Capitulo 24
Ryuu
Ryuu ataco primero.
Quería terminar con el chico lo más rápido posible, para así poder llevar a Ezekiel a algún lugar seguro, y curarlo. Dio un salto, y dirigió el filo de la katana hasta el cuello de aquel chico, para decapitarlo de un corte limpio; pero lo que no pudo predecir por ni un segundo, es que es maldito muchacho pudiera esquivar con tanta rapidez aquel ataque, dejando que el impulso y peso de la katana hiciera que Ryuu se moviera hacia delante, dejando el chico en una posición favorable, justo detrás de él.
El chico no desaprovecho ni un segundo; Ryuu sintió al instante una fuerte patada justo en la parte de atrás de su nuca, haciendo que casi paridera el equilibrio, yéndose de hocico. Pero logro mantener el equilibrio, y darse la vuelta al instante, antes de recibir otra patada en el mismo lugar.
Coloco la katana como escudo, haciendo que el chico al descuidarse, se cortara el solo el tibial de su pierna, retrocediendo al instante al sentir el corte. Pero Ryuu no se detuvo, y volvió a lanzar otro ataque con la katana dándose la vuelta, haciendo que el chico en otro descuido, colocara su guardia en un intento desesperado por cubrirse, pero solo consiguiendo que recibiera otro gran corte en uno de sus antebrazos, y parte de la mano.
Ryuu pensó que con eso sería más que suficiente para dejar al chico incapacitado, pero el muy infeliz pareció no haber sentido los golpes, porque en cuanto Ryuu volvió a lanzar otra tajada con la katana, el chico logro esquivarlo con la misma naturalidad, aprovechando el impulso desmedido de Ryuu, asestándole tres golpes, dos en el rostro, recibiendo uno con el puño y otro con el codo a solo milisegundos, y el tercero en el estómago, obligándolo a retroceder y cubrirse.
El muy bastardo no estaba atacándolo donde tenía puesto el blindaje y estaba protegido. Los golpes siempre eran en el rostro y la cabeza, el lugar más vulnerable que tenía. Tenía que ser más rápido que el, más preciso... un buen corte con la katana, y sería el fin de ese chico. Solo tenía que lograr asestárselo...
— ¿Qué pasa? —se burló el chico con una sonrisa, con su guardia arriba, moviéndose a un lado lentamente, para ir rodeándolo—. ¿Pensaste que te dejaría las cosas fáciles?
Ryuu no le respondió. Tenía que concentrarse, tenía que encontrar esa grieta en su defensa, y acertar un corte limpio y mortal.
— ¡Vamos maldito hijo de perra, ataca! —le grito furioso.
Y Ryuu no lo hizo esperar más.
Se lanzó hacia él, levantando la espada hacia un lateral para ver si lograba darle en las costillas, pero el chico pareció ver venir el ataque, porque volvió a esquivarlo, faltando poco para que el cuchillo lograr alcanzar su carne. Pero no se detuvo hay, inmediatamente que Ryuu fallo el primer golpe, volvió a atacar esta ves dirigiendo la hoja de metal hacia el rostro del muchacho; pero este una vez más logro ser más rápido que el, y agacho la cabeza en el momento justo, hacinado que la katana fuera a estamparse hacia la ventana de uno de los autos que estaban abandonados, haciendo que se destrozara al contacto lanzado miles de pedazos por el aire.
El chico no volvió a desaprovechar, y con uno de sus brazos, logro sujetar la cabeza de Ryuu, para que, con el otro, le asestara dos codazos en su oreja, dejando a Ryuu bastante aturdido, haciendo que casi volviera a perder el equilibrio.
La cabeza le palpitaba de dolor, y ahora le era más difícil lograr concentrase. Por suerte logro apartarse antes de que aquel chico lograra sujetarlo con más fuerza, y lograra derribarlo. La katana solo parecía entorpecerlo más al dar sus golpes, y hacerlo mucho más lento, algo que aquel pequeño bastardo aprovechaba a cada oportunidad.
Tenía que intentarlo solo una vez más. Así que sin pensarlo mucho, volvió a lanzar otro ataque, pero ahora dando un giro en su eje con la katana, haciendo que la hoja se moviera mucho más rápido. Y en efecto lo fue; el chico no logro esquivar el ataque en su totalidad, reviviendo un enrome rasguño en su hombro derecho, que le desgarro un poco de su camisa, dejando un enorme hijo de sangre a su paso. Ryuu volvió a atacar con la misma técnica, haciendo que el chico se llevar a otro corte, pero ahora cerca de su abdomen, en sus costillas derechas.
Esta vez se vio que le dolió, porque no pudo evitar hacerse presión en sus heridas, y embozar muecas de dolor que lo obligaron a retroceder, y no atacar al instante.
Ryuu sonrió internamente. Ya lo tenía justo donde lo quería. Esta vez no ataco con la katana, si no que directamente intento derribarlo con una patada, para una vez estuviera en el suelo, acabarlo de una buena vez. Pero el que termino en el suelo fue otro.
Al dar la patada, el chico se movió a la misma dirección de donde venía, haciendo que el golpe perdiera casi toda su potencia y fuerza. El chico aprovechó, y tomo la pierna de Ryuu con fuerza, moviéndose hacia adelante, para después colocar una de sus palmas cerca de su cuello, creando una palanca, para después, soltarle una patada a la pierna de apoyo de Ryuu, derribándolo al instante, haciendo que cayera de espaladas.
La katana se le resbalo de las manos, haciendo que volara a un par de metros de distancia, pero no tuvo oportunidad de poder recuperarla; al instante en que su espalda toco el pavimento, el chico se colocó encima de él, y comenzó a golpearlo con todas sus fuerzas en el rostro, una y otra vez, hasta que Ryuu reacciono, y se cubrió con los antebrazos.
Pero el chico no pretendía parar, pese a que ya tenía varios cortes en todo el cuerpo, el maniático parecía que no había sudado ni una gota de sudor. Ryuu comenzó a entrar en pánico, y comenzó a buscar desesperado alguna forma de quitarse a aquel chico de encima lo más rápido posible.
Al final logro liberar una de sus piernas, y le soltó una fuerte patada en el estómago al chico, que lo quitó de encima suyo al momento lanzándolo a unos metros de altura, chocando con uno de los autos que estaban detrás suyo, cayendo al suelo de boca, de manera brusca.
Ryuu se levantó en segundos, limpiándose la sangre que tenía en su labio roto, yendo hasta donde se encontraba el chico tirado, para tomarlo de la playera, y volverlo a arrojar hacia un costado con todas sus fuerzas, haciendo que volviera a golpearse con una de las puertas de los autos que se encontraban aparcados.
Decidió no ir por su katana; en esta pelea, esa cosa no hacía más que estorbarle; era demasiado lento como para poder asestar algún corte limpio, le iría mejor si utilizaba sus propias manos. Además de ya lo había herido bastante con ella; no importaba que el chico no lograra sentir los cortes, el daño seguía ahí, y seguía perdiendo sangre a cada minuto que pasaba. Si él no lo terminaba derrotado, la pérdida de sangre sí que lo haría.
El chico se levantó lo más rápido que pudo, mientras sostenía el corte que había recibido en la pierna, y después en el brazo. Cuando vio a Ryuu acercársele, intento volver a colocarse en guarida, levantando los puños. Ahora el seria el que atacaría primero.
Una patada voló hacia el rostro de Ryuu, pero el logro cubrirla con facilidad utilizando su antebrazo. Logro tomar el pie del chico cuando aún estaba en el aire, y lo jalo hacia atrás, haciendo que perdiera el equilibrio, y cayera al suelo de espaldas. Pero cuando Ryuu volvió a atacarlo, intentando pisarlo con sus gruesas botas, el chico giro rápidamente hacia un costado, para después girar una de sus piernas, y golpear el talón a Ryuu, haciéndolo retroceder para que el tampoco perdiera el equilibrio.
El chico se levantó al instante, y decido ya no volver a retroceder; comenzó a atacar a Ryuu con todo lo que tenía, lanzándole patadas, codazos, golpes, y hasta rodillazos, todos de ángulos diferentes para que de ese modo Ryuu no tuviera la oportunidad de cubrirse de todos.
Y en efecto, Ryuu no pudo bloquear todos los golpes; pero, sin embargo, por cada golpe que aquel chico lograba asestarle, el comenzaba debilitarse más y más. Hasta que, en un punto, las patadas y puñetazos ya no eran tan precisos, y no iban con la misma potencia de un principio. La pérdida de sangre por fin le estaba cobrando factura.
Y el chico sabía eso, sabía que el tiempo se le estaba acabando, porque los golpes también dejaron de ser inteligentes; se estaba dejando llevar por sus emociones, por sus impulsos. Estaba furioso, Ryuu pudo saberlo muy bien por los ojos de aquel chico, que casi parecían estar prendido en llamas; y eso, en un combate, era un muy costoso error.
Ryuu seguí esquivando lo mejor que podía, tenía que soportar los golpes solo un poco más, y aguardar energías para después contratacar de manera letal. Pero subestimo al chico en la fuerza de sus golpes, y en uno de eso tantos codazos que recibió y logro bloquear, uno de ellos atravesó su defensa, dándole directamente en la cuenca de uno de sus ojos, de manera tan bestial, que logro sentir como la piel se le abrió en seguida, como si hubiera recibido un corte directo de algún cuchillo.
La sangre que broto de la herida fue tanta, que le cubrió la mitad de la vista a Ryuu, siéndole imposible poder bloquear los demás ataques con la eficacia que él hubiera podido esperar. Recibió una patada en las cosillas seguido de un rodillazo directo en el estómago, para después otro codazo en el mismo lugar donde había recibido el primero, empeorándole aún más la vista. El chico termino de rematar por una patada más directo en el mentón de Ryuu, haciendo que por fin este perdiera el equilibrio, y saliera volando un par de metros de distancia, chocando contra el pavimento, y terminado por golpearse contra una de las llantas de los autos que estaban hay.
Ryuu levanto la vista adolorida, intentando limpiare lo mejor que podía la sangre del ojo; mientras intentaba localizar a su enemigo, por si intentaba volver a atacarlo con el vulnerable en el suelo.
Cuando lo logro localizar, el chico estaba mojado en su propio sudor, aun con la guardia en alto, y los nudillos rojos por todos los golpes que había dado. Le escuchaba exhalar con fuerza, con las heridas en su brazo y piernas cubiertas por su propia sangre, viéndose mucho más abiertas que antes. Estaba cansado, y furioso... era la oportunidad perfecta para contratacar.
Ryuu se levantó lo mejor que pudo, y termino por limpiarse una última vez toda la sangre de la herida en su ojo, escupiendo algo de sangre a un costado, y levantar los puños, listo para volver a la acción.
— ¿Ya terminaste, niño? —se burló Ryuu, en un intento para que el chico se saliera de sus estribos, y lo atacara primero.
Y vaya que funciono.
El chico le lanzo un codazo a Ryuu de nuevo en el rostro, pero el asiático logro evadirlo por poco, moviendo la cabeza a un lado, a lo que el chico intento re atacar, ahora con un puñetazo. Pero la fuerza y el impulso Ryuu los uso en su contra, logrando tomar le brazo del chico en el aire, colocando se de espaldas, dándose la vuelta, y jalándolo utilizando como palanca su espalda, para hacerlo girar en el aire, y tirarlo de espaldas contra el suelo, escuchando como el aire de los pulmones del chico se escapaba al recibir la dureza del concreto.
Ryuu no se detuvo hay, y aprovechando que el chico ahora estaba en el suelo, lo tomo del cuello con fuerza, y lo azoto un par de vece contra el pavimento para poder aturdirlo.
Después lo tomó del cabello, y comenzó a arrastrarlo hasta el auto más cercando, donde lo empujo de boca contra este, y volviéndolo a tomar de la nuca, comenzó a golpearlo contra el metal hasta que el chico logro detener el golpe, colocando sus manos sobre el auto, apretando sus dientes con fuerza, los cuales ya estaban llenos de sangre, poniendo resistencia en su nunca, para después soltarle un codazo a Ryuu en el estómago, obligándolo a que retrocediera, y lo soltara.
Pero antes de que lograra asestarle otro puñetazo, Ryuu volvió a esquivarlo, tomando de nuevo su brazo y torciéndolo con una llave para que no pudiera moverlo, dejando una de sus manos libres, con la que comenzó a contratacar el rostro y el pecho del chico con todas sus fuerzas, hasta que logro volver tomar su cabeza, ahora desde la frente, y azotarlo contra la puerta del auto una vez más, soltándolo y dejando que el chico cayera al pavimento, casi desmayado.
Ryuu se incorporó, y comenzó a patear al chico en las costillas hasta que el chico recupero el sentido, y logro tomar el pie de Ryuu con fuerza suficiente como para jalarlo, y obligarlo a que cayera al suelo el también. Pero cuando el chico intento colocarse encima de Ryuu para tomar la ventaja, el asiático fue mucho más rápido, logrando patearle en el estómago antes de que se le acercara, lazándolo unos cuantos metros de él.
Ryuu estaba cansado adolorido y frustrado. Tenía que acabar con esa pelea de una buena vez, o corría el riesgo de que el chico sacara energía de quien sabe dónde, y lograda derrotarlo. El bastardo sí que sabía pelear, Ryuu tenía que reconocerlo, pero no podía correr el riesgo un segundo más; la herida en su ojo estaba matándolo de dolor además de que la sangre que salía de esta era muy molesta, y podía sentir que tenía al menos una costilla rota, que hasta ahora había tenido la decencia de quedarse en su lugar sin astillare o cortarle; pero si recibía un golpe más, esa costilla terminaría por ceder. Busco su katana por los alrededores, hasta que logro dar con ella. Cuando la levanto limpio la cuchilla llena de tierra y algo de sangre con la manga de su brazo, frotándola contra ella.
Cuando regreso a donde estaba el chico, está ya estaba de pie, aunque con una mueca adolorida, agarrándose las costillas mientras se apoyaba en uno de los autos para no volver a caer. Sus heridas en los brazos y su pierna se veían mucho peor, además de que la frente, su nariz, y sus labios estaban sangrando. Estaba ya débil, y cansado, aunque esa mirada asesina todavía no desaparecía; por lo que Ryuu supo al instante que el chico no moriría sin intentar pelear una última vez.
Pero cuando el chico quiso lanzar otro golpe, Ryuu lo desvió a un lado, aprovechando el impulso, y soltándole un duro rodillazo en el estómago al chico, haciendo que cayera al suelo sin aire en sus pulmones.
— De todas las personas con las que me eh enfrentado, eres por mucho la que más me ha puesto resistencia. Si de algo sirve, peleaste bien... pero se acabó chico, se acabó —le dijo Ryuu, con la intención de mostrar su respeto a aquel guerrero tan joven, mientras levantaba el mango de su katana, listo para dar el golpe final.
— ¿Si...? —le respondió débilmente, mientras alzaba la vista un momento, y le daba una sonrisa burlona, con la boca llena de sangre— ¿Por qué no me chupas las bolas? Idiota...
Ryuu se sorprendió por la osadía del joven; claramente era alguien valiente con un nivel de idiotez increíble. Por un segundo creyó que le suplicaría o le pediría perdón, normalmente cuando la gente se encuentra frente a frente con la muerte, el miedo sale a florecer de su interior, pero este infeliz parecía que nunca tenía miedo, incluso sabiendo que estaba a punto de morir. Era algo que en cierto punto... Ryuu admiro.
Pero al final de día, daba igual un muerto valiente o un muerto cobarde; seguían estando muerto, y eso quitaba cualquier diferencia entre ellos.
Ryuu estuvo a punto de bajar la katana al cuerpo del chico, perforándole el pulmón y de paso el corazón también, para matarlo de forma rápida, pero alguien comenzó a dispararle en el cuerpo, en la zona blindando, haciendo que fallara el corte y le diría al pavimento por centímetros de distancia. Cuando giro la mirada, vio a uno de los rusos rubios a los que había noqueado de pie, con el arma en mano, disparándole mientras corría hacia él.
Ryuu tuvo que ponerse al cubierto inmediatamente, teniendo que dejar al chico de cabello largo de lado, para que ninguna de las balas lograse alcanzarle las partes vulnerables de su armadura. Cuando el ruso lo alcanzo, intento golpearle en el rostro con la culata de la pistola, pero Ryuu le torció la muñeca en cuestión de dos segundos, obligándole a soltar el arma, para después comenzar a golpearle ni el rostro y el cuello, sin soltarle la muñeca ni un segundo para que no pudiera escapar, para después patearle en el estómago, y hacerlo volar un par de metros lejos de él.
De la nada, vio como aparecieron los otros dos chicos rusos, con sus armas de fuego apuntado a su dirección; por lo que Ryuu en el movimiento más inteligente que se le pudo ocurrir en una situación así, tomo al chico que lo había atacado por la espalda, y lo obligo a levantarse, colocándole la hoja de la katana en el cuello, utilizándolo ahora como su rehén.
Los rusos, al ver como Ryuu tenía a su amigo, se les llenaron los ojos de ira, pero no dispararon ni una bala, solo se le quedaron apuntando. Cuando vieron al chico de cabello largo tirado en el suelo, lo ayudaron a levantarse, apoyándose en uno de ellos sobre su cuello. Ryuu no podía creer que el chico aun podía ponerse de pie, después de toda la sangre que había perdido, y todos los golpes, el bastardo seguía de pie.
— ¡Sera mejor que lo sueltes, o juro que te voy a llenar la cabeza de plomo! —le gritoel otro ruso rubio, mientras apuntaba con fuerza su arma hacia él.
— ¡Net, ne strelyay! —grito el chico que Ryuu tenía agarrado, desesperado—, vse budet khorosho, tol'ko ne strelyay.
— ¡Cállate! —le reprimió Ryuu, apretando un poco la katana sobre el cuello del chico; a lo que después volteo a mirar a los otros— Si ustedes no sueltan las armas, juro que lo voy a degollar igual que a un animal ¡Así que suéltenlas!
— Te voy a sacar los putos ojos, y después voy a... —el sonido de varias camionetas y motocicletas acercándose a la dirección opuesta se hizo presente, interrumpiendo al chico.
Los refuerzos que Ryuu tanto había pedido al fin habían llegado...
— No... no lo ma-mates —Ryuu escuchó la voz débil de Ezekiel. Cuando giro inmediatamente la cabeza a la dirección de donde vina la voz, vio que estaba en lo correcto—. N-nos puede ser-vir.
Tenía la cara hinchada y llena de sangre por los golpes, como también su ropa rasgada. Tenía un arma en su mano, y se tambaleaba lentamente hasta donde se encontraba Ryuu. Lo hubiera ido a ayudar, pero si soltaba un solo segundo al maldito ruso, el desgraciado aprovecharía la oportunidad para escapar, y perdería la única ventaja que los estaba manteniendo vivíos.
— Oh mi-mierda Esaú... Ryuu s-sí que se di-divierto contigo ¿Verdad...? —se burló Ezekiel al mirar el estado del chico con el cabello largo, embozado una sonrisa algo macabra, recargándose en uno de los autos, aun apuntando su arma contra ellos.
Esaú furioso intento ir contra él, pero el ruso que lo sostenía se lo impidió, sujetándolo con fuerza del pecho. Era claro que, si lo soltaba, el pobre caería al suelo como costal de papas al estar tan lastimado.
— ¡Idi, poka drugiye ne prishli, begi i ne oglyadyvaysya, vse budet khorosh! —volvió a gritar el ruso a sus compañeros, pero Ryuu lo golpeó en la cabeza, quitándole la katana del cuello, pero sometiéndolo contra el suelo, presionando su espalda con su rodilla, volviéndole a poner el arma ahora en la nuca.
— ¡Te dije que te callaras! —le volvió a gritar, ahora más enfadado.
— Tenemos que irnos... ya —le dijo uno de los rusos, el que sostenía al chico de cabello largo al otro, mientras comenzaba a retroceder lentamente.
— YA ne broshu yego, on nash brat —le respondió el otro con firmeza, volviendo a girar la mirada a hacia Ryuu, lleno de rabia.
— Yesli my ne uydem, nas vsekh ub'yut, my dolzhny uyti, izvinite —le contesto casi gritándole, más nervioso que antes.
— ¡Et, ya ne sobirayus' otkazyvat'sya ot negó! —le grito, aun mas enfadado.
El sonido de las motocicletas les agregó más presión. Los lirios ya estaban aquí, armados hasta los dientes para proteger a su líder.
— Se acabó... tenemos que irnos —le susurro Esaú al que parecía al ruso rubio, que se negaba a abandonar su compañero, mientras él y el otro que lo mantenía de pie, empezaban a retroceder hasta donde estaban las motocicletas estacionadas.
El ruso rubio miro por última vez a su compañero, soltando una maldición entre dientes, para después seguir a los demás hacia las motocicletas.
— My vernemsya za toboy, ya obeshchayu! —le grito al final a su amigo, mientras se subía a una de las motos, y arrancaba el motor.
Esaú se subió moribundo con el otro chico a una misma moto, y antes de que los refuerzos llegarán a la escena de la batalla, ya habían arrancado, adentrándose en la ciudad para después esfumarse. Ryuu suspiro cansado, mientras bajaba la katana de la nuca del chico, y se quitaba de encima suyo para tomar algo de aire, aliviado de que ya todo hubiera acabado. Pero antes, dándole un ligero corte con la katana al tobillo del chico, evitando así que pudiera ponerse de pie; a lo que el muchacho rubio solo grito adolorido, comenzado a quejarse.
Cuando los demás chicos llegaron, y vieron a Ezekiel todo golpeado, aduras penas sosteniéndose del capo de uno de los autos, inevitablemente comenzaron hacer preguntas como locos, abrumando a Ryuu más de lo que hubiera podido soportar.
— Llegan tarde, malditos estúpidos —les enfrento, yendo en seguida con Ezekiel, haciendo que se sostuviera de su hombro, para poder llevarlo hasta una de las camionetas más cercanas— ¡Necesito que alguien llame al doctor Barry! Y que le digan que es una emergencia, necesitamos atender a Ezekiel lo más rápido posible, o no aguantara.
— ¿Y qué hacemos con este pendejo? —le pregunto uno de los Lirios, mientras le pisaba la pierna al ruso que Ryuu había capturado, evitando así que pudiera escapar.
— Atenlo y métanlo a una de las cajuelas —les indicó, mientras ayudaba a meter a Ezekiel junto con otros Lirios a una de las camionetas con cuidado, para que así pudieran llevárselo hasta la fortaleza roja, y tratar de curarlo—. Llévenlo con los colombianos, y manténgalo encerrado en una de esas jaulas metálicas que tienen. Más tarde iré a interrogarlo; y descubriere el fondo de toda esta mierda.
En seguida, tomo la funda de su katana que estaba tirada en el suelo, limpio la hoja de su arma, y la enfundo dentro de ella, colgándosela en su espalda. La herida de su ojo no paraba de sangrar, y estaba seguro que esa costilla rota que tenía había comenzado a perforarle algunos órganos; por lo que, apretando los dientes, hizo fuerza para poder levantar su motocicleta, y ponerla en marcha. Miro como metían a golpes al ruso a una de las cajuelas de las camionetas, y después toda la escolta se preparaba para irse de la carretera hecha trizas.
Aun no podía creer que unos mocosos le hubieran tendido una emboscada, y, peor aun: que casi le hubieran ganado...
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