Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Prólogo

Cian, Jessica, Ágata y Auguste estaban huyendo del Reino de Nadie.

Sus piernas estaban adoloridas y las capuchas de las esclavinas en sus cabezas se sacudían por el intenso viento que azotaba contra sus rostros.

—¡Ya casi hemos llegado! —les instó Cian, presionando a los demás a que apresuraran la marcha. Su mano sostenía con firmeza la de Ágata, la más pequeña del grupo.

—¿De verdad? Parece que nunca llegaremos —replicó Jessica, tragando saliva y pasando una mano por su frente, que estaba empapada del sudor que le producía el agónico esfuerzo.

Era de noche; la luz de luna caía a sus pies, iluminando de forma fúnebre su alrededor. Los niños eran conscientes de que el tiempo escaseaba. Pronto, los árboles que los rodeaban e impedían una visión completa del panorama empezaron a inquietarlos.

—¡Allá está el portal! —exclamó de pronto Auguste, señalando con su índice hacia una pálida luz naranja que apenas si era perceptible a lo lejos.

Jessica miró sobre su hombro.

—Ya casi están aquí —comentó, nerviosa—, si no nos damos prisa, nos van a atrapar.

—Una vez que crucemos el portal me encargaré de que no nos encuentren —aseguró Auguste con firmeza.

—Menos charla y más movimiento —soltó Cian, un tanto frustrado.

Los niños se escabulleron entre los árboles, deteniéndose ante el origen de la luz anaranjada. El portal que cruzaba mundos era alto y su marco era de color plata, el cual contrastaba con la oscuridad en el ambiente. Era como estar de pie delante de un atractivo y surrealista espejo, y a decir verdad, poseía una gran belleza que no tenía sentido del todo.

—Esto es todo —dijo Cian, soltando un pesado suspiro—, a partir de ahora nos despedimos de la protección del Gobierno estadounidense. Estaremos por nuestra cuenta.

—Da igual siempre que encontremos a nuestros hermanos —murmuró Jessica.

Los cuatro niños se miraron entre sí, luego, asistieron con la cabeza. Se tomaron de las manos y dieron un paso al frente.

—¡Alto ahí, no den un paso más! —gritó una voz a sus espaldas, que resonó en sus oídos.

Pero ya era tarde. Los niños ya habían cruzado el portal y desaparecido del mapa en Marzaba.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro