Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 5. Marzaba

—Bueno, ya tienen la historia y el contexto de lo que hizo el Gobierno con nosotros —empezó diciendo Jessica, entrecerrando un poco sus ojos—, pero ahora les hablaré más allá. Hace alrededor de un año, el mismo científico que descubrió el didalnio empezó a experimentar con él. Pronto descubrió que era posible utilizarlo para abrir pasos a otras dimensiones...

—¿Cómo es que averiguó eso? —preguntó Morgana, frunciendo el ceño ante la idea de que alguien pudiera descubrir semejante cosa en tan poco tiempo.

Jessica lo pensó por unos momentos, y luego se encogió de hombros.

—Ya había mencionado que no sabíamos a ciencia cierta lo que sucedió —dijo—, todo lo que les estoy contando es lo mismo que nos dijo el Gobierno a nosotros, así que en realidad no lo sé. De cualquier forma, cuando el científico hizo este descubrimiento abrió un portal a otro mundo...

—¿Y cómo hizo eso? —inquirió Dimitri. Morgana notó que el tono de voz de su hermano era de admiración y sorpresa.

—No sé los materiales que usó —contestó Jessica, curvando sus labios en una mueca—, sin embargo, sé que el portal parecía como un espejo, aunque era más extraño y confuso que eso... Hum, luego de abrir ese portal y convencer al Gobierno de que debían saber lo que había más allá, se enviaron equipos de exploración al otro lado del portal. No todos volvieron, pero los que lo hicieron trajeron noticias de que al otro lado había un mundo muy diferente al nuestro, uno llamado Marzaba...

—¿Marzaba? —repitió Morgana, anonadada.

—Sí. Marzaba —confirmó Jessica—. Después de que los grupos de exploración volvieran, el Gobierno nos envió a nosotros junto a varios generales y sargentos. Básicamente, nuestra misión era hacernos con el control de toda Marzaba.

—¿Como una invasión? —inquirió Dimitri.

Jessica asintió con la cabeza.

—Exactamente —respondió—, a nosotros no nos usaron, porque nuestras edades y habilidades no nos daban mucha utilidad, pero en cambio, manipularon a nuestros hermanos (es decir, los demás niños de GEASP que crecieron con nosotros) para que obligaran a todos los gobernantes de los reinos de Marzaba a cederles su trono y poder. En pocos meses, el Gobierno ya se había hecho con toda la población de este mundo, y nuestros hermanos eran los nuevos reyes de cada reino en Marzaba... Sin embargo, como nosotros estábamos al margen de todo, pudimos darnos cuenta de que lo que estaba ocurriendo estaba mal.

»Vimos a mucha gente sufrir por la elevación súbita de los impuestos, a muchos más siendo llevados a laboratorios para que los científicos del Gobierno analizaran todo lo que podían hacer, además de que la tierra y los minerales estaban siendo explotados para el beneficio de GEASP. Y, en pocas palabras, nadie ahí estaba feliz. Así que huimos a uno de los reinos en Marzaba para escapar y encontrar una manera de que nuestros hermanos se dieran cuenta de que estaban ayudando a crear una dictadura injusta en un mundo pacífico.

—Así que fuimos en busca de alguien que pudiera ayudarnos —continuó diciendo Cian, ganándose una mirada algo molesta por parte de Jessica—, y llegamos con una especie de médium fugitiva que todo mundo decía que te ayudaba encontrar la solución de tus problemas...

—Pero lo único que ella nos dijo fue que solo había dos personas fuera de Marzaba que podían ayudarnos —intervino Jessica, dejando en claro que ella quería seguir contando la historia. Aunque sonó un poco más nerviosa al hablar, como si dudara—, no nos dio muchos detalles sobre quiénes eran estas personas o cómo nos ayudarían... Sin embargo, nos mostró en nuestras mentes el lugar en el que se hallaban, así como la forma en que se veían y que se encontraban en este mundo.

—Y sabiendo cómo se veía el lugar, regresamos al reino en donde nos llevó el portal la primera ocasión —siguió Cian—, que era un sitio conocido como el Reino de Nadie. Ahí nos escabullimos y cruzamos el portal, Auguste activó su habilidad y nos llevó hasta aquí... Aunque no supimos que uno de los agentes nos había reconocido, además de que uno de los granch nos siguió la pista desde el portal. Básicamente, supieron de nuestra ubicación y vinieron hasta nosotros...

—Y aquí estamos —concluyó Jessica con una amplia sonrisa—, el resto de la historia ya la conocen.

Morgana parpadeó varias veces.

Estaban bromeando, ¿no? La historia le parecía tan surrealista como para creer que realmente había pasado.

No. De hecho, quería que fuera una broma. Cualquier cosa solo para evitar tener que creer que toda esa locura era cierta.

—Espera, ¿y dices que esas dos personas somos nosotros? —preguntó ella en un hilo de voz.

Jessica asintió con la cabeza.

—Así es —dijo en contra de todos los deseos de Morgana.

—Pero, ¿por qué nosotros? —inquirió Dimitri, pasando una mano por su cabello y frunciendo el entrecejo.

—No lo sabemos —respondió Auguste, dubitativo—, la médium no dijo nada de eso... Solo que ustedes eran la clave para salvar Marzaba. Ese mundo y el nuestro no estaban destinados a encontrarse, así que ahora debemos hacer algo para evitar que el plan del Gobierno de su dominación siga en pie.

Morgana se quedó en silencio, sintiendo sus piernas temblar un poco y pasando una mano por su cabeza, que empezaba a dolerle. Oh, no entendía nada de lo que estaba ocurriendo... Deseaba con fervor poder comprenderlo, pero era como si le estuvieran dando una clase en otro idioma. A pesar de que su mente trataba de analizar lo que se decía, le era imposible entenderlo por completo.

Frunció el ceño, sintiendo el llanto apretujarse en su garganta. Sin embargo, se contuvo de romper a llorar ahí mismo y, en su lugar, se obligó a recobrar la compostura y mirar a Jessica con tanta seguridad como pudo.

—Entonces dices que, por alguna razón que ni siquiera conocen, nosotros somos los únicos que podemos salvar un mundo del que nunca hemos oído hablar de nuestro propio Gobierno —recapituló Morgana, apretando sus labios en una fina línea recta—. Claro, por supuesto que tenemos motivos para creerles.

Jessica curvó sus labios en una mueca.

—Sé que parece muy disparatado —contestó, jugueteando con sus pulgares en ademán nervioso—, pero les decimos la verdad, ¡ustedes son especiales!

—¡Y no saben por qué! —se exaltó Morgana, apretando los puños con tanta fuerza que sus nudillos palidecieron—. No sé qué esperan de nosotros... ¿Acaso quieren que vayamos con ustedes a un mundo desconocido y dejemos todo lo que conocemos atrás porque una supuesta médium lo dijo? ¡Si eso quieren, entonces están locos!

—¿Y tú piensas la adivina nos habló de los dos por casualidad? —soltó Cian, molesto—, por favor, sé que piensan que esta no es su lucha o que no tienen motivos para involucrarse con nosotros... ¡Pero adivinen qué! Cuando vinimos hacia acá y preguntamos por ustedes mucha gente nos contó que tenían una fatal suerte... ¿Y si realmente la tienen y no es coincidencia? Ustedes son importantes para Marzaba, y aunque no sabemos la maldita razón, sabemos que así es... ¿Piensan darle la espalda a un mundo entero ahora que saben que está en peligro?

—¿Qué esperan exactamente de nosotros? —interrogó Dimitri en un murmullo, desviando su mirada al suelo—, no tenemos poderes como ustedes... Además, incluso si la médium tuviera razón, no conocemos nada de Marzaba, y es posible que ni siquiera tengamos ninguna utilidad...

—¡Pues me niego a creer que el viaje que hicimos y todo lo que nos jugamos para llegar aquí ha sido en vano! —exclamó Cian, agitando al pequeño granch que sostenía en su mano—. ¡No entienden lo importante que es esto!

—¡Y tú no entiendes que nosotros queremos conservar nuestras vidas aquí! —soltó Morgana, irritada.

—¡Basta! —intervino Jessica, alzando ambas manos para calmar la intensa discusión. Morgana y Cian se callaron, aunque siguieron mirándose con profunda exasperación. Jessica suspiró, agregando enseguida—: Miren, no vamos a forzarlos a venir con nosotros, ¿de acuerdo? Si quieren quedarse aquí no los culparemos... Sin embargo, si así lo deciden, entonces ya están condenando a Marzaba.

Su tono de voz se escuchó serio y algo despectivo. Morgana se sintió algo extraña al escuchar a una niña de su edad hablar de esa forma.

Rehuyó su mirada hacia abajo, mordiendo su labio inferior.

Honestamente, ¿qué debía hacer? ¿Huir con cuatro niños que nunca en su vida había conocido hacia un mundo todavía más extraño en la misión de salvarlo del mismísimo Gobierno de los Estados Unidos de América? ¡Era absurdo!

Sin embargo, la idea de quedarse en Dallas tras haber oído toda esa historia tampoco le parecía apacible.

—Aunque —continuó diciendo Jessica—, si les sirve como un incentivo, existe la posibilidad de que puedan saber de sus padres si vienen con nosotros.

¿Incentivo? ¿Pero quiénes se creían que eran ellos? Morgana arrugó la nariz, un tanto molesta. Y para colmo mencionaba a sus padres como si ella estuviera desesperada por conocerlos o saber siquiera algo de ellos. No era como si todos los huérfanos estuvieran ansiosos por conocer a sus progenitores.

Y vaya que ella no lo estaba.

—No sé Morgana, pero yo iré con ustedes —dijo Dimitri de pronto, sonando seguro y certero.

Morgana le miró como si de pronto le hubiera crecido una segunda cabeza.

—¿De qué hablas? —espetó, mirándole con confusión. Volvió sus ojos hacia Jessica y los demás, frunció el ceño y alejó a su hermano para poder hablar con él a solas.

Dimitri se encogió de hombros, sin verla a los ojos.

—¿No te parece emocionante? —inquirió, vacilante—, quiero decir, esta sí que es una aventura...

—Solo si estás demente.

—Hablo en serio, Morgana... No tenemos nada por que quedarnos aquí, ¿sabes? Incluso luego del ataque de ese granch o lo que sea, tendremos muchos problemas con Den y Sarah... Además, otra catástrofe más a nuestro expediente no nos ayudará en nada. Si vamos a Marzaba, entonces habrían muchas oportunidades, y por favor, sé que tú también tienes curiosidad por llegar al fondo de todo esto...

—Tener curiosidad no implica que quiera lanzarme al peligro —le interrumpió Morgana, bufando—, y no podemos simplemente desaparecer de este mundo como si nada. Tenemos escuela y trabajo.

Dimitri tensó la mandíbula, cruzándose de brazos con aire de inseguridad.

—Pues más razones para ir —murmuró—, a mí no me gusta la escuela, ni tampoco todos los problemas que hay ahí... Sé que tú también la pasas mal, Morgana...

Ella suspiró, suavizando la expresión en su semblante.

—Dimitri, que tengamos malos ratos no quiere decir que tengamos que huir de ellos —contestó, aunque no pudo evitar vacilar.

—No es huir, solo es alejarse un poco y cambiar de ambiente —aseguró Dimitri, hundiendo sus hombros.

—¿Cambiar de ambiente? ¿Siquiera consideras lo que piensas aceptar? Estos niños están siendo buscados por el Gobierno... ¡Y no es cualquier cosa! Ya has visto el ataque de ese monstruo gris o lo que sea...

—Creo que se llama granch.

—... No puedes decirme que simplemente quieres ir con ellos, porque estás aburrido de lo mismo y tienes curiosidad. Puede ser peligroso a un grado que ni siquiera conocemos.

—¿Y eso no es lo que hace emocionante una aventura?

—Creo que tu problema es que confundes lo que sucede aquí con tus historias de fantasía.

Dimitri curvó sus labios en una mueca.

—Quizá lo hago —dijo—, pero no me importa. Quiero ayudarlos, quiero ir a Marzaba y quiero ser parte de lo que sea de lo que se trate esto...  Y no me importa si no vienes conmigo. Además, debo admitir que la idea de poder saber algo de... ellos me parece interesante.

Morgana sabía que con "ellos" hacía referencia a sus padres.

Y le miró, descolocada.

—No hablas en serio —murmuró, esperando que su hermano tan solo estuviera dándole un farol.

Una leve sonrisa se esbozó sobre el semblante de Dimitri.

—Hablo tan seriamente como mi decisión previa a que me escabulliría esta noche para ir a la excursión sin importar lo que dijeras —contestó, encogiéndose de hombros.

—¡Prometiste que no te irías!

—No lo prometí.

Morgana suspiró con exasperación, pasando una mano por su cabello y tratando de pensar con tranquilidad. ¿Cómo se suponía que iba a vivir con calma si tenía a un hermano tan absurdamente imprudente e inquieto como Dimitri? ¡Parecía como si él no tuviera ningún aprecio por su vida! Debió haberle prohibido todas esas historias de fantasía cuando pudo... Ahora seguro que su hermano se creía una especie de héroe que podía salvar todo un mundo.

Sin embargo, ¿qué podía hacer ella? Si se rehusaba a marcharse con esos niños, ya sabía que Dimitri encontraría la forma de irse sin ella... ¿Y si le contaba a la dueña del orfanato sobre lo ocurrido para que ella le prohibiera a su hermano marcharse? No, probablemente solo haría que todos la tacharan de loca...

Pero tampoco quería adentrarse en una especie de suicida e irreal misión.

—¿Te das cuenta de que si tú vas me harías sentir obligada a ir contigo? —masculló Morgana, frunciendo el ceño y apretando los labios.

—No vayas si no quieres —respondió Dimitri—, no te culparé si te quedas.

—Oh, no, Dimitri, si tú vas es seguro que no voy a quedarme. Eres molesto e imprudente, y eso aumentará tus probabilidades de que alguien te haga daño... Así que, si realmente piensas ir, yo también lo haré.

Morgana esperaba que ese monólogo hiciera sentir a su hermano culpable, que quizá él se diera cuenta de que realmente no quería marcharse...

Sin embargo, supo que eso no iba a ser posible cuando la sonrisa de Dimitri de ensanchó.

—Entonces está decidido —respondió, dándose la vuelta para volver con el grupo de niños que les estaban esperando a poca distancia.

Morgana se frustró, masajeando su sien y poniendo los ojos en blanco.

¿Qué había hecho para ganarse un hermano como Dimitri? ¡Seguro solo haría que ambos terminaran muy mal! Y lo único que la tranquilizaba era que estaría ahí para evitar que Dimitri causara estragos en Marzaba.

—Oh, cómo lo odio —masculló para sí misma, sacudiendo la cabeza en desaprobación.

Se acercó a Dimitri y los demás, dándose cuenta de que su hermano ya había puesto al corriente a los niños acerca de su "decisión" (A decir verdad, Morgana ya estaba empezando a arrepentirse).

—¡Me alegra que hayan decidido venir con nosotros! —exclamó Jessica, alegre—, les prometo que haremos que esto sea lo más fácil posible y colaboraremos con ambos para que nuestras habilidades estén a su disposición.

—Como sea —murmuró Morgana de mala gana—. ¿Al menos podemos volver a nuestro orfanato a buscar algunas cosas para empacar o algo?

Jessica dudó.

—Lo mejor sería irnos sin decirle a nadie o causar sospechas —respondió—, probablemente ya estén buscándolos por no haber regresado a su orfanato, y si van ahora, solo llamarán la atención. Además, ese tipo del Gobierno que nos estaba siguiendo no será el único tras nuestra pista. Ahora mismo él y su amigo Den deben estar siendo atendidos por la policía. Tenemos alrededor de unas cinco horas hasta que el Gobierno se entere de lleno lo que ocurrió...

—¿Por qué cinco horas? —preguntó Dimitri, frunciendo el ceño.

—Porque hasta entonces se pasará el efecto que causó que Den y el otro cayeran inconscientes. Una vez que el tipo del Gobierno despierte hará saber a todos lo que pasó, y hasta entonces tenemos para poder cruzar el portal e ir a Marzaba.

—¿Y en dónde está ese portal? —preguntó Morgana, arqueando ambas cejas y sintiéndose cada vez menos convencida de ese plan.

—En Washington DC, más específicamente, la instalación del Gobierno en donde crecimos —respondió Cian con una mueca—, no es tan segura como crees, y con Auguste podemos entrar y cruzar el portal en cuestión de segundos.

—Si Auguste tiene poderes de teletransportación, ¿no puede llevarnos directamente a Marzaba? —cuestionó Dimitri, curioso.

—No, me temo que mis habilidades se limitan a un solo mundo —contestó Auguste, removiendo sus pies en el suelo con aire de incomodidad—, son inútiles a la hora de viajar a un mundo diferente, porque los saltos espaciales no pueden atravesar dimensiones... Siento que sea así.

—No te disculpes por eso —bufó Jessica, meneando la cabeza—. De cualquier modo, Auguste podrá llevarnos al portal en unas tres horas, lo que nos da otras dos de sobra antes de que el Gobierno se entere de que estamos aquí.

—Mientras tanto deberíamos comer algo —comentó Auguste—, me muero de hambre.

Jessica miró a Morgana y Dimitri.

—¿Conocen un lugar en donde podamos comer? —inquirió, y rápidamente se apresuró a agregar—: Un sitio que no sea el restaurante en donde trabajaban y que de preferencia quede lejos de ahí. No se preocupen por la cuenta, nosotros traemos dinero con nosotros.

Morgana quiso preguntar el porqué tenían dinero o el cómo lo habían conseguido, sin embargo, decidió que no valía la pena oír su respuesta y se limitó a asentir con la cabeza. A decir verdad, ella también estaba empezando a sentirse hambrienta.

—Sí, conozco un lugar —contestó—, queda a unas cuadras de aquí.

Acabaron yendo a un Burger King, porque parecía la mejor opción.

Resultó que Jessica, Cian, Auguste y Ágata no habían ido nunca a uno de estos establecimientos, y a Morgana le causó diversión que sus miradas observaran con una curiosidad e interés que trataban de disimular hacia la zona de juegos que había en el restaurante.

—¿Por qué no van a jugar? —preguntó ella a modo de burla, apoyando su barbilla sobre el dorso de su mano.

Se habían sentado en una de las esquinas del establecimiento, y dado que habían pocas personas ahí, ellos destacaban de forma inevitable, aunque también significaba que la comida que ya habían ordenado no tardaría mucho en llegar.

—No somos niños —musitó Cian como respuesta, ruborizándose y volviendo su mirada hacia la mesa.

—Claro, ¿y entonces qué son? —respondió Morgana, sacudiendo la cabeza y suspirando—. ¿Saben? Sería menos sospechoso que fueran a jugar, o si no tendríamos a cuatro niños aburridos que ignoran los juegos por razones extrañas, y de por sí ya recibimos miradas confundidas de los empleados.

—Es verdad... Tienes razón —respondió Cian, levantando la cabeza y mirando a Jessica, a la vez que agregaba—: ¿Podemos ir a jugar?

Jessica se rio entre dientes, pero asintió sin pensarle.

—De acuerdo —dijo—, pero iré con ustedes para que no vayan a meterse en problemas o algo.

Morgana observó cómo los cuatro niños se levantaban de sus asientos y salían disparados hacia la zona de juegos... Los mismos niños que al parecer habían sido experimentos del Gobierno y que tenían habilidades que ningún otro ser humano poseía.

Vaya. ¿En qué acababa de involucrarse?

.

No sé, pero yo también sigo sintiendo curiosidad por los juegos de este tipo de restaurantes, ¿y ustedes? 🧐

Y bueno, ya hay un poco más de explicación [inserte risa de villano de disney], y todo se volverá cada vez mejor.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro