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Capítulo V: La chica de las flores

Un mes después

Cada vez faltaba menos meses para que culminase el año en la academia. Darrell se graduaría y a mí me restaría un año más, de no ser por la carta de la Academia de Magia Avanzada para iniciar en el siguiente periodo sin tomar en cuenta mi año faltante. Aunque sabía bien que ese evento no hubiese logrado sin la intervención del señor Eugene, él me explicó que también se había tomado en cuenta mi desempeño académico, a pesar de mi falta de atributo para la magia.

Quien no parecía muy emocionado era Darrell. Duraba mucho tiempo inmerso en sus pensamientos y por alguna razón, cuando nuestras miradas se encontraban, él desviaba rápidamente la suya. No sabía si era por mi o algo de su entorno. Pero pensaba que lo mejor era no entrometerme en ese asunto. Aunque me intrigaba saber la razón de su actitud.

—Buenos días chicos —entró el señor Eugene a toda prisa al comedor. Estaba a medio arreglar y por lo que parecía, tenía mucho afán por terminar lo que hacía—. Viene una persona muy importante. Es el duque Dreamgarden. Está por llegar así que vayan a arreglarse lo más rápido, para recibirlo juntos.

—¿Por qué viene de forma tan repentina? —inquirió Darrell.

—Según una información que se filtró, cuatro duques de la región sur van a unirse en contra del poder central. No está verificada esa información, pero según el mensaje que recibí, el rey está bastante preocupado y quiere que los duques restantes muestren su disposición en caso de presentarse una guerra.

Ahora comprendía la razón de su prisa. A mí me preocupó mucho oír tal cosa. Si de verdad eso era cierto, entonces todo el reino sufriría grandes consecuencias ya que la región sur estaba dominada prácticamente por esos cuatro duques, y si ellos se rebelaban, no les costaría nada someter a los ducados más pequeños a su alrededor.

—Pero no se preocupen. Si llega a ver un conflicto, nosotros estamos en la parte más septentrional del reino. Difícilmente la guerra llegara hasta aquí —dijo para que no nos sintiéramos temerosos.

Ambos hicimos caso a su pedido y nos dirigimos rápidamente a nuestros respectivos aposentos.

Luego de estar ya vestido para la ocasión, bajé hasta el recibidor donde estaba esperando el señor Eugene y Darrell. El primero había terminado de arreglar su traje y corbata y ahora que estaba presentable, no se veía tan tenso y apresurado.

Transcurrió unos diez minutos antes que uno de los mayordomos de la casa informo que el duque Dreamgarden ya había entrado a la casa, junto con sus escoltas y miembros de su familia.

Según sabía, el señor Dreamgarden poseía importantes tierras de cultivo muy cerca de la capital, aunque no tantas antes de casarse con la duquesa Evelyn Dreamgarden, prima del rey y también heredera de importantes hectáreas de producción animal y siembra. Con ello se volvió un importante benefactor a la corona y también bastante cercano a ésta, aunque tuvo que sacrificar su apellido y utilizar el de su esposa. Pero a pesar de ello, no era de sorprender su diligencia hacia un asunto tan serio.

—Recuerden ser corteses con el duque, su esposa e hijos. Aunque fue algo imprevisto e improvisado, sigue siendo una visita oficial muy importante —explicó. Ambos asentimos con la cabeza.

Justo después de eso, la gran puerta de madera que servía de entrada oficial. Solo era usada para eventos importantes, ya que había una puerta más pequeña y más fácil de abrir por donde entrabamos o salíamos a diario.

Primero entraron tres personas con túnicas de color verde oscuro, con sus grimorios abiertos y mirando hacia todas partes. Estos eran los magos guardaespaldas del duque. Luego entró un hombre alto y de facciones fuertes, tomado del brazo con una elegante mujer de cabello dorado y ojos verdes. Del otro lado había una chica igual de hermosa, con un vestido floral y una trenza de aspecto descuidado, pero acorde a su apariencia. También había un niño pequeño, tal vez de diez años más o menos, tomado de la mano de la chica de las flores.

El señor Eugene se acercó y saludó enérgicamente al hombre. Había una enorme diferencia de tamaño entre ambos, pero parecía que tenían más o menos la misma edad. Luego saludó a la esposa de éste y por último a sus hijos.

Hizo un gesto para que ambos nos acercáramos, lo cual hicimos con rapidez.

—Hace años que no nos vemos, así que déjenme presentarles a mis hijos, Darrell y Zack —siempre hacía eso. Nos presentaba a ambos como sus hijos, aunque yo no lo era.

Saludamos a cada miembro de la familia de forma muy respetuosa. Tal y como nos había pedido el señor Eugene.

—Parece que has hecho un muy buen trabajo criándolos —aseguró el hombre—. Ellos son Amelia y Ronnie. Aunque no lo parezca, nos dan mucho trabajo —bromeó. Aunque su hija lo miró con mal cara.

Todos tomamos asiento en la gran sala de estar. Inmediatamente después, una de las trabajadoras de la cocina trajo una taza de café para los mayores y zumo de naranja para nosotros. Apenas ella se fue, el duque Dreamgarden hizo una seña a sus guardaespaldas para que abandonasen el lugar.

—Como ha pasado el tiempo —comenzó a hablar—. Quién diría que un par de muchachos jugando a ser héroes en el ejército terminaría así, con familia y responsabilidades de esta magnitud.

El señor Eugene rió—. Quién diría que te vería vestido así, de forma tan refinada —bromeó. Parecía que ambos compartían una buena amistad.

—No pienses que estoy así por gusto. Ella me obligo a vestirme así —señaló a su esposa.

—Sabes que no puedo dejar que te vistas con unos pantaloncillos y camiseta al estilo de un malhechor —le dijo.

—Tiene razón. Recuerda que eres el duque Dreamgarden. Tienes que mantener cierta imagen ante los demás.

—Lo sé. Por eso dejo que ella sea quien se encargue de las decisiones importantes y la administración. Yo prefiero la labor del campo y el esfuerzo físico.

Ahora comprendía la razón de su descomunal figura. Era de alguien acostumbrado al trabajo duro del campo. Era muy raro que alguien de tan importante estatus pensara así. Tal vez eso explicaba la amistad de ambos duques.

—Ya veo. Le dejas el trabajo duro a ella —todos los mayores rieron.

—¿Y qué me dices tú? No te has casado otra vez. A pesar de tener suspirando a muchas —preguntó.

—No quiero volver a pasar por lo mismo otra vez. Además que me he concentrado totalmente a mi trabajo e hijos.

—Ahora que dices hijos, pesaba que solo tenías un hijo ¿acaso tenías un amor secreto por ahí?

—No, para nada —se apresuró a decir—. Adopté a Zack en un viaje que hice a la región oeste. Sus padres biológicos habían muerto de forma trágica.

—Oh, ya entiendo. ¿Pero no tenía ningún familiar?

—No. Todos estaban en medio de la nada. Fue una fortuna que pasara por ahí en ese preciso momento. Desde que lo acogí, se volvió mi hijo —me miró y sonrió. Yo le devolví el gesto imitando su acción.

La otra familia intercambió miradas entre ellos, como si estuviesen teniendo una plática mental. Ya eso lo había vivido una y otra vez, siempre termina igual.

—Bueno —hizo un gesto de despreocupación—. Me gustaría que los chicos fuesen a otra parte, vamos a hablar sobre un tema delicado. Pueden ir al jardín —sugirió—. A Amelia le encantaron la colección de plantas y flores que tienes. Es de esperarse de alguien que usa Magia de Flores.

—Vaya, quien se hubiese imaginado que tu, siendo un usuario de Magia de Fuego, tendría una hija con un atributo tan distinto al tuyo.

—Lo heredó de su madre. Aunque espero que Ronnie tenga mi mismo atributo, pero aún es demasiado joven para saberlo.

—Ya te darás cuenta. Bueno chicos, pueden ir al jardín el tiempo que quieran —dijo el señor Eugene—. Nosotros estaremos en mi oficina.

Sin más, cada uno tomó el camino respectivo. Mientras que los adultos se fueron a tratar ese tema delicado, nosotros caminamos hacia los jardines.

Me sentía un tanto incómodo por estar junto a la chica llamada Amelia. No la conocía y no sabía si me trataría de forma irrespetuosa por ser adoptado.

Cuando llegamos a los jardines, ella quedó embelesada con todas las plantas y flores. Sus ojos brillaban de asombro y emoción, como un niño recibiendo un juguete genial.

—Son tan bellas —dijo. Era la primera vez que hablaba, así que su voz me resulto melodiosa y dulce, como la fragancia de un campo de lavandas—. La magia en ellas hace que su belleza se multiplique.

—Sí, mi padre las mantiene con su magia. Desde que tengo memoria, siempre lo ha hecho —explicó Darrell.

—¿Qué es esa flor que está pegada a ese árbol, hermana? —preguntó el hermano pequeño.

—Son orquídeas. Ellas viven encima de otras plantas, pero sin hacerles daño —le explicó.

—Nunca había conocido a alguien que usara Magia de Flores —le dijo Darrell.

—Sí, no es una magia común. Solo mi tía, mi madre y yo lo utilizamos. Aunque a veces es algo molesto tener una magia rara.

—Entiendo. Me pasa algo parecido. Todos dicen que mi magia es única y no paran en repetirlo —se quejó. Luego ambos rieron.

Parecía que ambos poseían buena química. Me sentía un tanto fuera de lugar ya que, mientras ellos conversaban afablemente y el pequeño chico absorto con las flores, yo estaba ahí parado, como una pieza sobrante que no tenía donde encajar.

Me quería ir, pero eso sería descortés de mi parte. A pesar de mi incomodidad, tenía que permanecer allí.

—Oye, ¿Qué magia usas tú? —se dirigió a mí.

—Y-yo... —se me hizo un nudo en mi garganta. No sabía que responder. Busqué ayuda de mi amigo con la mirada. Rápidamente comprendió lo que quería.

—L-lo que pasa es que él aun no ha tenido un atributo. Pero está entrenando duro para poder desarrollarlo —explicó mejor de lo que yo hubiera podido hacerlo. Mi nerviosismo me hubiera hecho decir idioteces y terminaría pareciendo aun más patético de lo que ya parecía.

—Oh, vaya. No sabía que pudiera ser eso posible. Pero de seguro es una magia muy asombrosa que se toma su tiempo para aparecer —dijo amablemente. Era la primera vez que alguien no se burlaba de mí al saber mi carencia de atributo. De verdad era una chica muy simpática—. Ustedes parecen ser unos chicos bastante amables, me encantaría que fuéramos amigos. No salgo mucho de casa, así que tengo pocas amistades.

—Y-yo estaría encantado —Darrell parecía cómodo con sus palabras. Y era de esperarse, parecía alguien que inspiraba una sensación agradable e incentivaba estar junto a ella. Inclusive yo me sentía a gusto estando allí, en cierta forma.

Aunque sentía un leve sabor amargo en mi boca y por momentos, mi corazón palpitaba de forma irregular. No me gustaba, no era correcto y no debía ser así. Era absurdo sentir celos, siendo siempre consiente que tarde o temprano eso debía pasar. Además que para él yo solo era su hermano de crianza y nada más.




¡Hola, mis queridos lectores! Espero que les haya gustado este capítulo.

Mi computadora se quemó y estuve a punto de hacer la suizidación por eso xD, pero afortunadamente pude colocar mi disco duro en otra computadora y recuperar mis preciados escritos. Por eso no había podido actualizar.

En fin, ¿qué les está pareciendo la historia? Pueden lanzar sus hipótesis c:

Esperaré sus comentarios y votos :3 Me motiva mucho cuando lo hacen.

Nos vemos en la próxima actualización.

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