A pesar de que el reinado del monarca se vio ensombrecido por la guerra que se vio obligado a librar, a Jorge III se le recuerda por ser un rey noble y justo.

Lejos de ser un soberano belicoso y con ansias de poder, Jorge únicamente buscaba lo mejor para su pueblo. Disminuyendo los impuestos y mejorando las infraestructuras de todas las aldeas, incluso de aquellas más pequeñas y alejadas de la gran ciudad, el monarca quiso mejorar la calidad de vida de sus vasallos.

Conocía cuán importante era el bienestar de la plebe para lograr sostener el reino, así como lo sabía también su esposa la reina Abigail quien con su bondad no tardó en conquistar los corazones de todo el pueblo. Tanto de las clases nobles, como de las más pobres.

Pero la guerra que inició el rey Francis, presa de la avaricia por tener un mayor terreno sobre el que gobernar, acabó con todo aquello en lo que el monarca había puesto tanto empeño por construir.

Por fortuna, aparte de tener un gran número de enemigos, la familia real contaba también con una gran cantidad de aliados.