Capitulo 10
El sol comenzaba a descender lentamente por las montañas, dando paso a la oscuridad de la noche, y con eso, la temperatura también descendiendo drásticamente. Ese día el sol había estado más brilloso y caluroso de lo normal, por lo que una vez que se ocultó, la brisa del atardecer resultaba agradable
Había varios camiones recogiendo el ultimo cargamento de las armas del aeródromo, terminando al fin el día de mierda. Estaba recargado en la pared, mirando como esos enormes camiones iban en fila india saliendo hacia la carretera, mientras varios hombres salían detrás de ellos, igual de cansados que todos nosotros. Chucho estaba sentado en el suelo luchando por no quedarse dormido. Esaú seguía ayudando a mover las ultimas cajas a los camiones, y Michael llevaba varios minutos desaparecido, quizás hablando con Jackson o quien fuera el que estuviera a cargo de transportar todas las armas a las bases de los Connor. A lado mío, Lennon intentaba reparar sus gafas con cinta adhesiva, aunque a cada rato se le despegaban una y otra vez.
- No va a funcionar viejo, mejor cómprate unas nuevas -intente convencerle, mirando como en un intento desesperado Lennon volvía a enrollas una de las patas rotas de los anteojos-. Esa cinta podrá ser útil, pero no hace milagros.
- Mi madre me va a matar -se lamentó, mientras se daba por vencido y tiraba el rollo de cinta al suelo-. Fueron un regalo de ella, le costó tanto poder comprármelas... todo para que ese imbécil las destruyera de una sola patada.
- Hey, relájate, aun te queda dinero de lo de antes ¿No? Puedes comprarte unas nuevas, y tu madre jamás se enterará.
- No... no es lo mismo. Fueron un regalo de ella, se esforzó en conseguirlas. Si las llego a remplazar, quizá no se entere, pero no hará que me sienta mejor.
Antes de que pudiera contestar, apareció Michael saliendo del aeródromo, acompañado de Jackson quien terminaba de apuntar unas cosas en una pequeña libreta, que después guardo en su bolsillo. Supongo que todo el inventario del armamento.
- Oh, aquí están -menciono Jackson, al vernos-. Me preguntaba en donde se habían metido. Buen trabajo chicos, todos... Michael me conto lo que hicieron; que le salvaron la vida. Don Armando no olvidara eso.
- No... no fue la gran cosa -intente excusarme.
- Debo de admitir que al principio tenía dudas sobre ustedes. Pero quizás estaba algo equivocado.
- ¿Algo? -le respondió Michael-. Creo que salió mejor de lo que pensaban, les hicimos casi todo el trabajo encontrando esas armas.
- Bueno, que no se te suba a la cabeza niño. Aún faltan muchas cosas por hacer, pero... -en eso, saco lo que parecía un pequeño fajo de billetes de su pantalón, y se lo lanzo a Michael, quien lo tomo en el aire con dificultad-. Diviértanse un poco esta noche, se lo ganaron. No es bueno no auto recomenzarse de vez en cuando, podrían volverse locos.
- ¿Oh, en serio? Pues... gracias -le dijo Michael con una sonrisa satisfecha, mirando el fajo de billetes.
- Solo no se diviertan demasiado ¿Quieren? No necesitamos más problemas de los que ya tenemos. Los veré después chicos...
Jackson termino por subirse a uno de los camiones que iba de partida, y se fue con ellos, mientras Michael comenzaba a contar cuánto dinero es que le habían dado.
- ¿Para qué es ese dinero? Creí que no nos pagarían nada -comento Chucho, mientras se levantaba del suelo e iba a donde Michael estaba.
- No es un pago exactamente, es más como una pequeña recompensa Venga, hay que ir a tomar un trago, lleva meses que no voy por uno.
- ¿Un trago? ¿Después de todo lo que sucedido? -refuto Lennon, mientras se volvía a colocar las gafas dañadas.
- Claro, sobre todo después de lo que sucedió hoy. Sera mejor para todos si nos distraemos un poco, además de que ya nos merecemos algo de diversión.
- No bebo -fue lo que le dijo Chucho, quizá para zafarse.
- Yo tampoco -le seguí, mitineadme las manos a mis bolsillos para no demostrar lo nervioso que estaba.
En eso, fue cuando llego Esaú, preguntando si es que ya habíamos terminado con el asunto de las armas, a lo que Michael solo le asintió, aun con los billetes en la mano.
- ¿Por qué todos tiene esa cara? Parece como si hubiera muerto alguien -nos comentó Esaú, mirando la expresión de todos, algo confundido.
- Michael quiere que lo acompañemos por un... trago; pero no estamos muy seguros.
- ¿Un trago? Claro ¿Por qué no? No parece tan mala idea -nos dijo, entusiasmado.
- ¿En serio? -Lennon pareció sorprendido por la respuesta de Esaú.
- ¿Qué es lo peor que puede pasar? Digo, hemos sobrevivido a peores cosas ¿Y les da miedo un bar? -termino, soltando una pequeña risa.
- Se divertirán -le siguió Michael-. A esta hora las cosas se ponen un poco animadas, y distraerse les ayudara bastante a despejar todo lo que paso. Invito la primera ronda yo -termino, guardando el fajo de billetes.
No sé en qué momento yo y Lennon y Chucho aceptamos, pero 20 minutos después estábamos todos en la barra de uno de esos clubs nocturnos del centro de la ciudad, que era más que seguro que le pertenecían a Don Armando; ya que, en la entrada, las guaridas nada más ver a Michael le permitieron el paso sin restricción alguna.
- Bueno, comencemos con algo leve ¿Bien? No quiero que se me estén desmayando tan pronto -bromeo Michael, mientras nos pasaba un pequeño vaso a cada uno con alguna clase de alcohol.
No sabía si se trataba de whisky, vodka, o alguna otra variante de esas bebidas, pero tenía un olor bastante fuerte. El lugar estaba medianamente llena de gente, con música disco genérica tocando alrededor. Había mesas para que las personas se sentarán, y en el centro la gente bailando en la pista. También había muchas habitaciones con puertas que no sabía si eran baños o salidas, y la barra central donde la gente iba a pedir sus tragos. Había también un montón de chica lindas que iban en grupos a nada más divertirse con vestidos algo sugerentes. Me ponía rojo nada mas mirarlas, por lo que mantenía la mirada baja la mayor parte del tiempo.
- Entonces... ¿Brindamos? -nos dijo Esaú cuando estuvimos todos juntos en una de las mesas del club.
- ¡Brindemos! -exclamo Michael, levantando su vaso en el aire-. Por haber sobrevivido un día más.
- Por haber sobrevivido un día mas -le siguió Esaú.
- Por un día mas -siguió Lennon.
- Un día mas - y luego Chucho.
Después, todos se me quedaron mirando, como si yo fuera el que les diera la luz verde para comenzar a beber.
Mire mi vaso por unos segundos, pensando en que decisión tomar. Nunca antes me había emborrachado, ni siquiera una maldita gota de alcohol. No sé por qué mi madre llego a mis pensamientos, haciéndome saber la estupidez que probablemente estaría a punto de cometer. Pero luego pensé... que de todas las cosas que había hecho el último año, esta era la que si mi madre se entraba, menos la decepcionaría. Di un suspiro, y levanté la vista a la de mis amigos.
- Por haber sobrevivido un día mas -termine de decir, mientras levantaba mi vaso, y todos los chocábamos juntos entre sonrisas y risas.
Y acto seguido, me lo embutí todo de un solo trago, al igual que mis amigos.
Recuerdo que la garganta me ardió, y sentí como si hubiera tragado una bola de fuego que dio a parar a mi estómago. Me senté en el sillón de la mesa, y tosí un poco, al igual que Chucho y Lennon. Michael estaba riéndose de nosotros, mientras servía más en nuestros vasos, mientras Esaú se sentaba, y disfrutaba de su trago.
- No te preocupes Arthur, ya te acostumbraras. Después de un par más de estos, ya ni siquiera notaras la diferencia con el agua -me dijo Michael entre risas, mientras me servía mas en mi vaso.
Intente decirle que ya no quería, pero era tarde, me lo había llenado hasta el borde. Chucho, pese que aún no había parado de toser, decidió tomar el segundo trago con algo de duda en sus ojos. Voltee a ver a Lennon, e hizo exactamente lo mismo, pero sin quejarse tanto. Volví a mirar mi vaso mientras seguía sentado, y de nuevo me replanté en si seguir o no. Aún estaba tiempo de arrepentirme, pero algo dentro de mí, solo me dijo «¿Qué es lo peor que podría pasar? Sobreviviste a Oscar, aun montón de Lirios furiosos, y al mismo Don Armando. Un poco de alcohol no te va a vencer». Y moviendo mi cabeza de lado para poder darme un poco de valor, volví a tomar le vaso, y lo bebí hasta el fondo.
Pero luego fue otro; mi estómago y garganta comenzaron a arderme, y comencé a marearme un poco. Y por alguna extraña razón, los chistes de Lennon comenzaron a hacerme un poco más de gracia. Después fue otro trago, y luego otro cuando Michael comenzó a aminarse y decidió pedir una botella para los cinco. La cabeza comenzó a darme vueltas, y mis ojos no estaban enfocando bien las imágenes. Pero... me comenzaba a poner de tan buen humor como no lo hacía desde que era un niño.
Cerré los ojos un momento, para ver si así el mareo lograba quitarse, pero cuando volví a abrir los ojos, ya no estaba en una de las mesas del club, estaba en el segundo piso del club, tambaleándome por los pasillos y chocando con las personas que bailaban al ritmo de la música. Estaba demasiado confundido, no tenia ni la mas minima idea de como mierda habia legado ahí, pero camine sin rumbo, hasta toparme con Esaú recargado el barandal que daba la vista al primer piso donde estaba la barra central, y la pista de baile.
- ¡AaAarThur! -me grito, entre risas-. Mi bueEen amigO Arthur, ¿Dóonde te meeEetiste vieEjo?
- Yo... no, no, no lo sé -no lo recordaba siendo sincero- Su-supongo que por ahí -termine tambaleándome hasta llegar a él, y sostenerme de su hombro-. Creo que necesito ir al doctor... no me siento bien.
- Jejeje, yo me siento mejor que nunca -me contesto con una sonrisa boba- Y tú también, ya no tienes esa cara de amargado que siempre cargas ¿Sabes a donde fue Chucho? Estaba conmigo, pero... ya no.
Su cara parecía deformarse a medida que me le quedaba viendo, como si estuviera hecha de gelatina y le cambiara la forma, con los ojos haciéndosele más grandes o pequeños.
- Mierda, mi mama me va a matar cuando sepa donde mierda estoy metido.
- ¿Tu mama sigue viva? -bromeo, mientras sostenía su vaso de cristal con el alcohol que le quedaba.
- Cállate -le empuje molesto, haciendo que soltara su vaso, y cayera al primer piso, dándole en la comida a alguien en una de las mesas.
Por alguna extraña razón, eso comenzó a darme risa, y a Esaú también, a pesar de que los chicos a quienes les había caído ese vaso no paraban de insultarnos desde abajo. Nos estábamos muriendo de la risa los dos sosteniéndonos del barandal para no caernos de boca hacia abajo.
No sé de donde Esaú saco más vasos, pero me termino dando otro trago, y ya sin importarme mucho, lo bebí de golpe. Mi garganta aun me ardía y sentía que tragaba fuego, pero era agradable la sensación que le daba a mi estómago cuando terminaba de tragarlos.
Comencé a hablar con mi amigo de lo primero que se me veía a mente, mientras el no paraba de reírse, o darme la razón.
- ¿Vez? Ese es el maldito problemas, cada vez me siento más perdido, mi cabeza no para de... ¿Esaú? -note que mi amigo había desapreciado justo de mi lado, por lo que confundido me levante del barandal, y comencé a caminar por el piso, para ver si lograba encontrarlo-. ¡Esaú! -volví a gritar, para ver si me contestaba.
Mientras caminaba, no logrando mantener un equilibrio decente entre mis patas, choque con una mesera, tirándole todos los tragos, a lo que ella me empujo furiosa insultándome. Yo me levante como pude, y logre escabullirme entre las escaleras para bajar al primer piso, con la esperanza de haber perdido a aquella chica. Fue cuando encontré a Esaú en una de las mesas de la esquina del club, con Lennon y Michael platicando... o bueno eso parecía, ya que se escuchaban más gritos que diálogos.
- ¿Tú que vas a saber de música? De seguro ni has de saber quién mierda es John Lennon -le respondió Esaú con un grito.
- Yo se mas de música que tú, maldita ramera de cuarta ¿Quién mierda conoce a King Crimson? Ni tus jodidos abuelos debieron de escucharlos, tienes puros gustos de anciana.
- Vuelve a decir eso y juro ¡que te voy a clavar el maldito tenedor en los ojos, puto aborto de camello! -le respondió, levantándose de la mesa, y tomando lo que parecía un cubierto de la mesa.
- ¿Qué? ¿Me vas a mutilar con una cuchara? -le dijo Lennon, riéndose.
- Aun sirve para sacarte los ojos -la mirada de Esaú se tornó tan siniestra, que incluso Lennon paro su risa de golpe
- Caballeros ¿Quieren relajarse un poco? -exclamo Michael, que estaba en medio de los dos, colocando sus manos para mantener distancia-. Todos sabemos aquí que el mejor cantante de toda la historia sin ninguna duda es Michael Jackson. Todos los demás están so-sobrevalorados.
Lennon y Esaú dejaron de mirarse entre ellos, para ahora ver con odio a Michael, quien solo soltó una risa nerviosa, y volvió a tomar otro trago con la mano temblándole, hasta que por reojo logro verme, y se levantó en seguida de la mesa, saliendo de entre medio de los dos, sin importarle que estos siguieran mirándolo con ganas de meterle la cuchara por la garganta.
- ¡Arthur! Hasta que te apareces, creímos que ya te habías ido a divertir tu solo por ahí -me golpeo el hombro, mientras se reía, y yo intentaba seguirle el juego, pero con mi risa escuchándose mas que forzada.
- Sí, yo... ya sabes, estaba por ahí... -ya ni me acordaba que es lo que estaba haciendo hace solo cinco minutos- ¿Sa-sabes dónde mierda esta Chucho?
- ¿Chucho? ¿Qui-quien era Chucho? -los ojos de Michael se entrecerraron, con una expresión de estar confundido.
- Olvídalo -fue lo que le dije, torciendo los ojos, e intentando mantener el equilibrio suficiente para poder ir a sentarme en la mesa, donde estaban los demás.
Pero cuando logré centrarme, cerré los ojos de nuevo, y al abrirlos, ahora me encontraba en otra parte. Y ya comenzaba a frustrarme.
Estaba en la barra central del club, con Chucho a mi lado. Parecía estar platicando con una chica, la cual no paraba de soltar risas nerviosas mientras él hacía del tonto. En un momento dado, la chica tomo de la mano a Chucho, y comenzó a acercarse a su rostro lentamente hacia él. Pero cuando solo unos centímetros de distancia dividían sus rostros, Chucho pareció emocionarse de mas, y cambio su expresión de felicidad a una de nauseas; un segundo después, vomito todo lo que había bebido sobre el pecho de la chica.
La chica se levantó de inmediato, quejándose y maldiciendo a Chucho, mientras el pobre intentaba limpiarla tomando unas servilletas, pero en cuanto puso una mano sobre ella, la chica le dio tan fuerte cachetada a Chucho, que termino cayéndose del banco. Escuche la risa histérica de Lennon que se encontraba con Michael en una de las mesas, y después la de Esaú que se encontraba a lado mío.
Quise reírme también, pero en eso llego un chico bastante corpulento y alto, tomando a Chucho de su playera, y levantándolo en el aire.
- ¿Qué mierda le estás haciendo a mi chica? -le pregunto, mientras Chucho se retorcía, intentando zafarse del agarre.
- ¡Nada, nada, aquí no pasó nad...! -Chucho volvió a tener nauseas, y le vomito directo en el rostro al chico, haciendo que le entrara en los ojos, y el pobre lo soltara de inmediato, mientras se quejaba y se tallaba los ojos con asco, mientras mi pobre amigo no para de lamentarse y disculparse- ¡Lo siento, lo siento!
El chico le respondió a Chucho lanzándole un golpe con su brazo en el rostro, haciendo que este volara unos metros de distancia hasta caer en los pies de Esaú, quien, al verlo, siguió riéndose como una hiena.
- ¡Maldita sabandija! ¡Voy a volver a hacer que te tragues tu maldito vomito de nuevo! -le grito el chico a Chucho, valiéndolo a tomar de la playera, y levantándolo listo para darle una golpiza.
Pero justo antes de que al menos le tocara un pelo, Esaú se levantó al fin, y empujo al chico con todas sus fuerzas, apartándolo de Chucho.
- ¡Déjalo en paaAz! ...maaAldito animAal -Esaú se tambaleo un poco, pero a pese no estar en sus cinco sentidos, logro empujar al chico al punto de derribarlo, haciendo que este se levantara furioso, y fuera a plantarle cara.
- ¿Y tú quién mierda te crees? Piérdete, no es asunto tuyo -le respondió el chico, molesto.
- Oh, cla-claro que es asunto mío, amigoO. Si no te eeEsfumas de mi vista, voOe-voy a... haceEerte tragar tus dientes cu-cuando te los afloje de... de un puño.
- ¿Qué fue lo que dijiste? -el chico empujo a Esaú, pero en eso Chucho se levantó del suelo, y le devolvió el empujón al chico.
- ¡Ya lo escuchaste! Pi-piérdete, hueles a vo-vomito de perro.
- Pero es tu pro-prOopio vomito, imbéeEcil -le susurro Esaú.
- ¿Si cieErto, ¿verdad? -le respondió Chucho, mirando a Esaú con duda -Ca-cállate, no... no pienso bien mis insultos cuando bebo.
- ¡Voy a estrellarles la maldita cabeza a los dos si no se callan el puto hocico! -el chico pareció ponerse más agresivo, lo que termino por colmarme la paciencia a mí.
Le quite de las manos un vaso de cristal a una chica que bebía con sus amigas, y antes de que pudiera quejarse, comenzó a gritar horrorizada cuando le estrelle el vaso en la oreja al chico, el cual comenzó a sangrar bastante, y cayó al suelo gimoteando de dolor.
- ¿No oyes? Te dijeron que te largaras, im-imbecil -le dije, mientras me levantaba de la mesa, e iba hasta donde estaba el, mientras Chucho y Esaú no paraban de reírse.
Pero en cuanto me le acerque, el chico me soltó una patada en la rodilla que me durmió toda la pierna, e hizo que me fuera de hocico a una de las mesas, tirando toda la comida y las bebidas de una pareja. Las risas de mis amigos las seguí escuchando, para después sentir como alguien me levantaba tomándome del cuello de mi playera. Cuando vi, era aquel chico aun con el rostro lleno de vómito, y con la oreja sangrándole.
- ¡Date por muerto! -me grito, enseguida soltándome un duro golpe directo en el rostro, sin darme oportunidad de al menos poder cubrirme con mis manos, viendo todo negro de un segundo para el otro.
Pero cuando volví a abrir los ojos, ya no estaba en el centro del club, con aquel chico sobre mi golpeándome. De hecho, aunque mi mejilla seguía doliéndome. El lugar donde me encontraba era más frio que todo el ambiente de antes, como también la música se escuchaba ya lejana, aislada.
Sentí un peso encima de mi cuerpo, y levanté la mirada, donde lo que vieron mis ojos fue el rostro de una chica, demasiado cerca de mi cara, como si quisiera besarme.
- Sí que eres un chico rudo ¿Verdad? -me susurro la chica al oído, mientras me comenzaba a besar el cuello.
- ¿Chico rudo...? ¿Qué...? -murmure confundido.
Cuando sentí aquel beso de la chica, el peor escalofrió que llegué a sentir en mi vida recorrió todo mi cuerpo, casi como si hubiera recibido una muy fuerte descarga eléctrica; lo que me hizo quitarme a la chica de encima de una manera algo brusca.
- ¡Hey! ¿Pero qué te pico? -la chica estaba en ropa interior, además con una mirada molesta y confundida, lo que solo provoco que comenzara a entrar en pánico, sin que mis ojos aun pudieran poder enfocar bien, dándome todo vueltas y mirándolo distorsionado.
- Ay mierda... cu-cuanto más bebí... - intenté recordar como mierda había llegado a esa situación, pero toda mi cabeza era una laguna mental muy borrosa.
Las náuseas no tardaron en llegar hasta mi garganta, pero solo con la diferencia de que logré contenerlas.
- ¿Te sientes bien chico? -me pregunto la chica, con una sonrisa, pero arqueando su ceja. Se notaba que la chica también estaba borracha.
Me le quedé mirando como un imbécil por la menos 8 o 7 segundos, hasta que tuve la suficiente decencia de solo poder negar con la cabeza.
- Ay cielo, hasta estas sudando ¿Qué? ¿Te puse nervioso? -la chica, con una sonrisa engreída, que se me acerco, tomándome de la playera y obligándome a que yo me acercara más a ella- Tranquilo, la primera vez siempre uno se pone nervioso, pero no hay nada que temer... -en eso, sentí que me agarro la entre pierna.
- ¡Espera, espera! ¡No, no, no! -en un reflejo que ni siquiera pude yo controlar, la termino apartando de un empujón lejos de mí, para en seguida buscar la puerta de esa condenada habitación, y escapar de ahí.
Cuando logré encontrar la perilla, la abrí de un empujón, chocando con varias personas que se encontraban paradas platicando o fumando, con la música comenzando a taladrarme los odios.
- ¡Oye! ¿¡Pero que mierd...!? -logre percibir el grito de la chica desde la habitación, pero en cuanto comencé a caminar y moverme entre la gente intentando no chocar, el sonido de la música hizo que su voz se disipara entre el ambiente.
Caminaba torpemente, intentando encontrar algún rostro conocido, pero lo único que mis ojos veían era todo moviéndose como si estuviera echo de gelatina o agua, distorsionando las formas y las proporciones de las personas. Tenía que encontrar a mis amigos, a quien fuera que lograra sacarme de este apuro; ya ni siquiera lograba percibir la música, solo ruido de fondo demasiado alto que jodia cada vez más mis oídios.
- ¡ChUcHooOoo...! ¡EeesaUuUu...! -comencé a gritarle a mis amigos, con la esperanza de encontrarlos, con el tono de mi voz subiendo y bajando de forma inestable- ¡LeeEeenNn...! ...nop... a él no, a él no lo quiero ver...
Seguí tambaleándome, chocando con varios chicos en mi camino que bebían y bailaban. No sé en qué punto, todas las caras de las personas comenzaron a deformarse a tal punto que comencé a confundirlos con mis amigos.
- ¡Chucho! Aquí estas, maldito cabron...
- ¿Quién? -me respondió un pobre chico confundido, cuando le abrace por el hombro-, quizás deberías tomar un vaso de agua...
Después, creí haber encontrado a otro...
- ¡Esaú! Maldito bastardo, hast-hasta que te encontré... -me lancé a abrazarlo.
- ¿Tengo pinta de llamarme Esaú? -una chica con el mismo corte de cabello fue a la que termine abrazando, la cual bastante incomoda, se alejó de mí -Estas demasiado borracho amigo...
Seguí caminando, ya ni siquiera buscando a mis amigos, si no alguna maldita salida de ese lugar infernal, el baño o algo parecido para lavarme la cara, y ver si así me podía relajar un poco. Necesitaba buscar el retrete para poder vomitar y sacar toda la mierda que me había bebido, y solo quizá así pudiera sentirme mejor.
Una vez por fin encontré el baño, entre como desquiciado, y abrí el primer cubículo de los retretes para así tener, aunque fuera un poco de silencio. Estúpido error.
Cuando abrí la puerta, lo que me encontré fue a un chico sentado en el retrete con los pantalones abajo, y una chica sentada sobre él, de la cintura para arriba desnuda. Nada más los dos me vieron, comenzaron a gritar a todo pulmón asustados, a lo que yo comencé a también gritar pasmado, tapándome los ojos con mi mano, y cerrando la puerta del cubículo de golpe.
- ¡Para eso existe el maldito seguro! -les grite a esos dos, aun asimilando lo que acababa de ver, saliendo del baño, casi resbalándome al querer hacerlo rápido.
Regresé a la fiesta, chocando y tropezando con la gente, cuando comencé a escuchar varios gritos y porras de las personas que venían de una de las mesas centrales del club. Cuando me fui acercando, abriéndome paso como pude para ver qué es lo que todos estaban mirando, mire a dos chicos sentados en una de las mesas, con un cuchillo enorme, pasándolo entre sus dedos y clavándolo en la mesa de madera. Uno de ellos lo estaba haciendo endemoniadamente rápido, haciendo que ni mis ojos lograran seguir el ritmo. El otro participante estaba llorando, sentado y gimoteando, mientras se sostenía su mano, la cual estaba llena de sangre, probablemente por haberse clavado el cuchillo en uno de sus dedos. Despues de más porras por parte de la gente qué miraba, el chico termino la ronda, y clavo el cuchillo en la mesa con todas sus fuerzas producto de la emoción, soltando un grito de victoria, mientras todos aplaudían y gritaban celebrando. Cuando le vi el rostro al chico, por alguna razón no me sorprendía que se tratara de Esaú, el cual después de agarrar todo el dinero de la mesa por su victoria, tomo otro vaso lleno de alcohol, empinándoselo, para después gritar "¿Quién es el siguiente?", con Michael a su lado alentándolo y riéndose con él.
Intente salir del lugar, para que la cabeza no me terminara de explotar, pero cuando llegue a dar 5 pasos, alguien me tomo de la playera, y me obligo a girarme.
- ¡Arthur! -me grito Chucho, para que pudiera escucharlo por todo el ruido de fondo- Arthur ¿Qué estas haciendo? ¿Dónde te mentiste?
- Tu... me abandonaron- comencé a lamentarme, apuntándole con mi dedo y tocándole su pecho- me abandonaron y... casi me viola una... chica, y unos imbéciles en... en un ba-baño -terminé con un sollozo.
- ¿Qué te qué? -parece que confundí mas a Chucho con lo último- Tu desapareciste después de la golpiza que te dio a-aquel sujeto.
- Ustedes montón de... abandonadores... -ya los mismos parpados comenzaban a pesarme de solo mantener mis ojos abiertos.
- No, no, no... t-tu nos abandonast-te a noso... a nosotros.
Mi cabeza comenzó a fallar, y sin ninguna razón aparente, le solté una bofetada a Chucho, sin ninguna justificación, solo de a gratis; a lo que Chucho, riéndose un poco, me devolvió la bofetada, y después yo se la devolví, y él me la devolvió; hasta que la siguiente vez me le lance con todo mi peso, haciendo que los dos cayéramos al suelo, tirando algunas cosas de unas mesas a nuestro alrededor.
Abrí los ojos, y me encontraba con él en el segundo piso del club, hablando de algo que ya ni siquiera recordaba. Chucho estaba muriéndose de risa, cuando de repente, su rostro se transformó en la cara de un anciano serio, cortando sus carcajadas de golpe.
- ¿Por qué no tienes novia aun, ehh? -me cuestiono, mientras yo solo esquivaba su mirada, y me ponía a pensar en que responderle -siempre has sido un ro-romántico.
Yo... no lo sé... -me excuse, levantando los hombros y haciendo una mueca-, la última que tuve me robo mi dinero y me... no espera, no creo que al menos fuera mi novia. Fue raro... como que, si quería, y luego no, y después me abandono y... me estafo.
- Espera ¿De quién estamos halando?
- ¿De la chica de cabello morado? -le dije con una mueca, intentando que recordara-, La que tenía una cara bonita pero como de drogadicta o rockera al mismo tiempo. Ya sabes ¿La que se llevó todo mi dinero?
- Ahhh ella, la bonita. T-tu vecina ¿No?
- Si... ella...embustera... traidora... y hermosa ladrona -me comencé a poner sentimental, poniendo una cara tan larga, que mis ojos comenzaron a lagrimear- Confié en ella Chucho, yo hubiera... yo hubiera dado la vida por ella... -la voz se me debilito, al quedarme sin aire, intentando que las lágrimas no salieran.
- Espera... ¿No fue a ella a quien le matamos su papa? -me pregunto Chucho, arqueando una ceja, confundido, y desviando la mirada.
- Sí, pero... aun así... la amaba ¿Sabes? Yo la... yo la amaba Chucho... yo la amaba...
- Estoy confundido -fue lo único que me logro responder.
- Nunca supe un culo de arte, y por ella... me aprendí toda la puta biografía de Van Gogh, Chucho. Tuve que ir a la biblioteca y... leer y leer sobre ese tarado.
- Ya me perdí ¿Quién mierda es Van Gogh?
- Un... pobre imbécil que se enamoró de las estrellas... creo. Se cortó una oreja el mismo, y se pegó un tiro en el pecho, por la sociedad. "La tristeza durará para siempre", fue lo último que dijo. Y... estoy comenzando creer que tiene razón.
- Todo por una chica... -Chucho pareció compadecerse de mí, tomando mi hombro, en señal de apoyo.
- Nunca te enamores Chucho. Eso solo te condenara. No te enamores de una estrella, como yo, porque terminaran abandonándote.
- Salud por eso -Chucho levanto su vaso, y yo después el mío.
- Salud -me empiné todo el alcohol, con la garganta ardiéndome a tal punto, que tuve que cerrar los ojos para poder pasármelo-. Al menos, mientras mi madre siga conmigo, todo estará bien. Por qué el día que ella muera, te juro que perderé la cabeza. Y perderé el rumbo...
Cuando volví a abrir los ojos, me encontraba de nuevo en la barra central, con Lennon a mi lado triste y melancólico, tomando con pesadez un trago, mientras le empezaba a dar hipo.
- Estamos jodidos, condenados, muertos... todos vamos a morir, todos, todos, todos...
- ¿Sabes cómo quiero morirme yo? -Michael le respondió con una sonrisa boba, y encimándosele a Lennon, que estaba sentado a lado suyo -Arriba de todo el mundo -extendió sus manos, como si pudiéramos ver lo que imaginaba -mirando las estrellas, y por encima de todo, en lo más alto de esta ciudad de po-rque-ria. Así, así, morir no sería tan malo...
- Mirando el atardecer -Chucho le siguió, con la mirada melancólica que siempre cargaba, imaginando lo que decía -en la cima de algún risco o algo... solo observando como el sol se oculta entre las montañas o los edificios, y la brisa me pega en el rostro, en calma, y paz. A lado de mi esposa o no sé, un amigo, para que la muerte no se sienta tan-tan solitaria...
- Un funeral nórdico es lo que quiero yo -le respondió Lennon, cambiando su expresión depresiva, a una más relajada de golpe-, que me quemen mientras suenan tro-trompetas, y el Valhala espera por mí.
- PerOoo para eso ti-tienes que morirte en batalla, animaAal. Si no te vas a ir directo al fango de mierda donde se van to-todas las almas pate-patéticas -Esaú fue el que le contesto a Lennon, el rostro rojo y agachado, probablemente intentando soportar las náuseas.
- Jejejeje, a Oscar debe en-encantarle es lugar -Chucho estaba a lado mío, con las mejillas rojas por las bofetadas que le había dado, pero parecia que lo había olvidado del todo- Mu-muerto como un perro sarnoso.
- No hables de ese imbécil -me lamente, no queriendo ni recordarlo -está muerto ¿Qué importa si se está ahogando en mierda?
- Ojalá, el pedazo de aborto debió morirse más lento ¿Por qué lo mataste tan rápido Arthur? Lo hubiéramos desmembrado len-tamente, cortándole las manos, o matarlo a palan...cazos, eso me hubiera gustado más.
- Le hubiéramos pasado la rueda del auto por encima -le siguió Chucho, mas entusiasmado-, con la cabeza explotándole como una sandía. O no le hubieras disparado tantas veces, hubieras dejado que se desangrara, como un puerco en un ma... en un matadero.
- ¿Saben que es lo que yo digo? -Michael se paró de la mesa, tambaleándose un poco, para que todos pudiéramos escucharlo- Yo digo que lo hubieran tirado desde un edificio; no hay peor muerte que morir de caída; la angustia mientras estas cayendo al vacío, en la espera de hacerte mierda contra el pavimento... joder, los peores últimos segundos de toda tu maldita existencia.
- Quemado -fue lo que se me ocurrió decir, mientras dejaba mi vaso en la barra, y un poco encorvado, me quedaba mirando a la nada, con un semblante serio -, lo hubiéramos quemado. No sé si es que exista un inferno después de esta vida de mierda; pero nos hubiéramos asegurado de que sintiera el calor de las llamas furiosas derritiéndole toda la piel. Si Oscar debió de haber muerto de alguna manera, debió ser envuelto en llamas; aullando de dolor como el perro miserable que siempre fue... lento y doloroso hasta los cojones, con cada segundo deseando que el fuego finalmente terminara de consumirle, y así morir de una buena vez por todas. Vivir el infierno en vida, antes de pasarlo por toda su jodida y desgraciada eternidad...
Hubo un silencio algo prolongado, todos mirándome con algo de duda y miedo, lo que solo hizo que girara la mirada, algo confundido.
- Eres una persona siniestra Arthur -me comento Lennon, mirándome con miedo y asombro-, yo me hubiera conformado con haberlo decapitado, pero tu viejo, sí que eres muy macabro. Y yo que pensaba que aquí el psicópata en potencia era Esaú.
- Cállate tú, plátano con mayonesa y... sida... -hasta Esaú supo que fue un mal insulto de lo borracho que estaba, por lo que segundos después, todos nos comenzamos a reír.
Volví a cerrar los ojos, y cuando los abrí estaba aún más mareado de lo que recordaba. Chucho, Michael y Esaú habían desaparecido. Lennon aún se encontraba a lado mío, mirándome con un rostro triste, pero también adormilado, probablemente con el alcohol ya en su cerebro.
- E-eres...eres un buen amigo... Arthur. Un bu-buen amigo -me dijo, con la voz pesada, tomándome del hombro con aprecio.
- Calla, no-no-no es cierto -le quite la mano de mi hombro, y después tome otro vaso, sirviéndome un trago más a mí y a Lennon -bri-brindemos -le dije, levantando la copa, a lo que Lennon sonriente, tomo el vaso, y también lo levanto.
- Por haber sobrevivido un puto día mas, en esta tierra de mierda.
- ¡Por otro puto día mas! -exclamo Lennon
- ¡Salud! -un chico cualquiera se metió en nuestro brindes, lo que, por alguna razón, me puso tan furioso, y el chico tenía alta cara de pelotudo, que tome un tenedor, y se lo termine enterrando en la palma de su mano.
El chico grito histérico por mi reacción fuera de lugar, a lo que Lennon solo comenzó a reírse del sufrimiento de aquel chico.
- ¡Puto loco de mierda! ¿Qué putas te pasa? -me grito el chico entre llanto, mirando su mano, y el tenedor enterrado en su piel y en la madera de la mesa.
Yo con una mirada seria, volví a tomar mi trago, y reanudé el brindis con Lennon, que no paraba de reírse.
Otro trago, y volví a cerrar los ojos para aparecer en otro jodido lugar. Un tipo me tenía de la playera, arrastrándome hacia la salida, para nada más abrir la puerta del club, lanzarme con todas sus fuerzas, cayendo al pavimento de cara, raspándome los brazos y las rodillas. Después vi caer a Chucho a mi lado, y luego a Michael, quien se levantó en seguida tambaleándose, y gritando puros insultos.
- ¡Jodete fascista de... mierda! ¡Me voy a acordar de tu rostro de bastardo, y después te castrare y te obligare a tragarte tus...! -Michael no termino de escupir las demás palabras, si no todo el alcohol que había ingerido, tendiendo arqueadas que solo hicieron que Chucho le siguiera en la cadena de vomito.
Después sacaron a Lennon y Esaú del mismo modo, estos dos últimos soltándose a reír a carcajadas aun en el suelo, de una manera histérica.
- Ya nos sacaron, montón de im-imbeciles -comencé a decirles, sin evitar comenzar a reírme por la risa de Esaú y Lennon.
- Yo no le enterré el tenedor a un pobre diablo -me respondió Esaú entre risas, mientras se levantaba, y comenzaba a tambalearse por las calles.
- ¿No fuiste tú el que golpeo a un chico hasta que comenzó a llorar? -Lennon termino también por levantarse, soltando risas adoloridas, quizás por las náuseas que comenzaba a sentir,
- Bueno... eso fue también... culpa de Arthur.
- No te pedí tu ayu-yuda -le refuté, levantando los hombros.
- Ya perdí la cuenta de cuantas veces eh salvado tu gordo pellejo, un día te tocara salvarme el mío ¿No crees?
- Dudo que pase eso -Chucho termino de vomitar, tambaleándose y sosteniéndose de Lennon, quien, al no poder mantener el equilibrio, termino cayéndose junto con el de nuevo al suelo.
Todos nos comenzamos a reír histéricamente, comenzando a llamar a la atención de las personas que pasaban por ahí, entrando y saliendo del club. Chucho volvió a vomitar una vez más, y esta vez, no pude controlar las náuseas, y terminé soltando todo lo que tenía en mi estómago, hasta que comenzó a salirme también por la nariz, y la garganta empezó a arderme por el esfuerzo. Los demás seguían riéndose como tarados, mirándome a mi sufrir entre mierda y vómito, quedando en ridículo en medio de la calle.
Todo fueron burlas y risas, hasta que comenzamos a oír las patrullas de las sirenas (¿O eran sirenas de las patrullas?) escuchándose a lo lejos. Michael corrió despavorido, a lo que todos entramos en pánico, y comenzamos a seguirlo, tropezando con los pies del otro, y cayéndonos al suelo más de una vez.
Al final, cuando llegamos al auto de Chucho, Lennon en su desesperación por querer abrir la puerta, la abrió con tal fuerza, que termino golpeándome en rostro a mi uno de los cristales, haciendo que cayera al suelo, y todo se volviera negro de un segundo otro.
- ¡MalditAa sea LeEnNon! ¿Cuándo vas a deEEjar de caGaarla? -escuche a Esaú insultar a Lennon, antes de que mis oídos dejaran también de funcionar.
No sé cuánto tiempo sucedió después de eso, o si quería al menos recordar que fue lo que sucedió después.
Lo que me despertó fueron los golpes de alguien llamando a la puerta de mi departamento. La cabeza me daba vueltas como nunca lo había hecho. Todo el cuerpo lo tenía adolorido y la poca luz que lograba filtrarse por las cortinas de mi ventana me lastimaban los ojos. Por un segundo creí que estaba en mi cama, pero después de moverme un poco sentí el duro concreto en mi espalda.
Estaba en el jodido suelo, pero en mi habitación; lograba reconocer el foco que siempre había colgado en mi techo, y después todas las cosas que habían alrededor: Mi cama, mi viejo armario, y toda la basura que tenía regada en el lugar. Hice un intento patético por levantarme, pero sentí como si mi cabeza estuviera a punto de estallar por el movimiento brusco, dejándome caer al suelo de nuevo. No recordaba nada de...las últimas 12 horas, pero mis ojos me ardían tanto que no hice el mínimo esfuerzo por intentar recordar algo.
Volvieron a tocar la puerta con más fuerza. Pensé en solo ignorarlo, y tomar la cobija que estaba en mi colchón para cubrirme el rostro de la luz, y ver si lograba conseguir dormir de nuevo; pero la persona que estaba fuera de mi departamento volvió a insistir. Ahora en lo único que lograba pensar era en una y mil formas de maldecir al imbécil que estuviera haya fuera jodiendome. Solo quería volver a dormir...
Pero fue cuando escuche su voz, supe que tenía que levantarme e ir a la puerta como fuera, o esconderme bajo la cama con la esperanza de que finalmente desistiera.
-¿Arthur? Arthur, sal de ahí, sé que estas aquí, tus vecinos me dijeron que estas dentro -la inconfundible voz de Penny resonaba en mis oídos, y sentí como mi frente empezaba a sudar frio ¿Qué mierda hacia aquí ella? -Arthur, por favor, no estoy enojada contigo por lo de la otra noche, solo quiero saber si estás bien, por favor, abre la puerta...
No sé si mi cabeza estaba demasiado jodida como para pensar con claridad, pero me puse de pie, y tambaleándome me dirigí a la puerta. A mis ojos les costaban enfocar las cosas, y termine tropezándome con toda la basura que estaba en mi departamento, pero no me importo en lo absoluto, tenía que concentrarme en cosas más importantes que en un poco de basura, como quizá lograr poner un pie delante del otro sin caerme de rostro al piso.
Cuando abrí la puerta, vi a Penny frente a mí, más hermosa de lo inusual, pero con una expresión que mostraba miedo y sorpresa, quizá de verme en ese estado ¿En serio tenía un aspecto tan malo...?
-Arthur...tu... ¿Estas bien? -me pregunto alterada, con un tono de preocupación muy marcado.
-Oye Penny...yo...solo quería decirte que...que siento haberte dejado plantada la otra noche...yo...yo ...se me atravesó algo y...no...no pude avisarte a tiempo... tuve que hacerlo, pero no me dio tiempo...p-perdóname -Fue en lo único que pensé cuando la vi, pero la boca y la garganta las tenían tan secas, que me costaba pronunciar las palabras.
-Arthur, te dije que no te preocuparas pro eso...Dios, te vez como si alguien te hubiera atropellado, y después enterrado vivo.
-¿Qué? -le dije casi riéndome -No me veo tan mal...solo que... -no pude terminar mi frase.
El estómago me comenzó a dar vueltas, y antes de que al menos pudiera ofrecer resistencia, expulse todo lo que había comido en la noche en el suelo, en arcadas violentas.
Penny se alarmo, e intento ayudarme sosteniéndome de los hombros, pero volví a vomitar, ahora en sus pies, y antes de que pudiera alzar la vista, me caí al suelo de espaldas, y no sentí nada más. Todo simplemente se volvió negro
Y después fue cuando comencé a recordar, o bueno, al menos algunos fragmentos.
Cuando volví a abrir los ojos, vi que me encontraba en el sofá, en vuelto en un par de mantas, con un cojín haciéndome de almohada, y las cortinas cerradas para que no entrara la luz. Mire a mi alrededor con dificultad, y mire a Penny caminando de un lado a otro, recogiendo algo. ¿Se había quedado aquí? No sabía cuánto tiempo había pasado, y seguía sin recordar muchas cosas, pero lo que si recordaba fue como le vomite los zapatos antes de caer inconsciente.
¿Por qué se había quedado? Cualquier persona cuerda me hubiera dado una patada y largarse por vomitarle encima. Yo lo haría...
-¡Arthur! -escuche su melodiosa voz -Despertaste al fin, creí que dormirías todo el día -fue hasta la cocina, y trajo un vaso con algo raro que no se veía nada bien -Ten, tomate esto, te ayudara a sentirte mejor.
-Penny...Penny yo...
-No digas nada Arthur, solo tomate esto, anda...
Agarre el vaso que me dio Penny con dificultad, y me trague el contenido antes de que mi nariz pudiera olerlo, pero el sabor era a una especie de esparragas con agua muy amargas y agrias, quemándome la garganta a su paso. Me abstuve de escupirlo para no volver a manchar Penny, y me lo trague al momento que toco mi lengua.
-¿Qué...que carajo era eso? -quise escupir al suelo para quitarme el sabor.
-Jugo de tomate, pepino, y cebollas. Te ayudara con la resaca, mi madre siempre se lo daba a mi hermana cuando regresaba de fiesta.
-Mierda...es lo más asqueroso que eh probado.
-Lo sé, pero hará que te sientas mejor -me sonrió de una manera tierna, al mismo tiempo que me pasaba otro vaso, pero con agua -Tienes que hidratarte.
Me levanté y me senté en el sillón, cubriéndome con la manta, tomando el vaso de agua. Fue cuando pude mirar desde una mejor perspectiva al departamento; aunque aún todo estaba oscuro, me di cuenta de que toda la basura que había estado acumulando al paso de las semanas se había ido, y todo estaba al menos la mitad de limpio de lo que recordaba.
-¿Cómo...como sabes dónde vivo? -no recordaba haberle dicho.
-Ya había venido antes, recuerda; en el primer año de la preparatoria, cuando recién nos conocíamos. Teníamos un trabajo juntos, había olvidado las llaves de mi casa, y tú me ofreciste pasar el tiempo en la tuya.
-Oh si...cierto.
Mire a Penny, y a sus zapatos, que tenían una enorme mancha por mi vomito que ella había intentado limpiar con papel. Lo sabía por qué algunos trozos quedaron pegados en el zapato, lo que solo me comenzó a dar más pena de estar frente a ella.
-Penny ¿Cuánto tiempo llevas aquí?
-No lo sé, perdí la noción, quizá una o dos horas -levanto los brazos despreocupada -Creo que ya lo notaste, pero limpie un poco el lugar; tenías un verdadero desorden -soltó una pequeña risa.
-Pero... ¿Por qué? -seguía sin entender, cualquier persona lista me habría dejado tirado a mi suerte por imbécil.
O Penny era muy tonta, o yo era una mierda por pensar así, no sabía cuál era la opción.
-Por qué...eres mi amigo- ¿Auch? -No iba a dejarte ahí tirado, no era... ¿Ético? No lo sé Arthur, quizá es porque soy una estúpida, o me preocupas. Siento que no eh sido una muy buena amiga en este tiempo... y quería arreglarlo.
-Sí, pero...no tenías que hacer nada de esto.
-Pero quise. Ya te dije, me preocupas, aunque a veces puedas ser un poco tonto -me dio un ligero golpe en el hombro, jugando.
-Yo...siento lo de antes, dejarte plantada y...vomitarte encima -estaba demasiado avergonzado, al punto que sentí como mi cara comenzó a calentarse, poniéndose roja.
-Nah, tranquilo, no fue tanto, solo los zapatos, además de que ya los limpié. Estabas preocupándome, nunca vi a alguien con una resaca tan fuerte que terminara desmayándose; debiste pasar una noche muy loca...
-No yo...si te soy sincero, no recuerdo un carajo de lo que paso.
Penny volvió a reírse, pero esta vez con más ánimos.
-Sí que eres toda una fichita -me comento, con sarcasmo.
-No, usualmente nunca bebo, eso solo que...tuve una mala semana.
Mi madre estaba en el hospital, me habían amenazado de muerte, mate como a tres personas, deje a un niño huérfano, y deje plantada a la chica que me gustaba. Creo que una semana de mierda se quedaba corto.
-¿Por qué? ¿Pasa algo? -sabía que me iba a preguntar eso; mierda, mierda.
-No es solo que... -necesitaba pensar en una cuartada rápido...o solo decir la verdad a medias -¿Recuerdas que te dije que mi madre estaba enferma?
-Si ¿Por qué? ¿Está bien? -Penny se mostró preocupada.
-Mmm...no; no lo está. Tiene tuberculosis -agache la cabeza, desanimado -Esta en el hospital ahora, internada.
-Oh dios Arthur...como lo siento.
-Está bien -le dije, despreocupado -Ella es fuerte, siempre lo ha sido. Solo que me preocupa que ya sabes... a veces por más fuerte que seas, las cosas no siempre salen bien.
-No vayas a pensar en eso, todo va a estar bien ¿Si? Estate tranquilo -note como tomo mi mano por encima, mostrándome apoyo.
Todo el estómago se me volvió a revolver, pensando por un minuto que volvería a vomitar. ¿Por qué Penny era así conmigo? Digo...limpio todo, me cuido; es como pensar que ella estuviera en una especie de deuda conmigo ¿O tal vez solo era una buena amiga? Aun no podía pensar en que solo hace unos meses nos costaba dirigirnos la palabra, y ahora estábamos aquí, los dos juntos. Después de pasar por tanta mierda, algo debía de haberme salido bien ¿No?
-Oye Penny... ¿Qué te parece si me dejas compensarte por todo lo que has hecho? ¿Quieres ir al cine o...?
-Oh no Arthur, no tienes que hacerlo, no espero nada a cambio.
-Vamos, insistió, deja que me sienta al menos un poco menos culpable -Penny hizo una mueca, notándose duda en su rostro, pero yo solo le sonreí, insistiéndole.
-Mierda, no puedo decirle que no a esa cara -me dijo entre risas -Bien, vamos al cine.
-¡Genial! Solo...deja cambiarme, y darme un baño, aun apesto ah... ni siquiera sé a qué apesto -Era una especie entre alcohol, tabaco y...no sé, más olores raros. Penny solo se soltó a reír de nuevo, y me dijo que me esperaba.
20 minutos después, tuve esa cita la cual mi yo del pasado había estado soñando por mucho, mucho tiempo.
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