Los días siguientes a la entrega de los grimorios fueron un martirio. Como era de esperarse, fui el objeto de las burlas por parte de mis compañeros, comenzando por el primo de Darrell. Él fue quien se encargó de divulgarlo por toda la clase, y luego por toda la academia. Todos me restregaban en la cara sus increíbles hechizos y coloridos grimorios, al mismo tiempo que se burlaban de mi carencia de talento.

Me sentía desanimado por todo. No quería ir a la academia, ni a las clases de esgrima. Ni siquiera quería salir de mi habitación. Pero terminaba cediendo a la mayoría de las insistencias de Darrell.

Eso me hacía sentir mucho peor. Él, siendo talentoso y enérgico, perdiendo el tiempo y esforzándose por un caso perdido como yo. Definitivamente el destino nos da alas cuando no queremos volar. Aunque en mi caso, era todo lo contrario, deseoso de alcanzar alturas inimaginables, pero totalmente carente de alas.

—Estoy muy preocupado por ti —dijo el señor Eugene—. Y Darrell también.

—Siento mucho que tengan que preocuparse por mí. Estoy bien —dije. Él solo me observó fijamente por unos instantes.

—Aunque nos digas que estas bien, ambos sabemos que eso no es verdad. Ante otras personas te muestras introvertido y carente de autoestima. Pero cuando estas solo con nosotros, vemos realmente tu personalidad amable y cálida. Sé que no estás bien, porque ahora no eres alegre ni siquiera con Darrell. Es obvio que te sientes deprimido y es totalmente comprensible. Nuestro entorno es complicado y salvaje. Si no eres hábil, serás comido por aquellos que si lo son. No hay espacio para flaquear —yo solo me centré a escucharlo—. Nunca te has quejado por los maltratos, pero eso no significa que no sepa que existen. Yo también fui joven y sé que los muchachos pueden ser bastante crueles. Pero tienes que saber que aquí estamos Darrell y yo, puedes contar con nosotros para lo que sea. Para mí, tu eres tan hijo mío como lo es Darrell, te quiero mucho y también me duele por lo que estas pasando.

Mis ojos se aguaron a medida que hablaba. No quería, pero las lágrimas salían sin permiso y sin control. Antes que pudiera pesar en ello, me encontraba rodeado por sus brazos, inmerso en un llanto incontrolable. Un llanto que llevaba acumulado desde hacía mucho tiempo.

Las lágrimas cumplían con su divina promesa. Con cada gota sentía alivio y a la vez ganas de continuar llorando.

—No es malo mostrar lo que en realidad sentimos. No tienes que sentirte culpable por mostrar enojo o tristeza, si es lo que de verdad sientes —dijo con cariño, mientras que acariciaba mi cabeza de forma suave.

Continué así por unos cuantos minutos más. Al señor Eugene no le importó permanecer así hasta que terminé con mi desahogo. Luego de eso, ambos caminamos por el frondoso jardín que estaba en la parte trasera de la casa.

Según la gente, el jardín se mantenía siempre esplendoroso gracias a la Magia de Árboles del señor Eugene. Él influía de magia a toda la vida vegetal del jardín para que siempre estuviese bello. Era una hermosa forma de usar la magia. Deseaba poder ser capaz de hacer algo así.

—Todo ocurre por una razón. Aunque a veces tarde un poco para entenderlo —me explicó—. Hace años, cuando yo pertenecía al ejército real, nunca destaqué en el puesto de ofensiva, debido a lo lento de mi magia. Así que cuando mis superiores me asignaron a la defensiva, me sentí como un inútil. Pero estando allí, sirviendo de apoyo y defendiendo a mis compañeros, fue que entendí que la magia no solo puede ser utilizada para atacar. También podemos defender lo que nos importa y sanar el cuerpo y espíritu de aquellos que fueron lastimados. Al saber eso, fui capaz de sobrepasar mis límites y crear nuevos hechizos.

—Pero usted poseía un atributo, por lo menos. Yo ni siquiera puedo defender lo que quiero ya que no tengo ningún hechizo.

—Mi intuición me dice que serás alguien asombroso. Solo ten fe y se constante en tus esfuerzos. Más temprano que tarde conocerás tu verdadero potencial —me sonrió, luego sacó su grimorio—. Te mostraré el hechizo que aprendí cuando supe mi potencial.

Su grimorio era de una tonalidad verde brillante, cubierto totalmente por raíces marrones. Cuando lo utilizaba, adquiría una tonalidad pardo-verduzca. Éste flotó hasta quedar frente a él y sus páginas fueron pasando poco a poco hasta llegar al hechizo deseado, luego brilló con su tono característico.

—Magia de Árboles: Gran árbol del mundo —inmediatamente comenzó a crecer algo en un pequeño pedazo de tierra sin plantas.

Para cuando el hechizo estuvo a punto de ser totalmente invocado, había un pequeño árbol un poco más alto que una persona frente a nosotros. Seguidamente un campo de fuerza esmeralda, similar a una cúpula, rodeo todo el árbol, incluyéndonos. Se sentía cálido y acogedor, como el abrazo protector que hacía poco tiempo me había dado. También flotaban por doquier pequeñas partículas de luz verde que llegaba a parecer que tenían vida propia. Parpadeaban etéreas, como luciérnagas sin rumbo, como almas en libertad. Y ese efecto tranquilizador se contagiaba. Me sentía como si no tuviera preocupaciones. Era una sensación agradable.

—¿Ahora entiendes a lo que quiero llegar? —asentí. Ya empezaba a entender el significado de sus palabras—. Nosotros mismos somos los que nos limitamos. Cuando borramos esos pensamientos negativos y el miedo a no lograrlo, podemos hacer mucho más de lo que imaginábamos.

—Gracias. Sus palabras son tan profundas como las raíces de los árboles que crecen gracias a usted. Me siento mucho mejor.

El señor Eugene sonrió, luego sacó de su bolsillo un sobre amarillento de papel. Después lo extendió hasta mí.

—Ábrela —me dijo.

Hice lo que me pidió. El documento en su interior parecía ser oficial, puesto que al final poseía un sello y firma. Cuando leí el comienzo quedé totalmente anonadado:

Yo, Abel Lestroud, director de la academia de magia Avanzada, me dirijo ante usted, Eugene Rosewald, para informarle la excelente noticia de la aceptación de su hijo Darrell Rosewald y su protegido Zack en la Academia de Magia Avanzada en el próximo periodo de estudio.

Nos complacería mostrarles nuestras instalaciones, donde enseñamos los magos el valor de defender y aportar de forma activa a nuestro reino.

Esperamos su respuesta y pronta visita. Buenas tardes y felicidades.

Me había quedado sin palabras. No lo podía creer. De verdad estaba pasando.

—Pero... aun no he terminado la academia regular.

No importa, parece que con tu índice académico es fue más que suficiente para ser aprobado. Yo se que tu deseo es convertirte en un escolta oficial, así que moví todas mis influencias para que pudieras entrar junto a Darrell. A pesar de la diferencia de edad, podrán estudiar juntos.

Lo abracé sin pensar. Realmente estaba agradecido. Después de haberme dado un hogar, esto era lo más grandioso que había hecho por mí.

Continuamos hablando sobre el mismo tema durante un rato. Además de otras cosas que me servirían de reflexión en el futuro. Él de verdad era una persona admirable. Pude darme cuenta que el destino no me odiaba tanto, ya que tuve la fortuna de toparme con él en ese horrible —y apenas recordable— momento, cuando mis padres fallecieron de forma tan trágica. Pudo haber sido otra persona totalmente distinta, o simplemente haber muerto por hambre y sed en medio de la nada. Pero todo encajo a la perfección hasta llegar a este día.

Ambos entramos a la casa. Mientras el señor Eugene continuó hacia su oficina, yo tomé el camino a mi habitación. A medida que caminaba, no podía dejar de mirar la carta de la academia. Parecía irreal.

El señor Eugene me había motivado para esforzarme más y cumplir mis objetivos. Tal vez no podía usar hechizos, pero encontraría una forma de utilizar mi magia. Si lo lograba, estaría a un paso más cerca de convertirme en un escolta oficial para Darrell.

Por estar concentrado leyendo, tropecé con el chico bastante fuerte. Casi caí al suelo a causa del impacto. Aunque no había sido totalmente mi culpa ya que yo iba caminando, pero él parecía un ladrón huyendo de la guardia.

—L-lo siento —se disculpó apresuradamente. Parecía inquieto y algo pálido.

—Tranquilo —le sonreí—. Tu padre me dio la noticia que ambos iremos a la Academia de Magia Avanzada, ¿no es genial? —le dije con entusiasmo.

—Sí, es estupendo —fingió emoción, aunque era demasiado evidente su falso entusiasmo. Nunca fue bueno para fingir emociones. A diferencia de mí.

—¿Qué te ocurre? —inquirí.

—N-nada, es solo que... tengo una evaluación muy importante mañana y necesito practicar —sin decir más continuó su rápida caminata. Ni siquiera se despidió. Algo andaba mal.

Yo continué caminando hacia mi habitación, bastante confundido por el comportamiento de Darrell. Luego me recosté sobre mi cama a pensar en lo que estaba ocurriendo. Había muchas emociones que estaba sintiendo en ese momento; mucha alegría por poder asistir a tan importante centro de estudio, pero también miedo a no ser capaz de dar la talla y fracasar en ese lugar. Felicidad por poder estar más cerca de cumplir mis objetivos, pero igualmente temeroso por no lograrlo. En fin, era una mescla bizarra de todo tipo de sentimientos.

¡Hola, hola mis amores! Soy yo otra vez.

¿Qué tal les pareció el nuevo capítulo? ¿Les gustó? A mi sí.

Me motiva mucho los votos y comentarios que me hacen llegar acerca de esta historia. Es muy bonito que mucha gente se tome la molestia y el tiempo para leer las locuras que salen de mi no muy cuerda mente.

Me encantaría que recomendaran mi historia si creen que lo merece. Les daré galletas y helado por la publicidad :3

También se pueden pasar por mis otras historias disponibles en mi perfil, estoy seguro que también les agradarán.

Sin más que decir, me despido. Espero que tengan un bonito día/tarde/noche/invierno/verano/eclipse/viaje o lo que sea.