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Capítulo XXV: Desconocido


En voz de Darrell

La guerra, mensajera de la muerte que no discrimina entre culpables o inocentes. Solo arrasa todo, dejando tras su caótico paso miseria y destrucción.

Mientras caminaba por las calles vacías de un pueblo destruido. Mis ojos buscaban la luz entre las nubes negras. Pero en cambio, solo veían desesperación.

Aunque escuchara historias sobre ella, la realidad siempre superaba los relatos. Inclusive el capitán Zen nos advirtió que veríamos cosas horribles al estar en el campo de batalla. No entendía la razón de tanta destrucción.

Un pueblo devastado por la guerra solo es la faceta visible de los estragos de ésta. Las familias rotas, los sueños destruidos, las esperanzas acabadas, todo eso solo lo podían ver las victimas de conflicto.

Ya se sabía de la insurrección del sur. No tomó por sorpresa a nadie. Hacía meses que la posibilidad del inicio una guerra tanteaba en la mente de todos. Pero que finalmente ocurriese y viera por mi mismo sus consecuencias, me hacia cuestionar lo preparado que estábamos.

Mi padre estaba muy preocupado por mí, todas las noticias llegaban a sus oídos y le preocupaba que yo termina como las cientos de vidas perdidas en las batallas. Aunque no podía hacer mucho, ya que yo estaba asumiendo todos los riesgos y quería contribuir a que acabara lo antes posible, sin más derramamiento de sangre inocente.

Aunque nuestro escuadrón no estaba directamente en el campo de batalla, prestábamos de apoyo a los pueblos afectados. Allí se podía ver con claridad el daño que causaba esta guerra.

Aunque ahora estuviese en Comondor, con un aburrido y calmo trabajo de oficina, no podía borrar de mi mente esas imágenes llenas de desesperanza.

—Oye Darrell, vamos a llevar estos reportes al comandante. Son ordenes del capitán Zen —dijo Gray, quien era otro que había sido asignado a los trabajos de oficina.

—Está bien. Lo que sea por salir de aquí —le dije, mostrándome desesperado por salir de allí. El solo rió.

Luego de eso él abrió un portal hacia el edificio central de Comondor, donde se encontraba el comandante y ministro de guerra. Los reportes detallaban el número de víctimas en los pueblos cercanos a la Región Sur, como también hechos de interés para el ejército.

Al llegar, nos anunciamos al oficial que estaba de guardia en la puerta del edificio. Este nos dejó pasar e inmediatamente nos encaminamos hacia la oficina del comandante.

En la caminata solo veía gente vestida con túnicas marrones. Realmente no había civiles en Comondor, únicamente personal militar. La mayoría andaba ajetreada de un lado a otro, normal con el tema de la guerra.

Cuando llegamos al piso donde se encontraba la oficina que buscábamos, fuimos interceptados por un par de magos con túnicas azul claro. Las únicas dos personas, aparte de nosotros que variaba la tonalidad marrón de los demás.

—Buenos días, ustedes vienen a ver al comandante —indagó uno de ellos.

—Así es, ¿está ocupado? —preguntó mi compañero.

—En estos momentos está en una reunión con varios de sus generales. Tenemos que esperar hasta que terminen —dijo el otro.

No podía verles el rostro, ya que estaban cubiertos por las capuchas. Pero sabía que pertenecían al Escuadrón Celeste el Pilar Espejo. Si mal no recordaba, ellos también se estaban prestando como apoyo pero en otra región limite con el sur. No era de extrañar que estuvieran allí entregando sus reportes también.

—Bueno, tendremos que esperar —dijo Gray.

Comenzamos a conversar entre nosotros para aligerar lo que se estaba transformando en una larga espera. Hablamos de varios temas, la mayoría bastante banales. No había tenido oportunidad de interactuar con magos de otro escuadrón.

—Hace un mes, nuestro capitán fue a una misión importante en la Región Suroeste. Nosotros no pudimos ir, pero debió ser algo de muy alto nivel como para que fuese personalmente. Usualmente nos cuentan todo, pero en esta ocasión fueron más reservados los detalles, ya que se trataba de un pedido directo del rey.

—Vaya, definitivamente esa algo de extrema importancia —dije—. Imagino que su capitán es alguien muy poderoso.

—Lo es, su Magia de Espejos es magnífica. Nunca había visto una igual —aseguró uno de ellos. No había escuchado sobre esa magia antes.

—¿Qué magia usan ustedes? —preguntó Gray—. Yo uso Magia de Espacio.

—Increíble, en nuestro escuadrón también hay un mago que usa esa magia. Se llama Vicente Doom. Es bastante hábil —acotó uno—. Yo uso Magia de Agua.

—Yo Magia de Tierra —comentó el otro—. Tú eras el cadete que varios pilares iban a pedir, ¿cierto? —asentí—. El capitán Semion era uno de ellos, pero se adelantó su capitán. Debes poseer mucho talento para que eso ocurra.

Me sentí un tanto avergonzado—. No es para tanto, yo uso Magia de...

De repente la puerta de la oficina se abrió y comenzaron a salir todos los que estaban reunidos con el comandante. La mayoría abandono la oficina y camino directo a los ascensores, pero un par se quedó un poco más para charlar con éste. Uno debía ser de alto rango, ya que era el más mayor de entre los dos y llevaba varias insignias en su pecho. El otro era un chico de piel pálida bastante joven, con lentes, de cabello blanco algo largo y de contextura delgada. Llevaba un montón de carpetas entre sus manos y escuchaba con atención lo que los mayores hablaban. Por alguna razón se me hacía muy familiar ese chico. Sentía que lo conocía de alguna parte, pero no hallaba de donde.

El oficial de alto rango se despidió del comandante y, acompañado del oficial joven, se fueron hacía los elevadores. Aun me intrigaba mucho saber de dónde lo conocía.

—¿Ustedes son los que venían a traerme unos reportes de parte de los escuadrones? —inquirió el hombre al vernos a un lado de la puerta—. Bueno, estoy algo cansado, así que acabemos rápido con esto.

Sin más preámbulos los cuatro ingresamos a la oficina. Estaba algo desordenada por la anterior reunión. Había sillas atravesadas en el camino y varios papeles sueltos en la mesa. El comandante las aparto para hacer espacio y luego se sentó en la silla. Nos indicó que tomáramos asiento e iniciáramos con el reporte. Junto a él, había una chica oficial, preparada para tomar nota de lo que dijéramos.

Primero iniciaron los del Escuadrón Celeste. Hablaron sobre lo que ocurría en la región suroeste y lo difícil del terreno entre la frontera. También sobre el apoyo a los oficiales que llegaron a esa área y la misión importante del Pilar Espejo. Aunque no dieron más detalles de esto último, únicamente aseguraron que todo salió bien con ese asunto y que el pilar se encargaría de eso hasta recibir nuevas órdenes por parte del rey.

Luego continuamos nosotros. Narramos los hechos en los pueblos que fueron devastados y el número posible de bajas en los enfrentamientos. También se habló referente a los posibles movimientos del sur hacia las otras regiones.

El ejército de la Región Sur se componía esencialmente de magos al servicio de los cuatro duques, Ampere, Avy, Valverde y Pendragon. También contaban con habitantes que poseían aptitudes para luchar y un importante número de oficiales desertores, la mayoría provenientes de esas tierras. Según nuestra investigación, el sur también contaba con la cooperación total del Escuadrón Vinotinto y de numerosos espías dentro de las otras regiones, incluyendo la Región Central.

El hombre parecía muy tenso y pensativo mientras le contábamos nuestros reportes. El tenía la suficiente edad como para recordar la última guerra en contra de la invasión de un reino vecino hace muchos años atrás. Así que seguramente rememoraba con temor aquellos días oscuros.

Luego que finalizamos, el comandante le preguntó a su asistente si había tomado nota de todo. A lo que ésta asintió. Seguidamente nos agradeció y nos escoltó hasta la puerta de su oficina. Estábamos a punto de irnos, pero no pude aguantar la tentación de preguntarlo.

—Disculpe, señor ¿puedo preguntar quienes eran los últimos oficiales que estaban hablando con usted?

—Es el general Ashton Haizea, un gran amigo mío desde que éramos cadetes. El otro joven era su nuevo asistente. Creo que escuché que se llamaba Lewis o algo así, ¿los conoces? —preguntó él.

—No, solo me parecía que lo había visto en otra parte. Disculpe las molestias —sin decir más abandonamos el lugar.

Nos despedimos del par que entregó el reporte con nosotros y salimos hasta la calle.

Aun no había quedado satisfecho. Estaba seguro que no conocía a algún Lewis, pero aun así esa sensación de conocerlo no desaparecía. Era extraño ya que nunca me había sentido igual.

—Oye Darrell, tengo hambre. Vamos a comer algo —dijo mi acompañante.

Asentí y nos encaminamos hacia uno de los pocos negocios de comida que había en Comondor. Nos sentamos en una mesa desocupada y ordenamos comida.

—Espero que no huyas después que ver todo el trabajo que tienes que hacer —escuché hablar a un oficial mientras entraba al lugar. Por reflejo levanté la mirada al escucharlos.

—No se preocupe, señor. No fue tan malo —dijo el muchacho. Realmente era una gran coincidencia.

Se trataban el general Haizea y el chico que me resultaba intrigante. Intenté escudriñar más su rostro, pero antes de eso se sentaron en una mesa y el quedó de espaldas hacia mí.

—Qué alivio. Moriría si vuelvo a quedar sin un asistente. Aunque no creas que son así siempre. Hay días más tranquilos que otros —le comentó él.

—En estos tiempos seguramente que serán muy pocos —aseguró. El hombre frente a él asintió con pesar.

Inclusive su voz me resultaba conocida. Estaba a punto de levantarme e ir hasta esa mesa para s. Pero cuando estuve a segundos de hacerlos, llegó nuestro pedido.

—Oye Darrell, ¿ocurre algo? —inquirió Gray, a la vez que se llevaba un bocado a la boca.

—No nada, ¿por qué preguntas?

—N-no dejash de mirar a aquella mesa —aseguró entre balbuceos.

—Es que creo que conozco al chico de lentes de alguna parte. Pero por más que intento recordar de donde, no lo consigo.

Él se giró para observarlos más detalladamente—. Debes haberlo visto en algún otro lado. Es muy llamativo con ese cabello blanco.

—Seguro será eso —aunque esa hipótesis tampoco me satisfacía.

Sin embargo dejé de prestarles atención y me concentré en comer. Tenía muchas cosas en mente como seguir agregándole más.

La madre de Amelia me había enviado una carta, iban a visitarme dentro de unos días para hablar de ciertos temas. Seguramente mi padre vendría también. No me sentía muy cómodo con ello. Sabía muy bien los temas a tratar.

Sumando todo lo que había estado sintiendo en mis días dentro del escuadrón, también tenía que sumarle el hecho de hablar de cosas que sinceramente no quería tratar. La boda era un hecho, no entendía que más querían hablar conmigo. No me sentía feliz con ello, pero era un hecho que no solo me afectaba a mí. Muy a mi pesar, tenía que afrontarlo.




weeeeeeenaaaaa!!! eh aquí un nuevo capítulo. Estoy ansioso por saber sus opiniones. 

Pronto habrá cosas interesantes. Estén pendiente.

Sin más que decir, espero que hayan disfrutado de este cap. y nos veremos en el próximo.

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