Capítulo XIX: La primera misión
Cuando mi tío Evan acepto que participara en las misiones me sentí muy feliz. Inmediatamente comencé a entrenar y pulir mi magia. Les pedí a todos que me ayudaran con eso, lo que hicieron con mucha alegría. Estaban felices por mí y me querían ayudar con lo que pudieses.
También leía muchos libros en la pequeña biblioteca de la casa. A pesar de lo reducido de la colección, había libros de distintos temas. Desde antiguas practicas para controlar la magia, hasta míticos cuentos sobre magos malditos. Aunque lo que más me interesó fue el tema de la Magia de Combinación. Esta se lograba cuando se mezclaban dos hechizos de distintas magias para crear un súper potente hechizo totalmente original. Eso lo podía manejar ya que yo disponía de distintos tipos de magias. Pero conllevaba a un control casi perfecto y que como mínimo, las magias pudieran ser compatibles. No podía simplemente mezclar Magia de Hielo con Magia de Fuego o Magia de Agua con Magia de Neblina y esperar que ocurra algo increíble. Tenían que sostenerse uno del otro para así crear algo grandioso. Solo leer sobre todo eso me emocionaba mucho.
Duré lo que quedaba de ese día, más el siguiente entrenando mucho. Me concentré mucho en la magia de Jack ya que era la más difícil de manejar. Aunque también me vi muy enredado con la Magia de Hilos de Dante. No pensaba que manejar todos esos hilos de forma coordinada sin que se enredasen pudiera ser siguiera posible. Pero el chico me enseño que si se podía lograr. Aunque para controlarlos tal y como él lo hacía, me llevarían muchos meses o quizás años de práctica.
También practiqué mi puntería con Elijah. No era perfecta como la suya, pero me defendía bien. Y por supuesto, tuve una sesión de entrenamiento con Danna y su regalo de cumpleaños ultra-destructivo, cortesía de Gasper. Aunque no pude vencer su poder ofensivo y movilidad extraordinaria, me enseño muchas cosas que podía aplicar cuando estuviese en un escenario de combate.
Cada uno era bueno en algo. Dentro del ejército todos serían importantes soldados y no les costaría nada destacar del resto. Eran asombrosos.
—Bien. Es un trabajo sencillo —dijo mi tío—. No es necesario que vayan todos. Gasper, Dante y Samuel se pueden quedar. Necesito a Danna y a Tom por su velocidad. Ya por la versatilidad de su magia y a Connor por su manipulación del tiempo. Como Zack vendrá con nosotros, quiero ver lo que es capaz de hacer. Y con Elijah cerca, no habrá de que preocuparse.
El primero mostró alivio. El segundo le dio igual. Pero Samuel insistió en querer participar.
Luego de tanta insistencia, logró convencer a mi tío. Solo quedarían para cuidar la casa Gasper, Dante y Lilian. Esta última nunca asistía a las misiones, a menos que mi tío estuviese ocupado en otro asunto. De resto, siempre los recibía con una buena comida.
—Repasemos la estrategia —dijo el tío Evan—. Nos vamos a hacer pasar por unos mercaderes. Ustedes quédense dentro de la carreta para que en el momento justo ataquen. Recuerden que el objetivo principal tiene que ser el líder. Una vez que lo tengamos, el resto no sabrá que hacer y será más fácil capturarlos.
Todos asentimos.
—¿Que tan lejos queda ese lugar? —pregunté.
—Pues en la frontera con la Región Sur. A unas cuantas horas de aquí. Pero será mucho menos si usamos las modificaciones que hizo Gasper a nuestra carreta.
Había escuchado de eso, pero cuando vine por primera vez, no vi nada de eso. Según el tío Evan, solo lo usa cuando hay que recorrer caminos largos por una misión. De resto, tiene que pasar desprevenido y no llamar la atención.
Estando todos dentro, mi tío diluyó de magia a la carreta. Luego esta comenzó a rechinar y temblar. Los movimientos no parecían cesar, todo se tambaleaba. Al mirar por la ventana, me di cuenta que estábamos muy alto del suelo. Esa cosa estaba flotando.
—Tranquilo. Es totalmente seguro —aseguró el conductor con clara burla por mi reacción de temor.
—Eso espero —le dije.
Sentí que imbuyó más magia y logró que la cosa se estabilizara. Luego en un parpadeo fui impulsado hacia atrás por la fuerza causada por la aceleración de la carreta. Con esfuerzo miré por la ventana. Todo en el suelo pasaba con mucha velocidad. Era una locura. Aunque para el resto, parecía ser muy divertido.
—¡Disfrútalo Zack, es como una atracción de feria! —aseveró con burla el pelinegro, mientras se acomodaba la túnica negra.
Cada uno tenía puesto una túnica especial confeccionada por Dante. Según mi tío, reducía un poco la potencia de los ataques que pudiera recibir. Todos poseían uno propio y a la medida. El de mi tío era blanco con líneas azules, muy parecido al que llevaba la primera vez que lo vi. Elijah llevaba uno color celeste con la capucha blanca, al igual que su arco. Danna era naranja con amarillo, lo que le encajaba de maravilla con su personalidad y magia. La del bromista era toda negra, a acepción de los bordes de sus mangas, que eran color violeta muy oscuro. Jack llevaba una túnica color blanco con las grandes mangas y capucha negra, le sentaba bien con su doble tonalidad de cabello. La de Tom era amarilla con los bordes oscuros y un símbolo negro de rayo en la espalda. Debido a que la mía fue hecha a último momento y con poca inspiración, dejé que Dante la dejara de color gris. Ya luego tendría oportunidad de cambiarle los detalles. Lo único que tenia de diferente al resto era un sombrero de punta de alas grandes, típico de las brujas. Se me ocurrió la idea luego que vi al pintor con una de color violeta con líneas negras. Aunque la mía era igual de gris que mí otro atuendo, a excepción de una cinta negra que rodeaba la base del cono del sombrero.
Los que se quedaron en la casa me mostraron las suyas, mientras que Dante hacía la mía. La de Gasper era color azul oscuro con la capucha y mangas color blanco. Y en su espalda estaba dibujada una estrella blanca de cuatro puntas que señalaban a los cuatro principales puntos cardinales. Connor era un color más parecido al dorado, similar al color del reloj en su ojo derecho. Todos los bordes de su túnica eran de color negro.
Esas túnicas eran especiales para ellos porque representaban sus poderes y lo que eran. Mientras más pensaba en ello, más me parecía apropiado el tono de la mía, sin color. El resultado de mezclarlo todo, un gris sin esencia propia, una monotonía nacida de la unión de todos los colores. Tal vez terminaría por quedarme con ella tal y como estaba. No había necesidad de agregarle otra cosa.
Transcurrió un par de horas en ese trayecto ominoso. Definitivamente me costaría movilizarme en esa cosa. No fue para nada divertido, como aseguraban los demás. Sentía que en cualquier momento iba a expulsar todo lo que había comido antes de partir, con estomago incluido. Pero luego de ese fatídico viaje, por fin tocamos tierra.
Verdaderamente la frontera era un lugar desierto. No había nada más que unos cuantos árboles dispersos por la gran sabana. No había casas desde hacía mucho y la carretera era apenas la única señal de presencia humana. No me sorprendía que ese lugar fuese tan peligroso para los mercaderes y campesinos que viajaban por allí en busca de vender sus productos en los pueblos después de la frontera sur.
Mi tío Evan hizo que repitiéramos como sería el plan. La verdad no era para nada complicado. Pero como estábamos lidiando con una legión ladrones que llevaban haciéndolo desde hacia tiempo, cualquier cosa podría pasar. Además que tampoco sabíamos con exactitud cuántos ladrones eran. Según la información que poseía mi tío, eran alrededor de veinte o treinta miembros. Se ocultaban mediante magia y en el momento perfecto utilizaban su ventaja numérica para robar a cualquier desafortunado que osara pasar por allí.
Jack dibujó en la carreta todo tipo de adornos que gritaran al mundo que se trataba de un mercader viajero muy adinerado. Tom, Samuel y yo nos ocultamos en varios compartimentos que había en la parte de arriba y abajo del vehículo. Mi hermano hacía de chofer adelante, sin ninguna protección. Mientras que el tío Evan, Jack y Danna se quedaron dentro. Por sugerencia de Dante, a Danna le pidieron que se disfrazara de doncella con una túnica floral muy delicada que les había dado el confeccionador de ella. A la chica no le pareció mucho la idea, pero al final terminó por acceder.
Ya habiendo finiquitado todos los detalles nos comenzamos a adentrar en el territorio donde habían ocurrido los robos. Podía ver gracias a un orificio horizontal que estaba delante de mi cara. Aunque estaba muy incomodo acostado sobre el techo de la carreta, bajo una placa que ocultaba mi presencia. No era claustrofóbico, pero era demasiado incomodo estar allí en esa posición.
A simple vista el terreno no parecía muy diferente a lo que había detrás. Un paisaje solitario y llano. Pero de un momento a otro, comenzó a aparecer una bruma blanca que imposibilitaba observar más allá. Se podía sentir la magia en ella. Era obvio que se trataba de los ladrones.
La carreta detuvo su avance debido a lo denso de la niebla. No se podía ver más de un metro hacia adelante. Al poco tiempo de habernos detenido, comencé a percibir muchas presencias a nuestro alrededor. No parecían poseer mucho poder mágico, pero debido a que eran demasiados, serían un gran problema.
Mi tío bajó del vehículo, fingiendo no saber lo que estaba pasando. Miraba confundido hacia todos lados. A la vez que Elijah, Danna y Jack también actuaban con extrañes y temor. La bruma cedió un poco, dejando a la vista a todos los ladrones que había a nuestro alrededor. Al ver la cantidad, no pude evitar ponerme nervioso. Pero por suerte, la información de mi tío fue correcta y eran alrededor de treinta magos.
—Pero vean lo que tenemos aquí —habló uno de los ladrones, el más cercano a nosotros. Era enorme en comparación a los demás, poseía muchas cicatrices en el cuerpo y sobre su cabeza llevaba puesto un pañuelo negro. También poseía más poder que los demás, así que era de asumir que se trataba del líder—. De seguro es un viajero de la capital. Un viajero con muchas cosa valiosas
—E-eh... n-no quiero problemas... —tartamudeo mi tío—. S-solo quiero llevar un encargo a Graum.
Todos solo rieron son malicia. Era obvio que la actuación estaba funcionando para que bajaran la guardia.
—No hay ningún problema. Solo tienes que dejarnos un tributo como pago de protección.
—¿T-tributo? —inquirió mi tío.
—Claro. Solo tenemos que ver su mercancía y decidiremos cuanto es el tributo que tiene que pagar —hasta ese momento fue sarcástico, después de ahí sacó su grimorio y enserió sus facciones—. Será mejor que no te metas.
Mi corazón estaba que estallaba, simplemente me estaba matando la espera. Mi tío Evan solo tenía que dar la orden para atacarlos. Pero tenía que ser todo perfecto, no podía haber ningún error.
El tipo se acercó lento pero seguro. Al igual que sus camaradas. Aunque no estaban precisamente atentos, más bien era como una estrategia de intimidación.
El tipo apartó a mi pariente con un empujón y observó a los demás tripulantes en el carruaje. Apenas miró a la "delicada" Danna, se formó una sonrisa libidinosa y malintencionada en su rosto cortado.
—Vaya, vaya. Aquí hay una bella señorita que seguramente será una buena forma de pago —aseguró con lascivia. Luego escuché como la tomó del brazo y la jaló hacia el exterior para que sus camaradas la mirasen. Todos silbaron y gritaron todo tipo de cosas obscenas—. ¿¡Qué dicen muchachos!? ¿¡Nos la llevamos!?
Todos soltaron alaridos bulliciosos, asintiendo como bestias a la pregunta de su líder. En ese momento el tío Evan golpeó con fuerza el carruaje, dando así la señal que esperábamos. Con ese acto mi corazón dio un último latido con fuerza, para luego bombear la adrenalina que necesitaría para ese momento.
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