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Capítulo 18. Solo planea.

Dimitri sabía que ahora que habían sido sacados de la Raíz de los Guardianes, sería complicado avanzar a su siguiente objetivo; es decir, Thiago.

Y vaya si saber que el hermano de Jessica residía en el Palacio Real de Allwer era tanto una sorpresa como algo extrañamente obvio. Después de todo, se suponía que el chico se había apoderado del trono del rey de Allwer, ¿cierto?

Pensando en esto, Dimitri decidió preguntar:

—¿Qué hicieron con la gente que antes gobernaba los reinos de Marzaba?

—Están encarcelados —contestó Jessica, frunciendo levemente el ceño—, y todos los presos de tal nivel yacen en la prisión de Ehorker, que es una de las más seguras en toda Marzaba.

—¿Ehorker? —repitió Morgana, arqueando ambas cejas—, ¿y entonces por qué comenzamos en Allwer? ¿No habría sido más sensato tratar de liberar a los reyes de Marzaba en primera instancia?

—Intenta meterte en la prisión del Trueno y nos dices qué tal te va —se burló Cian, arrugando el entrecejo—. Es obvio que si no fuimos a Ehorker es porque era imposible tratar de meternos a su prisión y liberar a los reyes por nuestra cuenta, además, en Ehorker habitan los trolls, ¿quién querría ir allá primero?

—De acuerdo, de acuerdo —murmuró Morgana, poniendo los ojos en blanco—. Déjenme si entendí. Esperan liberar a Thiago, porque una vez que lo hagan liberar al resto de sus hermanos será cosa fácil, ¿cierto?

—Exactamente —dijo Jessica, asintiendo varias veces—, y una vez que nuestros hermanos estén libres, ¡podremos derrotar a GEASP y salvar a Marzaba!

Dimitri pensó en esto, sintiendo cierta emoción ante la idea de ser uno de los responsables de tal hazaña.

—Bien —contestó él, sin poder evitar disimular del todo la sonrisa que tiraba de sus labios—. ¿Y cómo liberamos a Thiago? Si está en el Palacio Real, debemos acceder a él y hallarlo, ¿no? ¿Cómo lo haremos?

—Ese es el problema —murmuró Auguste, pasando una mano por su cuello—, en el Palacio, como cabe esperar, hay demasiada seguridad, además de que también tendríamos que asegurarnos de que sus amigos estén libres...

—Es verdad —respondió Morgana, parpadeando varias veces—, tenemos que ayudar a Dean y Sarah. Se supone que ellos están en Allwer, aunque, ¿en qué sitio exactamente?

—Bueno, si se los llevó GEASP probablemente los tengan bajo custodia en las Mazmorras del Palacio —aseguró Jessica con cierto deje pensativo.

Dimitri no sabía a qué se refería la niña con la palabra "Mazmorra", pero estaba seguro de que no quería averiguarlo, y un escalofrío que recorrió su espina dorsal ante la simple idea confirmó este sentimiento.

Ojalá Den y Sarah estuvieran bien, pensó, soltando un suspiro y jugueteando con sus pulgares en ademán nervioso.

—Entonces, encontrar a Thiago significa liberar a Den y Sarah —resumió Morgana, pasando una mano por su cuello y curvando sus labios en una casi imperceptible mueca—, y dicen que el problema es entrar al Palacio Real.

Jessica asintió con la cabeza.

—Sí, ese es básicamente nuestro mayor inconveniente —contestó—, el convencer a Thiago de ayudarnos pueden dejarnoslo a nosotros.

—¿Conocen bien el interior del Palacio Real? —inquirió Dimitri—, quiero decir, si llegáramos a entrar podrían ubicarse con rapidez y hallar a Thiago.

—No hemos estado ahí —confesó Auguste—, así que yo no podría usar mi habilidad más que para huir... Y por lo mismo tendríamos que hacer todo a pie. Pero, respondiendo tu pregunta, no, no conocemos bien el Palacio.

—¿Por qué lo preguntas? —cuestionó Jessica, como si sospechara que tenía algo en mente.

—Bueno, si necesitamos entrar a un sitio protegido y resguardado —comenzó diciendo Dimitri—, deberíamos buscar una gran distracción que apartara la mirada de los demás y nos permitiera entrar. Si no mal entiendo, Auguste, podrías utilizar tus saltos espaciales para aproximarnos a la entrada del Palacio, ¿no?

Auguste asintió con la cabeza.

—Pues en ese caso, tendríamos más fácil la entrada —reanudó Dimitri—, y solo sería cuestión de hallar una manera de distraer a los demás. Incluso... se me ocurre que Cian podría encontrar la forma de infiltrarse y cedernos el paso en el momento en que suceda la distracción.

En realidad, Dimitri había dicho todo aquello como un pensamiento en voz alta, porque no era ningún maestro en estrategias (de hecho, era bastante malo jugando al ajedrez), así que solo había sido una idea vaga y no porque realmente supiera de lo que estaba hablando.

—Podría hacerlo —contestó Cian, y un brillo de emoción cruzó por su mirada—, sería bastante genial. Sabemos de antemano que son grupos de militares los que custodian el perímetro del Palacio Real, por lo que podría convertirme en uno de ellos y acceder al interior del Palacio, así cuando entren ustedes sabré con mayor precisión en dónde encontrar a Thiago.

—¡Se escucha como un buen plan! —exclamó Jessica, asintiendo varias veces con la cabeza.

Morgana les miró como si a todos les hubiera crecido de pronto una segunda cabeza.

—Esperen, ¿acaso soy la única aquí que nota todos los huecos en ese plan? —cuestionó, boquiabierta y pestañeando con fuerza—. Para empezar, debemos determinar la persona en la qué se convertirá Cian, porque si es alguien de bajo rango dudo que le permitan andar vagando por el Palacio como si nada, pero si es alguien importante llamará la atención. Y también tendremos que estudiar el terreno para saber el punto más estratégico para que Auguste nos lleve. Por no hablar de que habrá que pensar mucho en la distracción que usaremos...

Cian suspiró con exasperación.

—Agh —soltó él—, piensas demasiado. Eso es aburrido.

Morgana le observó, ofendida.

—Lo siento por querer evitar que todos resultemos muertos por este estúpido ataque —espetó—, si no fuera porque Den y Sarah están involucrados en esto, ni siquiera me atrevería a ir con ustedes.

Dimitri frunció el ceño, mirando a su hermana de reojo y notando que ella estaba diciendo la verdad. No le sorprendía, pero aun así le resultó extraño que ella siguiera haciendo las cosas por simple resignación... O quizá no, se dio cuenta, quizá Morgana estaba tomando más iniciativa de lo que aparentaba, y eso era decir mucho, considerando que llevaban menos de un día en Marzaba.

"Menos de un día". Vaya, ¿tan poco tiempo llevaban ahí? Se sentía como si hubiera pasado más.

—Es verdad, lo de la distracción suena como todo un problema —suspiró Augus, rascando su cabeza—, si pudiéramos hacer una explosión o lanzar una bomba para dormir a todos sería bastante útil.

—Cualquiera de esas cosas puede resultar contraproducente para nosotros —contestó Morgana—, y de cualquier manera, no tenemos nada de eso. —Ella alzó la cabeza y sus cejas se elevaron hacia arriba en señal de lo que parecía ser un súbito pensamiento—. De acuerdo, se me ocurre algo, pero creo que podría ser bastante... alocado.

—A estas alturas, todo sirve —respondió Jessica, cruzándose de brazos.

Morgana cambió el peso de su cuerpo de un pie a otro, mientras que Dimitri notaba que ella lucía algo incómoda. Después, la chica señaló a Cian... Más específicamente, a lo que él sostenía en su mano.

El granch.

—¿Que yo qué? —preguntó Cian al ver que estaba siendo señalado, aunque luego bajó la cabeza y comprendió—. Ah, ya.

—¿Dices que deberíamos usar al granch como distracción? —preguntó Jessica, y su tono de voz fluctuó entre la sorpresa y la mortificación—, ¡pero no podemos controlarlo!

—Sí, y podrían derrotarlo muy fácil —dijo Cian.

—¿Ahora quién está pensando de más? —ironizó Morgana, suspirando—. Es lo mejor que se me ocurre. Esperamos a que transcurra el día, y cuando el plazo esté cerca de cumplirse, llegamos al Palacio Real y nos acercamos. Mientras tanto, tendremos la oportunidad de estudiar a quiénes custodien el sitio y Cian podrá hacer de infiltrado.

—¿Solo un día? —preguntó Dimitri—, siento que es demasiado poco para lo queremos hacer.

—No me lo digas a mí —dijo Morgana—, diselo a quienes están desesperados por encontrar a sus hermanos.

—No estamos desesperados —intervino Ágata, que no había dicho ni una palabra (como ya era costumbre en ella) hasta ese momento—, solo queremos rescatarlos cuanto antes.

—Pero ya estaban dispuestos a esperar lo que hiciera falta con los Guardianes —señaló Dimitri—. No digo que debamos demorarnos demasiado, pero... quizá nos estamos apresurando un poco.

Dimitri notó que Morgana le veía con cierto deje orgulloso... Como si le pareciera bien que se detuviera a pensar en el plan con tal cautela. Él le devolvió la mirada y se encogió de hombros.

Vamos, no siempre era tan imprudente, pensó, también sabía valorar su propia vida.

Jessica soltó un profundo suspiro al oírlo, pasando una mano por su cabello.

—No creo que quieran esperar tanto considerando que Den y Sarah podrían estar en peligro —murmuró de pronto ella, mirando a Dimitri a los ojos y después pasando su vista a Morgana.

Oh, esperen, ¿acaso eso era un intento de manipulación? Dimitri parpadeó varias veces, sintiéndose algo incómodo ante la idea de que así fuera y frunciendo el ceño.

Morgana también pareció darse cuenta, pues dijo:

—¿De verdad nos dirás algo como eso solo para hacer que vayamos mañana a su ataque suicida?

Jessica se encogió de hombros.

Sí. Ella realmente los estaba manipulando y ni siquiera intentaba disimularlo.

—Dudo que Den y Sarah la estén pasando bien en las Mazmorras —respondió ella, cruzándose de brazos.

Dimitri la escudriñó con la mirada, observando la forma en que su pie que golpeaba el suelo una y otra vez y su entrecejo fruncido. La niña estaba ansiosa y nerviosa, como si tuviera miedo de que decidieran no aceptar ir con ella... Como si creyera que ellos iban a renunciar justo en ese momento.

Sin embargo, él tampoco era idiota, sabía que Jessica no estaba inventando el que Den y Sarah pudieran estar en peligro. Él los había oído la noche anterior, había escuchado a Den pedir por ayuda... Y no había podido hacer nada. Seguía sin poder hacer nada especial o nuevo en ese mundo completamente diferente al suyo.

Dimitri mordió su labio inferior con fuerza, tensando la mandíbula y asintiendo lentamente con la cabeza.

—Bien —masculló—, si tanto insistes, iremos mañana mismo.

Mañana. La palabra le resultó amarga en su paladar, y se preguntó si estaban listos, si nada de eso estaba ocurriendo demasiado rápido.

Hacía dos días, todavía no conocía la existencia de Allwer, y ahora estaba camino a su Palacio Real para salvar a un chico que ni siquiera conocía.

¿Qué tan surrealista y fantástico era eso? Sin duda, era incluso más confuso que el final de Evangelion.

Dimitri pasó una mano por su cabello, mirando hacia el cielo y preguntándose si había tomado la decisión correcta de ir a Marzaba... Hasta ese momento, no había tenido ningún superpoder de pronto o un clásico power up, así que se sentía algo inútil y fuera de lugar. Además, tenía miedo de no estar preparado para lo que estaba por avecinarse.

Temía ser al final solo un estorbo.

Apretó sus puños y soltó un suspiro, bajando la cabeza.

Sopesó la idea de abrir la boca para decir algo más, pero, en ese preciso momento, fue interrumpido por un abrupto sonido.

Y no, esta vez no se trataba de ninguna explosión (por fortuna).

Sino de un maullido.

Dimitri abrió sus ojos de par en par y dirigió la mirada en dirección del origen del ruido.

Se quedó perplejo al ver que, a varios metros de distancia y hasta el final del callejón, se encontraba Neil.

Honestamente, solo lo había reconocido por sus intensos ojos azules que veían tan inquisitivamente a su alrededor.

—¿Ese no era el gato que estaba con nosotros? —preguntó Morgana, arqueando las cejas.

—¡Es Neil! —exclamó Ágata, habiendo cierta connotación de alegría en su tono de voz.

En eso, Neil se acercó a ellos, deteniéndose al estar cerca y mirándolos de uno en uno.

—Vaya, realmente es él —murmuró Jessica, sorprendida—, ¿cómo habrá hecho para encontrarnos?

Nadie supo responderle.

Dimitri, por su parte, se estremeció al recordar de pronto que se había encontrado en el Mercado de las Aves con una especie de adivina que le mencionó que Neil era más de lo que aparentaba... Aunque solo había dicho que quizá querría revisar de quién se trataba.

Aunque, ¿de quién podía tratarse si solo era un gato? Dimitri alejó el pensamiento de su cabeza, aunque sus labios lo delataron, preguntando:

—¿Hay especies en Marzaba que puedan transformarse en animales?

Jessica le miró, ladeando la cabeza.

—Hasta donde yo tengo entendido no hay —contestó, aunque hubo cierto destello de duda en su voz—. ¿Por qué lo preguntas?

—Nada importante —respondió Dimitri, restándole importancia al asunto con un ademán de mano.

—Aunque —agregó Auguste con deje pensativo—, hay una leyenda de un grupo de criaturas con mucho poder que existieron antes. Varias, en realidad. Por ejemplo, antes había hadas, aunque al grupo al que me refiero se llamaba nheos, y según cuentan otros, eran monstruos muy poderosos que podían tener la apariencia de lo que se les pegara la gana.

"Nheos". La palabra hizo eco en la mente de Dimitri, aun si no estaba seguro de la razón.

—¿Y qué sucedió con esos nheos? —inquirió, tragando saliva.

Auguste se encogió de hombros.

—Las leyendas dicen que fueron los hechiceros y trolls quienes los desterraron a todos —contestó—, aunque no especifican cómo ni a dónde.

Cian miró a Auguste con incredulidad.

—¿Y cómo es que tú sabes todo eso? —cuestionó, confundido.

—Bueno... A diferencia de ustedes, yo usé estos meses para aprender todo lo que pudiera de Marzaba —murmuró Auguste, sonrojándose levemente y carraspeando con la garganta.

—Cambiando el tema —intervino Jessica, meneando la cabeza—, tendremos que encontrar un sitio donde descansar. Por la noche saldremos y trazaremos un perímetro en torno al Palacio Real.

—¿Y eso queda cerca de donde estamos ahora? —inquirió Morgana.

—Bastante cerca diría yo —respondió Cian con una sonrisa trepando por la comisura de sus labios—, tanto que, si subimos al tejado de una casa o vamos a un lugar despejado, podremos ver el Palacio Real. Está rodeado de un muro de piedra, pero eso no importa mientras tengamos a Auguste con nosotros. —Le guiñó el ojo al aludido, y el sonrojo de él se intensificó—. Así de lo que menos debemos preocuparnos es la distancia.

—Es tal como él dice —confirmó Jessica, sonriente—. Y ahora vamos, debemos ir a una posada donde organizarnos mejor. Recuerdan que tenemos dinero... —La niña se quedó congelada de golpe—. Oh, maldición.

Dimitri le miró, preocupado.

—¿Qué sucede? —preguntó.

Jessica pasó una mano por su rostro con evidente frustración.

—¿Por qué somos así de despistados? —suspiró para ella misma. Luego aclaró—: Nos dejamos nuestro dinero en la ropa que antes llevábamos, ¡ahora no tenemos nada! Bueno, no, tenemos lo suficiente como para poder comer, y eso por suerte, pero de ahí en adelante no tenemos nada.

—Oh, genial —contestó Morgana, sacudiendo la cabeza—, eso significa que tendremos que esperar en la calle a que anochezca. Eso suena bien.

—Ser sarcástico no ayuda a nadie —soltó Cian.

—Hum, pero a mí me ayuda a calmarme.

—No empiecen —murmuró Auguste, negando varias veces—. No tenemos que irnos a ninguna posada o algo. Quedarnos esperando podría ser lo más ortodoxo. De cualquier manera, ya hemos dormido lo suficiente y si queremos actuar rápido, entonces, esto es lo mejor.

—Pues no queda de otra —contestó Jessica, rascando su cuello—. Igual deberíamos ir a otro lado.

—Aunque sería mejor cuidar que nadie vuelva a secuestrarnos esta vez —suspiró Morgana.

—Eso fue culpa de los Guardianes —respondió Auguste—, no creo que vuelvan a hacerlo. Dejaron en claro que ya no querían que regresáramos, por lo que en cierto modo ellos ya no son una preocupación para nosotros.

—Algo es algo —dijo Jessica—. Entonces, es momento de buscar otro lugar para pasar el rato que no sea este callejón. Vámonos.

Dimitri miró a Neil, preguntándose si los seguiría o si tendría que cargarlo para evitar que se fuera. Supuso que no hacía falta y fue detrás de Jessica cuando ella comenzó a caminar hacia delante.

Al mirar detrás suyo, observó que el gato sí les seguía. Su cola se balanceaba de un lado a otro y sus ojos azules lo veían fijamente. Dimitri frunció el ceño, pasando una mano por su cuello y desviando la mirada.

Tuvo la sensación de que la adivina del Mercado de las Aves tenía razón... Que quizá sí tendría que hallar una manera de revelar de quién se trataba Neil. Aunque tal vez solo estaba siendo paranoico, tal vez no era imposible y estaba exagerando.

Pero, tal vez no era así... Y tal vez sus sospechas no eran infundadas.

Dimitri mordió el interior de su mejilla y volvió su mirada hacia delante. Ya habían abandonado el callejón y salido a las calles de Allwer una vez más.

Tuvo un vago dejá vú del día de ayer, y frunció el ceño, observando que en esta ocasión pasaba más desapercibido. Quizá la ropa y el que ya no llevara su mochila (esta pérdida aún lo hacía sentir mal) que ahora tenía favorecía este hecho, y se alivió levemente.

Acarició el collar de Todas las Lenguas con las llemas de sus dedos, dándose cuenta de todos los problemas que habría tenido si no hubiera obtenido aquel collar.

Era extraño, pensó, que en cierto modo ya había logrado acostumbrarse a algunas rarezas que caracterizaban a Marzaba, como la existencia del didalnio y la magia.

Dimitri en esta ocasión procuró no perderse, aunque no pudo evitar notar que su hermana le veía atentamente, como si también quisiera evitar que eso ocurriera de nuevo... A pesar de todo, Morgana solo no podía ocultar el sentimiento de deber que sentía por protegerlo, supuso, sacudiendo la cabeza.

Era un día tranquilo, tanto como podía serlo en ese mundo.

Sin embargo, Dimitri era consciente de que esa paz que sentía solo podía tratarse de una cosa:

La calma antes de la tormenta.

Y no tenía la total certeza de querer descubrir cuál era esa tormenta que aguardaba por ellos.

Solo sabía que no iba a ser linda.

.

¿Qué opinan, gente? 🧐 Considerando que esto se acaba en pocos capítulos, ¿cuáles son sus teorías? 👀

Bueno, igualmente, espero que estén tan emocionados como yo de esto Bv

Sayonara y hasta la próxima ✌️

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