IX. Miradas.
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Los invitados se sorprendieron de ver después de tanto tiempo a la hija de Apolo visitar el Olimpo; todos quedaron fascinados ante su belleza, y es que su -ahora- cabello rizado y naranja era atractivo para cualquiera que tuviese ojos y un poco de sentido común.
Aria y Demos sonrieron cuando recibieron la cálida bienvenida de los demás, la bella mujer quiso encontrar entre todos a su mejor amiga y solo le tomó unos segundos hacerlo, el rostro de Mina expresaba muchas cosas menos alegría y por supuesto, le dolió.
Mina se disculpó con quienes la acompañaban y antes de que Aria pudiese acercarse a su hija, emprendió un rápido recorrido hasta la pelinaranja.
— Mina.
— Aria.
Ambas se saludaron en cuanto se tuvieron frente a frente, a diferencia de otros reencuentros, este era mucho más distante. Aria fingió una sonrisa e introdujo a su acompañante.
—Él es Demos. — Señaló al muchacho que intentó no verse incómodo ante la seria expresión que Mina mantenía. — Me pidió que lo acompañara hoy.
— Es un honor conocerla, Mina, solo escucho maravillas de ti.
— Lo mismo digo. Esperamos escuchar su música, tengo grandes expectativas.— Realmente no deseaba verse como una maleducada, pero necesitaba sacar a Aria de allí antes de que su hija diese el primer paso.
— Por supuesto. He preparado unas cuantas para el cumpleaños de la pequeña Tzuyu.
Mina miró la expresión de Aria y... nada, su amiga permanecía tranquila.
— Muchas gracias. —Finalizó. —Ahora, quisiera robarme unos minutos a tu acompañante. ¿Aria?
—Te sigo.
— Cómo negarme. - Dijo él. - Iré en busca de mi madre.
— Ella está junto a NaYeon, mi esposa. No tardarás en encontrarlas.
— Muchas gracias. Fue un placer conocerte.
— Lo mismo digo.
Las formalidades acabaron y las dos mujeres se dieron media vuelta mientras el varón se hacía campo entre los invitados y buscaba a Selene.
En cuanto la fiesta quedó atrás, Mina miró a su mejor amiga seriamente.
— ¿Hice mal en venir? — Preguntó Aria.
—Sabes que siempre eres bienvenida, este es tu hogar.
— Tu expresión me dice otra cosa, ¿es que te molesta que yo esté aquí, Mina?
La japonesa apretó los labios y pareció que movía su cabeza en negación, sin embargo, no fue muy claro para Aria.
— ¿Te da miedo que conozca a Tzuyu? ¿Que ella descubra quién es en realidad y te culpe por alejarla de mí durante dieciocho años?
Los ojos de Mina se ampliaron. Se quedó callada por varios segundos. — ¿Desde cuando lo sabes?
— Que nombraras a tu hija como ella no fue extraño para mí, Tzuyu fue una gran amiga tuya y de todas, fue muy querida. Pero que siempre buscaras un pretexto para no presentármela me hizo cuestionar tu sinceridad.— La amable expresión que Aria siempre llevaba consigo fue convirtiéndose en un ceño fruncido, su voz ya no era tan aguda y parecía estar controlando las ganas de reclamarle entre gritos a su mejor amiga. — Tú sabías desde el nacimiento de Tzuyu quién era, tú sabías la incertidumbre, frustración y depresión por la que yo pasaba al creer que jamás la encontraría y aun así me lo ocultaste.
— Aria... por favor, déjame-
— ¿No puedes inventar una nueva excusa? — La pelinaranja ejerció fuerza a sus puños por varios segundos. — Ya no importa ahora. Pero me pregunto si seguirás ocultándole una gran verdad a tu hija. Iris vive en ella. Tarde o temprano empezará a hacer preguntas cuando recuerdos que no son suyos la ataquen, cuando sienta que algo malo pase y no pueda reconocerse.
Mina sabía que su mejor amiga enfurecería al saber la verdad y es que, desde muchos años atrás, la japonesa había ido sellando pequeños recuerdos de su hija para evitar que esta tuviese noción del alma reencarnada en su interior. Sabía que actuaba mal, pero solo quería cuidar de Tzuyu.
La japonesa bajó la cabeza por primera vez y evitó el contacto visual, sintiéndose avergonzada de sus acciones. — Lo siento.
— ¿Solo dirás eso?
— Perdón por mantenerte alejada tantos años y ocultarte algo importante como eso pero... yo no deseo exponer a Tzuyu. Es mi hija.
— Déjame conocerla. - Pidió de repente. -Desde que supe quién era he querido venir, pero decidí respetar tu decisión de mantenerme alejada, pensé que en algún momento tú vendrías por mí. Fui muy ingenua, ¿verdad? Creí que nuestra amistad y hermandad significaba algo para ti.
— Eres como mi hermana, Aria, eres muy importante para mí.
— Qué extraña forma de demostrarlo... — Relajó sus manos y esta vez se cruzó de brazos, al ver que Mina no tenía cómo defenderse decidió proseguir. — ¿NaYeon lo sabe?
— La noche en la que Ceo escapó... se lo dije estando medio inconsciente. Pensé que era mejor no ocultarle nada para que ella se hiciera cargo de nuestra hija y tomara las medidas necesarias.
Aria tragó saliva al comprender el trasfondo de las palabras de Mina. — ¿Creíste que morirías?
Mina asintió. — Parecía que toda mi vida era drenada lentamente a costa del poder que utilicé esa noche. No quería dejarlas desprotegidas.
La sola idea de perder a su mejor amiga hizo que todo su cuerpo se tensara, sus brazos cayeron y después de unos segundos se acercó hasta su mejor amiga para abrazarla. Apoyó su mejilla sobre el hombro ajeno y cerró sus ojos.— Sigo molesta contigo. — Aclaró. — Pero no imagino una vida sin mi hermana.
Un nudo en la garganta cargado de culpabilidad y emoción se alojó en la garganta de Mina. — Perdón, Aria. Fue mi error.— Dijo apenas audible, sus brazos rodearon la delgada cintura de la pelinaranja. Se quedaron en esa posición por varios segundos hasta que volvió a romper el silencio. - Ven conmigo, si quieres conocerla entonces lo harás.
Emoción quedaba corto para describir lo que sentía en ese instante la más baja. Su corazón todavía guardaba un anhelo profundo de poder estar con la persona que muchísimos años atrás amó.
— ¿Vienes conmigo? — Preguntó Mina mientras le ofrecía su mano a Aria.
La pelinaranja estaba segura que sus ojos brillaron ante la propuesta y sin querer perder más tiempo, aceptó el ofrecimiento.
Mientras tanto, dentro del gran salón NaYeon, Tzuyu, Lia y Selene habían quedado esperando por Mina. La coreana sabía el porqué de la tardanza de su esposa por lo que, en nombre de ella, se disculpó con la bella diosa que se comportó comprensiva.
Tzuyu miraba de vez en cuando la puerta por donde la hermosa mujer y su madre habían salido. ¿Por qué? Se preguntaba. En ella había nacido un inexplicable deseo de conocer a la pelinaranja. Por sólo un momento se comparó con un rompecabezas cuya pieza faltante había tomado la forma de esa enigmática mujer. ¿Pecaba de exagerada? Su ser se cargaba de impaciencia y esta no mejoró cuando el hombre que había llegado acompañado de la hija de Apolo se asomó.
— Hijo. — Dijo Selene con una amplia sonrisa, recibiendo al rubio entre sus brazos para darle una cálida bienvenida.
— ¡Tío! — Lia también se unió al reencuentro familiar.
—Mi querido Demos, quiero presentarte a NaYeon y a Tzuyu, nuestra cumpleañera.
Con la caballerosidad que lo caracterizaba hizo una notable reverencia.
Tzuyu frunció el entrecejo cuando vio a aquel hombre tomar la mano de su madre y besarla suavemente.
— Veo que no exageraron cuando describían su belleza. — Alabó a la coreana con una coqueta sonrisa. No mentía tampoco, muchas veces había ignorado los constantes halagos de varios dioses hacia NaYeon. Quizá era bastante escéptico en cuanto a la belleza de la coreana se refería pero al conocerla por primera vez se había quedado fascinado. Él, como amante del arte, consideró desde el primer segundo a NaYeon como una musa que podría inspirar a cualquiera.— Es un placer conocerla.
— Lo mismo digo. — Respondió con educación la coreana. — Mi hermana ha seguido tu carrera durante años.
— Su hermana debe tener un buen oído.
— La conociste mucho tiempo atrás. — Contó ella recordando la vez en la que DaHyun le habló sobre el bonito detalle que ChaeYoung había tenido al presentarle a su intérprete favorito. — La inspiraste a tomar clases de piano.
— ¿Clases de piano? — Sus ojos se entrecerraron hasta que recordó a la tierna muchacha que lo había visitado a su camerino, ese día conversaron un poco y terminó enterándose de los deseos de la joven. Una amplia sonrisa se extendió por todo su rostro. — Ya la recuerdo. — Dijo chasqueando sus dedos. — Im DaHyun. Momo me pidió el favor de recibirla ese día. Espero escuchar los avances que ha tenido su hermana desde entonces.
NaYeon dejó deslumbrado al rubio con su sonrisa. - Muchas gracias, es amable de tu parte.
— No es nada.— Dijo él; dándose cuenta que empezaba a verse como un adolescente decidió dejar de ver a NaYeon y se dirigió a Tzuyu. Se avergonzo al notar que había dejado de lado a la cumpleañera solo por querer intercambiar unas cuantas palabras con NaYeon. — Ahm. Tzuyu, Lia me ha hablado mucho sobre ti en cartas, preparé una de tus canciones favoritas.
La joven intentó disimular su ceño fruncido. - Gracias. - Su tono un tanto rudo y cortante hizo que Demos riera torpemente al no saber cómo ampliar esa conversación, sin embargo, se sintió salvado cuando Mina y Aria regresaron por fin.
NaYeon sonrió a Aria y no dudó en abrazarla, la pelinaranja correspondió de inmediato, al menos ese recibimiento había sido mejor al de Mina. — Bienvenida de nuevo. — Dijo la coreana antes de hacerse a un lado, mirando a su esposa supo que esta no tenía ni idea de cómo proseguir, por lo que decidió tomar las riendas del asunto. — Quisiera presentarte a Selene. — Introdujo primero a la diosa, esta inclinó su cabeza y le dedicó una sonrisa.
— Siempre me dijeron que eras una mujer muy bella. Al fin puedo conocerte.
— Es un placer conocerla, un honor mejor dicho.— Aria llevó una mano a su pecho y también hizo una corta venia.
— Ella es Lia, nieta de Selene. — Prosiguió, NaYeon sabía que lo bueno se hacía esperar y tuvo que retener su risa cuando notó a su hija ansiosa por ser introducida. — Y ella... Tzuyu, nuestra hermosa hija.
La mayor sintió cómo su pecho se envolvía de una cálida sensación, por fin podía ver directamente a Tzuyu. Habían pasado muchos años y ya era hora de que su paciencia tuviese una grandiosa recompensa. Bien podía llorar ante la felicidad que la embriagaba, pero decidió mantener la calma. Una sonrisa se apoderó de sus facciones en cuanto Tzuyu - torpemente- tomó su mano y besó el dorso con suavidad.
Tzuyu ignoró las miradas de sus invitados por completo, sabía que no estaba bien brindarle tanta atención a alguien que recién conocía pero algo en ella, muy en el fondo, solo quería permanecer cerca a Aria. Se sentía desarmada frente a esa bella mujer y por un momento temió a sus propios sentimientos. ¿Amor a primera vista? ¡Era imposible! Eso sólo ocurría en los cuentos y siendo honesta ella no compartía la idea de enamorarse de alguien con solo verlo una vez.
Pero entonces, ¿por qué una mezcla de emoción y melancolía la habían invadido? ¿por qué su corazón latía como loco? ¿por qué no podía dejar de mirarla? Era complicado, incluso le había costado dejar ir la suave mano de Aria.
—Al fin puedo conocerte, Tzuyu-ah.
La nombrada parpadeó lentamente antes de asentir. — Yo... ahm... es un honor. Sé que eres la mejor amiga de mamá. Siempre quise conocer a quien me regaló a Boo.— Dijo tímidamente. —Lo he cuidado muy bien todos estos años.
— Oh, Boo. Seguro sigue siendo del porte de mi mano.
— ¡Claro! — Su voz un tanto ronca hizo sonreír a NaYeon. — Quiero decir, sí, todavía es muy pequeño. No importa cuántas zanahorias le dé. — Ese simple dato enterneció a Aria.
— Espero que puedas mostrármelo pronto.
Tzuyu estuvo por acceder de inmediato, pero su pequeña burbuja se rompió en cuanto notó que seguía acompañada por más personas. — A tu próxima visita puede ser...
Demos entrecerró los ojos, él había escuchado muchísimas veces de boca de Aria la historia que había tenido con Iris. Había sido un amor puro e inocente que fue destruido por Apolo, sin embargo, ahora no estaba seguro de qué tan bien les iría, sobretodo porque notó la desaprobación en Mina, sin contar dos nuevos daños colaterales: Momo y, al parecer, su sobrina Lia.
Los próximos minutos NaYeon distrajo la atención de esas dos a la perfección, preguntando a sus invitados todo lo que habían hecho, incluyendo los innumerables viajes de Aria y el eterno amor por el arte de Demos.
La noche transcurría y Mina no quería dejar de vigilar a su hija, sin embargo, NaYeon -ya con un plan en mente- recurrió a algo que jamás fallaba.
— Minaaaa. — Llamó mientras apegaba su cuerpo al de su esposa y apoyaba su cabeza en el pecho ajeno. —Bailemos.
La japonesa mostró una pequeña sonrisa que pasó desapercibida para los presentes pero no para NaYeon quien supo de inmediato que en menos de dos minutos estarían bailando.
Demos había estado por invitar a NaYeon y agradeció no haberlo hecho ya que, probablemente, ella se habría negado. Tuvo que voltearse a ver a Lia y fingir una sonrisa.— ¿Es que podré bailar con mi sobrina? — Cuestionó con sutileza.
Lia miró a Tzuyu que sólo asintió con una sonrisa, le resultaba perfecto ya que por educación no quiso invitar a Aria teniendo a su pareja de esa noche allí.
Ya que Mina nunca podía negarse a una petición de su esposa, en los próximos minutos solo quedaron Tzuyu, Aria y Selene.
— ¿Qué esperas, querida Tzuyu? Escuché que Aria es una buena bailarina.
La muchacha se mostró tímida pero agradeció la amabilidad de la diosa. Sin decir algo extendió su brazo en dirección de la pelinaranja.
Aria la miró por unos segundos y alzó ambas cejas. —¿Es una invitación? — Preguntó con gracia.
— Ahm... — La menor sintió que sus piernas temblaban. — ¿Bailaría conmigo?
Era adorable. Aria rió bajito logrando que Tzuyu quedara fascinada. — Por supuesto.
Y la verdad es que, desde ese momento, Aria al fin había recuperado a su pareja de baile.
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Perdonen el relleno. El próximo capítulo será más largo y no me demoraré tanto. Lxs quiero.
— Selene: Diosa de la luna. Se le considera una titán, pero ese título no lo estoy considerando en esta historia.
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