Capitulo 19
Lo primera sensación que tuve, fue mis parpados como la cosa más pesada de todo mi cuerpo. Cuando recupere la conciencia, me costó mucho poder abrirlos, parecía que tenía tabiques atados a ellos que no me dejaban abrir mis cansados ojos. Pero cuando lo logre, una luz blanca me cejo la vista por algunos segundos, pero después el choque de luz se fue disipando lentamente, y pude recuperar mi visibilidad, o parte de ella. Aun así, seguía mirando todo muy brilloso.
Giré mi cabeza un poco, para poder ver a mi alrededor, y pude comenzar a reconocer lo que era una sala de hospital, o lo que parecía serlo. Intenté moverme un poco, y descubrí que estaba postrado en una cama, con varias mantas encima mío. Y después, sentí el pinchazo de algún objeto introducido en mi muñeca. Cuando la levante un poco para mirarla, vi que tenía inyectado un suero que iba hasta uno de los lados de la cabecera de la cama.
Así que estaba internado; y también confundido. Tarde un poco en que mi memoria pudiera procesar todo, y después la horrible ráfaga de recuerdos me llego a dar una bofetada que casi sentí físicamente.
Lennon. Lennon... el... ¿Había muerto? ¿Y mis... y mis amigos? ¿Dónde estaban ellos?
Intenté levantarme de la cama, ya algo alterado, pero después sentí como alguien sostenía mi mano, e intentaba calmarme un poco. Cuando giré para ver de quien se trataba, mi corazón se encogió tanto que creí que me iba dar a un paro cardiaco.
Era Penny.
— ¡Arthur! ¡Arthur! ¡Despertaste! —exclamaba, emocionaba, mientras sus ojos se le ponían llorosos.
Yo estaba algo confundido aun, mi cabeza tenia tantas cosas que procesar, pero Penny solo se me abalanzo para abrazarme. Se sintió bien poder volver a sentirla, y oler su cabello que ahora estaba por toda mi cara. Toda la angustia que sentía, desapareció momentáneamente.
Unos minutos después, aparecieron algunos doctores que me checaron los signos vitales, y verificaron que todo estuviera en orden; y después me informaron lo que había sucedido.
Había quedado 38 días en coma, por los golpes, pérdida de sangre, un fuerte shock emocional que había sufrido, y algunas contusiones en mi cabeza. Cuando escuché eso, comencé a soltar una leve risa, creyendo que se trataba de una broma; pero después de mirar a los doctores, y a Penny, supe que no era ninguna broma.
— Donde... ¿Dónde mierda esta mi madre? Joder, tengo que ir a verla ¿Ella sabe que estoy aquí?
Mi cabeza entro en pánico, e intente levantarme a como diera lugar, pero los doctores me detuvieron junto con Penny, diciendo que tenía que recuperar fuerzas, y que era muy imprudente levantarme de ese modo después de estar en ese estado por bastante tiempo.
— Tu mama está bien Arthur —me comento Penny, en un intento por calmarme—. Eh ido a visitarla; y le conté todo lo que sucedido. Ella está bien, no le ha pasado nada grave, sigue necesitando ese respirador, pero por todo lo demás, se encuentra bien.
— ¿Le contaste lo que paso...? —le dije, algo preocupado. Lo último que necesitaba, es que Penny supiera en toda la mierda que estaba metido.
— Si, sobre que te asaltaron, o bueno, eso fue lo que me dijeron tus amigos cuando llegaron —me comento, mientras movía su cabello para atrás, algo nerviosa.
— Si... si eso... eso fue lo que paso —aun me dolía la cabeza, y no podía recordar todos los detalles de aquella maldita noche.
Pero si en algo esperaba equivocarme, era sobre Lennon, y lo que ese maldito pelirrojo le hizo. Quizá todo había sido una alucinación, y mi mente relleno todos los huecos con mis peores pesadillas. Debía ser eso, tenía fe en que fuera así.
— Ahora, lo que tienes que hacer, es recostarte y guardar reposo. Tus músculos estuvieron inactivos por demasiado tiempo, y no sabemos cómo puedan reaccionar. Lo mejor, para evitar algún daño colateral, es que te tomes las cosas con calma chico —me dijo el doctor, obligándome básicamente a volverme a recostar en la camilla, sin que yo con muchas fuerzas, pudiera hacer algo.
— Mis... mis amigos ¿Dónde están mis amigos? —mi cabeza volvió a entrar en ansiedad, esperando lo peor.
— ¡Mierda, cierto, cierto! —exclamo Penny, mientras se ponía de pie— El chico alto, el del gorrito ¿Él es tu amigo no? Me dio su número, dijo que lo llamara me cuanto sucediera algo. Vuelvo en un segundo.
— Espera ¿Qué pasa con los demás? —Penny no logro escucharme, ya que salió disparada de la sala, hacia alguno de esos teléfonos públicos que tenían en el hospital. Solo suspiré, algo cansado, y desvié la mirada con una mueca.
Al menos sabía que Chucho seguía vivo.
— Tienes una buena novia chico —me dijo el médico, mientras embozaba una sonrisa, mirando a la puerta— Te estuvo visitando todos los días sin falta en cuanto se enteró lo que sucedió.
— Ella no es mi... —algo me hizo morderme la lengua. Ahora recordaba parte de esa noche. La había besado ¿O no? ¿O fue una de mis fantasías patéticas que puso mi mente? Creo que mejor apostaría por lo primero—. Sí, es una buena chica —le termine diciendo, con una sonrisa, mientras miraba al techo.
Quince minutos después, Chucho se apareció en la sala, exaltado. Parecía que había venido corriendo todo el camino, ya que estaba algo sudado y algo energético. En cuanto me vio consiente, grito mi nombre sonriendo, y corrió a darme un abrazo tan fuerte, que sentí casi como mis pulmones se aplastaban en mis huesos.
— Yo también te extrañé Chucho... —le dije mientras cerraba los ojos sonriendo, aguantando el fuerte apretón.
Después de eso, el médico y Penny decidieron dejarnos un rato a solas, para que pudiéramos platicar más a gusto. Chucho tomo una de las sillas, y la coloco a lado de mi cama, mientras yo me acomodaba entre la almohada, para no parecer un animal herido.
— Viejo, creí que no la ibas a contar. De todos, eras el que en peor estado estabas. Y luego cuando los doctores dijeron que entraste en coma... no supe que hacer.
— Entonces... lo que paso esa noche... ¿Fue real...? —había mantenido la última esperanza de que todo se tratara de una ilusión, pero después de ver como la sonrisa de Chucho desaparecía lentamente, supe que no era así—. Lennon... el... ¿Murió...?
Chucho solo agacho la cabeza. Parecía que entraría en llanto en cualquier momento, pero no soltó ni una lagrima. Solo asintió con la cabeza lentamente.
Así que era cierto. Lennon había muerto...
Tuve que tomarme unos segundos para procesarlo. Ahora lo recordaba todo. La lluvia, la katana, la sangre; la risa de ese... psicópata mientras decapitaba a mi amigo. Todo lo recordaba... y no saben cómo desee no haberlo hecho.
—¿Y Esaú? ¿Michael? ¿Ellos están bien? —los gritos desgarradores de Michael en mis últimos momentos lucidos me produjeron escalofríos. No recordaba lo que le habían hecho, pero no debió de ser nada agradable.
— Michael está bien. Estuvo inconsciente un par de semanas, y tuvieron que hacerle un par de cirugías. Sigue en el hospital, pero está en recuperación. Dicen que quizá muy pronto logre que lo den de alta.
— ¿Cirugías...? —le pregunte, algo confundido.
— Si... ¿No lo recuerdas? Creí que habías visto.
— No yo... escuche algunos gritos, pero es todo lo que recuerdo.
Chucho hizo una mueca, incomoda, como si no quisiera decirme, lo que solo me espanto más. Pero después de mirar mi reacción, decidió tomar valor, y contarme.
— Le sacaron el ojo Arthur, con un cuchillo. O al menos es lo que Esaú nos dijo. Su cuenca quedo tan destrozado, que no pudieron hacer nada para salvarla.
— Mierda...
No podía creerlo. Tuve que esperar unos segundos para poder terminar de comprender lo que me había dicho Chucho. Michael había perdido su ojo...
— ¿Y Esaú? ¿El... él está bien? ¿Dónde está?
— El salió del hospital el mismo día. No tenía tantas heridas como tú o Michael, solo un par de moretones.
Sentí como si me hubiera estado ahogando, y esa noticia fuera una pequeña burbuja de oxigeno que me dejo respirar tranquilo, aunque fuera solo por un momento.
— ¿Vino contigo? ¿Dónde está?
— Yo... no lo sé —me respondió, algo apenado.
— ¿Qué? —le conteste, haciéndole una mueca sorprendido.
— No lo sé Arthur, estas últimas semanas se desapareció. Desde que salió del hospital, nadie lo ha visto. Intente llamarle varias veces a su casa, pero nunca me contesto. Incluso fui hasta haya, para ver como estaba, pero nunca nadie me abrió la puerta.
— ¿Se... se fue?
— No... mira, tengo mis sospechas, y la verdad que me espero lo peor, pero con un poco de suerte, no será lo que creo que estoy pensando.
— ¿Y eso... que es? —me estaba poniendo nervioso.
Chucho se tardó un poco en responderme, quizá buscando las palabras correctas para que no lo malinterpretara. Pero al final, solo lo dejo salir.
— Creo que Esaú está buscando venganza, por lo que le hicieron a Lennon.
— ¿Venganza? —mi cabeza estaba dando miles de vueltas, buscándole sentido a todo— ¿Y por qué piensas eso? ¿El té dijo algo antes de que desapareciera?
— No, pero estaba muy afectado por lo que sucedió. No lo sé Arthur... nunca lo vi de ese modo. Digo, todos estábamos afectados, Lennon era nuestro amigo después de todo, pero... creo que a Esaú le afecto de una manera diferente.
— ¿Y crees que fue a buscar a Ezequiel el solo por su cuenta para asesinarlo?
— Mira, no te estaría diciendo todo esto si no tuviera, aunque fuera una prueba que me hiciera sospechar.
— Bien, ¿Y cuál es esa? —me estaba volviendo algo escéptico a lo que me decía Chucho. Quizá lo estaba exagerando todo, y Esaú solo se estaba paseando aleatoriamente en la ciudad con su moto.
— Las noticias —fue lo que me dijo— Hay un psicópata que está cazando Lirios. Los tortura, los mata, y después los deja ahí como sacos de carne. Solo sucede con Lirios, no son asesinatos al azar.
— ¿Y cómo no estás seguro de que no es Don Armando y alguno de sus sicarios quien está detrás de todo?
— Por qué no es el —una voz que venía desde la puerta de la sala nos interrumpió, haciendo que los dos nos giráramos para ver quién era.
— ¿Jackson? —exclame, algo sorprendido.
— ¿Qué tal niño? Veo que ya despertaste de tu siesta —bromeo, mientras se recargaba en la pared del marco de la puerta.
— Eh estado mejor —le conteste— ¿Qué haces aquí?
— Nada, solo escuche la noticia de que ya habías despertado, y Michael me pidió que viniera a ver como estabas. Como ahora son mejores amigos o algo así...
— No somos... bueno, nos llevamos bien —le dije, haciendo una pequeña mueca ante su burla— ¿Y cómo está el?
— Bueno, no se si tu amigo te lo conto, pero creo que para este Halloween no le quedaría mal un disfraz de pirata...
Escuche como Chucho soltaba una maldición, mientras intentaba aguantar la risa. Yo solo sonreí por la mala y cruel broma, a lo que Jackson nos devolvió la sonrisa, y entro de lleno a la habitación, mientras metías sus manos en sus bolsillos.
— Así que su amigo esta desparecido... Esaú ¿no? Creo que ese era su nombre.
— No exactamente, digo, sabemos lo que está haciendo, pero... —Jackson interrumpió a Chucho, quien hizo un pobre intento por cubrir as nuestro amigo.
— Lo escuche todo chico, no intentes ocultármelo. Ahora todo encaja...
— Jackson, espera, no vayas a hacer algo precipitado —intente convencerlo, esperando lo peor.
— Yo no hare nada —fue lo que respondió, mientras reía— Digo, no es como que esté haciendo algo malo, yo también quiero cazar a esos hijos de perra como las cucarachas que son; aunque no te voy a negar que también es muy muy estúpido lo que hace. Solo conseguirán que lo maten.
— Eso es lo que temo. Deberíamos ir a buscarlo, antes de que cometa algo realmente estúpido. Si logramos hablar con él, y hacerle entrar en razón... —Jackson me interrumpió antes de que terminara de hablar.
— Chico, mejor primero preocúpate por recuperarte del todo, que como te veo, aun estas algo jodido. Y créeme cuando te digo que las calles se han puesto mucho más violentas y peligrosas. Esos malditos Lirios de mierda no dejan de reventarnos las pelotas.
— Estoy bien, no fue para tanto, ya descansé demasiado tiempo como para seguir haciéndolo —intenté justificarme; todavía no me podía creer que estuve más de un mes completo postrado en cama.
— ¿En serio? ¿Y cómo es que sigue tu brazo? Un disparo directo no es algo insignificante que se deba de ignorar, Arthur.
— No le pasó nada —le conteste, al momento que lo levantaba, mostrándole el yeso del que estaba cubierto—. Los doctores me dijeron que solo perforo algunos músculos, pero que no destruyo algún ligamento, y que sanaron con relativa normalidad. En la noche me lo quitaran. Debo seguir llevando un vendaje, e intentar no hacer movimientos tan bruscos para que termine de curarse, pero estaré bien. Sobreviviré a eso.
— ¿Y tu mano como esta? —esta vez el comentario había venido de Chucho, que se había quedado callado en medio de nosotros dos, solo escuchando nuestra conversación. Por un segundo había olvidado que él también estaba en la habitación.
Mire a mi otro brazo, y levante mi mano para mirar mi palma. Había olvidado que Ezekiel me había apuñalado toda la palma; pero me había enfocado más en el dolor que sentía en el otro brazo por la bala, que había olvidado este por completo. La palma estaba toda vendada, sujetada con mi pulgar y mi dedo índice que evitaba que se cayera. Fue cuando intenté mover los dedos, que me percaté de que los músculos del dedo meñique y el anular me dolían al flexionarlos; como también me era imposible poder cerrar el puño con fuerza, sin que todos los músculos de la mano me estrujaran de dolor. Tardaría bastante en sanar en su totalidad esa condenada mano.
— Solo fue un rasguño —fue lo que al final dije—. Estaré bien, con el tiempo las heridas se irán curando poco a poco. Lo que me preocupa ahora es dar con Esaú, y hacerle entrar en razón antes de que pierda a otro amigo.
— Te deseo suerte con eso chico —me contesto Jackson, como si hubiera escuchado una broma que le dio gracia—. Solo no te fuerces tanto, o el que terminará muerto por algo estúpido será otro.
Acto seguido, solo se despido, para salir de la habitación. Suspire algo frustrado, y voltee a ver a mi amigo, que me observaba con algo de inseguridad, casi como si estuviera nervioso.
— ¿De verdad crees que logremos que Esaú recupere su juicio? Digo... no lo sé. Conociendo lo terco que es.
— Al menos debemos intentarlo. Si él es el que está cazando a esos Lirios por su cuenta, debe de entender que no lograra nada sin ayuda. Solo conseguirá que lo maten. Entiendo que este molesto por la muerte Lennon; yo también lo estoy. Tengo las mismas ganas de vengar a nuestro amigo que la suyas... pero así no conseguiremos nada —fue cuando recordé algo, que ya había pasado de alto bastante tiempo, pero necesitaba las respuestas—. Que hablando de eso... ¿Qué le paso a Lennon?
— ¿De qué? ¿Su cuerpo?
— Si... no lo dejaron ahí tirado como un animal, ¿O sí? —Lennon merecía un poco de respeto al menos, después de la horrible manera en la que lo asesinaron.
— Me encargue de eso yo —me contesto Chucho, lo que me alivio un poco en el interior—. Nadie quiso ayudarme cuando encontramos los cadáveres. Me dijeron que simplemente se lo llevar a Demian, y él se haría cargo de lo demás. Pero Lennon... no merecía terminar de esa manera. Era un imbécil de vez en cuando, pero igual... era mi amigo. Así que después de que los lleváramos al hospital, regrese al lugar de la emboscada, y me encontré con varios hombres de los Connor que estaban saqueando los cadáveres de los Lirios muertos. Intente llevarme el cuerpo de Lennon... o lo que quedaba de él.
— ¿Y qué le hiciste? ¿Lo enterraste en algún lugar o algo así?
— No, los chicos que estaban ahí me dijeron que enterrarlo no era una buena idea; empezando para encontrar un lugar óptimo para cavar un agujero lo suficientemente profundo para meterlo, y que ningún animal terminara por desenterrarlo. Y me recomendaron lo mismo: llevarlo con Demian y que él se hiciera cargo.
— ¿Entonces qué fue lo que hiciste?
— Decidí incinerarlo —me respondió, agachando la mirada, como si el solo hecho de recordarlo le resultara doloroso—. No lo sé, había escuchado antes que así se despedían de los muertos los vikingos... ¿O creo que eran los griegos? No estoy muy seguro. Pero ellos creíanque al hacer esto, se purificaba el alma y la desprendía de su forma terrenal. Pensé que era una linda forma de despedirme de Lennon. Conseguí algo de leña, gasolina, envolví el cuerpo en mantas, y le prendí fuego en la mitad del desierto. Hubaras visto las llamas Arthur... el brillo que emitían. Parecía que danzaban en el aire. Ni siquiera llego a oler a podrido o quemado. Solo emitía calor y luz.
— A Lennon le hubiera gustado —intente consolarle, al notar que Chucho se estaba poniendo realmente mal al contarme todo eso.
— Nah —me contesto con una risa quebrada, mientras se tallaba los ojos—. Probablemente me hubiera dicho algo como que mejor me orinara en su cadáver antes de cocinarlo como una gallina. Lennon casi nunca se tomaba algo en serio, y apuesto que tampoco su muerte.
— Bueno, en eso tienes razón —le respondí, riéndome, mientras me quejaba un poco. Aun ni reírme podía sin que me doliera algo en el cuerpo.
— Oye, cambiando un poco de tema; esa chica tuya es toda una garrapata.
— ¿Quién? —conteste, confundido.
— La chica que estaba contigo... siempre se me va su nombre ¿Cómo era...?
— ¿Penny? —arquee la ceja.
— ¡Ella! Penny, cierto. De verdad que en cuanto se enteró en el estado que estabas, no se despegó de ti en ningún momento. A cada rato me preguntaba como estabas y si es que ya ibas a mejorar. Ni un solo día falto al visitarte.
— ¿En serio? —no podía evitar sentirme algo feliz al escuchar eso. Y pensar que hace un año apenas y podía mirarla a los ojos sin que resultara incómodo.
— Si, en serio. Cunado paso todo, y llevabas varios días en el hospital, fui a tu casa para ver si podía traerte algo de ropa limpia, cuando ella apareció de la nada, preguntándome desesperada por ti. Parecía que te había estado esperando un largo rato en la puerta de tu casa. Ella sabía que era amigo tuyo porque nos había visto juntos antes en la escuela. Y al final le conté lo que sucedido; o bueno, lo que los doctores piensan que sucedió.
Me quede en silencio por unos segundos. Cuando desperté, a la que menos esperé ver fue Penny, abalanzándose para abrazarme. Casi un mes viniendo todos los días al hospital para ver como seguía. Ya ni yo era tan constante al visitar a mi propia madre; que mientras comenzaba a pensar en ella, Chucho pareció leer mi mente.
— Sé que no preguntaste, pero también fui a visitar a tu madre. Pensé que te curarías pronto, y tú mismo podrías ir a decirle lo que sucedido; pero después de que los doctores nos informaran de que habías entrado en coma, no tuve el corazón para dejarla más tiempo preguntándose por ti.
— ¿Co-como la encontraste?
— Habías mencionado que la habían internado en el hospital, por lo de su enfermedad. Mi plan era ir a cada hospital de la zona, preguntado por ella con la suerte de lograr encontrarla. Y con esa misma suerte, no tarde nada en dar con ella. Parece que, por casualidades de la vida, te internamos en el mismo lugar que ella. Le conté lo del asunto del asalto violento, y en el estado que habías quedado. Solo fui una vez; Penny fue la que continúo visitándola, para informarle como seguías.
Estaba a punto de preguntarle cómo es que había reaccionado; pero no quise saberlo ¿Cómo se supone que debiera de reaccionar una madre cuando le decían que su hijo había entrado en coma por tremenda paliza que le dieron? No tenía el valor como para siquiera querer saber esa respuesta. Así que me trague mis palabras.
— ¿Y Lennon...? ¿Sus padres? ¿Ellos saben lo que sucedió? —tenía miedo de siquiera preguntarlo, sabiendo ya internamente la respuesta. Pero de igual modo, quería saberlo.
— No, yo... quería decírselos, pero Don Armando insistió en que no era una buena idea. Podriría armarse un escándalo, y meternos a la cárcel a todos. Así que mentí...
— ¿Y qué fue lo que les dijiste?
— Yo... les dije que cuando nos atracaron en la calle, Lennon huyo... separándose del resto. Después de eso no supimos nada más de él. Sospechan que los delincuentes lograron atraparlo y lo secuestraron; aunque bueno, su familia perdió la esperanza de recibir alguna llamada para pedir un rescate al pasar las semanas.
— Lennon quedo como un cobarde... —no pude evitar apretar los puños con impotencia—. Como un pobre cobarde. Lo hubieras visto... estuvo firme hasta en el último segundo, aun sabiendo que iba a morir.
— No lo dudo Arthur, pero... no lo sé; fue lo más lógico que se me pudo ocurrir.
Negué con la cabeza, aun molesto, pero no necesariamente con Chucho, y miré hacia la ventana, como si eso lograra darme alguna clase de respuestas.
— Esto es ridículo —dije al final, fastidiado— Debemos de buscar a Esaú, y hacerlo entrar en razón.
— Si, ya lo sé. En cuanto te recuperes, iremos a...
— No —le interrumpí—. Mañana mismo.
— ¿Qué? Debes estar bromeando, acabas de salir de un maldito coma de un mes, Arthur.
— ¿Y? ya me siento mejor. Además, no me puedo quedar aquí acostado mientras sé que mi amigo está cometiendo una sarta de idioteces que solo lo llevaran a la tumba.
— ¿Y cuál es tu plan? ¿Solo ir tu y yo por la ciudad patrullando, con la esperanza de llegar a topárnoslo?
— Michael nos ayudara, dices que ya recupero la conciencia ¿O no?
— Michael esta tuerto, y sigue en recuperación. No lo visito muy a menudo, pero no tiene los mejores ánimos. Dudo que al menos quiera ver algo con nosotros.
— Ya veraz que sí. Yo hablare con él.
— Arthur... sigues mal. Lo último que necesito es que te me desmayes en medio de la calle por estar de necio. Espera unos días, y te prometo que iremos a buscarlo en cuanto los doctores te den de alta.
— Los jodidos Lirios no van a esperar a nadie. Si no actuamos ahora, Esaú terminara en una jodida fosa un día de estos. Y no estoy dispuesto a perder a nadie más.
— Arthur...
— Todavía no me puedo creer que hayamos perdido a Lennon, pero te prometo que él fue el último, Chucho; el ultimo.
Chucho parecía intimidado por mi determinación. Ni si quiera yo sabía de donde había salido. Supongo que estaba ya harto de toda la mierda por la que estábamos pasando, y era hora de enfrentarla. De cualquier modo, tarde o temprano tendríamos que hacerlo, y prefería mil veces salir a enfrentarla, que ocultarme de ella hasta que lograra encontrarme. Estaba cansado de huir.
— A Don Armando no le va a gustar nada. Las cosas están demasiado tensas estos días, y no creo que ayude si nosotros nos metemos más.
— Eso debió pensarlo cuando él nos obligó a involucrarnos. Ya no hay marcha atrás Chucho. Eso quedo en el olvido cuando decapitaron a nuestro amigo enfrente mío. No voy a perder a nadie más.
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