Capítulo 14. La primera noche.
Dimitri no sabía qué sentir acerca del descubrimiento de que sus padres pertenecían a Marzaba.
La idea al principio lo abrumó. Después, se sintió entusiasmado... y luego, solo hubo un vacío.
Él siempre idealizó que sus padres los habían abandonado por buenos motivos y que ellos eran gente amable que bajo otras circunstancias nunca lo habrían hecho.
Quizá se aferró a creerlo porque pensar en lo contrario lo habría desgarrado.
Sin embargo, el saber que eso podía ser real, que tal vez sí lo era... Bueno, se sentía como una cálida sensación en su pecho.
Esperanza.
Sí, se trataba de eso.
Esperanza de llegar a conocer a sus padres, aun si no tenía idea de si acaso ellos seguía vivos o en dónde estaban.
Dimitri soltó un profundo suspiro y miró al techo. Se había sentado al pie de uno de los catres, observando de reojo cómo su hermana había caído dormida. No sabía qué sentía ella respecto a saber que sus padres pertenecían a ese mundo, pero supuso que ya tendría tiempo de hablar con ella al respecto... Y tal vez también disculparse de paso por las cosas que había dicho durante su discusión.
Ni Jessica, Cian, Ágata o Auguste dijeron una palabra y dejaron que el silencio fuera lo único que inundara aquella gris y fúnebre habitación. Probablemente porque no había nada que decirse, o porque solo no querían conversar.
De cualquier forma, el tiempo transcurrió de forma rápida y veloz y, antes de saberlo, Linet volvió con ellos.
Dimitri apenas se había decidido a intentar conciliar el sueño cuando la puerta de la recámara se abrió de golpe. De ella emergió el rostro de la mujer, cuyos ojos los escanearon por unos momentos sin decir nada.
—La reunión ha concluido —les informó Linet, ladeando levemente la cabeza y entrando por completo en la habitación. Ella, así como Sella, vestía con una de esas capas azul marino que cubrían desde su cuello hasta sus rodillas, así como tenía un par de pantalones beige y una blusa blanca.
—¿Y qué han decidido? —inquirió Jessica, poniéndose de pie del suelo en donde estaba sentada y frunciendo el ceño.
Morgana pareció advertir en los ruidos y lentamente se despertó, abriendo sus ojos y parpadeando varias veces para desperezarse.
Linet pensó por unos momentos una respuesta a la pregunta de Jessica.
—Hemos decidido darles el beneficio de la duda —contestó con cierta indiferencia—, tenemos la certeza de que no nos han mentido, eso es un hecho. Sin embargo, no implica que lo que hayan dicho sea verdad, porque bien solo podrían creerlo ustedes así. De momento hemos optado por aplazar si nos aliaremos con ustedes o no... Aunque tal vez es muy temprano para hablar de una alianza.
Jessica cruzó los brazos sobre su pecho.
—¿Temprano? —repitió ella, como si la mera palabra le molestara—, no tenemos tanto tiempo para que ustedes decidan ayudarnos... Nuestros hermanos están sufriendo, y mientras ellos lo hagan también lo hará el resto de Marzaba.
—¿Y crees que no lo sabemos? —preguntó una voz diferente de pronto. Dimitri se sobresaltó al darse cuenta de que Sella había aparecido en el pasillo, cerca de ellos—, ¿crees que no somos conscientes de los problemas y el caos que la llegada de GEASP ha ocasionado?
—No quiso decir eso... —murmuró Auguste, un poco incómodo—. Es solo que la idea de esperar y observar sin hacer nada nos resulta... mal.
Sella sacudió la cabeza, cruzándose de brazos.
—¿Piensan que nosotros disfrutamos sentirnos impotentes? —ironizó con amargura—, pues no podrían estar más equivocados. Hasta ahora, su Gobierno no ha hecho más que considerar a Marzaba una alternativa para ellos... Una manera de saquear su material, explotar sus tierras e investigar sobre cada raza existente aquí. Tampoco nos gusta esperar, pero nos disgusta aún más confiar en la gente equivocada y verla traicionarnos.
—Además de que nuestro ejército ni siquiera es lo suficiente fuerte como para merecer llamarse así —agregó la voz de Ehter, que también se había unido a ellos, acompañado de otro hombre y otra mujer, que miraron en silencio lo que sucedía—. En este momento solo contamos con alrededor de 500 soldados... ¿Y saben cuántos tienen GEASP a su lado? El cuádruple, y eso solo establecido en Allwer.
Dimitri parpadeó varias veces al escucharlo. ¿Cómo era posible que el Gobierno Estadunidense hubiera logrado reunir a tantas personas? La idea lo confundía, en especial porque no había escuchado ninguna noticia de que el ejército hubiera sido reclutado, ni siquiera para asuntos secretos ni nada.
No había escuchado ni un solo rumor al respecto. Ahora que lo pensaba, la ausencia de tantas personas en Estados Unidos debía resultar... sospechoso.
Aunque, de pronto se le ocurrió pensar, ¿y si no era solo Estados Unidos quien estaba involucrado en la invasión sobre Marzaba? Quizá era un plan a nivel mundial... Quizá todo era más grande y profundo de lo que aparentaba.
Pero solo era una hipótesis, e incluso si pudiera comprobarla o refutarla, Dimitri no estaba seguro de querer averiguarlo.
De hecho, la sola idea bastó para hacerlo sentir un amargo sabor en su paladar.
Y rápidamente desechó el pensamiento, diciéndose que no valía la pena pensar en eso.
—Así que no quieran decirnos lo que deberíamos o no hacer —continuó diciendo Sella—, porque somos conscientes de lo que hacemos y también de lo que no. Y si ustedes tuvieran un poco de inteligencia sabrían que no es sabio desafiar los regímenes que ya hemos establecido. Si planean quedarse y esperar por nuestra aprobación para unirse a nosotros pueden hacerlo, pero no se les ocurra presionarnos, o si no empezaremos a pensar que sus intenciones no son tan nobles como ustedes aseguran.
Jessica no replicó, esforzándose por bajar la cabeza y asentir. Dimitri notó que la niña tenía sus puños apretados con tanta fuerza que sus nudillos se habían vuelto pálidos. Estaba furiosa, observó, y se preguntó qué tan exasperante debía resultar para ella el tener que resignarse a esperar.
Él no se sentía tan desesperado por la ayuda de los Guardianes... Como sumo, su única preocupación de vital importancia eran dos cosas:
La primera: saber algo de sus padres; y la segunda: hallar una forma de sacar a Sarah y Den de Marzaba... porque, por supuesto, no se había olvidado de ellos, e incluso el recuerdo de ambos en el Reino de Nadie siendo arrastrados por soldados de GEASP seguía carcomiendo su mente.
—De acuerdo —murmuró Jessica tras quedarse en silencio por unos largos momentos. No agregó nada más.
—Pueden seguir utilizando la habitación en la que los dejamos —dijo Sella. Su semblante tenso pareció relajarse levemente—. Pasarán la noche aquí y el día de mañana los evaluaremos para saber cómo podrían sernos de utilidad.
—Nosotros tenemos poderes —comentó Cian, que hasta ese momento se había quedado en un completo silencio—, aunque no son ataque.
—Ya veremos eso mañana. Por el momento, regresen a su cuarto designado.
Quedarse en la misma recámara que no habían dejado de ver en todo ese rato... La idea le pareció frustrante a Dimitri, pero no dijo nada (como había hecho en todo ese rato) y acompañó a los demás en su frío silencio.
Cuando la puerta se cerró y el grupo se quedó solo y en silencio una vez más, miró a Jessica golpear la pared y soltar un suspiro frustrado, al mismo tiempo que exclamaba:
—¡Ya no quiero quedarme esperando! ¡Necesito hacer algo!
Morgana miró a la niña con aire molesto, aunque su voz sonó más suave cuando dijo:
—Los Guardianes deben saber de lo que hablan si piensan que lo mejor es esperar. Sus hermanos pueden resistir un par de días.
—¡Eso es lo que tú dices! —soltó Jessica. Se dejó caer sobre uno de los catres, tensando su mandíbula y enterrando su rostro entre sus manos—. Agh... Odio ser tan inútil.
—Basta, no digas eso de ti —le interrumpió Cian. Más allá de sonar como un intento de consuelo, se oyó como un serio regaño—. Mira, si los Guardianes nos hacen esperar mucho tiempo, entonces nos iremos por nuestra cuenta.
—Pensaba que los necesitabamos para recuperar a Thiago —dijo Dimitri, arrugando el entrecejo.
Cian hizo un ademán de mano para desestimar su comentario.
—Y lo son —respondió—, pero si los idiotas nos hacen esperar, no valdrá la pena quedarnos.
—Y supongo que esperan que si ustedes escapan, nosotros vayamos con ustedes —murmuró Morgana, arqueando ambas cejas y apoyando sus manos sobre su cadera... A decir verdad, daba ese aire a una madre que constantemente reñía a sus hijos.
—Por supuesto —dijo Jessica, alzando la cabeza y mirándola—, ustedes también deben rescatar a sus amigos, ¿no es verdad? Además, está el asunto de que son la única manera en que Marzaba se salve...
—Siento que exageras ese tema cada vez que lo vuelves a mencionar. Es cierto que tenemos que sacar a Den y Sarah de este condenado mundo, pero eso no significa que los seguiremos como un par de borregos. En lo personal, sigo sin creerme eso de que somos la ayuda que Marzaba tanto ansía.
Jessica se encogió de hombros, balanceado sus pies por encima del borde del catre.
—No necesitas creerme —contestó ella—, solo salva a mis hermanos y a Marzaba. Eso será todo.
—¿Y de paso no quieres que también me convierta en la nueva reina de Inglaterra? —se burló Morgana.
—Solo si no te parece muy difícil —le contestó Cian, sarcástico.
—De cualquier forma —intervino Dimitri—, creo que ya hablaremos de eso cuando sea el momento, ¿no creen? Quizá los Guardianes no nos hagan permanecer en este sitio por mucho tiempo.
—Ojalá. —Jessica soltó un profundo suspiro tras aquella simple palabra y apoyó su antebrazo en su frente—. Pero tienes razón en algo, Dimitri: no tiene caso seguir pensando en eso. Y vaya sí estoy cansada. En fin. Buenas noches.
Y simplemente, Jessica cayó dormida.
Cian se rio entre dientes. Y pronto los demás también se acomodaron en el resto de los catres.
Dimitri decidió acercarse en esta ocasión a su hermana, con quien no había hablado desde la mañana... Oh, ¿ya había transcurrido todo un día? Ese hecho le resultaba más extraño al rememorar que los días en Marzaba al parecer duraban más que en su mundo.
Sacudió la cabeza así como aquellos pensamientos. Se sentó en el catre contiguo al de Morgana, que apenas si le miró y se había cruzado de piernas sobre el suyo.
—Creo que tal vez deberíamos hablar —murmuró Dimitri, más con la intención de iniciar una conversación con ella que por otra cosa.
Morgana le dirigió una mirada un tanto despectiva.
—¿Tú crees? —repitió, arqueando una ceja.
Sí. A veces su hermana podía ser más orgullosa de lo que cualquiera pensaría... Aunque, siendo justos, Dimitri también lo era.
Él soltó un suspiro, decidiendo que los asuntos que quería dialogar con ella eran más importantes que el tener que aguantarse el disculparse con ella.
—Yo... lo siento —continuó, jugueteando con sus pulgares en ademán de nervioso—. No estuvo bien lo que te dije.
Morgana le observó en silencio por unos momentos. Luego, soltó un suspiro.
—Tonto —fue lo único que dijo, aunque con cierta connotación cariñosa—. Yo también lo siento. Sé que puedes cuidarte solo, pero no puedes negar que eres bastante distraído.
—Supongo —respondió Dimitri, algo avergonzado.
Por supuesto que no era la primera vez que discutían, y no era la primera vez que se arreglaban con tanta facilidad. Porque eran hermanos al final de cuentas... y era inevitable que discutieran al final del día.
Y eso daba igual siempre que acabaran arreglando sus problemas.
—¿Tú... realmente crees que nuestros padres podrían seguir vivos y aquí? —preguntó de pronto Dimitri. Se arrepintió de mencionarlo cuando vio que Morgana se tensó al oírlo.
Abrió la boca para decirle que no era necesario que ella respondiera, mas su hermana le interrumpió antes de que dijera algo.
—Solo sé que si alguno de ellos sigue en Marzaba con vida, entonces no quiero saber nada de su vida.
Dimitri no se sorprendió al escuchar aquella respuesta. Al final de cuentas, desde siempre supo que Morgana le guardaba rencor a sus padres por haberlos abandonado. A diferencia de él, que seguía debatiéndose entre el odio y la falsa esperanza de hallarlos.
—¿Y si resultara que no quisieron dejarnos? —cuestionó en un tono de voz lo suficiente bajo como para que solo su hermana le oyera, pues recordó instantáneamente que Cian, Auguste y Ágata (Jessica no, porque ahora estaba roncando) podían escucharlos.
Morgana lo miró a los ojos, no obstante, casi enseguida desvió su mirada al suelo.
—Si eso quisieron o no, no quita lo que sucedió, y no quita que hayamos crecido sin padres. La única manera en que podría pensar en perdonarlos sería si estuvieran muertos... Si hubieran muerto cuando nos dejaron en el orfanato.
Dimitri se quedó inmóvil al oír la dureza en su tono de voz, estremeciendose ligeramente. ¿Realmente pensaba eso ella?
Se dio cuenta que él no se sentía igual, que si llegaba a investigar sobre sus padres para descubrir que ambos habían muerto le haría sentir vacío y decepcionado.
Sin embargo, tan pronto como lo pensó se dio cuenta de la bajísima probablemente de que pudiera hallar a sus padres. No conocía sus apellidos, sus nombres ni absolutamente nada que pudiera relacionar con ellos.
La idea lo desilusionó por completo y sintió una opresión en su pecho. Mordió el interior de su mejilla y tensó la mandíbula, recostándose sobre el catre y apoyando su nuca en su antebrazo.
No habían mantas ahí y lo único que acompañaban a los catres eran unas gruesas y tiesas almohadas.
—Dimitri —le llamó Morgana en tono bajito a su lado.
—¿Hum? —respondió él, comenzando a sentirse un poco adormilado.
—Que tengas dulces sueños.
Honestamente, Morgana no le decía eso desde que eran niños.
Dimitri esbozó una suave sonrisa sobre la comisura de sus labios.
—Tú también —contestó.
Luego, se quedó dormido.
Soñó con que estaba de vuelta en la escuela... No hubo nada especial, sino que se trató de un día normal, a excepción de la invasión de zombies que sucedió ahí mismo.
No era una sorpresa que soñara con algo como eso, aunque, cuando despertó, se quedó con la sensación de angustia que el sueño le había proporcionado.
Por unos largos momentos, Dimitri se quedó mirando al techo.
Su mente, por costumbre, se preguntó qué hora era y cuánto tiempo le quedaba para seguir durmiendo antes de ir a la escuela.
Sin embargo, rápidamente cayó en la cuenta de que no iba a ir, porque ni siquiera estaba en su mundo.
Y en el fondo se preguntó vagamente qué pensarían sus compañeros de clase y profesor cuando cayeran en la cuenta de su ausencia... Lo único bueno es que al menos ya habían acabado los exámenes finales y, de hecho, las vacaciones de verano estaban bastante cerca.
Aunque, ¿por qué estaba pensando en eso en primer lugar?
Dimitri soltó un bostezo, restregando sus ojos y curvando sus labios en una mueca.
Oh, ¿realmente ya había pasado todo un día desde su llegada a Marzaba y Allwer? La idea le resultó extraña. Después, fue como un vacío.
Realmente había pasado un día en ese sitio.
A pesar de que había sido su idea, aun si él había querido ir ahí... Incluso pese a ello, Dimitri se sintió raro al descubrir que nada de eso había sido un sueño.
Era real. Tan real como él lo era.
Y eso le resultaba confuso.
Dimitri se sentó sobre el borde del catre, dándose cuenta de que Cian también ya estaba despierto, solo que el niño estaba sentado en una esquina de la habitación, con sus ojos fijos en la puerta y aparentemente sumido en sus pensamientos.
Cian entonces reparó en que él había despertado y volvió su mirada hacia él.
—Por si te preguntas, aquí todavía no amanece —le comentó, encogiéndose de hombros—, como dije, aquí los días duran más, por lo que las noches también. No hay mucha diferencia, pero sigue estando ahí.
Dimitri no estaba seguro del porqué se lo decía (no era como si le importara por completo), sin embargo, asintió con la cabeza, suspirando y notando que su hermana y los demás seguían dormidos.
—¿A qué hora se supone que despertarán los Guardianes? —inquirió, porque ya estaba empezando a sentirse inquieto de permanecer en esa habitación.
Cian lo pensó por unos momentos.
—Supongo que para ellos esta hora es temprana —contestó, alzando la mirada como si quisiera contarlo mentalmente—, aunque asumo que son alrededor de las ocho de la mañana.
A Dimitri le pareció extraño considerar que las ocho eran una temprana cuando a él solían decirle que dormir hasta ese momento ya era de gente perezosa. Suspiró y notó que Morgana se removió a su lado, despertándose también y mirándolos.
—Oh, es verdad, estamos aquí —murmuró su hermana, restregando sus ojos y suspirando con profundidad.
—¿Es que lo habías olvidado? —inquirió Cian, arqueando ambas cejas.
—Hum, nunca está de más desear cada vez que me vaya a dormir que esto solo sea un sueño.
—Pero también te dormiste antes —señaló Dimitri.
—Exactamente —fue lo único que contestó Morgana, como si eso lo explicara todo.
A causa del ruido, Auguste y Ágata no tardaron en despetarse. Cian, por otro lado, tuvo que sacudir a Jessica del brazo para sacarla de su estado de sueño.
Jessica gruñó al principio, pero acabó por resignarse y se desesperezó.
De pronto, alguien llamó a la puerta, abriéndose hacia dentro y mostrando el rostro de Linet, quien les sonrió con cierta suavidad, mirándolos de uno en uno.
Ella entró de lleno en la habitación, diciendo con cierto toque de entusiasmo:
—¿Están listos? Porque antes de desayunar y hacer cualquier cosa los pondremos a prueba para ver de qué son capaces de hacer.
Nadie respondió. Pero la respuesta ahí estaba: iban a limitarse a hacer lo que les dijeran.
.
Honestamente, me gusta mucho la relación de hermanos de Dimitri y Morgana, porque si algo sé de tener hermanos, es el hecho de que, si realmente te llevas bien con ellos, no habrá necesidad de decir algo cuando ambos se han disculpado por una pelea 💞
Por cierto, realmente desearía vivir en Marzaba y poder dormir más, aunque a la vez sería relativo y quizá no sabría que estaría durmiendo más tiempo...
Hum, da igual. Hasta la próxima :)
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