Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 16

Terminaron las clases y como habíamos quedado, todos fuimos a ver qué carajo era lo que quiera Oscar. Lo buscamos por la escuela para ver si aparecía, pero no lo encontramos. Después de un rato dando vueltas, me encontré a Penny por los pasillos, y aproveché para preguntarle donde carajo estaba Oscar, me dijo que él ya se había ido a su casa desde hace un rato, así que decidimos no perder más el tiempo, e ir para allá. Penny al parecer quería platicar un rato más conmigo, pero me despedí tan rápido que ni siquiera le pude inventar alguna excusa.

Chucho nos llevó hasta la casa de Oscar en su automóvil. No teníamos ni idea de que era lo que él quería, pero mientras no fuera algo como volver a observar como mataba el a un tipo a golpes para después pedirnos que nos decidiéramos del cadáver, supongo que estaba bien. Estacionamos el auto justo enfrente de la "casa". Ese lugar me estaba dando mala espina, no era muy normal que el lugar se viera tan descuidado. Oscar me había dicho antes que ahí vivían sus padres, pero comenzaba a dudar muy seriamente que algún ser vivo que no fueran ratas o algún otro roedor vivieran ahí. Era muy extraño, pero tampoco entraría a la casa para comprobarlo. Tal vez podría encontrar algo que marcaría mi sentencia de muerte en esa casa; y si podía ahorrarme la mayor cantidad de problemas para mí era mejor.

En fin, llegamos hasta la puerta a del sótano que estaba en el patio y tocamos la puerta. Oscar salió algo desarreglado, parecía que ya se había puesto cómodo y que para nada esperaba algún tipo de visitas, lo que me confundió un poco y pensé por un momento que el imbécil de Lennon nos había dicho mal las cosas, o algo así.

—¿Qué rayos hacen aquí? Creí que vendrían más tarde —nos contesto con fastidio.

—Lennon nos dijo que nos querías ver, para enseñarnos algo.

—Sí, pero le dije que como a las cinco de la tarde. De haber sabido que vendrían tan temprano, me hubiera arreglado anuqué sea un poco.

—Tú me dijiste que después de clases —protestó Lennon.

—Como sea —le respondió molesto Oscar—. Ya están aquí y ni modo que los corra, solo denme 5 minutos para arreglarme, y saldré enseguida —posteriormente, cerró la puerta en nuestras narices.

Estuvimos esperándolo como por 10 minutos o más. Esaú no se veía nada feliz de estar aquí. Supongo que ya se había arrepentido de haber hecho tratos con Oscar, como la mayoría de los que estábamos aquí, pero supongo que pensar en lo que en primer lugar nos trajo aquí nos apaciguaba un poco. Sin el dinero que Oscar me daba, probablemente ni siquiera estaría enterado de que mi madre tenía tuberculosis y apuesto que seguiría trabajando en ese estúpido restaurante, lavando trastes. Me daba escalofríos de solo recordarlo.

Finalmente, Oscar salió de su sótano, ya vestido como una persona normal, con una gran maleta cilíndrica que llevaba en su mano. Le pidió a Chucho que abriera la cajuela del automóvil, para después ahí echar la maleta.

—¿Qué traes ahí? —le preguntó Chucho curioso.

—Lo que hoy les voy a enseñar —le respondió Oscar, cerrado la cajuela.

Posteriormente, todos nos subimos en el auto y Oscar como copiloto, le iba diciendo a Chucho por donde tenía que irse. Estuvimos conduciendo como por media hora. Ya habíamos salido incluso de la ciudad y comenzábamos a adentrarnos en terrenos desconocidos. Me dio un poco de medio pensar en que era lo que había en la maleta. Tal vez droga, o conociendo a Oscar, algo mucho peor, como la cabeza de alguien, o algo similar. Eran en estos momentos en los que me gustaría dejar de pensar por al menos cinco minutos. Solo apagar mi cerebro, y relajarme. Pensar mucho en las cosas a veces me hacía daño. Entraba en algún tipo de ansiedad que me llegaba a paralizar y volverme loco. Siempre era lo mismo. Con las chicas, exámenes, y ahora saber qué carajo era lo que tenía Oscar en la maleta. Aunque al final siempre sabía que iba a terminar decepcionándome y Oscar tendría en la maleta algo que sería demasiado banal. Así de cruel era el universo. Te llevaba la cabeza de todo tipo de ideas, las expectativas, para bien o para mal te subían, y después, terminabas decepcionado. Siempre era lo mismo. Pero de todas maneras, rezaba porque lo que fuera que Oscar tuviera en esa maleta al menos no fuera una cabeza humana congelada.

Después de haber salido de la ciudad y estar conduciendo unos 10 minutos más, Oscar le indicó a Chucho que se metiera a lo que parecía ser la entrada a un bosque. El camino de concreto paso a ser uno de tierra y los postes de luz que anteriormente nos rodeaban pasaban a ser pacíficos árboles, con pajaritos saltando de rama en rama.

—Oscar ¿A dónde nos estás llevando? —preguntó Chucho algo nervioso.

—Relájate ¿Quieres? Ya casi llegamos —le respondió sin más Oscar.

5 minutos después de estar conduciendo, adentrándonos más en el bosque, llegamos a lo que parecía ser una especie de pastizal enorme que estaba rodeado de árboles. El lugar era demasiado pacifico, pero también bastante aislado de la civilización. Si no estuviéramos en otras circunstancias, diría que era un bonito lugar para un típico día de campo.

—¿Qué es este lugar? —preguntó Lennon, mientras Chucho estacionaba el auto donde Oscar le indicó.

—Es un campo de tiro, obviamente clandestino —le contestó él mientras bajaba del automóvil y se dirigía la cajuela.

—¿Campo de tiro?

—Claro, les dije que tenía que enseñarles algo —después de eso, sacó la maleta, y la abrió en el capo del automóvil. Yo aproveché para observar y gracias al cielo no era una cabeza humana.

Eran todo tipo de armas pequeñas. De esas que podrías ocultar fácilmente en el bolsillo de una chaqueta. Había revólveres y otro tipo de armas que no sabía cómo rayos se llamaban, pero eran igual, o incluso más pequeñas. También había varias cajas de municiones, y unas cuantas botellas de cristal que no tenía idea para que sirvieran.

—Hoy les enseñaré a disparar para que en futuros trabajos no sean tan inútiles y puedan servirme de algo —nos dijo Oscar, mientras tomaba las botellas de vidrio.

—¿Disparar? —le cuestionó Esaú—. ¿Y no nos escuchará la gente de los alrededores y llamarán a la policía?

—Nah, nada de eso. Este lugar solía ser una zona donde estaba permitido cazar, pero al estar quedándose sin animales fue abandonada poco a poco. Así que se empezó a utilizar, o bueno, al menos yo lo utilizo así, como un campo de tiro.

—Ilegal, me imagino.

—Sí, pero...no importa. Casi nadie vive por estos alrededores, además de que si alguien de casualidad llegara a escuchar los disparos; es una zona de caza, no podrían quejarse. Así que todo está cubierto —dijo Oscar con seguridad.

—Bien, supongo que, pensaste en todo —le dijo Chucho.

—Claro que sí, yo siempre lo hago. En fin, escojan un arma, no importa cuál sea, el punto es que sepan cómo utilizarla. Yo iré acomodando las botellas por el lugar, las utilizaremos como tiro al blanco y por favor, no vayan a dispararse a sí mismos mientras hago esto. No hagan nada estúpido ¿Quieren?

Estuvimos mirando la maleta con curiosidad. Chucho tomó un revolver de cañón largo que se veía bastante potente, mientras Lennon tomaba lo que parecía ser una automática ya que no se le veía el tambor como al revolver. Y Esaú tomo una bastante chica que fácilmente le cabrían 2 o 3 balas pero muy práctica para esconderla en cualquier lugar. Yo aún me seguía decidiendo cuál tomar. Quería una que fuera similar a la que tenía escondía en la casa para así poder usarla y no tener que estar cambiando armas por no saber dispararla.

—¿Y bien? ¿Ya se decidieron por cuál arma? —nos preguntó Oscar mientras se nos acercaba, ya habiendo colocado las botellas de cristal en troncos y rocas que estaban por el pastizal. Comenzó a mirar las armas que cada uno había escogido—. Son bastantes sencillas de usar, además de que son bastantes prácticas. Cuando sepan utilizarlas, les enseñare como utilizar armas más grandes.

—¿Y cómo es que se llama esta? —le preguntó Esaú mostrándole su pequeña arma.

—Esa tiene un nombre en inglés, no recuerdo como se pronunciaba...creo que era una "Frommer Stop". Esa pistola es demasiado vieja, es de la época de la primera y segunda guerra mundial ¿Seguro que quieres esa?

—¿Por qué, que tiene?

—Suele trabarse, pero me imagino que si la aceitas y limpias no te causará mucho problema.

—¿Y cómo se utiliza?

—Es sencilla, solo que si quieres matar a un tipo grande, necesitaras dispararle al menos tres veces, u uno limpio en la cabeza

—Cálmate ¿Si? No pienso matar a nadie.

—No seas chillón, ¿Para que crees que te estoy ensenado como usar un arma? Obviamente no para que le dispares a los pájaros—. El cinismo de Oscar era impresionante—. Es una arma semiautomática, así que podrás jalar el gatillo hasta que se quede vacío el cargador, aunque tampoco lo hagas demasiado rápido o la terminaras trabando —posteriormente, Oscar tomo el arma de las manos de Esaú, y sacó el cargador—. A esta cosa le caben 7 balas, así que las tienes contadas, aunque, colocar otro cargador no es tan difícil. Sólo sacas este con la palanca que está aquí —se la señalo— sacas el cargador, y metes otro y esperas a que truene. Creo que esta cosa ni siquiera tiene algún tipo de seguro, así que cuando la guardes ten cuidado, o te vas a reventar la pierna tú solo. Toma, pruébala —se la entregó—. Veamos cómo está tu puntería. Pero ten cuidado con el retroceso, tienes que agarrarla bien, o si no saldrá volando de tu mano

Esaú tomo el arma firmemente. Se paró a unos cuantos metros de donde estaban las botellas de cristal. Tomó aire supongo para agarra valor, apuntó hacia una de las botellas que Oscar había acomodado y jaló el gatillo.

El arma dio un fuerte sonido y el casquillo de la bala salió volando. Cerré los ojos por reflejo cuando escuché el disparo y creo que todos excepto Oscar también lo hicieron. Obviamente, Esaú no logró darle a la botella pero no creo que a nadie le importara.

—No hagan eso, ¿Quieren? —nos dijo Oscar un poco molesto.

—¿Hacer qué? —le contesto Esaú fastidiado.

—Eso, lo de cerrar los ojos. Si lo hacen nunca le darán al blanco. A menos que tengan muchísima suerte, y yo no creo en la suerte, así que no lo hagan.

Esaú apretó los dientes molesto; lo pude notar por su expresión. Apuntó de nuevo con el arma y esta vez disparo sin cerrar los ojos. La botella a la que le apunto reventó en mil pedazos.

—Ahí esta tu suerte —le dijo sarcásticamente.

—Nada mal Esaú...nada mal, solo no te pases de listo —le contestó Oscar aparentemente tranquilo, mientras lo pasaba de largo—. Bien, supongo que sigues tú —dijo cuando estuvo enfrente de Lennon—. ¿Qué arma escogiste?

—Este tipo de pistola, supongo —le contestó él.

Oscar se la pasó los próximos 10 minutos explicándole a Lennon como se llamaba el arma, que era "semiautomática", cuantas balas le cabían, como funcionaba, cómo quitar el seguro, disparar, apuntar, y todo eso. Lo mismo hizo con el revolver que Chucho había escogido. Intente seguirle el paso, pero había momentos en los que me confundía y me perdía con la explicación de Oscar, además de que el tipo era pésimo como profesor. Se le agotaba la paciencia muy rápido, y comenzaba a insultar a lo imbécil. De todas maneras, cuando llegó mi turno, se calmó un poco.

—Me imagino que tú quieres un arma como la que te di el otro día, ¿Cierto?

—Si es posible, sí. No quiero aprender a usar algo, para que después no pueda utilizarlo.

—Si, te entiendo —después, busco entre la bolsa una arma, y me la dio en la mano— Esta se parece al revolver que tú tienes, si aprendes a ocupar este, podrás manejar el otro sin mayor problema.

Después procedido a explicarme; aunque yo más o menos sabía cómo tenía que utilizar el arma. Pero lo que aún me faltaba saber era la manera correcta de cómo tomar el arma. Oscar me explicó que con el retroceso tenía que tener cuidado y que tenía que agarrar firmemente el arma, para que esta no saliera volando de mis manos. Al mismo tiempo, Chucho que estaba intentando probar su puntería disparó su revólver y este salió volando de sus manos, casi dándole en el rostro, al mismo tiempo que lo espantó y casi hizo que perdiera el equilibrio. Oscar le gritó un insulto mientras Lennon y Esaú estaban riéndose. El pobre Chucho tomó su arma avergonzado y volvió a intentar el mismo tiro esta vez tomando el arma como se debía.

—En fin, ya viste lo que hizo ese idiota; si no tomas bien el arma puedes correr el riesgo de que se te resbale de las manos. Tienes que tener en cuenta siempre el retroceso del arma. Y otra cosa muy importante que siempre tienes que recordar: Cuando vayas a disparar, tienes que estar completamente seguro. No cabe la duda cuando tienes un arma. Es matar o que te maten ¿Está bien? —era claro que él quería saber si yo estaba dispuesto a matar a alguien.

Me le quedé mirando unos seguros, mientras Oscar esperaba mi respuesta. Después miré el arma que tenía en las manos mientras los disparos de práctica de los demás se escuchaban de fondo. Era hora de sincerarme con él.

—Oscar, yo no soy un asesino como tú, y te aseguro que tampoco lo es Chucho, ni Lennon, ni Esaú. Solo miramos —le dije mientras desviaba la mirada para ver a mis amigos, como los novatos que eran, seguían disparando, cerrando los ojos con el arma punto de zafárseles de las manos. Oscar también los miró—. Nosotros no vamos a matar a nadie. Si para ti es fácil quitarle la vida a otro ser humano, es tú problema, pero no el nuestro.

—Si, está bien que no sean asesinos, pero tampoco son un puñado de maricas ¿O sí?

—A qué te refieres con eso —le contesté molesto.

- Arthur, necesito que prestes atención a lo que te voy a decir. Cuando estas metido en este tipo de cosas no hay tiempo para que te pares y seas el "Chico bueno". En estas cosas no hay gente buena, ni mala tampoco. Solo personas que quieren sobrevivir y seguir conservando lo suyo. Y en este mudo, hay gente que le encanta pasarse de listo con uno. Y a ese tipo de gente, tienes que aplastarlas como las viles cucarachas que son. Porque te aseguro que si alguien va hacia ti con intenciones de matarte no se va a detener a pensar si lo que está haciendo está bien o está mal. Solo lo hará, sin pestañear. Así que, te tienes que defender, salvarte a ti mismo porque nadie más lo hará ¿Comprendes?

Más silencio incómodo. De verdad odiaba las veces en las que Oscar tenía la maldita razón.

—Mira, no digas nada, al principio a mí también me fue difícil —continuó Oscar—. Pero te aseguro que, una vez que llega el momento en que tengas que proteger lo tuyo o cuando tengas que salvar tu propia vida, no vas a dudar en acabar con sus miserables vidas. Este mundo está llena de gente de mierda—. "Como tú" pensé en mi cabeza.

En fin, después de esa platica, tomé el revólver, lo cargue, recordé como me había dicho Oscar que tomara el arma y apunte hacia la botella de vidrio. Jalé el gatillo, un estallido de fuego salió de la boca del arma y la bala salió tan rápida que no la logre ver. No le dio a la botella, pero al menos la pistola seguía en mis manos. Jalé el martillo hacia atrás de nuevo, el tambor dio un giro y otra vez apunte, esta vez sin miedo a que el arma saliera de mis manos. Alineé el arma con mis ojos para tener mejor puntería y volví a disparar. Ahora sí, la bala impacto con la botella y los pedazos de cristal salieron volando por todas partes. No pude evitar sonreír. No pensé que lo lograría tan rápido. Volví a jalar el martillo, el tambor dio otro giro, apunté a otra botella y jalé el gatillo. El mismo resultado, la botella se reventó en pedazos.

Al final no fue tan difícil disparar un arma como había creído. A Esaú tampoco pareció complicársele, aunque al final termino amarrándose su largo cabello ya que por el viento este se le metía en los ojos, no le dejaba apuntar bien el arma. El que pareció tener un poco de problemas al disparar fue Chucho. El arma se le seguía resbalando de las manos y no lograba darle a ninguna botella. Aparte de que seguía teniendo el mismo problema de que al momento de disparar, cerraba los ojos. Tampoco ayudó en nada que Oscar se la pasara insultándolo de todo tipo de maneras; yo creí que en cualquier momento Chucho estallaría en ira y le diría un par de cosas a ese imbécil. Pero no, solo se quedó callado, y siguió intentando disparar. Al final Esaú terminó ayudándolo y antes de que nos fuéramos a casa, al menos ya sabía sostener bien el arma, aunque en la puntería sí que era un desastre.

Cuando anocheció, decidimos regresar a casa ya que cuando el sol desaparecía el bosque se volvía una trampa oscura en la que cualquiera podría perderse. Pero regresamos sin ninguna complicación a la ciudad. Todo el camino de regreso, Lennon, como era se la pasó burlándose de que Chucho no había logrado darle a ninguna botella. Pero a Chucho no le importó mucho lo que le digiera Lennon, supongo que los dos se llevaban de esa manera, una forma amistosa de tratarse. Además de que Chucho llamó a la pistola de Lennon "un arma para chica", ya que no tenía la misma potencia ni retroceso que el revolver que él había elegido; lo que ocasionó que Oscar le terminara dándole la razón a Chucho, diciéndole que de hecho el arma que Esaú había escogido tenía más potencia que la de Lennon, aunque fuera mas pequeña, lo que ocasionó que de la nada todos comenzaran insultarse entre todos sobre quién era el que tenía el arma más potente; pero de una forma amistosa.

Y regresamos sin más a la ciudad. A ese maldito infierno con monstruos de concreto que parecía que esta vez si iba a empeorar más, demostrándome que todo lo que sabía acerca de ella, era una mentira; mostrándome el lado más oscuro de ella y de su gente.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro