Capítulo 13. Ellos son especiales.
Morgana no sabía cómo había terminado en esa situación.
En un momento había despertado junto a Cian con los ojos vendados, y al otro instante estaba caminando por un pasillo en compañía de Cian y un hombre de cabello ónix y ojos esmeralda, cuyo semblante frío no reflejaba ni una sola emoción.
Cian había hablado con Ehter —el nombre del hombre que hacía de guía y los había interrogado en un inicio— y acabaron por descubrir que él pertenecía a los supuestos Guardianes que habían tenido la intención de buscar en primera instancia.
Morgana no sabía si era suerte o si este grupo revolucionario los habían estado espiando... A decir verdad, la segunda opción era la más creíble, pues no era como si la suerte fuera algo que figurara en su vida diaria.
De cualquier manera, ahora estaban camino a quién sabía dónde.
Morgana se mantuvo tranquila durante todo ese tiempo, pero eso en sí ya era un inmenso logro, uno que apenas pudo mantener cuando se detuvieron delante de una puerta.
Ehter la abrió, tirando del pomo hacia abajo y empujando el bloque de metal hacia dentro. Al cruzar el umbral, Morgana se quedó congelada al darse cuenta de las personas que estaban en el interior de aquella habitación.
Estaban dos mujeres que no conocía (y que no le interesaba conocer), Jessica, Auguste y Ágata... Y, sobre todo, ahí estaba Dimitri, el idiota de su hermano.
Morgana, por unos momentos, se quedó estática e inmóvil. Honestamente, cuando despertó su primer pensamiento había sido preguntarse en dónde estaba Dimitri y, más importante, si se hallaba bien.
Sin embargo, a pesar de ello, no lo miró y se limitó a entrar en la habitación con lentitud, colocándose junto a Cian y sin dedicar ni una sola palabra. Su hermano tampoco la vio a los ojos. Tal vez fue una cuestión de orgullo por parte de ambos, pero a Morgana le dio igual.
De cualquier manera, tenían asuntos más importantes por atender.
Las mujeres y Ehter no tardaron en presentarse. Resultó que la rubia de ojos azules se llamaba Sella, mientras que la de piel oscura y ojos miel que estaba junto a ella tenía el nombre de Linet.
—Los hemos traído aquí porque tal parece que ustedes buscan ayudarnos —dijo Sella con cierta frialdad en su tono de voz, mirando a los niños y jóvenes que se hallaban delante suyo y estudiándolos con la mirada, como si quisiera analizarlos y buscar determinar si siquiera valía la pena hablar con ellos.
—Eso es verdad —contestó Jessica. Morgana tuvo que reconocerle en silencio el que la niña no flaqueara su tono de voz en lo absoluto—. Como dijimos, estamos de su lado, no del de GEASP.
Linet arqueó una ceja.
—¿GEASP? —repitió ella con cierto aire de intriga.
—Ese es el nombre de las personas que invadieron Marzaba —explicó Auguste.
—Y si no mal entendí, ustedes estaban con ellos —dijo Sella con un profundo tono recriminatorio y con la intención de culparlos.
Morgana observó que Jessica pareció dudar. Luego, la niña dijo:
—No puedo negar que es así. Estuvimos con ellos porque fuimos criados en sus instalaciones. Sin embargo, cuando nos llevaron aquí pronto nos dimos cuenta de que habían muchas cosas que no nos estaban diciendo. Queremos detener esta dominación mundial que ellos están llevando a cabo.
Sella entrecerró los ojos. Su fría mirada se volvió inquisitiva, casi curiosa... de una forma cruel y despiadada.
—¿Y cómo es esperan lograr eso cuando nosotros, un grupo de adultos entrenados, no ha conseguido siquiera debilitar las fuerzas militares de este supuesto GEASP? —cuestionó ella, alzando las cejas y ladeando ligeramente la cabeza.
—Una médium nos contó algo importante —respondió Jessica. Acto seguido, señaló a Morgana y Dimitri, agregando—: Nos dijo que ellos podían ser de ayuda a Marzaba, incluso me atrevo a pensar que son la clave.
Sella, Linet y Ehter clavaron sus ojos en los hermanos Ocasaki. Morgana se sintió realmente incómoda. Tensó su espalda y removió sus pies en el suelo, frunciendo el ceño y tragando saliva.
Por unos momentos odió a Jessica. ¿Cómo se atrevía a decirles que ella y Dimitri podían ser de ayuda cuando ni siquiera tenía idea de la razón de eso? Oh, era molesto, realmente molesto.
Cuando el silencio aumentó, Morgana no lo soportó y finalmente anunció:
—Nosotros no sabemos cómo podemos ser de ayuda. En lo personal, solo quiero regesar a mi mundo.
Morgana se arrepintió casi al instante de haber dicho eso, pues Sella la miró fijamente y con profundidad. La chica se estremeció, deseando que aquella mujer apartara su vista.
Sella no lo hizo.
—Ustedes no formaron parte de GEASP, ¿o sí? —inquirió ella.
Morgana notó que a Sella le resultaba extraño pronunciar las siglas, y no le sorprendió. En cambio, asintió con la cabeza.
—Ni siquiera los conocíamos antes de que nos convencieran de venir aquí —informó, apuntando con su vista hacia Jessica y compañía.
Sella finalmente desvió su mirada de la suya y la fijó en Jessica.
—¿Estás diciendo que quieres salvar a Marzaba de la dominación que tu propio Gobierno ocasionó con ayuda de dos niños cuya forma de ayudar no conoces? —indagó; hubo cierta ironía y afán de burla en sus palabras.
A pesar de eso, Jessica asintió con determinación.
—Sabemos que las visiones de la médium eran verdad —respondió. Entonces, apoyó su mano en el hombro de Ágata para después añadir—: Y mi hermana nos confirmó que no mentía, y ella también tiene un don similar al de la profecía.
Eso no se los habían contado, observó Morgana, mirando a Ágata con el ceño fruncido y preguntándose qué tan lejos podía llegar la habilidad de la niña. Al final de cuentas, ni siquiera había podido predecir que serían secuestrados por aquellos dichosos Guardianes, ¿cuáles serían los límites de su don?
—De acuerdo —dijo Sella, interrumpiendo sus pensamientos—, digamos que es verdad y que ellos dos tienen la capacidad de ser de ayuda a la liberación de Marzaba, ¿cómo es que piensan hacerlo si ni siquiera conocen nuestras costumbres y la forma de vivir de Marzaba o Allwer? Probablemente no conocen ni los conceptos básicos sobre el Didalnio ni el régimen de Gobierno de los Reinos.
Todo eso era verdad, pensó Morgana, dándose cuenta de que Sella estaba diciendo en voz alta todas esas razones por las que ella no había querido acceder ir a Marzaba en un inicio.
Aunque de pronto se le ocurrió decir:
—Ellos dijeron que nuestros padres podrían estar involucrados en esto.
Sella lució sorprendida, mientras que por los ojos de Jessica cruzó un destello de asombro... Aunque este enseguida fue apagado y a su mirada volvió ese mismo deje neutral de antes que se debía esforzar por mantener.
—¿De qué manera sus padres podrían estar involucrados? —cuestionó Ehter, que no había dicho palabra alguna en toda la conversación.
—En que ellos son de Marzaba —contestó Cian con completa certeza, pero casi al instante aclaró—: No sabemos la historia completa, pero sabemos que eso es verdad.
Morgana miró al niño, desconcertada.
Él no había mencionado nada de eso. Solo se había limitado a decir que podrían descubrir más de sus padres si iban con ellos... ¡Pero decir que eran de Marzaba ya era una completa tontería!
El corazón se le aceleró de solo pensarlo y un sudor frío descendió por su frente.
No se había permitido pensar en sus padres desde que era niña. La dueña del orfanato siempre le había dicho que no podía dejar que esos pensamientos la abrumaran, que no podía pasarse la vida pensando en las dos personas que nunca la habían querido con ellos.
Y a pesar de eso, lo había pensado, vaya sí lo había hecho. Había imaginado que quizá sus padres los abandonaron porque eran pobres y no podían mantenerlos, que quizá murieron en un accidente salvando a muchas personas y no pudieron despedirse de ellos, que quizá... no habían querido abandonarlos.
Morgana lo había pensado en muchas ocasiones... Sin embargo, al final la dura realidad volvió a ella y se olvidó de todo eso, comprendiendo que perdía tiempo pensando e imaginando todo eso. Que no tenía sentido sentirse mal por ello. Que estaba bien sin sus padres.
Que no le seguía doliendo el saber que no estaban con ella.
Y ahora Cian le estaba diciendo que sus padres eran de Marzaba, tratándose de un mundo completamente ajeno al suyo... Y esos pensamientos que se esforzó por guardar en un baúl bajo llave regresaron como un súbito golpe.
La idea bastó para abrumarla y hacerla perder el equilibrio. Su rostro perdió todo rastro de color y un nudo se formó en su garganta.
Retrocedió un par de pasos, mordiendo el interior de su mejilla con fuerza y tensando su mandíbula. Al mirar a Dimitri, supo que su hermano estaba pasándola tan mal como ella, solo que él se veía como si estuviera a punto de vomitar.
Sella también lucía asombrada, aunque, obviamente, no tanto como los hermanos.
—Un par de nativos de Marzaba teniendo sus hijos en un mundo diferente —murmuró ella con cierto aire pensativo, fijando sus ojos en el suelo y frunciendo levemente el ceño—. Es una posibilidad, si ustedes pudieron acceder a nuestro mundo, no veo por qué alguien de Marzaba no hubiera descubierto la forma de ir al suyo en el pasado.
—Pero, ¿cuál sería el propósito de eso? —cuestionó Linet. Antes de que alguien pudiera responder, la mujer miró a Morgana e inquirió—: ¿Ustedes conocieron a sus padres?
La chica negó con la cabeza, aún aturdida como para responder con claridad.
—Nos criamos en un orfanato —explicó Dimitri. Su tono de voz se oyó dubitativo y tambaleante.
Por los ojos de Linet cruzó algo parecido a la pena, no obstante, eso solo duró unos segundos.
—Ya veo —contestó ella—, entonces no podemos saber quiénes serían sus padres ni por qué viajaron a su mundo.
—O si incluso regresaron a Marzaba —agregó Ehter, arrugando el entrecejo y examinó con su mirada una vez más a Morgana y Dimitri—. Por su apariencia, me parece que podemos descartar cualquier especie más allá de los humanos.
—Aunque, si juzgamos por sus ojos amarillos... —empezó diciendo Linet, y su mirada pareció iluminarse levemente.
—No hay manera —le interrumpió Sella, tajante—, no existen ese tipo de relaciones. —Hizo un ademán de mano que Morgana no supo identificar y continuó hablando—. Lo único lógico es que si estos chicos realmente poseen lazos sanguíneos en Marzaba deben pertenecer a la raza de los humanos, probablemente sean de Allwer y sus padres hayan sido alquimistas, si nos basamos en que ellos fueron capaces de abrir un portal a otro mundo.
Morgana se dio cuenta de que no estaba entendiendo absolutamente nada de sus palabras. Apretó los labios en una fina línea recta, alzando su mano para que le prestaran atención.
—Lo siento —murmuró cuando Sella dejó de hablar y la miró con detenimiento—, pero no estoy segura de comprender de lo que están hablando.
La expresión de Linet, al lado de Sella, se suavizó mientras ella decía:
—Deberíamos dejarles descansar. Así podremos aprovechar para hablar con el resto de los Guardianes y comunicarles lo que ha ocurrido.
—Bien, eso haremos —sentenció Sella, con un tono de autoridad, como si a ella se le hubiera ocurrido la idea de Linet. Se dirigió hacia los niños y jóvenes—. Los llevaremos a una habitación en donde podrán aprovechar para descansar. Cuando la noche llegue volveremos por ustedes y les diremos nuestra decisión acerca de darles un voto de confianza.
Morgana supuso que eso sería lo mejor que obtendrían de ellos, y suspiró de alivio.
Linet fue la encargada de guiarles fuera de la fría y gris habitación, haciéndolos caminar por el largo pasillo por el que habían andado antes. Ella, conforme caminaba, empezó a explicar:
—Espero que Sella no les haya parecido muy estricta. Es solo que ella no confía para nada en gente extraña.
—¿Ella es su líder o algo así? —inquirió Jessica, que había asumido lo que los demás también pensaron
Linet sacudió la cabeza en negación.
—Nosotros los Guardianes no tenemos jerarquías ni cargos de liderazgo —informó—, nuestras decisiones son por voto de mayoría. Lo más cercano a un líder que tenemos son quienes llevan más en la asociación desde su inicio, que en sí fue hacía solo unos meses.
Morgana no supo qué pensar de esta forma de organización y bajó la cabeza, pues sus pensamientos rápidamente se desviaron de esta información y regresaron al mismo tema problemático de antes: sus padres.
Mordió su labio inferior con fuerza al pensar en esto, temblando un poco y apenas conteniéndose ante la idea de exigirle respuestas sobre sus progenitores a cualquiera que pudiera decirle la verdad... Lo que realmente había ocurrido.
La razón de que sus padres no estuvieran ahí.
Soltó un suspiro tembloroso y deseó que su mente dejara de volver al mismo tema. Ya no quería pensar en eso. Se sentía cansada, y solo se dio cuenta de eso en ese preciso momento, cuando percibió que sus párpados los sentía pesados y le era difícil concentrarse. Realmente no había dormido (a menos que contara el haber estado inconsciente como dormir), y ahora empezaba a notar las repercusiones de eso.
Linet se detuvo delante de una puerta distinta al resto. Luego, les informó:
—Usamos este lugar como una base secreta en donde solemos acomodar a los nuevos. Pero también usamos las habitaciones en el fondo como salas de interrogatorio. Mientras tanto, pueden quedarse en este cuarto. Dependiendo de lo que digamos en nuestra reunión, les diremos lo qué harán a continuación.
Jessica asintió con la cabeza. Cuando Linet abrió la puerta, todos entraron.
Resultó que aquella recámara era mucho más amplia que en la habitación en donde Morgana había despertado. Había un par de cosas que volvían al cuarto algo más cálido. Por ejemplo, había varios catres colocados ingeniosamente a lo largo del sitio, pues estaban acomodados de forma que cabían ocho en total. Había baúles delante de los catres cuyo contenido le era desconocido, y también un par de lámparas que colgaban del techo e iluminaban el sitio con un brillo blanco.
Morgana se cuestionó qué tipo de tecnología tenía Marzaba... Suponía, a juzgar por las calles y los carruajes que había visto, que vivían en una época que, a su juicio, era antigua y pasada. Probablemente no contaban con los conocimientos tecnológicos que en su mundo existían. Y eso tenía sentido, pues si hubiera sido de otra manera, quizá habrían podido luchar de alguna manera contra GEASP.
Dejó de pensar en eso y se dejó caer sobre uno de los catres, que estaba pegado junto a una de las paredes.
Escuchó cómo Linet se marchaba, cerrando la puerta detrás de ella y dándoles la silenciosa advertencia de que no podrían salir hasta que ellos decidieran sacarlos. No le importó demasiado. En ese momento, decidió que nada le importaba.
Morgana no se acomodó demasiado sobre el catre, sino que se limitó a permanecer recostada de espaldas, con sus piernas colgando sobre el borde y su vista fija en el techo.
Sin pensarlo demasiado, preguntó a nadie en particular:
—¿Qué es lo que saben de nuestros padres?
Por unos momentos, la única respuesta que obtuvo fue el silencio. El frío y angustioso silencio.
Entonces, Jessica respondió:
—No sabemos tanto cómo nos gustaría saber. Pero lo que sí sabemos es que sus padres provienen de este mundo y que ustedes estaban destinados a encontrarlo... Que ustedes son especiales y que quizá son la única esperanza de Marzaba.
Oh. Eso sonaba completamente desagradable. Pesado. Una carga.
A Morgana no le gustó en lo más mínimo cómo sonaba y curvó sus labios en una mueca, frunciendo el ceño y sintiendo un nudo en su garganta.
—¿La médium les dijo eso? —inquirió la voz de Dimitri en un titubeo. Morgana agradeció que preguntara lo que ella no se atrevía a cuestionar.
—Sí, eso dijo —contestó Cian con cierto deje pensativo—, aunque no quisimos decírselo a ninguno antes porque no queríamos que creyeran que era su deber venir con nosotros.
—Y aun así nos lo dijeron ahora —murmuró Morgana—, aun así ustedes no quieren que los abandonemos.
Nuevamente, el silencio prevaleció.
—Queremos que ayuden a nuestros hermanos —dijo de pronto la voz de Ágata, que casi no reconoció por lo poco que hablaba la niña—, probablemente son los únicos que pueden.
"Y pese a ello, ni siquiera saben cómo podemos hacerlo", pensó Morgana, mosqueada ante el pensamiento. Cerró sus ojos, apretando sus puños y deseando que nada de eso hubiera ocurrido para empezar.
Su vida en Dallas no era sencilla, pero no se comparaba a la responsabilidad de salvar un mundo que no conocía... de una manera que ignoraba y derrotando a gente que seguramente era más poderosa que ella en todos los sentidos.
Quería decir que Jessica y los demás estaban equivocados. Que ni ella ni Dimitri eran las personas especiales que ellos buscaban... Sin embargo, dudaba que la Médium se hubiera equivocado, dudaba que Jessica y sus amigos los hubieran encontrado por casualidad.
Sabía que no era así. Sabía que las coincidencias no existían, que eso era real y que no podía pretender que no lo era... No podía escapar ni ignorarlo como siempre solía hacer con las situaciones que odiaba.
Estaba atrapada.
Morgana no se dio cuenta que estaba apretando sus puños con tanta fuerza hasta que abrió los ojos.
Parpadeó varias veces, alejando un par de lágrimas que sin quererlo habían llenado sus ojos, un volvió a cerrar sus párpados.
En esta ocasión, se dejó abrazar por la oscuridad que la rodeaba, aferrándose a ella y ansiando regresar a su vida en Texas... Era mucho mejor que permanecer ahí, sin lugar a dudas.
Sin darse cuenta, Morgana pronto se quedó dormida.
Y tampoco le importó.
De hecho, en el fondo deseó despertar en la habitación de su orfanato.
.
Okey, oficialmente faltan 10 capítulos, y si piensan que son muy pocos, en realidad alcancé a llegar con todos a las 70,000 palabras (sip, estoy orgullosa de eso), así que váyanse preparando que se viene lo bueno.
Mientras tanto, ¿qué piensan del tipo de personas que son los Guardianes? 👀
Y en fin, hasta la próxima 🤙
PD: Estoy editando este capítulo mientras me siento de la patada y quiero tirarme de un puente... ¿Que por qué lo menciono? No hay razón, pero se sentía bien la idea de escribirlo por aquí.
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