Capítulo XIV: Nuevos padres
En voz de Connor
La brisa y el tiempo son muy similares. Pasan por entre la gente, a veces tan etéreos y fútiles que casi nadie se da cuenta de ellos, hasta que el frescor de la brisa se detiene y las agujas del reloj marcan el final. Yo, quien me había mantenido alejado de esa brisa fresca y el paso del tiempo, ahora disfrutaba de ambas junto a mis amigos.
—¿Están seguros de esto? Es una responsabilidad enorme —inquirió Danna, aun un poco sorprendida por lo que Tom y Dante iban a hacer.
—Y no será uno, sino dos —sumó Leo.
—Ya hablé con Zack al respecto y está de acuerdo —aseguró el castaño—. Además, quiero… queremos hacerlo.
—Sabemos que es algo importante y que no tenemos que tomarlo a la ligera. Dante y yo lo hemos estado hablando desde la noche que apareció Daniel. Aunque fue una mera coincidencia, tal vez el destino nos quería decir algo —dijo Tom, posicionándose justo a un lado su pareja.
Ambos se veían muy emocionados por lo que iban a hacer. Había visto cientos de veces esas mismas expresiones de emoción y alegría, pero las de Zack y Darrell, junto con las de ellos habían sido unas de las más expectantes.
—Yo los apoyo, así Daniel tendrá primos con los que jugar —agregó Darrell, quien cargaba a Daniel apoyado de sus hombros. Era interesante ver esa faceta en él.
Luego de varias palabras de preámbulo, los chicos tomaron posiciones, uno cerca del otro intercambiando sus collares que acumulaban poder mágico. Pretendían usar ambos, esperando que de ellos aparecieran dos personitas a las que pudieran llamar hijos. Danna, Leo, Darrell, su hijo y yo tomamos una distancia prudente de ellos, previniéndonos de cualquier error que pudiera ocurrir. Después de todo, dentro de esos collares había suficiente poder como para borrar un extenso territorio alrededor.
Una especie de bruma brillante, entre dorada y rosada los rodeó, mientras cada collar era imbuido con el poder mágico del contrario. Luego la presión se acrecentó bastante, de la misma forma que en la habitación de Zack aquella noche. El resplandor nos encegueció a tal punto que tuvimos que cubrirnos para no dañarnos los ojos. Luego que el poder mágico llegó a un punto crítico, comenzó a mermar lentamente, junto con la intensa luz que nos impedía ver el resultado esperado.
Después de haber desaparecido el resplandor, todos nos aproximamos a los chicos. Ambos estaban agachados, cubriendo algo con sus túnicas y hablándoles tan dulcemente como sus rostros lo sugerían. Permanecimos a unos metros de ellos, evitando asustar a los nuevos miembros de la familia.
—¡Qué emoción! —musitó Danna con exaltación. Parecía que estaba a punto de salir corriendo hacia ellos.
Luego de un par de minutos, Dante y Tom se levantaron del suelo, sosteniendo cuidadosamente entre sus brazos a las mayores bendiciones que habían tenido. Estando frente a nosotros, por fin tuvimos la oportunidad de verlos.
Ambos tenían el cabello de color rubio, ligeramente más oscuro que el de Tom. Los dos compartían los ojos azules de éste y el color de piel era blanco pálido como el de Dante. Vistos superficialmente eran casi idénticos, como gemelos. Tal como había ocurrido con Daniel, los dos niños llevaban grimorios consigo. El que cargaba Tom era de color violeta, con cuatro anillos negros entrecruzados, rodeados a su vez por un cuadrado blanco y adornos alrededor de las cubiertas y el lomo. Esa misma ilustración estaba en ambas caras del grimorio. El otro niño tenía un grimorio con cuadros negros y morados, similar a un tablero de ajedrez. Me generaba cierta intriga saber que magias poseían.
—¿Cómo los llamaran? —preguntó Darrell. Su hijo se acercó curiosamente hacia el par que sostenían mis amigos. Los tres chicos se miraban entre sí, tratando de descifrar lo que era cada quien. Sus padres rieron levemente por la demostración de ternura.
—Jared y Trent —declaró Dante. Señalando al que él cargaba como Jared. Debido al parentesco sorprendente de ambos, tendría que fijarme en sus grimorios para poder descifrar cual era cual. Por suerte, éstos sí eran bastante diferentes.
—Son unos nombres estupendos —declaré. La pareja sonrió y luego se dispusieron a entrar en la academia. Danna, Darrell y su hijo fueron tras ellos, dejándome a solas con Leo—. La magia es algo asombrosa. Por vivir momentos así doy gracias por tener una magia que me impide envejecer. Gracias a ella he podido presenciar cosas hermosas.
—¿Quieres tener tus propios hijos? —inquirió el chico con curiosidad.
Sonreí levemente, mirando a lo lejos la felicidad de mis amigos, como un espectador viendo un espectáculo magistral—. Tal vez. Sería algo lindo sentir lo mismo que sienten en carne propia, y no a través de ellos.
—Pues… ya sabes cómo hacerlo y… e-estoy yo también —balbuceó el chico. No pude evitar reír por su comportamiento.
—No te dejes llevar por la emoción del momento —le dije, acariciando suavemente su rostro—. Aun es demasiado pronto para nosotros y es una enorme responsabilidad. Ellos tienen años de relación y solo esperaban un milagro así para consolidar sus vidas. Por suerte llegó ese milagro que tanto anhelaban.
—Tienes razón —dijo—. Además… está ese asunto del que no has querido hablar con nadie.
Ciertamente era muy perspicaz, pero no me sorprendía, ya que en los últimos días me había sentido más tenso con la inminente llegada de ellos. Sentía que el día se aproximaba, pero con tantas divergencias ocurriendo, se me estaba haciendo casi imposible predecir el momento exacto. Ello me tenía demasiado pensativo y tal parecía que se estaba haciendo demasiado obvio.
—No te preocupes por eso —le dije—. Lo que tenga que pasar, pasará.
—Pero deberías hablarlo, no es bueno cargar con tanto peso. Puedes decirme lo que sea. Para eso están los novios —aseveró, sosteniendo mis manos entre las suyas. Eran cálidas y me daban algo de tranquilidad. Pero aun con lo confortable de su tacto y su suave mirada dorada, no podía arriesgarme a que una de las peores posibilidades ocurriese.
—Lo sabrás a su momento… todos lo sabrán. Así que no le hables a nadie de esta conversación, por favor —le supliqué con la mirada. Leo entendió mis intenciones, aunque claramente no estaba conforme con mis respuestas vagas y poco claras.
—Está bien —dijo con resignación—. También te quería pedir otro favor, ¿entrenarías conmigo?
Su pedido me tomó por sorpresa. Ya sabía que estaba entrenando con Darrell y Jack, ya que sus magias tenían cierto parecido con la Magia de Copia de Zack. Aunque haría lo que fuera con tal de distraerlo de la anterior conversación.
—¿Estás seguro? Mi magia puede ser un problema para ti. Es muy poderosa —le advertí con un bromista tono arrogante. Él rió y con una mirada socarrona se acercó hasta mí y me tomó del mentón.
—Pues muéstrame. Pero hagamos una apuesta, para que sea más divertido —sugirió él, sonriendo—. El ganador podrá pedirle cualquier cosa al perdedor, ¿te parece?
Ya sabía por dónde iba. Estaba seguro que de ganar, haría que le contara sobre lo que he estado ocultándoles a todos. Si era así, entonces no podía perder.
—Trato hecho —y con un beso sellamos nuestro pacto.
(…)(…)(…)
Tras la petición de Leo, preparé el campo de entrenamiento con ayuda de Darrell. Danna sería la arbitró, mientras que los nuevos padres observarían desde un sitio seguro el combate. Pensaba que se quedarían con sus hijos, puesto que no había ni transcurrido un par de horas desde que “nacieron”, tal como hicieron Darrell y Zack con Daniel. Pero en cambio de disfrutar a solas, prefirieron compartir con ellos de esta forma.
Dante les había confeccionado unas túnicas muy bonitas, una de color violeta con blanco que llevaba Trent, mientras que su hermano tenía puesta una de color negro con mangas moradas con cuadros negros que se asemejaban al aspecto de su grimorio. Como ya había anticipado, tuve que echarle un vistazo a sus grimorios antes saber cual era cual. Por suerte no se les ocurrió ponerles túnicas iguales.
—Las reglas son simples. Aquel que quede inconsciente o no pueda combatir será el perdedor. Se declarará un empate si ambos contrincantes siguen de pie después de diez minutos —anunció la chica con su poderosa voz. Con sus llamas dio forma a unos números que marcarían el tiempo del combate.
Mi apuesto oponente llevaba puesto el mismo atuendo que tenía cuando combatió con Zack. Realmente se veía muy bien con esa ropa ajustada que enaltecía su físico trabajado y mantenido con duro entrenamiento. Yo por mi parte tenía mi túnica marrón con dorado que iba a juego con mi ojo mágico. La máscara sobre mi rostro era blanca, con un reloj de arena dibujado sobre una de las mejillas. Preparé mi grimorio, haciéndolo levitar enfrente de mí. Luego de unas últimas recomendaciones de la pelirroja, la cuenta regresiva inició.
—Magia de Centella: Sendero luminoso —sin perder tiempo Leo lanzó un muy rápido rayo azul en mi dirección.
—Magia de Tiempo: Watchmaker Lock —interpuse un reloj que detuvo la centella por el tiempo necesario para apartarme. Luego preparé varios relojes mágicos a mí alrededor para hacer lo mismo con los siguientes ataques.
Inmediatamente comenzó a moverse con su velocidad abrumadora. Iba a ser difícil atraparlo con mis relojes, aun cuando predijera sus movimientos. De nada servía si sus reflejos eran mucho más agudos que los míos.
—Veo que no me dejaras ganar fácilmente —dijo él, con tono juguetón. Por supuesto que no lo dejaría ganar, ya que no podía permitirme rebelar aquello que celosamente he mantenido oculto. Mi querido chico lanzó varios ataques en mi dirección, pretendiendo en vano abrumar mi predicción del futuro—. Pero aun así voy a ganar.
—No lo creo —mientras esquivaba cada uno de sus ataques, detuve con un reloj a una centella y la giré para que cambiara de dirección hacia él. Era un truco que había aprendido hacía mucho tiempo. También aceleré un poco su tiempo para hacerlo aun más rápido.
Mi chico apenas y pudo esquivar mi contraataque. Pareció un poco sorprendido por mi acto, no se esperaba que pudiera hacer algo así. Pero por muy increíble que pudiera parecer mi as bajo la manga, solo servía para usarlo una vez. Leo ahora sería mucho más prudente y agudizaría aun más sus reflejos sabiendo que puedo regresarles sus ataques con más velocidad.
—Eso fue increíble. No me imaginaba que fueses capaz de algo así —me elogió, luego se detuvo justo encima de mí. Sentí una fuerte presión mágica mientras activaba un hechizo—. Magia de Centella: Révolte éclair.
Las centellas cubrieron una buena área encima de mí y tomaron forma de lanzas apuntando en mi dirección. El sonido de sus chispas cortaba el aire, haciendo que mis vellos se erizaran por la estática y mi impulso por salir de la línea de fuego. Rápidamente predije todas sus trayectorias y la posibilidad de detenerlas a todas era casi nula. Pero como dijo Gasper una vez, en la teoría de la probabilidad no hay cero.
—Tú también eres increíble y talentoso. Pero no me puedo permitir perder —le respondí. Luego mi grimorio brilló intensamente, al igual que el reloj del mundo inerte. Todas las centellas fueron disparadas al mismo tiempo y en todas las direcciones. La velocidad del ataque era increíble. Pero aun así mi hechizo más poderoso lo detendría. Gran parte de mi magia y tiempo acumulados en mi ojo sería gastado en el hechizo, pero tenía que hacerlo para poder vencerlo—. Magia de Tiempo: Juego de Cronos.
Invoqué un inmenso reloj para que apareciera encima de nosotros. Éste cubría todo el campo de batalla, sumiéndolo todo en la sombra de su tiempo. Sus engranajes estaban a la vista, mientras que su tic-tac sonaba como un golpe seco que resonaba por todo el lugar. Los ataques de Leo fueron inmovilizados, al igual que él. Todo lo que estuviera bajo la sombra del gran reloj quedaría a merced del tiempo que quisiera. Las agujas, inmóviles en un principio para detener el tiempo, comenzaron a moverse rápido para acelerarlo. Los rayos se desvanecieron, junto con el poder mágico le quedaba a Leopoldo.
Justo cuando troné los dedos para que el reloj desapareciera, sentí un intenso temblor que se extendió por todo mi cuerpo. Caí al suelo mientras mi cuerpo se agitaba en una violenta sacudida. No me había dado cuenta que uno de los rayos me había tocado justo cuando detuve el tiempo. Aunque lo había hecho desaparecer, su efecto sobre mí no había sido eliminado.
Giré mi cabeza hacia donde mi chico estaba. Al igual que yo, estaba reposado sobre el suelo. Había acelerado el tiempo de uso de su magia, por lo que hice que se quedara sin poder. No había forma de atacarme así, aunque mi posición tampoco era ventajosa.
—Empate —anunció Danna. Luego todos se acercaron hasta nosotros para ayudarnos a levantarnos.
Darrell y Tom acercaron a Leo hasta donde me encontraba yo. Aun a pesar de estar completamente agotado, mantenía esa hermosa sonrisa como si rebozara de energía. Yo por mi parte me quedé reposado en el suelo, mientras que Dante cubría con cálidos velos mi cuerpo, lo que aliviaba la fatiga y el temblor.
—Fue increíble. Connor, nunca te había visto usar ere hechizo —aseguró Danna con asombro.
—Es raro que tenga que utilizarlo. Gasta demasiado poder mágico invocarlo —expuse. Mis amigos reposaron el cuerpo de Leo junto al mío. Antes que lo pidiese, Dante movió sus velos para que también lo envolvieran a él—. Creo que me excedí un poco, discúlpame.
—No te preocupes, yo también exageré con el último ataque —aseguró él—. Bien, fue un empate después de todo. Así que ambos estamos obligados a cumplir con la petición del contrario.
—Bien —suspiré con resignación, ya sabía lo que pediría—. Te contaré, pero cuando estemos solos.
—¿Qué cosa? Oh, creo que te estás adelantando. Mi petición es que me prepares el mejor plato que sepas cocinar. Con este combate, estoy hambriento —dijo, dejándome perplejo.
Terminé soltando una carcajada que hizo que mis amigos me observasen con cierta confusión. Realmente era un loquillo y eso me gustaba. No podía pedir un mejor salvador.
—Está bien. Cuando lo pruebes, no querrás probar otra cosa en el mundo —aseguré, mientras acariciaba su rostro cubierto de sudor y polvo.
Sería difícil alejarme de él cuando llegase el momento, pero todo sería parte del plan que tenía. Si bien este combate salía por completo de mis predicciones, no me importaba mucho. Después de todo me sirvió para unir aun más nuestros destinos. Lo que a la final sería beneficioso para el futuro venidero.
Wenas, wenas mis queridos lectores. Nuevo capítulo servido :3
Espero que les haya gustado. Voy a subir dos al mismo tiempo, me provocó hacerlo.
Nos leemos en el siguiente capítulo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro