Un adios
Mis quince fueron... jodidamente mi mejor cumpleaños y es que aunque no estaba tan seguro de querer unos mi hermana me obligó, y me alegra de que lo hiciera.
Compartimos nuestra fiesta de quince en un gran salón, claro Mamá casi deja en quiebra a papá pero el gustoso pues era fiesta de su nena y yo me hacía hombre según él.
Fui el chambelan de mi hermana y no me importo también mis chicos pues no iba a dejar que cualquier imbecil tocara a mi hermana de las cargadas.
Ese día me valió madres y baile con Lu apesar de las miradas que llegó a soltar mi abuela, eso si mi papá le dijo que me dejara bailar en paz.
Fue Invierno y su perra pero se mantuvieron alejados, claro no pude no notar esas miradas que me echaba en el baile, muevo bien mi culito así que no lo culpo.
Como dije la mejor fiesta de mi vida y como siempre terminamos en mi habitación abriendo nuestros regalos.
—Oh es hermoso —dijo Sofi viendo su collar— gracias.
Le había dado un regalo a escondidas de mis padres, me había tenido que quedar sin comer por un año pero bueno siempre conseguía el almuerzo de alguien.
—Me alegra que te guste —suspire— ahora déjame respirar.
—¿Cómo... Lu —acertó por fin dejándome de abrazar.
—Fue todo un problema se equivocó de letra dos veces —bufé.
—Pero que —negó divertido— al menos lo logró.
Asentí feliz, mi hermana besó mi mejilla.
—Ya vas a empezar —gruñi.
—¿Que te dió a ti Lu? —me miró divertida.
—Sexo —asentí
Recibí un putazo en la cabeza, no había sido sexo pero casi.
—Asquerosos —negó divertida.
Se fue después de un rato, en realidad me había regalado una sudadera demasiado cara que ame desde que la vi.
Viví muchas cosas con Lu, la más especia mi primera vez si y no quiero que me vengan a decir que era muy joven... me gustó fin.
Ese viernes llegué a la escuela plenamente muerto, tenía sueño, hambre y mi mamá me había puesto de malas pues no quería comprarme un auto.
—Hola Santi —saludó Lu pasando su brazo por mis hombros.
—Louis —correspondí al saludo.
—No me digas así de feo —gruño.
—Así te llamas —dije confundido.
—Dime Lu, amor, cariño pero LOUIS así de seco ni que fuera que —bufó molesto.
—De acuerdo mi amor —puse los ojos en blanco.
Nos fuimos a nuestra zona para poder besarnos y echarnos una fumadita.
—Si saben que fumar mata sus pocas neuronas verdad —atacó Lu como siempre.
—Si —dijo Rob.
—¿Quieres? —ofreció Bob.
—Mi papá me mataría —asintió.
—Y es por eso que necesitas esto —le pasé el cigarro de maria — una fumadita y tu padre desaparece.
Lu se quedó observando por unos segundos para terminar por aceptar.
Me levanté para ir por algo a la máquina expendedora.
Yo solo quería mis galletas pero esa madre se quedó atorada.
—Oh vamos —gruñi pegándole.
—No todo se arregla pegando —murmuró invierno.
—¡Quieres ver que si! —le miré molesto.
Invierno puso los ojos en blanco para meter su billete y desatascarla con algo que estuviera arriba, al final las galletas y sus dulces cayeron, los tomó para darme mis galletas.
—No esperes un gracias —se las quite.
—No lo hacía —pasó de mi.
Cuando estaba a un par de pasos le grité.
—¡Invierno, gracias! —asentí levantando el dedo medio.
Correspondió igual a lo que negué, al salir Lu ya se estaba acabando el cigarro.
—No tonto solo era un fumadita —se lo arrebate.
—Oh —dijo riendo— no siento nada.
—Ya lo harás —bufé— ahora traga.
A la hora de la escuela solo llegábamos a darle una o dos no para ponernos pero mi Lu... no procesa nada bien.
A mitad de clase se puso a reír como loco, lo sacamos con la excusa de que era un ataque de pánico.
—Tenias que ser —gruñi.
—Te amo mucho —dijo besando mi mejilla— tu me amas mucho verdad.
—Si, si —traté de calmarle, se iba a poner peor.
—Mierda ¿Ahora que? —me quejé.
—Llamamos a su chofer —señaló Bob.
—Creo que si —suspiré.
Su casa estaría vacía como siempre así que no nos preocupamos.
Lo abracé para que se calmara a lo que correspondió besando mi mejilla, sonriendo feliz.
—Ay Lu —negué.
—Santi —me miró triste— tengo mucha hambre.
—Te alimentare no te preocupes —negué divertido.
Era mejor tenerlo ocupado, su Chofer llegó un par de minutos después.
—Ven conmigo si —pidió— Por favor ven conmigo.
—No me queda de otra —acepté.
Me subí al auto con mi chico aferrado a mi.
—No lo puedo creer —dijo su chofer negando.
—Tu vives con él y su padre, ¿De verdad no lo puedes creer? —le recordé.
Él asintió, el chofer de Lu a quien él llamaba Dona desde bebé era realmente como un padre para Lu, lo llevaba a todos lados, lo cuidaba cuando su padre no estaba y si tenía miedo era él quien le preparaba leche tibia.
Al llegar nos dirigimos a su habitación... mi Lu era un chico consentido.
Lo recosté en la cama para darle una botella de agua y galletas que debían servir para que se le bajara.
—Ven aquí si —me jaló.
—No tendré sexo contigo en esa condición —sentencié.
—Abrázame —pidió.
—No —bufé— abraza a Rodrigo —dije dándole su peluche.
—Por favor, por favor —susurró.
Suspiré para ceder ante Lu acostándome a su lado.
El chico me abrazó con fuerza para besarme.
—Lu cálmate si —gruñi.
—Te amo Sant, te amo mucho, mucho —dijo adormilado— pero estoy cansado.
En ese momento no lo entendí, o tal vez simplemente no lo quise ver.
—Entonces descansa —besé su frente— aquí estoy.
—Pero yo no —susurro quedándose dormido.
Me quedé ahí abrazándolo hasta que yo también me quedé dormido.
Desperté por el beso de mi mamá, para mi suerte no nos encontró abrazándonos.
—Vámonos Santi —dijo dándole un beso en la mejilla a Lu.
Nos fuimos pues teníamos cena con mi padre y uno de sus socios nos sentaron con sus hijos como si fuéramos pequeños.
—¿Cómo está Lu? me dijeron que tuvo un ataque de pánico —me preguntó Sofi en nuestra lengua natal para que no se enteraran los otros.
—Se pasó con el cigarro en la mañana —contesté.
—Me prometiste que ya no ibas a fumar —se quejó.
—Y tu que no ibas a seguir de chismosa pero le contaste a mamá de mi pelea con Invierno —le recordé.
Nos habíamos agarrado a putazos el otro día y de no ser por su estupido hermano le hubiera ganado.
Sofi puso los ojos en blanco, al llegar a casa me tiré en mi cama cansado.
La mañana siguiente Lu no fue a clases y creo que era lo mejor, debía descansar un poco.
Faltó un par de días pues su padre lo había castigado con no ir, imbecil lo castigaba con no ir para después volverlo a castigar por salir mal.
Sin embargo cuando volvió lo empecé a notar extraño, bastante distraído, algo cansado y si, en extremo cariñoso.
Halloween llegó lo que me valía madres pero Día de muertos era nuestra tradición, nosotros no pedíamos dulces sin embargo si nos llegábamos a disfrazar por los puntos extras.
—Santiago Daniel Dagda te vas a poner playera, no vas a ir semi desnudo —sentenció.
—Pero soy un boxeador, los boxeadores no llevan camisa —me quejé.
—No quiero una bola de mocosas sabroseándote —sentenció— te pones playera.
—Llevó la bata —me quejé— mujer es tu culpa que este así de sabroso ahora no te quejes.
—Santiago...
—Te pones suéter Sofia —regañó mi padre.
Mi hermana a sus quince... se estaba desarrollando muy bien.
Mi hermana iba de catrina, con un vestido pegado en la parte de arriba.
—Santiago ni siquiera lleva camisa —gruño.
—Santiago no tiene bubis —la regañó.
Al final nos salimos con la nuestra pero me arrepentí porque en efecto hacía demasiado frío.
Llegué a la escuela recibiendo las miradas de todos, un par de chiflidos de las chicas las cuales mi hermana calló.
Bob y Rob iban vestidos como los gemelos de el resplandor... si les quedaba.
—Pero que sabroso —dijo Lu mirando mi abdomen— tengo planes que hacer con el.
—Mi padre estará en casa hoy —le recordé.
—Rayos —bufó molesto.
Lu iba de Dios azteca lo que involucraba mucha piel al descubierto.
Me quité mi bata para ponérsela.
—¡Hey! —gruñó.
—Demasiada piel exhibicionista —-gruñi.
Nos fuimos a nuestro salón, ahí estaba Inviernito y su perra.
—Pero si es Turuldin y turuldon —me burlé.
Iban de Mario y Luigi, se veían ridiculos.
—Más creativo no te pudiste poner —me miró de arriba abajo.
—Trabaje mucho en este disfraz —guiñe tocando mi abdomen.
Lu me dió un golpe por añadir de coqueto, no era mi culpa.
Nos pasamos el día burlándonos de todos y al final nos fuimos a mi casa para iniciar.
Una serie de películas de terrores mientras nos comíamos los dulces que nos habían comprado, muchos dulces deliciosos.
—Estoy lleno —me quejé.
—Yo igual —se me unió Sofia.
—Yo quiero más —sonrío Lu comiéndose otra barra de chocolate.
Negué divertido, en media película mamá entro espantandonos a los tres, soltando un grito que se debió escuchar hasta la casa de invierno.
—Gracias por casi matarnos —me quejé.
—Venga a la ofrenda ya saben que hacer —nos ordenó.
Los tres bajamos, la foto de la mamá de Lu estaba ahí como siempre, en esos tiempos solo le dedicaba un par de palabras en mi mente a mi abuelito, y de Rick al que le ponía galletas, una baraja y bombones.
Mamá como cada año besaba la foto de mi hermano para luego besar nuestras mejillas, después de eso volvimos a la habitación para seguir.
Terminábamos casi siempre a las dos cuarenta porque si nos daba culo dormir a las tres, Sofia se fue pues no se quedaba conmigo cuando estaba Lu.
Nos acostamos a dormir sintiendo su abrazo de inmediato.
—No —lo quité— si papá entra se enojara.
—Algún día sabrá —señaló Lu.
—Pues no quiero que sea hoy —gruñi.
—Por favor —pidió Lu— si, solo hoy.
Bufé para abrazarlo, cuando nos durmiéramos lo iba a soltar.
Pero no, amanecimos abrazados con el golpe de la puerta... para mi suerte fue Sofi.
—Ya están los tamales —sonrió Sofi.
—Ya vamos —señale.
Lu me miró para empezarse a reír, bajamos por unos tamalitos deliciosos.
Volvimos a mi habitación para jugar un rato.
—Hey Santi podemos hablar —pidió.
—Lo estás haciendo Lu —señale.
—Santi —dijo tomando mi mano— puedes verme por favor.
Pause el juego para darme mi atención.
—¿Qué ocurre Lu? —le miré inseguro.
El chico titubeó un poco para mirarme con sus ojos cristalizados.
—Me voy a Barcelona —soltó de pronto.
—Bien, siempre has querido ir —asentí— tal vez te puedo acompañar en el verano como cuando fuimos a paris.
—No Santi no entiendes no me voy de vacaciones... me voy a estudiar —suspiró.
No supe que decir.
—Voy contigo —asentí— nos constará pero tenemos todo el año para convencer a mi mamá.
—Santi me voy hoy —soltó triste.
—¿Qué? ¡No! —exclamé molesto.
—Lo siento Santi mi papá... de verdad lo siento —suspiró.
—Si es por tu padre yo me encargo...
—Santi —me miró para negar.
—Te quieres ir no es así —señale herido— si es por algo que hice yo...
—No, no es nada que tú hayas hecho Sant—dijo acercándose más.
—Entonces quédate —pedí— Lu yo... te amo —solté— así que por favor, por favor quédate.
Una lágrima rodó por su mejilla, para besar mis labios.
—No puedo, ya no —susurró.
—Quédate, por mi porque yo no... no puedo perderte, no puedo ir a la escuela sin ti, no puedo enfrentar a mi padre sin ti... no puedo y no quiero quedarme sin mi mejor amigo —rogué— la persona que amo.
—Lo siento —dijo pegando su frente con la mía— te amo —susurró besando mis labios.
Lu me abrazó para tomar sus cosas, una tenue sonrisa para salir de mi habitación.
Y así una vez más al abrir mi corazón esa persona se fue... mi Lu se fue.
Mantuvimos comunicación por dos semanas pero después de eso nada... le envié mensajes por todo un año, mensajes que nunca contestó.
Durante años odié a Louis con todo mi ser, y cuando volvió mi mundo se puso de cabeza.
Saber por lo que pasó mi muchacho me dolió... dolió porque no pude hacer algo, dolió porque lo odie cuando pasaba los momentos más difíciles de su vida.
Y ciertamente si murió, aquel día cuando Lu trató de suicidarse lo logró, mató al viejo Lu ese lleno de inseguridades, lleno de miedo... lo mató y en su lugar dejó a mi Lu, esa mejor versión de Lu qué hay.
Un Lu muy besador.
Y se marchó y a su barco le llamó libertad...
Ay nuestro Lu precioso, si hubiera dicho algo tengan por seguro que Santiago se agarraba a putazos con el padre de Lu para hacerlo entrar en razón.😭
Pero ahora ya está mejor ✨
Se imaginan ir a la escuela y encontrarte a un Santi sin camisa, mejor aún un Lu como el dios que es... deos.😏
Lu marihuano, sip más besador que nunca se los prometo.🥰
En fin el siguiente capítulo es el último pero les recomiendo se vayan preparando con su caja de pañuelos y cloro porque llegó la hora: El accidente del autobús desde la perspectiva del moreno.😰
Yo avise, y sobre aviso no hay engaño.🤷🏽♀️
Se me cuidan, coman pastel, unos tamalitos y para mis compas mexicanos se me van preparando el pozole 💪🏼
Nos vemos los tqm 🥰
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro