10- Prt I, No estás bien.
Transcurrió al menos cinco años de aquel mal servicio. Arabella decidió ser mas dura con el trabajo, y atacar a sus víctimas a lo lejos, y cuando este segura de lo que hacía. Solo se acercaba a aquellos que caían bajo su magia para tomar la flecha y así purificarlas.
Su nueva forma de trabajar la había cambiado en todos los sentidos, si uno no la conociera como es realmente, temeria con solo verla pasar. Atacaba de noche, y se la podía reconocer por el velo que llevaba y cubría su larga cabellera rubia.
El espíritu de la bruja, le solían llamar, y mucho no se equivocaban. Aquella mujer era solo los vestigios de quien solía ser.
Una mañana de tantas, en la pequeña cabaña que la hechicera Circe Hestigio compartía con sus amistades, los gritos de una discusión sin sentido se dieron desde muy temprano.
-No, tu eres el tonto.- se escuchaba una discusión.
-Ah, por favor Arabella, no seas chiquilina.- se escuchaba responder.-Solo trató de que tengas cuidado, de protegerte.
-¿Es que no te oyes? No eres mí padre, no...
-¡¿No, qué?!- exigió dando un paso adelante, haciendo que Arabella callara por el brillo azul que emaban los ojos de Hisirdoux.
El silencio se apoderó de ambos, cuando la mirada de Arabella se tiñó de rojo, y sus manos, cerradas con fuerza, empezaron a brillar. Si Baltimore hubiese estado en la casa, los habría detenido tan solo sentir un mínimo de magia encendida por la ira de una discusión.
Del otro lado se encontraba Galaga recién amanecido, pegado a la puerta oyendo la discusión. Circe se acercó junto con White hasta el lugar, en silencio puso su mano en el hombro del castaño, provocando un sobresalto.
-¿Esta interesante la conversación?- le preguntó cuando este le puso atención.
-Estan en silencio ¿Qué significa?
-Nada bueno- respondió la gata dando un salto al hombro del castaño.-Arabella no me deja involucrarme en sus conversaciones poco civilizadas.- aclaró ante la vista de los otros dos.
-Callaron mas rápido que otras mañanas.- agregó Galaga llevando su vista de preocupación a Circe.-¿Ya desayunaste?- le preguntó cambiando el tema, y tono de voz ahora coqueto.
-Si, hace unas horas, pero si no fuera así, no desayunaria contigo.- respondió risueña.
-¿Por qué tanta frialdad, lady Hestigio?
Circe que se estaba marchando le respondió con otra risa, y por detrás fue Galaga para convencerla de tomar otro desayuno junto con él.
A pesar del silencio repentino, la discusión volvió a surgir. El problema comenzó cuando Hisirdoux le pidió a Arabella que descansara al menos un año. Que se alejara del servicio mágico, y aún que en parte este tenía razón, ella no podía aceptar que haya gente libre que usaba para el mal su magia. Cargaba en sus hombros el peso del nombre de la magia con la que nació.
Todo había empezado con un "No los puedes salvar a todos, menos si no te cuidas." de Hisirdoux. A veces sus buenas intenciones no era bien recibidas por la bruja.
Arabella salió del cuarto azotando la puerta, llamando la atención de todo ahí.
-Estas mal ¿Por qué te cuesta aceptarlo?- le dijo Hisirdoux desde la puerta de la habitación.
-Nuevas buenas Casperan, yo se que estoy mal.- le respondió, dando un paso hacía él.-Pero me canse que trates de protegerme, estamos grande. Deja de preocuparte.
-Pero es lo único que haces, que me preocupe.- dijo con cierta desesperación en la voz, mezclada con enojo.-Es difícil no hacerlo.
-¡Entonces termina conmigo!- grito.
Se quedaron viéndose por un largo y tenso minuto. Rabiando en silencio, alguien debía intervenir antes que hicieran volar los techos con su magia.
-Vamos afuera.- pidió Circe a Arabella con cierta rudeza en la voz, y viendo a ambos de muy mala forma, su mirada bicolor parecía brilla por la furia que le causaba la falta de paz en su pequeño hogar.
Se quedaron en el gran patio delantero, sentadas bajo el suave sol de la primavera inglesa. El silencio entre las dos era agradable. Les gustaba compartir ese tipo de momento, solo si antes no hubo una fuerte discusión con la pareja de alguna.
-Es bueno saber que no estas bien.- comenzó Circe.-Luego de que casi me matarán fingí que nada había pasado ¿Sabes? Me hice a la idea de que Baltimore, Douxie y yo estábamos bien a pesar de todo, y no era así.- suspiró.-Soñé con aquella puñalada por varias noches, y solo acepte que nada estaba bien cuando afecto a todos a mi alrededor.
-¿A que vas con esto Circe?
-Hisirdoux fue uno de los más afectados, a eso voy. Él tiene la idea de que debe cuidar a todos, como tu con eso de ayudar a proteger a los indefensos.- la miro con suavidad.-Yo pienso que ninguno de los dos esta bien.- se levantó, y se quedo viendo por un instante el paisaje.-Piénsalo.
Arabella se quedo bajo el sol. Pensado en lo que ella dijo "ninguno esta bien." pero Hisirdoux no lo quería aceptar, y su sobre protección la agobiaba.
Se recortó sobre el pasto. Alzo las manos al sol, sus brazos estaban cubierto por unos finos guantes oscuro. Un tanto molesta, se los quieto, y sintiendo la frescura en sus manos, sonrió con sinceridad después de años.
Entró a la casa, apurada, deseaba cambiarse ese vestido oscuro, ponerse algo mas primaveral. También quería hablar con Hisirdoux, quería quitarse algo del pecho.
-Debemos hablar.- dijeron al unísono cuando se enfrentaron.
Otra vez entraron al cuarto. Ambos daban vueltas por la habitación, no tenían idea de como empezar la conversación.
-Empiezo yo.- dijo Arabella nerviosa.-Yo te quiero, y eso tu lo sabes. También sabes lo mal que estoy, y estoy agradecida que desde esa noche me cuides, estando cerca o lejos.
Camino hasta el pelinegro que la escuchaba con atención, y una mueca de tristeza invadió su rostro. Arabella sin saber bien el motivo, lo abrazó. Aquel abrazo se cargo de intensidad y dolor, entonces ella supo de que quería hablar él.
-Se que no estas bien.- le susurro.-Quiero ayudarte, quiero cuidarte.
Se quedaron abrazados por unos minutos hasta que Hisirdoux la soltó. La vio a los ojos, que se veían mas cálidos que en los últimos años.
-Recuerda, estamos destinados a ser, y que siempre nos vamos a encontrar.- le recordó Hisirdoux las palabras que Arabella supo usar en esa ocasión.
-Oye tontito.- se detuvo un instantes a pensar que decir.-Siempre te voy a proteger, en donde quieras que estés.- dijo, mientras tocaba la pulseras que le regalo y que nunca se saco.-Si te vas no te detendré.
Al cabo de unas horas, Hisirdoux se hizo con un pequeño bolsos, y junto con Archie se marcharon para recorrer mas haya de los límites que ya conocía. "Quiero hacer esto solo." dijo antes de irse, aun sabiendo que nunca estaría solo. Circe le indico donde podría estar Baltimore.
-¿Sabes? Pasar tiempo con el ayuda mucho a curar el alma.- le sugirió la pelirroja antes de Hisirdoux se marchara.
Para ambos era mejor así. A pesar que se habían acostumbrado a su mutua compañía, pero estar tanto tiempo justos causaba peleas cada vez mas intensas, y ninguno quería lastimar al otro.
Arabella no iba a ocultar que le dolía que él se marchara ahora, pero sentía cierto alivio de que Hisirdoux pudiera hacer el viaje sin la preocupación de ella no estaba bien.
A pesar del dolor, no quería estar triste, sólo quería ahogar esa voz que siempre le decía "Todos se alejan de ti." Se puso su mejor atuendo para beber. Consistía en un pantalón abombado, ajustado en la cintura, una camisa que resistió el paso del tiempo mejor que cualquier otro de sus vestidos, y se calzo unas prácticas botas de cuero marrón.
-¿Acaso te vas a una Cruzada?- preguntó Circe en cuanto vio a la rubia poniéndose una especie de cinturón ancho en la cintura.-Solo no te metas en problemas.- se respondió a si misma, al ver que lo único que hizo Arabella fue sonreírle con sorna.
Antes de marcharse le prohibió la salida a Galaga, que alegré por embriagarse iba detrás de ella. Así fue que se marcho junto con White como una yegua blanca e imponente, a la primer taberna de mala muerte que se les cruzara, que estaba a una aldea de distancia.
Cuando la vieron entrar, se hizo un silencio de tumba. Hacia mucho tiempo que no la veían por ahí. La tabernera, una mujer alta y gruesa, de cabellos rojizos, se acercó a ella. Su mirada marrón era muy oscura e intensa, daba miedo. En si el conjunto que formaba a esa mujer daba miedo, y era conocida por no ser muy amable con los idiotas.
-Por aquí, mí bruja favorita.- la recibió alegre, dándole un fuerte abrazo que la levanto del suelo.-Tu presencia se hace extrañar Pericles.
Mientras caminaban a la misma mesa de siempre, una joven de cabellos castaños, y ojos azules como zafiros, se llevo por un instante la atención de la bruja, dándole una leve punzada en la cabeza.
-Quiero que me des lo mas fuerte para beber.- le dijo a la tabernera, cuando se sentó.-Quiero ahogar penas.- dramatizo.-Y que se me pase este dolor de cabeza.
A los cinco minutos la dueña de todo el lugar estaba de vuelta con una gran jarra de su mejor cerveza.
-¿Y tu novio, el bardo?- preguntó viendo a los lados esperando verlo cantar en alguna esquina.-Son mí pareja favorita de raros.- rió.
-Oh, Helga.- dijo dando un gran sorbo.-Mí novio me abandonó, y el bardo se quedó en casa, esta es una noche sin hombres.
El sitio se torno festivo cuando después de dos jarras bien cargadas de cerveza de dudosa procedencia Arabella se puso a cantar sobre la barra, como cuando tenía veinte años, y recién conocia a Galaga.
"Soy una brujas;
Una gran brujas;
Una excelente bruja;
Pero no me temas, que soy de las buenas;"
Cantaba alegre acompañada del grito del gentío. Si para algo era excelente era para no ser discreta.
Todo era diversión hasta que otra mujer, quizás de unos veinte años, mucho mas joven que Arabella, grito disgustada por el cántico de ella.
-Bruja bruta.- dijo llevándose se la atención de esta, hasta White, que estaba fuera, lo escuchó.
Con cierto aire "amistoso" se acercó hasta ella. Todos ahí habían enmudecido, solo se oía un leve murmullo y el relincho de la yegua que solo significaba una cosa, que alentaba a su bruja.
-Dime ¿Como te llamas rubia manzanilla? - le preguntó llevandose la mirada de sorpresa de todos ahí.
-Melissa, estúpida bruja.- respondió casi gruñendo.
Arabella, en un estado de ebriedad alegre, volteó para verle la cara a todos los presente, quienes esperaban una respuesta o algo. Mas bien todo querían ver como aquella bruja empezaría una trifulca.
Se alejó un poco de la mas joven, y esta suspiro aliviada. Sin embargo su alivió no duro tanto cuando la mas adulta de las dos la noqueó de un puñetazo en la cara. Un grito de guerra se escuchó de fondo, y un revuelo se armo.
-¡Pues mi nombre es Arabella de Pericles!- gritó subiendo a una mesa.-Que no se les olvide.
La tabernera, tomo a la ebria bruja que estaba parada sobre una mesa viendo la batalla campal que ella misma inició.
-Como te extrañaba bruja.- dijo mientras la acunaba en su fuertes brazos.-Pero ya has bebido demasiado, es hora de ir casa.
-Helga, mi novio me abandonó.- cayo en cuenta, lloriqueando.-Y yo mentí, nada esta bien. Me corto usando mis palabras.- dijo sorprendida, tomándose el pecho.
-Es un perro.- dijo graciosa Helga.
-No, no.- decía arrastrado las palabras.-Es un encanto de ojos ambarinos y es excelente en...
-No digas mas, querida.- la interrumpió Helga, mientras reía por el comentario.
La ayudo a subir a White, quien fue suavemente acariciada por la tabernera, llevándose un relincheo de su parte.
-De verdad ¿Tienes alguien que te espere? Es peligroso que andes sola en ese estado.- dijo un tanto maternal aquella mujer.-Mí hogar siempre tendrá las puertas abiertas para ti.
-Eres un sol, me haces recordar a cuando mí madre me protegió de mí loca tía.- desvariaba por el efecto del alcohol y el sueño.-Galaga me espera en casa.- sonrió.-Y Circe, pero ella duerme como un tronco.
Se despidieron al menos tres veces, y Arabella marchó, montando ebria a White.
-No te preocupes bruja, se como llegar a la casa.- dijo tras escuchar a Arabella llorar por no recordar el camino.-Pero es hora de que aprendas a usar los mapas.
Al llegar, entro tambaleándose por la puerta de adelante, sin embargo a pesar de su mal estado, hizo la menor cantidad de ruido posible. Hisirdoux se había marchado unas horas antes y Circe estaba muy profundamente dormida. Galaga, con sus problemas de sueño, fue quien escuchó el suave escándalo de la bruja ebria.
Divertido salio de su cuarto para ver el espectáculo.
Para su disfrute se encontró con Arabella apoyada contra la puerta de su habitación, sin la energía suficiente para abrirla. Camino hasta ella, con cuidado de no ser escuchado, pero un paso lo delató, y esta giro sobre si para verlo a la cara.
-Hola.- saludo alegre, dando una que otra risa.
-Vaya, que aliento.- se burlo agitando una mano frente suyo.-¿Como te encuentras? Circe me contó lo que pasó con el bobo.
-¿Por qué crees que salí a beber sin ti?- le cuestionó, tratando de sonar sería.-No estabas para verlo marchar.
-Él se va y tu te embriagas sin mí, eso explica mucho.- respondió siguiéndole la corriente.
Ella se río por el comentario, y largo un suspiro alegre.
-¿Has estado con muchas chicas no?- preguntó con cierta picardía.-¿Alguna vez conociste a una como yo?
Galaga le acomodo un mechón rubio que bailaba en el rostro de Arabella, y también suspiro, con cierto cansancio. No sabía si era la falta de sueño o por cargar con aquel sentimiento por años.
-Tu me gusta mucho, pero ya sabía eso ¿No?- indagó, acariciando su mejilla.
-Si, creó que desde el primer día en que me viste.- contestó con una gran sonrisa.-Pero aun no me respondiste, dime ¿Alguna ve conociste a una como yo?
-Conocí a varias, pero ninguna se iguala a ti.- le contestó sin poder quitar su mirada cansada de los ebrios ojos de Arabella.-No se que tienes que no encuentro a otra como tu.
Sin pensarlo demasiado, o quizás fue a causa del alcohol, dio un paso al frente para besarlo, pero Galaga la esquivo. Arabella se fue hacia delante, perdiendo el equilibrio, para terminar en el suelo. Ante la sorpresa, el castaño se cubrió la boca. Se hincó hasta quedar a su altura, para ayudarla a ponerse de pie.
-Por todos los santos mujer ¿Estas bien?
-¿Por que no me besaste?- preguntó apenada.-¿Es qué acaso no te gusto?
-Estas ebria, no me quiero aprovechar de eso.- le respondió ayudándola a sentarse.-Yo no soy así, a pesar de todo lo que provocas en mí.
Se acercó hasta ella, sin nada que temer.
-Pero si en la mañana me vuelves a preguntar, te besaría sin dudar.- le dijo al oído.-Espero que no estés tan ebria como para olvidar.- cantó.
Antes de que pudieran decir algo mas, Circe salio de cuarto para ver que era todo ese escándalo. Al verlos a ambos en el suelo, prefirió no preguntar que ocurria, pues en su cabeza ya tenía una idea.
Ayudo a Arabella a levantarse para luego llevarla a su cuarto. Le ayudo a vestirse con ropa de dormir, y a meterse en la cama, hasta que se quedo dormida.
-¿Aun sigues aquí?- le preguntó a Galaga que esperaba afuera.
-Si, tengo problemas de sueño.- respondió con cierta vaguedad yendo con Circe que se había puesto a caminar.-¿Hay lugar en tu cama? Quizás eso me ayude a conciliar el sueño.
-Pobre de ti, pero el lugar en mi cama ya tiene dueño.- río para meterse en su habitación.
Cerro la puerta antes de que pudiera decir algo, Galaga sonrió, también se fue a su habitación. Quizas con la esperanza de esa noche dormir un poco, y así fue, solo que al rato de cerrar los ojos otra vez esa imagen lo atormentó, vestigios del bosque prohibido. El intenso dolor de un puñal cerca de su corazón.
-Otra noche larga.- suspiro agotado.-¿Cuantos años dijo Caliope que viviria?
Él tampoco estaba bien después de todo, solo que era muy bueno ocultándolo, ahogándolo.
★★★
Muy buenas ¿Cómo les va? Espero que bien, yo sobreviviendo, como siempre.
No neguemos que este es un capítulo súper toxico. Es que la relación de Hisirdoux y Arabella no es color de rosa, y no son tal para cual después de todo.
Gente no esta bien romantizar las peleas dentro de la parejas, siempre hay que solucionar y no dejarlo pasar, y si no se puede solucionar nada, se deja, no es por ahí, no es sano.
Spoiler: Hisirdoux y Arabella van a discutir mucho durante toda la obra.
Listo, ahora si, hasta la próxima, besitos, besitos, chau, chau.
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