Capítulo XVIII: Visiones trágicas
En voz de Zack
Abrí los ojos de golpe, olvidándome por completo de lo que estaba soñando. Sentía un escalofrío recorrer mi cuerpo y eso me generaba inquietud. Miré todo a mí alrededor, estaba en una habitación del pabellón médico del castillo. Era de día y por la luz que entraba por la ventana, estaba un poco cerca el atardecer.
Había una venda que rodeaba mi abdomen y en el lugar donde aquella mujer me había herido, una pequeña mancha de sangre que se filtró con el tiempo. Me dolía un poco y era consciente que tardaría mucho en sanar.
—Oh, por fin despiertas —entró Samuel a la habitación, seguido de Gasper y Avrora. Me sorprendió un poco que ella apareciese allí, siendo una persona muy ocupada.
—¿Cómo culminó todo? —les pregunté.
—Muy bien. Todos los terroristas fueron contenidos y ya no hay ninguna amenaza para Avior —dijo Gasper.
—¿A pesar de estar herido aun te preocupa la misión? Si que eres diligente —aseguró la vidente—. Pero es bueno saber que estás bien y consciente. El rey te condecorará, junto a los demás que ayudaron a repeler el ataque de la Facción.
—No me gusta asistir a esos eventos. Prefiero irme a mi academia, extraño a mi hijo y a mi pareja —aseguré, mientras caminaba hacia un colgadero donde reposaba mi túnica gris.
De repente sentí una punzada en el lugar de la herida que me hizo vacilar. Por suerte la chica fue rápida y me sostuvo para evitar la caída. Justo cuando la miré para darle las gracias, vi que ella estaba inmóvil, con los ojos abiertos e iluminados igual que antes. Luego su grimorio turquesa con dibujos de plantas color dorado levitó hasta quedar a su lado.
—Magia de Visiones: Clairvoyant —pronunció ella, luego fui rodeado por una nube turquesa y resplandeciente.
Al abrir mis ojos, solo alcanzaba a ver imágenes intermitentes de muchas cosas. El exterior de Avior en reconstrucción, los caminos con gente caminando, los pequeños poblados, el bosque que se parecía al que rodeaba la academia y luego llegamos a ella. Vi destrucción, humo, polvo y de entre todo ese caos vi a mis amigos rodeando a algo, todos lloraban alrededor de eso. La imagen se acercó más y alcancé a ver a Leo en el suelo, temblando y respirando con mucha dificultad. Me preocupé mucho por él, pero luego la imagen se movió hacia una manta que cubría algo, estaba ensangrentada y por un lado alcancé a ver un mechón de cabello negro con las puntas rojas que se asomaba fuera de la manta. Justo en ese instante grité al darme cuenta de lo que era y en ese momento toda la visión desapareció.
La chica se llevó las manos a la boca para no gritar. Yo por mi parte caí de rodillas y comencé a llorar a gritos.
—¡¿Q-qué pasa, Zack?! —preguntó mi amigo de pelo castaño. Al mirar su rostro lleno de preocupación, solo me abalancé a él y lo abracé. La noticia lo destrozaría.
—¡¿Qué le hiciste?! —inquirió Samuel a la chica. Pero ella guardó silencio, era incapaz de ser la anunciante de tal desgracia—. ¡Di algo!
—V-vámonos… —les dije entre balbuceos—. ¡Tenemos que ir a casa ya!
Extendí mi mano para dirigir mi magia y crear un portal espacial. Pero justo cuando iba a hacerlo, Gasper me sostuve e hizo que lo mirara fijamente. No me sentía capaz de ser el mensajero de la desgracia, pero se sentía mucho peor ser el que guardaba silencio.
—¡L-la asesinaron… a Danna! —dije, antes de volverme a nublar en el llanto.
—E-eso no… ¡eso no es cierto! —gritó él, desconcertado por mis palabras. Samuel quedó inmóvil y en silencio—. ¡Es mentira!
Hice que me mirara, tal como había hecho él conmigo. Mis lágrimas eran portadoras de esa verdad horrible que vi sin haberlo querido. Gasper, al darse cuenta de la verdad de mis palabras, cayó de rodillas y comenzó a llorar. Verlo así, solo acrecentaba más mi dolor. Samuel se nos acercó y se apoyó de mi hombro, luego sentí como sollozaba escondido en él.
Mis estudiantes aparecieron de repente, atraídos por nuestros gritos llenos de agonía y dolor. Apenas los vi les indiqué que se acercaran. Se les veían confundidos y algo perturbados por lo que estaban viendo. Sin embargo, obedecieron mi pedido y tímidamente se acercaron. Con un susurro les di la amarga noticia que me causaba punzadas en el pecho. Ellos inmediatamente perdieron toda confusión y nos abrazaron para acompañaron en nuestro pesar.
—V-vámonos… —anuncié, luego abrí un portal directo a la academia. Del otro lado alcanzaba a ver la destrucción y un poco más allá estaban mis amigos, tal y como había visto en la visión de Avrora—. Explícale al rey y a los otros lo que está pasando, por favor —le pedí a la mujer.
—E-está bien. Lo siento mucho —asentí agradecido por sus condolencias. Luego crucé el portal hacia ese sitio lleno de dolor.
Todos los que ya estaban en el lugar se giraron al sentir nuestras presencias. No estaban menos perturbados que nosotros, inclusive esos niños que aun no conocía entendían la razón de nuestro llanto y pena.
—¡D-Danna! —gritó Gasper, al mismo tiempo que corría con desesperación hacia el cuerpo sobre el suelo. Inmediatamente se arrodilló al lado de ella y dejó al descubierto el rostro de su amada. Todavía tenía color, su vida apenas acababa de abandonar su cuerpo.
No había escuchado un grito de agonía más desgarrador que el suyo. Era incapaz de describirlo, puesto que mi dolor no se comparaba con el que estaba sintiendo él.
También me aproximé, aunque no tan rápido como quería, debido a mi herida. Mi novio la notó y velozmente se acercó a mí. Antes que preguntara algo solo lo abracé, en ese momento mis heridas y dolencias físicas no eran importantes. La muerte de mi amiga y el pesar indescriptible de Gasper me causaban más dolor que cualquier agujero en mi estomago. También estaba Leo agonizando por alguna razón y eso también me preocupaba.
—¿Q-qué fue lo que pasó? ¿Q-quién hizo esto? —inquirí entre sollozos. Luego me encaminé hacia el cuerpo de Danna, donde el pelinegro estaba a un lado temblando. Parecía como si estuviese envenenado o algo así.
—No lo sé, aparecieron de repente… —dijo él, luego me aparté y me coloqué enfrente del chico centelleante, luego abrí mi grimorio para buscar un hechizo para salvarle la vida—. Estás malherido…
—Leo lo está mucho peor y Gasper tiene una herida que ningún poder será capaz de sanar. Mis heridas físicas no son nada en comparación —respondí tajante.
—P-profe Zack… déjemelo a mí —intervino Logan. Luego posó su mano en el pecho de Leo y enfocó su sentido para descifrar lo que tenía—. Es un veneno muy fuerte, los hechizos sanadores comunes no serán de ayuda.
—¿Qué podemos hacer?
—Los venenos son mi especialidad. Podré crear un antiveneno adecuado para él en un momento —aseguró mi estudiante. Tenía razón, con su Magia de Veneno no hay nadie mejor para salvarle la vida a Leo. Sabía que podía confiar en él, por lo que le encomendé la misión de salvarle la vida.
—L-los demás llegaron.
Vi en el camino hacia la mansión estaba llegando el carruaje de la academia. Con mis otros estudiantes, Jack y mi hermano. Tal parecía que el cruel destino movió sus hilos cruelmente para que todos nosotros tuviésemos que presenciar tal desgracia.
Todos bajaron con total naturalidad, riendo y charlando como si nada, ignorantes y ajenos a lo que estaba ocurriendo. Apenas nos vieron, inmediatamente corrieron en nuestra dirección.
—¿Q-que…? —Elijah quedó congelado al ver a Gasper gritando y llorando al lado del cuerpo inerte de Danna, envuelta por una manta llena de sangre. Llevó sus manos a la cabeza y cayó pesadamente de rodillas. Inmediatamente comenzó a llorar.
Jack se acercó más al cuerpo, esperando que al acercarse todo resultase ser una falsa o una ilusión funesta. Samuel rápidamente se acercó a él, justo después ambos se abrazaron para lamentarse juntos.
Dante, Tom, esos niños, mi hermano, mis estudiantes, todos lloraban alrededor de nuestra amiga. No pude evitar recordar aquella vez que perdí a mi tío y a Lilian. Era igual, el dolor en todos, el tiempo de lluvia y sobre todo la impotencia de no haber podido hacer nada para evitarlo. Y aun faltaba más sufrimiento para agregar a la situación.
Me acerqué a Gasper y mi coloqué a su nivel. Apenas pasé mi brazo sobre sus hombros, éste se giró y me abrazó.
—Me la quitaron, Zack. Me arrebataron al amor de mi vida —me dijo llorando. Mi corazón dio un vuelco al escucharlo y mis lágrimas comenzaron a salir con más intensidad.
—Te juro que encontraré a los que hicieron esto a Danna —le aseguré. De repente me percaté de una ausencia muy importante, sobre todo teniendo en cuenta que Leo estaba vacilando entre la vida y la muerte—. ¿Dónde está Connor?
Para aquellos que lo presenciaron todo, mi pregunta fue como si los golpeara sin previo aviso. Todos desviaron la mirada, incapaces de continuar agregando más dolor a la situación. Pero al final y tras muchas miradas insistentes de los que no estuvimos allí, Dante tomó la palabra:
—S-se lo llevaron, Zack. Secuestraron a Connor.
Fue entonces que mi cuerpo no soportó más y todo se desvaneció para mí.
(…)(…)(…)
Con lentitud abrí mis ojos, respirando pesadamente luego de haber tenido un sueño horrible, pero luego fui golpeado con fuerza por los recuerdos previos a mi desmayo. La realidad había superado con creces a mis peores pesadillas. Por un breve momento sentí que la muerte de Danna y el secuestro de Connor no habían sido más que una jugarreta maliciosa de mí subconsciente. Pero al ver por la ventana, nada había cambiado. El sufrimiento podía sentirse en el aire, pesado y amargo al gusto; presionaba mi corazón y me hacía llorar.
—Supuse que ya estarías despierto —dijo mi amado, una vez que entró a la habitación—. Rebel me contó cómo te hicieron esa herida. Estaba sangrando cuando te desmayaste, nos preocupaste.
—Lo siento —musite luego de encontrar refugio entre sus brazos—. ¿Cómo está Leo?
—Logan logró contrarrestar el veneno, aun está inconsciente pero fuera de peligro —me explicó—. Ahora… tú tienes que cuidarte, esa herida no es como las otras que se pueden cerrar con magia. Tu cuerpo necesita reposo.
Negué con la cabeza—. No podré tener reposo mientras no sepa lo que pasó. ¿Por qué se llevaron a Connor? ¿Quién mató a Danna? —inquirí, aunque sabía que Darrell no podía responder esas preguntas.
—Todo pasó muy rápido y fue algo confuso. Pero creo que conocían a Connor, lo llamaron Coni y dijeron que tenía que volver al templo o algo así —expuso—. Esos sujetos eran muy poderosos. Connor parecía temerles y en un principio no mostró resistencia a irse con ellos. Me atrevo a pensar que ya sabía que eso iba a pasar.
—Tenemos que recuperar a Connor para averiguarlo —declaré. De repente la puerta rechinó. Ambos nos giramos y vimos que estaba allí nuestro hijo.
Con un gesto le pedí que se acercara a nosotros. Luego besé su frente y lo abracé, realmente hubiese enloquecido si le hubiese pasado algo a él.
—¿Te duele? —preguntó, señalando el vendaje que estaba en mi abdomen.
—Un poco, pero estaré bien —le dije—. ¿Tu cómo estás?
—Bien, ahora hay dos niños para jugar.
—Eso es genial. Así no te aburrirás en la academia —le aseguré. Daniel asintió.
—Papá, ya no volveré a ver a la tía Danna ¿verdad? —su pregunta me descolocó y me hizo un nudo en la garganta.
—N-no, hijo. Ella se fue a otra parte, donde no podremos verla otra vez. Tendremos que aprender a vivir sin ella —el niño guardó silencio.
Mi amado nos envolvió a ambos entre sus brazos protectores, refugiándonos del dolor que nos azotaba cruelmente y nublaba el provenir con sus nubes negras, augurios de desesperanza.
Wenas, wenas mi gente bonita. Disculpen la demora en la actualización y les cuento el motivo: Hace días anuncié en mi muro que actualizaría al día siguiente; lo hice y me confíe que el capítulo se había subido, pero no... No sé subió nada y yo todo inocente pensé, con el corazón medio roto, que la actualización había pasado desapercibido para el resto del mundo, porqué nunca recibí una notificación. Pero bueno, ya me di cuenta que no fue así.
En fin, hoy hay dos actualizaciones siiiiiii. La de la semana pasada y la de hoy.
Espero que hayan disfrutado el capítulo y pues quisiera saber sus opiniones. Los leo en el siguiente capítulo.
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