe, café esta bien por mi.— dijo serio.
Zoe lo condujo a los sillones antiguos de la sala, y fue detrás de ahora la castaña compañera de hogar, que se le hacia sospechosamente conocida, y le produjo un leve dolor de cabeza. Arabella estaba calentado agua para las bebidas, y no quería voltear a ver a Zoe, para evitar que esta viera su cara de espantó.
—Él es humano, no va a pasar nada malo.— le dijo respondiendo a una duda de la bruja.—Lleva el café y luego vete, di que no estas bien.
Arabella volteó, y sonrió un poco mas relajada, aunque por dentro se seguía sintiendo insegura.
Juntas fueron con las bebidas, las dejaron sobre la mesita. Arabella estaba a punto de retirarse, hasta que oyó el nombre del brujo de la boca del detective. El hombre estaba ahí para hablar sobre caso, y al parecer tenia carácter de urgente.
—¿Les importa si me quedo? Es que soy escritora y necesitó algo para una historia.— mintió con gracia, llevándose la mirada de sorpresa mas un tanto nerviosa de Zoe.
Al parece Blaise estaba en el comerció negro de la magia, y lucraba con la energía vital de cualquier ser, humano o no. Según algunas fuentes confidenciales, el brujo empezó a seguir el rastro de otra persona.
—Arabella de Pericles.— salio de la boca de Marlowe, produciendo en la bruja un brusco escalofrío que hizo que temblara la parte superior de su cuerpo. Que un viejo ente la siga era lo último que necesitaba.—Creemos que ambos trabajan juntos.— agregó.
—¡No es cierto!— gritó espantada, llevándose la mirada de todos.—Digo, no es cierto, olvide el almuerzo de mañana en el fuego.
Apurada se levantó, y corrió a la cocina.
—Si me disculpa, debo ir a ver el... Almuerzo. — se disculpó Zoe yendo detrás de ella.
Arabella se encontraba por completo alterada. Lo único que le faltaba en su vida es que la relacionarán con un brujo sanguinario como él. Ahora si estaba asustada. Se apoyo contra la pared deslizándose hasta quedar sentada en el frío suelo de la cocina, y se abrazó a sus piernas.
—Esta bien, no te preocupes desviare las pistas para que no te relacionen con él.— propuso Zoe agachándose para quedar a la misma altura que Arabella.—Solo que no se como, tu historial no muy, ya sabes. Necesitó un prueba de que no tienes nada que ver.
Arabella no era de quienes se arrepentía de sus decisiones. Aceptaba todo el mal que había causado, y lo desviado que supo ser su camino.
—Mira, justo guarde todas las pruebas que necesitas.— dijo con sarcasmo.—Tengo mas de seiscientos años Zoe.
—No ayudas.
—Tu menos, no es a ti a quien persiguen. Pero.— freno la pronta discusión para pensar en voz alta, rascando su barbilla.—Dejame participar en la búsqueda y captura de Blaise.— sugirió, llevándose una mirada de desaprobación por parte de Zoe.
—No, ni loca, no voy a dejar que te arriesgues.— se negó dándole la espalda.
Arabella, paso sobre la negativa de la amiga, esfumó su ilusión, volviendo, camino a paso apresurado hasta llegar a donde estaba el detective tomando el café.
—Arabella de Pericles, un gusto.— dijo esta extendiendo su mano, que fue apretada por Marlowe.
Se sentó frente al señor que cargaba consigo el semblante serio; el silencio se apodero de la casa, y Zoe se moría de los nervios. Los miraba a lo lejos, era como una interminable batalla silenciosa, que la obligaba a comerse las uñas.
—Les quiero demostrar que no trabajo ni me relacionó con Blaise, de ninguna manera.
—¿Cómo hará eso señorita Pericles? — preguntó intrigado.
—Déjeme participar en el caso, y se lo entrego en bandeja de plata.— respondió con seguridad.
Zoe corrió hasta donde estaban ellos, tratando de persuadir al detective, y que se niegue a la locura de Arabella.
—Señorita Ashildr.— llamo serio el detective, que se había cansado de oír a las dos discutir sobre el caso.
—¿Si, señor?— preguntó con cierto temor y nerviosismo, puesto que ese hombre no solo era un gran detective sino también su jefe.
—Guarden silencio.— dijo, levantándose del lugar, para ir hasta la entrada de la casa.—Pericles, mas le conviene servir de algo en el caso o la encerrare para el resto que le quede de vida.— sentencio abriendo la puerta.—Buenas noches y que descansen señoritas.
Zoe se quedo mirado a la entrada. Estaba enojada por la precipitada decisión de la bruja. Otra más en que rompía lo límites y no notaba las futuras consecuencias.
Se llamo al silencio, ahora era ella quien no le dirigía la palabra a Arabella.
—Vamos, es mas que necesario esto.— se excuso a los pies de las escaleras mientras Zoe subía por estas para ir a su recamara.
Desde el otro piso se puedo escuchar un fuerte portazo que retumbo por toda la casa. Fueron minutos de silencio, hasta que la lluvia y un largo suspiro de cansancio lo interrumpió.
Fue una semana donde trabajaron codo a codo en el caso del brujo. Necesitaba dar con su ubicacion, que hasta ese momento era inexacta. No habia un patron sobre los secuestros, porque la gente desaparecía de grandes ciudades de forma espontanea y esporádica.
—Este tipo oculta muy bien su magia y la de cualquiera que trabaje con él.— le comento Arabella a Zoe.
—Y las escenas de los crímenes las dejan muy limpias, no hay forma.— bufo, recostando su cuerpo en un sofá de cuero oscuro un tanto avejentado. —Estoy cansada de ese tipo, hace un mes que llevamos el caso.
Arabella se sentó a su lado, apoyando su cabeza sobre el hombro de Zoe. Un comodo silencio se formo, lo único que se oía era el trinar de las aves o uno que otro carruaje. Lento fueron cayendo en un necesario sueño.
Zoe despertó al sentir un peso sobre sus piernas, era White, la observaba sin quitar sus gigantes ojos de los suyos.
—Eres una hechicera y no tienes familiar ¿No crees que es raro?— se cuestionó la gata.—¿Qué pretendes con esta bruja?
—Pense que no hablabas.— respondió un tanto confundida.—¿Por donde andabas? Hace mucho que no te vemos.
—Oye, aquí las preguntas las hago yo.— respondió White, poniéndose en dos pata.—No le hablo a ella, a ti si, solo si Arabella no escucha. Ahora responde mi pregunta.
Zoe miro a la rubia que yacía plácidamente dormida a su lado, largando uno que otro suave ronquido; dormía con la boca abierta, y cada tanto fruncía su nariz para volver a relajarla. Quizas esa no era la mejor fotografía mental que le haya podido sacar, pero verla en calma a pesar del contexto le gustaba.
Verla de cualquier forma, sin importa el contexto le gustaba, porque le gustaba ella, y no sabia si Arabella sentía lo mismo o que sentía.
—Ella me gusta, mas que como una amiga.— respondió al final, dando una leve sonrisa.
—Ah eso, sentimientos humanos de los buenos.— dijo White.—Aprovecha que ella también siente lo mismo, solo que es media tonta, y no sabe lo que le pasa.— confesó limpiando su pata blanca.—Los sentimientos humanos son tan confusos, me revuelve las entrañas.
Las mejillas de Zoe comenzaron a arder con lo que la gata le contó. No confiaba mucho en la palabra de la felina, sabia que White no era de mucho fiar. Sin embargo sonrió emocionada como una adolescente con el amor correspondido de la persona que le gusta.
Se guardo esa charla y confesión para ella, no volvió a tocar el tema hasta que se sintiera mas segura para hablar de ello.
Paso una semana mas, hasta que dieron con una pista que los condujo a donde Blaise se ocultaba. Las dos estaban emocionadas, porque fue gracias a Arabella que dieron con una pequeña corriente mágica, y así poder ubicarlo en el mapa.
La noche en que iban a ir por él, llovía muy fuerte, con rayos y relámpagos. Zoe fue informada que debía presentarse para su captura, y Arabella estaba emocionada, al fin le vería la cara otra vez. Cuando la castaña iba de salida, por detrás iba la rubia, pero la mas baja la detuvo en la puerta.
—Ah, no, tu te quedas.— le dijo.—Tu trabajo era ayudarnos a guiarnos a él, no a atraparlo.
—No es justo Zoe, no tienes derecho a esto.— la reprocho.
La castaña se detuvo un segundo en la puerta, pensado en quizás ese sería el mejor momento para decirlo lo que sentía.
—Arabella yo...— se detuvo un tanto nerviosa.—Dejame hacer esto, esta vez yo te protejo.— se acercó a ella para darle un suave beso en la mejilla, un tanto torpe.
Por dentro se arrepintió por haberlo hecho, puesto que tomo por sorpresa a la persona que tenia en frente. Término de decir lo que no quería decir, pero confesarse así no era lo que realmente quería.
Salio, cerro la puertas tras suyo, y dejo a Arabella con las palabras en la boca.
Sin embargo la rubia no pretendía quedarse sin hacer nada, la ansiedad le comía las entrañas, y lo que Zoe le dijo no le dejo para nada tranquila. Fue hasta la cocina, con la idea de hacerse un té, y vio una nota, mal escrita.
"Ella te quiere, idiota. Ve tras de Zoe. W-"
La taza que sostenía cayo al suelo, rompiéndose en cientos de pedazos, y algo en su mente se despejó, se aclaró.
—Que estúpida confesión. — exclamó mientras corría. —¡Gracias White!— gritó antes de salir, la gata solo la vio y se volvió a dormir.
Zoe era la única de su pequeño grupo que había quedado en pie, estaba en un galpón rodeadas de algunos secuaces de Blaise.
Cuando ya no vio mas escapatoria, alguien atravesó un ventanal para caer frente a ella.
—Arabella, por todo los...— fue interrumpida con aquel beso que tanto estaba deseando que llegó de la manera más inesperada posible.
Era una rara mezcla entre nervios torpes y una suave ternura, donde sus labios apenas se tocaban.
Zoe se olvido por completo que es lo que estaba haciendo en aquel galpón rodeada de tipos malos. La tomo de la cintura, y la beso con mas fuerza como tanto quería.
—Te dije que te quedaras en casa.— susurró al finalizar el beso.
—¿Y que tu te quedarás con toda la diversión? No, querida.— dijo esta riendo, acercando sus labios a los de Zoe, con un solo propósito.—Esto es raro, y no se si una relación empieza así pero...— una bruja la interrumpio, lanzándoles un hechizo, haciendo que ambas salgan disparadas por el impacto.
Cayeron unos metros mas lejos de donde se encontraban paradas.
—¿Estas bien?— le preguntó Zoe, mientras se sobaba la cabeza por el golpe.
—¿Quieres ser mi novia?— pregunto ignorando lo que Zoe había dicho, mientras recobraba la compostura.
Zoe asintió con la cabeza, y una gran sonrisa se dibujo en los labios ante la pregunta un tanto fuera del lugar de Arabella. Se ayudaron a levantarse del suelo, y ambas se pusieron en posición de batalla.
—Esto es como nuestras primera cita.— dijo Arabella emocianada.—Me encanta patear traseros en las primeras citas.
Los secuaces de Blaise se abalanzaron sobre ambas, quienes ya estaban empuñando sus armasz para sorpresa de ambas eran arcos y flechas que irradiaban magia de un color similar.
Se abrieron camino a su objetivo. Blaise veía todo desde una especie de trono, y sonrió perverso al ver a la rubia, fuera de si. Sus ojos brillaban como el fuego, y su cabello flotaba como si fuera una enredadera que escalaba un muro.
—Hermosa escena con la hechicera. — dijo este.—Me imaginó que sorprendida de verme.
Arabella gruño enojada, y empuño su arco hacía él, solo que este ni se inmutó, chasqueo sus dedos y Zoe apareció a su lado.
Blaise la tomo de un brazo, y la puso frente a él, los ojos de ambas se abrieron ante ese simple movimiento.
—Creo que esta noche ganas con una víctima, o pierdes con muchas mas. Tu decides.— sonrió dejando ver sus dientes.
Arabella bajo un poco el arco, su puntería era una de las mejores. Podia disparar a la distancia a un punto en movimiento hasta con los ojos cerrados, pero nunca bajo la presión de que una persona que quería estaba en frente.
—¡Dispara Arabella!— grito Zoe con una sonrisa que emulaba cierta tristeza.—¡Hoy tenemos que ganar!
La rubia tembló un poco, y le dio la espalda, llevándose la risa del brujo como respuesta, sin embargo giro con rapidez, sin pensarlo dos veces lanzo la flecha.
Una luz rosada y potente ilumino el galpón, y un rayo estruendoso rompio con el silencio de la noche.
La flecha le dio en corazón de Blaise, casi rozando la mejilla a Zoe. Cuando la energía del brujo fue absorbida, ella lo electrocutó con sus manos.
En cuanto la soltó, corrió a Arabella que estaba petrificada, no siempre se acabando con los fantasma del pasado.
Zoe la abrazo, y la rubia volvió en si.
—Tu puntería es excelente.— susurro entre risas de alivio.—Debes irte antes que llegue el jefe, el no te quiere aquí.
—Si, solo me falta algo.— dijo soltándose del abrazó.
Camino hasta Blaise, dándole la espalda a Zoe. Una sonrisa perversa se dibujo en su rostro. Lucia como los rumores decían, un demonio rosa. El brujo paralizado, solo podía verla, y sentir temor.
Cuando estuvo cerca de él se agachó, lo vio, examinando su trabajo.
—La verdad es que si no me hubiera enterado de ti, seguro me hubieras matado con mayor facilidad.— dijo por lo bajo tomando la flecha.—Esto es mio ahora, es algo con lo que me debí haber quedado hace años.— sonrió victoriosa, y se levantó.—Ah, Blaise, debiste haberte olvidado de mi, la venganza es mala.
Antes de volver con Zoe hizo una flecha duplicada con algo de magia para que crean que esa era la del brujo, y así quedarse con la original.
Un plan que maquinó desde la noche que supo sobre él.
Le dio la flecha a Zoe, y la beso para marcharse de ahí.
Nadie mas que ellas dos, y Blaise sabían de la ayuda de la bruja, pero por mas que él gritara que Arabella estuvo ahí y se quedó con su magia, solo con la palabra de Zoe bastaba para no creerle al brujo.
★★★
Muy buenas ¿Cómo va? Espero que bien, porque yo mal, estoy enferma, muy mal, pero les traje el capítulo. Enferma pero responsable.
Este es el 2do beso importante de la historia, y aun queda uno mas.
Recuerden que publique "El destino de una bruja." vayan a leerlo.
No digo mas nada, me voy hacer reposo, y hasta el martes.
Besitos, besitos, chau, chau.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro