Abril 10
A las 2:30 a.m, mientras Futaro dormía, volvió a experimentar la horrible pesadilla. Salían imágenes tristes como la fecha de su cumpleaños, un Futaro de 10 años siendo cargado por su mamá, un accidente de tránsito, un zapato ensangrentado, médicos que no logran ayudar a su mamá, Futaro de 10 años gritaba a su mamá para que despertara y una canción de cuna era su acompañante triste, a tal punto que despierta desesperado – NOOOOO, ¡MAMAAAAAA!! MAMAAAAAA!! ¡NO TE MUERAAAAAASSS!! – gritaba Futaro con toda el alma que partía su ser.
Las quintillizas se levantaron de inmediato para ver lo que pasaba, y Futaro se retorcía del dolor ante la mirada preocupante de ellas. Todas se abalanzaron ante él para calmarlo. – CALMATE, UESUGI-KUN!! SOLO FUE UNA PESADILLA. YA NO LLORES, POR FAVOR. - decía Itsuki para calmarlo mientras lloraba.
– FUTARO, YA NO SUFRAS MÁS, NOS TIENES A NOSOTRAS. DÉJANOS SER TUS ANGELES GUARDIANES – decía Miku abrazándolo de frente mientras lagrimaba.
– QUITENME ESTA FORTALEZA DE DOLOOORR!! – decía Futaro con un dolor desgarrador.
– NO ERES EL ÚNICO QUIEN SUFRE POR PERDER A UN SER AMADO. YA TODO PASÓ, FU-KUN. – decía Nino que lloraba al ver sufrir a su tutor mientras lo confortaba.
– YA NO LLORES MÁS, UESUGI-SAN. SIEMPRE ESTAREMOS CONTIGO EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS. – decía Yotsuba que lo abrazaba con mucha tristeza.
– FUTARO-KUN, NO GUARDES ESE RECUERDO DOLOROSO SOLO PARA TU FAMILIA. NOSOTRAS TE ESTIMAMOS. ABRANOS TU CORAZÓN PARA QUE NO VUELVAS A SUFRIR DE NUEVO. – decía Ichika consolando de la tristeza a Futaro que se retorcía de dolor al experimentar de nuevo ese momento melancólico. De repente se han puesto a cantar una canción al unísono que era tranquilizante pero triste y lo repetían varias veces hasta lograr calmar al sufrido Futaro.
Pasado 15 minutos de sufrimiento, él logró calmarse hasta llegar a conciliar el sueño y las quintillizas se pusieron a dormir junto a Futaro para que no repita de nuevo ese episodio fatídico. A las 5:00 a.m, Futaro se despierta, trató de no hacer ruido para que las quintillizas no se despertaran mientras recogía sus cosas, cerrar la puerta sin hacer el más mínimo ruido y así poder retirarse a su casa con la excusa de seguir estudiando antes de ir al colegio.
Cuando el reloj marca las 7:30 a.m, Raiha se percató de la presencia de su hermano cuando estuvo en la sala estudiando y dice – Hermanito, no sabía que estabas aquí. ¿No estabas con las chicas?
– Sí, lo estaba, pero me fui temprano a las 5:00 a.m. No quise despertarlas y salí con sigilo. – dijo Futaro.
– Te volvió a dar esa pesadilla, ¿verdad? – preguntó Raiha con preocupación a su hermano.
– En verdad, si... me desperté con desespero hasta que las hice despertarlas preocupándose por mí. – respondió Futaro a la pregunta de Raiha.
– Hermanito, si se levantaron es porque se preocupan por ti. Déjalas que se preocupen por ti. No seas egoísta. – decía Raiha convenciendo a su hermano.
– Por cierto, Raiha, ¿te gustaría conocer más de las restantes quintillizas? Itsuki me dijo que irá a buscarte el sábado junto con ellas para un paseo. Es una buena oportunidad que debes aprovechar. – dijo Futaro cambiando el tema.
– Es verdad, me gustaría conocer más de Miku-san, Ichika-san y Nino-san, porque ya me sé las de Itsuki-san y Yotsuba-san. – decía Raiha. Luego de esto, Raiha le hizo un emparedado y le dio una leche de cartón a Futaro como desayuno.
– Me voy, Raiha, saludos al viejo. – decía Futaro mientras salía de su casa. – OK, hermanito, suerte. – se despedía Raiha de Futaro, aunque lo veía con el semblante sombrío.
Mientras tanto, en el modesto apartamento de las quintillizas, las chicas se alistaban para ir al colegio y aprovecharon el momento de hablar sobre el cumpleaños de su tutor. – ¿Ya saben que le van a comprar a Uesugi-kun? – preguntaba Itsuki a sus hermanas.
– La verdad, con lo que nos alcanza, debe servir. – dijo Ichika.
– Chicas, traeré a Raiha-chan el sábado para pasear con nosotras mientras le conseguimos algo para Uesugi-kun, y además para que conozcan a ustedes Ichika, Nino y Miku. Sería injusto que Yotsuba y yo seamos las únicas que interactuemos más con ella. ¿No les parece? – decía Itsuki antes las hermanas mencionadas.
– Descuida, Itsuki, tú estabas presente cuando le dije a Fu-kun que íbamos a pasarla bien con Raiha-chan. – dijo Nino.
– Sé que Raiha-chan se llevará una buena impresión de nosotras. – comentaba alegre Miku.
– Cambiando de tema, Itsuki-chan, Futaro-kun se ha ido sin decir nada luego de la pesadilla que tuvo horas atrás. – comentaba Ichika.
– Es verdad, y aprovecharemos la presencia de Raiha-chan si nos puede contar lo que sepa lo que le ocurre a Uesugi-kun. – respondía Itsuki.
– Chicas, si se fijan en la hora, debemos ir al colegio antes que salga un profesor a impedirnos la entrada. – decía Nino.
– Salgamos de inmediato. Yo iré adelante. – decía Yotsuba.
Mientras las chicas iban en camino al colegio y hablaban de otros temas, Miku pensaba preocupadamente en el tutor. – Futaro, no te guardes ese triste recuerdo que te reprime anualmente. Déjanos ayudarte, aunque sea yo la indicada en cuidarte de tu problema.
A pocos metros de llegar al colegio, estaba una ambulancia estacionada. Las quintillizas al percatarse de ese detalle, fueron a ver lo ocurrido. - ¿Y esa ambulancia? – preguntó Ichika.
– No queremos pensar que fuese él. – dijo Itsuki. Y su corazonada fue acertada, se llevan en camilla a Futaro que se encontraba inconsciente.
– ¡NO, FUTARO! – gritaba Miku mientras abría sus ojos de asombro al ver como se llevaban a Futaro en la ambulancia.
Las chicas tampoco pudieron contener sus lágrimas por lo ocurrido con su querido tutor.
– Espera, Miku. – decía Nino mientras Miku corría como si su vida dependiera de él y sus hermanas la siguieron.
Cuando llegaron a la ambulancia, uno de los paramédicos les preguntó – ¿qué relación tienen con la persona en camilla?
– ¡SOMOS SUS PRIMAS! – dijeron al mismo tiempo las quintillizas con una mentira blanca.
– Solo un familiar puede acompañarlo. – dijo el paramédico.
– Entonces yo lo acompañaré. – dice Itsuki.
– Lo sentimos, pero menores de edad no pueden venir. – decía el paramédico.
– ¿EEHH? PERO, ¿POR QUÉ? – preguntaban a la vez las quintillizas mientras hacen unos pucheros.
– Solo seguimos el reglamento de prevención sanitaria japonesa. ¡Vámonos, compañero! – concluía el paramédico mientras ordenaba a su compañero poner en marcha la ambulancia.
Las chicas solo observaban el partir de la ambulancia mientras seguían haciendo pucheros cuando de repente llega caminando Maeda. – Esto es increíble. – decía Maeda con algo de fastidio. – ¿Qué te pasó, Maeda-kun? – preguntaba Ichika a Maeda.
– ¿Puedes creer que tu hermana quintilliza se llevó mi bicicleta? – decía Maeda.
– Chicas, no veo a Miku con nosotras. – dijo Yotsuba. – Esta chica parece reportera de una cadena grande de noticias en busca de una exclusiva. - decía Nino.
10 minutos después, antes de dar inicio a clases, suena el celular de Itsuki y era Miku quien llamaba. – Miku, ¿dónde andas? – pregunta Itsuki.
– Tuve que seguir la ambulancia donde iba Futaro y tomé prestado la bicicleta de Maeda-san. Ahora mismo está en la Cruz Roja Japonesa. – contaba Miku en el celular.
– Gracias, Miku, pero regresa de inmediato con la bicicleta de Maeda y le pides disculpas por lo ocurrido, ¿de acuerdo? – respondía Itsuki. – Ajam! – respondía Miku antes de colgar la llamada.
- ¿Qué dijo de mi bicicleta, Nakano-san? – preguntó Maeda. – Descuida, Maeda-kun, Miku es responsable de las cosas ajenas y ella te devolverá la bicicleta. Confía en ella, ¿OK? – dijo Ichika.
– Si tú lo dices, espero que así sea, pero ya es la hora de entrada y ella podría ser castigada por la tardanza. – dijo Maeda.
- ¡Cielos! Es verdad. Debemos entrar rápido. – decía Itsuki.
Luego de 15 minutos, Miku llegó tarde, tuvo que escuchar el sermón del profesor que estaba de turno y después quedó afuera por una clase con la famosa cubeta de agua. – ¡Que fastidio! En el receso me disculparé con Maeda-san – pensaba Miku mientras sus hermanas veían con una gota de sudor en sus cabezas.
Cuando terminaron la jornada de clases, las quintillizas fueron a la Cruz Roja Japonesa para la hora de visita. Se toparon con el padre de Futaro. – BUENAS TARDES. – saludaban al mismo tiempo las chicas.
– Buenas tardes, chicas. – devolvía el saludo el cabeza de familia de los Uesugi.
– Cómo sigue su hijo, señor? – preguntaba Ichika que le robó la iniciativa de preguntar a Itsuki. - ¡Esa era mi línea! – respondía Itsuki con un cómico puchero.
– Por ahora está estable, no fue nada grave. – dijo Isanari. – Los familiares tienen una hora para ver a los pacientes. Pueden pasar. – decía una enfermera desde el altavoz. Nota: En este punto se crea un punto de Deja-Vú por parte de Futaro para evitar confusiones.
Antes de llegar a la habitación, se escuchaba unos ruidos. – Por favor, joven, no puede irse todavía hasta que diga el doctor. – decía una enfermera que trataba de impedir que Futaro se fuera.
– Solo me he desmayado, eso es todo. Déjenme ir. – dijo Futaro que se desesperaba por irse del nosocomio.
De repente llegaban 2 enfermeros fortachones salidos de la NJPW (New Japan Pro Wrestling), pero Isanari se interpuso. – Soy su padre, déjemelo a mí. – dijo el padre de los Uesugi. – Yotsuba-san, necesito una mano, por favor. – decía Isanari mientras Yotsuba asentía.
– Oye, Futaro, ¿podrías tranquilizarte de una vez? – reclamaba Isanari a su hijo.
– VIEJO, LLAME AL MÉDICO PARA QUE... OYE, ¿QUÉ HACES, YOTSUBA? – dijo Futaro mientras era sorprendido por Yotsuba.
– Lo siento, Uesugi-san, pero es por tu bien. – decía Yotsuba con una mirada preocupante mientras le aplicaba una llave Doble Nelson.
– ¿Ya te vas a rendir? – preguntó Isanari a un inmovilizado Futaro. – NUNCA, NO PUEDO DEJAR DE ESTUDIAR. – hablaba Futaro con insistencia.
De repente alguien abraza fuerte a Futaro, y era Miku. – Por favor, Futaro, ya no insistas. Tu padre y nosotras estamos preocupados por ti. Desconocemos lo que te ocurrió en la entrada del colegio. Trata de calmarte, o de lo contrario, no llegarías sano al día de los exámenes nacionales. Hazlo por nosotras, ¿de acuerdo? – habló Miku con preocupación mientras tranquilizaba a Futaro.
– Pero, Miku... - hablaba Futaro cuando lo interrumpe Nino. – Oye, Fu-kun, pareces un niño desatado por una paleta. Los exámenes son en 2 días. Controla esa patética adrenalina que tienes y vuelve a ser el de antes. – lo decía con fastidio mientras le tomaba de la camisa a Futaro.
– Déjalo, Nino, no compliques las cosas ante su padre presente. – decía Miku.
– Hermanito!! Tranquilizate. No lo hagas por ellos, sino por mí. ¿OK? – dijo Raiha que llegaba junto con Itsuki a la habitación mientras todos observaban su presencia, y de pronto Futaro se calma. Luego de ese contratiempo, Futaro se puso el pijama de la clínica y volvió a la cama.
– Antes que nada, Nino-san, los regaños a mis hijos me conciernen como su padre. No lo hagas en mi presencia, y eso incluye si le agregas ataques físicos, bebibles y comestibles. ¿Le quedó claro? – hablaba Isanari en un tono neutro de advertencia a Nino mientras asentía sonrojada con la cabeza baja. - Lo siento, Isanari-san. Sólo quería ayudarle nada más. – dijo Nino disculpándose ante Isanari de la vergüenza.
– Itsuki-chan, creo que debo hacerle esta pregunta a Futaro-kun, si me das tu permiso. – decía Ichika. – Adelante, Ichika. – asentía Itsuki.
– Futaro-kun, ¿el desmayo que tuviste en la entrada al colegio tuvo algo que ver con la pesadilla que has sufrido en la madrugada? – preguntaba Ichika ante la mirada de todos los presentes.
Futaro suspira y dice – Solo me he desmayado, no diré más nada, excepto del golpe que tuve en la cabeza por detras.
– Futaro, ¿por qué quieres ocultar tus problemas de los demás, exceptuando a mí y a Raiha? Ichika-san te hizo una pregunta porque tanto ella como sus hermanas están preocupadas por ti. - decía Isanari a su hijo.
– ¿Y no le respondí, viejo? – preguntó con fastidio Futaro.
– Pero no de forma resumida. Dinos con sinceridad. ¿Qué ganas con no contar tus problemas ante las que te aprecian? – preguntaba Isanari sin expresión.
– Pero ellas sólo son... - refutaba Futaro a su padre, pero lo interrumpe Itsuki. – ¿Solo tus estudiantes, unas desconocidas? – lo decía ella con mirada sombría.
– Todos los momentos que estuvimos con nosotras entre grupales e individuales, ¿fueron solo falsedades? Dinos que no es cierto, Futaro-kun. – reclamaba Ichika con decepción.
– Uesugi-san, tanto tiempo con nosotras para hacerte sonreir y al final todo fue en vano. – habló Yotsuba con mirada decepcionante.
– Así que todo el tiempo fuimos tus máquinas de hacer dinero. Ya lo sabía desde un principio. No sólo fuiste un acosador desde el primer día que estuviste en el apartamento de antes. ¿Aún sigues siendo el perro faldero de papá en todo lo que él te ordena? Yo que había cambiado mi manera de verte, pero estuve equivocada. Eres como los del montón. UN APROVECHADO Y UN IDIOTA SIN REMEDIO. – hablaba Nino con enojo e impotencia en darle una cachetada ante la presencia de Isanari.
– Futaro, ¿acaso ya no te importamos? Yo que me preocupaba por tu bienestar y por ser la detallista ante mis hermanas. – preguntaba Miku con una mezcla de tristeza y enojo.
Futaro echó a un lado su rostro luego de escuchar las decepciones de las quintillizas.
– Y nosotras aquí preocupándonos de lo que te ocurre y preguntándonos lo que vamos a regalarte en tu cumpleaños. – dijo Itsuki con la mirada sombría.
– ERES DE LO PEOR, FUTARO UESUGI. – dijeron las quintillizas al unísono.
– YA BASTA!! – gritó Raiha que no aguantó más y salió de la habitación con lágrimas en los ojos.
– Raiha, espera!! – dijo Futaro al levantarse de la cama y fue a buscar a su hermana. Cuando salió del hospital, escuchó el impacto de un automóvil y vio un pequeño cuerpo tirado en la calle. A Futaro le entró unos escalofríos mientras decía varias veces – que no sea Raiha, por favor.
Al llegar a reconocer el pequeño cuerpo, reconoció el cuerpo inerte de Raiha y vio un zapato tirado de ella que lo relacionó con la imagen de la pesadilla que sufre cada año del atropello de su madre. – NOOOOOOO!!!! RAIHAAAA!!!! – gritaba Futaro mientras cargaba a Raiha, pero venía un carro con las luces altas y el tutor echa otro grito.
No obstante, en un Deja-Vú, se levantó exaltado Futaro, luego de mirar el reloj de pared que marcaba las seis de la tarde, dentro de la habitación del hospital gritando desesperadamente por las quintillizas, por su padre y más por Raiha. Algo que escuchó las chicas, su padre Isanari y Raiha a unos pasos de la habitación donde está recluido el tutor.
Cuando Futaro vio a las chicas entrar de manera preocupada, él comienza a llorar. – Lo siento, chicas, lo siento, lo siento, lo siento. – decía Futaro pidiendo disculpas. – Ya estamos aquí. Tranquilo. Ya, ya, ya, ya. Estamos contigo, Uesugi-kun. – dijo Itsuki calmando a Futaro sobándole la espalda, conteniendo sus lágrimas y lo besaba.
– Tranquilo. Vamos a calmar tu alma adolorida... Apóyate en nosotras, Fu-kun. – dijo Nino consolándolo mientras besaba un lado de la cabeza de Futaro.
– Perdónenme, chicas, perdónenme. – imploraba Futaro un perdón a las chicas.
– Ya no sufras, Futaro-kun. Resolveremos juntos cualquier problema que nos proponga la vida. – decía Ichika mientras lo reconforta después con un beso en la frente.
– Uesugi-san, ya no sigas sufriendo. Somos tus amigas, ¿verdad? También tu padre y Raiha-chan están preocupados por ti. – decía Yotsuba con toda la tranquilidad mientras lo abrazaba.
– ¿Dónde está Raiha? ¡¡Quiero verla!! – reclamaba Futaro por la presencia de su hermana.
– Aquí está conmigo, Futaro. Ven, Raiha-chan, tu hermano te necesita. – decía Miku mientras traía a Raiha.
– Hermanito, ya estoy aquí, tranquilízate. – decía ella mientras Futaro lloraba y abrazaba con fuerza a su hermana.
– Estamos contigo, Futaro. Somos tu caldo de pollo para el alma versión quíntuple. Llora con nosotras, Futaro, y estarás limpiando tu alma. – dijo Miku que abrazaba con fuerza a Futaro y lo besaba en una mejilla disponible.
En ese momento, las chicas se ponen a cantar Friendship (opening de Sukitte ii Na Yo) de Ritsuko Okazaki para calmar a Futaro. Su padre observaba de cerca y no aguantó ver mucha emotividad que le rodeaba a Futaro por parte de las quintillizas y se enjuagó las lágrimas que le salían. – En verdad, Itsuki-san y sus hermanas tienen algo para salvar a mi hijo que sufre cada año cuando se trata de su fecha de cumpleaños. – dijo Isanari en sus pensamientos.
Luego de minutos de llanto y de canción, Isanari le pregunta a Futaro. – Oye, Futaro, ¿qué fue lo que pasó antes que viniéramos?
– Si les cuento, no me lo creerían. – decía Futaro.
– Vamos, queremos escuchar tu monólogo. – decían al mismo tiempo las quintillizas mientras Futaro les cuenta de lo que ocurrió mientras él dormía.
Ya después del monólogo relatado por Futaro, Nino quedó avergonzada por el supuesto llamado de atención de parte de Isanari, Yotsuba se ruborizó por la supuesta llave Doble Nelson aplicada a su tutor mientras lo sentía, hasta llegar el supuesto rompimiento de Futaro con las quintillizas y el atropello supuesto a Raiha, entre otros momentos destacados.
En una bocina se escucha el anuncio de una enfermera que dice – Buenas noches, se les comunica a los parientes que la hora de visita de los pacientes ha terminado. Muchas gracias.
– Chicas, no olviden seguir preparándose para los exámenes. – les recordaba Futaro a las chicas ese compromiso.
De repente entra un doctor. – Buenas noches, ¿quién es el familiar del joven Futaro Uesugi? – decía el doctor.
– Soy yo. – habló Isanari. – Hemos evaluado al paciente, y le aviso que ya le daremos el alta. – decía el doctor ante la alegría de Futaro y las quintillizas.
Ya después de un rato, las quintillizas Nakano se sentían aliviadas porque tendrían a su tutor para prepararse en los exámenes, mientras Isanari y su hija Raiha observaban.
– Bueno, chicas, ahora recuperaremos el tiempo perdido por mi inconveniente, en la cual les doy las gracias por visitarme. – dijo animado Futaro, algo que veía normal para las quintillizas en él, y de repente les gruñe el estómago. – Pero primero, hay que complacer a nuestro órgano estomacal. – lo decía Futaro con sonrojo, mientras las quintillizas, Raiha y su padre lo veían esto gracioso y se rien.
Ellos comieron en una tienda móvil de sopas de fideos rámen que estaba a una calle donde viven los Uesugi.
– Oye, Itsuki, ¿acaso tienes los yenes suficientes para comer más de 5 boles de ramen? – se quejaba Nino de la forma de comer de su hermana.
– Pero es que me gusta cualquier tipo de comida. Yo estoy al tanto de mantenerme al peso de nosotras. – decía Itsuki mientras terminaba de hablar con un puchero.
- ¿Quieres un poco, Futaro? Necesitas energía para enseñarnos en la noche. – preguntaba Miku con una sonrisa mientras le convida unos fideos a su tutor.
– Está bien, Miku. Te lo agradezco. – respondía Futaro. – Por cierto, Miku, me enteré que usaste la bicicleta de Maeda para saber dónde iba a estar recluido. ¿Le diste las gracias a él? – preguntaba Futaro mientras Miku asintió con la cabeza y con mirada sonrojada.
- Ten, Miku, también necesitas energía para prepararte lo en los exámenes. Te lo daré en avioncito. – decía Futaro sonrojado convidándole unos fideos a Miku.
– Futaro, me lo estás dando como si fuera una bebé. Fu fu fu. – dijo Miku al mirar con ternura a Futaro.
Nino no desaprovecha y le pone una pierna encima del muslo de Futaro y dice – Ten, mi pobrecito genio, un poco de mi sopa... ¿te agrego wasabi como el fuego que ha de correr en tu cuerpo? – lo decía en forma seductora mientras Futaro veía la intención y Miku hacía un lindo puchero.
– El wasabi me produce reacciones alérgicas. Pero puedes pasarme la salsa sriracha para echarle un poco antes que me dejes como un dragón. – respondió Futaro.
– Vaya, no sabía ese detalle, Fu-kun. Pero ¿sabías que el sriracha también me pone excitante mi lengua? – dijo Nino con una picardía mientras le tocaba la cabeza, de repente mira a Itsuki pidiendo más sopa ramen al tendero y le advierte. – Oye, Itsuki, estás buscando que le diga al creador de esta historia que escriba una sobre tu posible sobrepeso. – advirtió Nino.
– Jejejeje. En verdad ustedes si me arrancan risas. Por cierto, Nino-san, ¿puedes pasarme por favor la salsa sriracha? – dijo Isanari. – Cla-Claro, Isanari-san. Aquí tiene. – dijo Nino con sonrojo en su rostro.
– Papá, no te pases con el picante o tendrás que ocupar el lugar de mi hermano en la Cruz Roja esta noche. – dijo Raiha a su padre.
– Pero, Raiha, no seas así conmigo. – reaccionaba Isanari de forma cómica mientras las quintillizas se reian en el acto.
Luego de quedar satisfechos en la cena, las quintillizas Nakano y Futaro se despidieron de Isanari y Raiha deseándoles suerte en su preparación a los exámenes a sólo 2 días. Ya después de un rato, Futaro y las chicas han estado estudiando y despejando dudas en las preguntas que se proponían. Cuando terminaron de estudiar y estaban listos para dormir, se le acercó Itsuki a Futaro. – Uesugi-kun, ¿cómo te encuentras? – decía ella mientras le tocaba la mejilla a su tutor.
– Bueno, por ahora algo mejor, pero aún falta mucho para decir que estoy bien. – respondía Futaro y de repente llegan las chicas.
- ¿Sabías que nosotras estuvimos en un club de coro durante primaria? – decía Itsuki revelándole un secreto a Futaro. – Vaya, no sabía que ustedes estaban en un coro. – decía con asombro Futaro.
– Por lo menos cantar nos pone alegres y nuestra forma de cantar consuela a toda persona que esté triste como en tu caso, Futaro. – decía Miku.
– ¿Qué tal si le dedicamos a Fu-kun esta canción, solo con un cambio en la parte donde canto? – sugería Nino a las chicas.
– La versión balada le cae bien para este ambiente nocturno. – dijo Ichika.
– ¿Y qué tal si empezamos ya? – decía Yotsuba.
– Ponte cómodo, Uesugi-kun, este tema lo habrás escuchado, esta vez será en versión balada. – decía Itsuki.
– Adelante, impresiónenme. – invitó Futaro a las quintillizas a impresionarlo con su canto.
Ellas cantaron Go Toubun no Kimochi de Nakanoke no Itsuzugo es decir, las propias quintillizas, en versión balada. Durante su canción ellas le cantaban con ternura y le demostraban el cariño que le tienen a Futaro sin la presencia de su padre.
Al finalizar la canción, Nino le preparó un vaso de agua y le preguntó a Futaro ante Itsuki y las demás chicas. – Chicas, estaba pensando si podía darle el somnífero a Fu-kun. Lo necesitas para que duermas bien y no te levantes estresado. – sugería Nino ante las chicas y un Futaro despierto.
– Qué más da, no es la primera vez que tomo tu somnífero, pero no te puedo asegurar que funcione si logro despertar de nuevo de otra pesadilla. – decía Futaro.
– Bueno, Fu-kun, aquí tienes un vaso con agua con "ya tu sabes". Lo tomas todo y te acuestas de inmediato para que no te lleves un mal golpe en la cabeza. – aconsejaba Nino.
– Espero que le hayas dado la dosis indicada o de lo contrario lo perderíamos. – dijo Miku.
– Claro que le he echado la dosis correcta. ¿Ya te lo tomaste todo, Fu-kun? – decía Nino.
– Sí. Hasta mañana, chicas. – decía Futaro mientras cierra los ojos con el efecto del somnífero.
– HASTA MAÑANA. – decían las quintillizas mientras las chicas se acercaban a Futaro dándole un beso y se preparaban sus futones para estar cerca de su tutor preparadas por una posible reacción de pesadilla. Miku y Nino dormían en cada brazo de Futaro, a un metro abajo estaban Yotsuba, Itsuki e Ichika.
– Uesugi-kun, estamos contigo y llevaremos adelante tu problema. – decía Itsuki y de repente se duerme al igual que las demás quintillizas.
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Fin de Abril 10
Saludos, humanos mortales. Por trabajo y por faltas de ideas, pero avanzando en los demás capítulos, finalmente lo he subido para que no pierdan el hilo de la historia. Necesito nuevas ideas de parte de ustedes para analizarlos y luego elegirlos. Más tarde elaboro el siguiente capítulo (abril 11) y entregarselo con ahinco para todos los "wattpaders". Sean felices y que la pasen bien.
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