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Capítulo XVII: La llegada

En voz de Darrell


Los nuevos integrantes parecían adaptarse rápidamente a todo. Tal como Daniel, su aprendizaje era cosa de horas. A pesar de tener un día de edad, se podía ver la personalidad de cada uno, además de los rasgos de sus magias raras.
—¿Cuándo llegará papá? —inquirió Daniel, mientras comía unas galletas hechas por Dante y Connor.
Tom y Dante jugaban con sus hijos a las atrapadas, mientras que Danna y Connor estaban junto a mí, tomando una taza de té en el exterior de la casa. El único que no estaba era Leo, se había ido a descansar después de una sesión de entrenamiento conmigo. Hacia un día estupendo, el aire era fresco y el sol radiante. El canto de los pájaros era armonioso e incluso se podían ver algunas mariposas revolotear por ahí. Lo único que faltaba era que mi amado peliblanco estuviera junto a mí, para que fuese todo perfecto.
—No lo sé. Es raro que aun no se hayan contactado, aunque seguro que quieren darnos la sorpresa —le dije.
—Extraño a Gasper —se quejó Danna—. Estos días han sido un martirio sin él.
—Me lo imagino. La casa se siente muy solitaria sin los chicos —aseguró Connor, luego le dio un sorbo a su té—. Por cierto Danna, ¿Gasper y tú han pensado tener hijos?
—Lo hemos hablado un poco. El quiere formar una familia, pero a mí me da un poco de miedo no ser una buena madre —aseveró—. Es decir, ¡mírame! Soy tosca, descuidada y algo desequilibrada. Aun no sé como Gasper aun está conmigo.
—Porque te ama —le dije, el rubio asintió en mi apoyo—. No solo estás medio loca, también te preocupas por los que te importan, eres protectora y amable a tu manera. Según yo, eso es lo primordial que deben tener los buenos padres. Yo creo que serás una madre estupenda si decides tener un hijo.
—Concuerdo completamente con Darrell. Ambos lo harán bien —dijo Connor.
La chica meditó por unos instantes nuestras palabras.
—Gracias chicos, son increíbles. Me han ayudado a tomar una decisión. No puedo esperar a que venga Gasper para decirle, se morirá de la emoción —de repente se levantó de su silla y tomó las tazas—. Voy a buscar más té, ¿quieren?
Ambos asentimos. Luego ella avanzó hacia el interior de la casa. Un momento después llegaron Tom y Dante, junto con sus hijos. Todos jadeaban y se lanzaron exhaustos sobre un largo sillón exterior.
—Sí que tienen energía —les dije—. Daniel nos les pudo seguir el ritmo luego de diez minutos.
—No te creas, en este momento ni siquiera puedo con mi propio cuerpo —aseguró Tom—. Atrapar a estos chiquillos no es nada fácil —luego tomó al que estaba a su lado, Jared, y comenzó a hacerle cosquillas.
Yo sonreí por la escena, mientras acariciaba la cabeza de mi hijo. Justo cuando iba a decir algo, sentí una extraña presión en el pecho. Me levanté de golpe, pero incluso antes que yo, Connor lo hizo primero y miró hacia el prado sin rastro de existencia. El canto de los pájaros se detuvo y el aire fresco se volvió denso y frío.
—¿Qué…? —justo cuando iba a preguntarle al rubio, aparecieron unos sujetos encapuchados de la nada. Fueron más rápidos que un pestañeo, casi como la misma luz.
Eran cinco, cada uno con túnicas grandes de color blanco. Sus capuchas impedían ver sus rostros, pero por la forma de caminar y las siluetas supe que se trataban de dos mujeres y tres hombres. Cada uno con tanto poder como para enfrentarse a un Pilar. Tragué fuerte. Esas personas emitían un poder abrumador y ciertamente aterrador. Sus presencias no me generaban nada de confianza y temía que se originara algún conflicto con los niños presentes.
—¿Quiénes son esos? —inquirió Dante en un murmullo. Claramente yo no era el único que se sentía temeroso de ellos.
—N-no interfieran, por favor —dijo Connor, su ojo visible estaba totalmente abierto y vi como una gota de sudor corría por su cien, a medida que esos desconocidos se acercaban paso a paso. Nunca lo había visto así de temeroso, lo que no me generaba ninguna tranquilidad.
—Vaya, vaya. Por fin te encontramos, Coni —dijo uno de ellos, parecía que le hablaba a Connor, aunque no entendía porque lo llamaba así—. Imagino que sabes la razón de nuestra visita. Necesitamos que regreses al templo.
Acto seguido todos se apartaron las capuchas para revelar sus rostros. Por alguna razón sentí un raro cosquilleo por el cuerpo. Todos poseían cabello blanco, como Zack, Elijah y Daniel. Una de las mujeres tenía llevaba el cabello corto hasta los hombros, mientras que la otra tenía una coleta alta y un flequillo hacia un lado, también poseía una gema roja en medio de sus ojos. El que habló parecía bastante joven y a diferencia del resto, llevaba un sable que se le veía a través de su túnica abierta. Otro de los sujetos llevaba el cabello largo y sus por algún motivo mantenía sus ojos cerrados. El último tenía un aspecto más salvaje y despreocupado. Con una media sonrisa que generaba cierto recelo.
—Está bien. Iré con ustedes —dijo Connor, luego se encaminó hacia ellos como si nada. Yo me apresuré y lo tomé por su hombro. Sentí como si una corriente eléctrica recorriera todo mi cuerpo, haciendo que quedara inmóvil—. Por favor, no interfieran. Si los enfrentan, no ganarán.
—No, no, no, no —repitió una y otra vez el que llevaba el sable—. Se supone que tienes que resistirte, así no es divertido.
—Veo que no has cambiado, Theo —le dijo el rubio—. Desde un principio mi intención nunca fue resistirme. Así que la presencia de dos Clérigos está de sobra. Con mandar a un par de guardianes iba a ser suficiente
—Tratándose de ti, el ex-Clérigo menor, no podíamos arriesgarnos. Por eso también trajimos a Nina, Kato y Roma. Pensamos que tal vez algunos se involucrarían —inmediatamente nos miró a cada uno. Sus ojos marrones eran amenazantes y él lo sabía—. Por cierto, vi al hijo de nuestro siempre querido Seba. Realmente es fuerte, me encantaría que estuviera aquí y que se resistiera a que te llevara.
—Ya fue suficiente charla, Theo —habló el que tenía los ojos cerrados—. No hagamos esperar a la Clérigo Mayor.
—Les diré una cosa, todos los del templo están andando por un camino oscuro que nos llevará a todos a la ruina. Recapaciten, antes que sea demasiado tarde —les aconsejó Connor.
—Oh, ¿eso lo viste con ese ojo que nos robaste? —se burló. De repente el sable dorado pareció volverse líquido y su forma desapareció hasta convertirse en una guadaña—. ¿También viste lo que ocurrirá a continuación?
Rápidamente saqué mi grimorio y pasé las páginas para invocar una de mis espadas. Pero de repente sentí como si mi cuerpo fuese aprisionado en todas las direcciones, impidiéndome moverme. Al mirar a los sujetos, vi que aquel que estaba con los ojos cerrados tenía su grimorio abierto e iluminado por una luz turquesa.
Magia de Ojos: Forbidden Iris —dijo el tipo, con sus ojos extraños fijos hacia nosotros. No podía saber que colores eran, ya que parecían ser policromos.
—Anu, no era necesario que interfirieras —se quejó el de la guadaña.
—¡Ya basta, déjenlos en paz! Me quieren a mí y aquí estoy —el rubio los encaró, a pesar del temor que se le veía en el rostro.
—Coni, ¿crees que estás en buena posición para pedir algo? Aun no hemos hablado de tu castigo por abandonar el templo —le dijo el tipo de la guadaña. Mi amigo pareció tragar fuerte.
Había demasiadas cosas que no comprendía. Esos sujetos de por si emanaban enigmas con solo escucharlos. Lo más extraño era que Connor no les hiciera frente con su poder y estuviera dispuesto a irse con ellos sin resistirse.
—Theo, no perdamos más tiempo. La puerta se cerrará pronto —dijo el que nos mantenía inmóviles con su Magia de Ojos.
—Siempre tan aburrido, Anu…
De repente una inmensa llamarada se cruzó entre nosotros y ellos. Justo cuando el tal Anu nos perdió de vista, su hechizo sobre nosotros desapareció. Rápidamente le pedí a Dante que tomara a nuestros hijos y lo resguardara en un sitio seguro.
—No se quienes son, pero será mejor que nos dejen en paz —la generadora del fuego se posó encima de ellos, apoyándose de sus llamas propulsoras para quedarse a una distancia prudente.
Magia de Espadas: Claíomh Solais —invoqué una espada recta de dos filos, con una guarda dorada que le daba forma de cruz a la espada. Rápidamente le imbuí poder mágico y lancé un poderoso rayo de luz hacia los tipos, haciendo que todos ellos se apartaran del haz lineal de mi arremetida—. Tom, eres el más rápido, así que ataca al tipo de la Magia de Ojos, su poder es el más complicado de lidiar.
—Está bien —dijo él, mientras se movía entre rayos dorados para evitar se atrapado por el hechizo de Anu—. Magia de Rayo: Lluvia de relámpagos.
Mientras que Tom y Danna lanzaba ataques sin parar hacia los tipos misteriosos. Yo me acerqué para buscar a Connor. De entre la polvareda emergió una figura, pero resultó ser alguien que no quería encontrar.
—No sé si son muy valientes o demasiado estúpidos por enfrentarnos —dijo la chica de cabello corto con tono neutral, mientras plantas crecían y serpenteaban alrededor de ella—. No parece que comprendan la diferencia de poder que hay entre ustedes y nosotros.
—Ustedes son los estúpidos por pretender llevarse a uno de los nuestros y pensar que no interferiríamos —invoqué una espada con atributo de fuego que sería ventajoso ante su magia.
La chica titubeó por un momento, pero permaneció ahí parada e invariable.
—No pensé que habría otro con magia arcana, aparte del hijo de Seba. En ese caso, deja que te muestre el poder de aquellos que viven en el Templo del Mundo Inerte —su grimorio, que poseía un patrón de follaje con colores distintos en cada cubierta, verde y violeta, se iluminó con el color violáceo. Luego el suelo tembló y emergieron grandes plantas vivaces con flores gigantes y de formas extrañas—. Magia de Plantas venenosas: Jardín nefasto.
Tras el surgimiento de esas plantas extrañas, una bruma violeta comenzó a emerger de las flores y con el movimiento de estas, extendía el veneno por todas partes. Mi espada de fuego no sería de utilidad en esa ocasión. Si llegaba a respirar ese veneno, sería mi fin.
Rápidamente busqué en mi grimorio otra espada, pero de repente fui golpeado por una masa voladora. Rápidamente miré a Tom, quién me había golpeado con su cuerpo, parecía que solo estaba inconsciente. Miré hacia arriba y vi a Danna pelear con el tipo hablador de la guadaña. Él cortaba sus bolas de fuego como si fuesen mantequilla. La chica parecía querer mantenerse alejada del filo de esa cosa, pero el sujeto era muy rápido. Aparecía cerca de ella en un pestañeo.
—¡Qué divertido! ¡Pelear en el exterior es muy divertido! Pero, ya es tiempo de irnos —esto último lo dijo con mucha malicia. Danna lanzó una poderosa llamarada desde sus pies para alejarse lo más que podía del tal Theo. Éste solo sonrió con arrogancia y preparó su guadaña para lanzar un tajo mortal, aun cuando Danna ya estaba lo bastante lejos como para esquivar cualquier ataque—. Magia de Cambio: Inversión.
Tras la activación de ese hechizo, la chica apareció en un parpadeo enfrente de él, dándole la espalda.
—¡Danna! —grité, fue lo único que pude hacer cuando el desgraciado sin piedad agitó su guadaña para arrebatarle la vida a nuestra amiga.
Escuché a Connor gritar de entre la polvareda que empezaba a asentarse. Estaba contenido por lo que era un caballero totalmente rojo y translúcido. Éste le cubría los ojos para evitar que usara el reloj mágico. Nada parecía detener la caída de la chica, salvo el resplandor azulado producido por la llegada de un molesto pero necesario aliado.
Leopoldo depositó con cuidado a la chica en el suelo. Luego, empleando su magia para alcanzar mucha velocidad, se abalanzó hacia los atacantes; pateando con fuerza rompió en mil pedazos al caballero rojo que sostenía a Connor. Sin embargo, una rama movediza lo logró atrapar por sus pies, luego lo dominó por completo y lo acercó a una de sus flores.
—¡No… ya basta! —gritó suplicante el rubio. Pero su acto no fue escuchado y el chico fue envuelto por el soplo tóxico de las plantas venenosas.
Antes que pudiera hacer algo, mi cuerpo fue sometido de nuevo a esa fuerza que me impedía mover. El tipo de la Magia de Ojos me observaba seriamente, con esa mirada inexpresiva y carente de humanidad.
—Fueron bastante ilusos si pensaron que podrían vencernos —dijo Theo, mientras observaba la sangre de Danna correr de la hoja de su guadaña—. Esta arma aun posee un vestigio de la magia de su anterior usuaria. Por lo que vi, poseía un poder capaz de anular otras magias. Me pregunto si los hechizos de sanación funcionarán en esa herida. Si no es así, es una pena.
Sentí una inmensa presión en mi pecho al escuchar eso. Pero lo peor era sentir toda esa frustración por no poder hacer nada. Era como si por mis venas corriese acido hirviente que alimentaba mi furia e impotencia.
—Vámonos ya, estos inútiles solo me entretuvieron por un rato —escupió el tipo con aburrimiento. Luego miró a Connor, de rodillas con Leopoldo que agonizaba por el veneno—. Es deplorable ver en lo que se convirtió quien yo consideraba el clérigo con la sangre más fría del templo. Después de haberle arrebatado el tiempo a mucha gente, no deberías fingir humanidad, recuerda que abandonamos eso hace mucho tiempo.
Luego, sin previo aviso golpeó su nuca con el palo de su arma, dejándolo inconsciente. Una de las mujeres hizo brillar su grimorio rojo e hizo que un caballero de armadura carmín lo alzara del suelo. Todos comenzaron a caminar por donde habían llegado, el ultimo en girarse e irse fue Anu. Apenas su hechizo perdió efecto, me abalancé hacia ellos con toda la furia que tenía, pero cuando estaba a pocos metros de ellos, desaparecieron en un parpadeo.
El polvo desapareció por completo, dejando a la vista una escena de destrucción y augurio de desgracias.





Buenas madrugadas. Disculpen la demora con la actualización, pero la he pasado mal de salud, amigdalitis y asma al mismo tiempo (odio mi sistema inmunológico y mis pulmones débiles) y pues no me había provocado hacer nada. Pero luego de muchas pastillas, nebulizaciones, antibióticos y jarabe para la tos, ya estoy mejor.

¿Que les ha parecido este capítulo? A mí en lo personal se me hizo algo difícil matar a un personaje, pero todo sea por el bien de la trama. Acepto sugerencias y opiniones. Pueden darle una estrellita si lo desean.

Nos leemos en la siguiente actualización.

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