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Prehistoric Kingdom

Prehistoric Kingdom

Muchos de nosotros hemos crecido con aquella saga iniciada por el imaginativo (y honestamente, poco profundo) Steven Spielberg.
Parque Jurásico es uno de los grandes hitos del cine estadounidense. Tanto por los animatrónicos, las impresionistas apariciones de los reptiles gigantes que cautivaron a más de uno, las escenas de tensión con esos velociraptores llenos de hormonas de crecimiento gracias al equipo de efectos especiales (me parece que el de Stan Winston, mismo que estuvo detrás de películas como Depredador, Alien, Terror Bajo la Tierra).


Y digo llenos de testosterona porque cualquiera que haya tenido un librillo de dinosaurios con estampillas sabrá que los velociraptores eran pequeños.

(fuente, BBC Nature)


Eso sin contar la probabilidad de que el Tiranosaurio fuera incapaz de correr detrás de un vehículo o que la mayoría de los saurópodos tuvieran plumaje. A los que adaptaron la novela Parque Jurásico (del magistral Michael Crichton) se les fueron unos detalles de la mano.
Para quienes no lo han leído, aquí os dejo el link del PDF.

http://www.itvalledelguadiana.edu.mx/librosdigitales/Michael%20Crichton%20-%20Parque%20Jur%C3%A1sico.pdf

Y sé que es algo llanamente injusto, poco profesional y carente de sentido común poner estas dos obras reconocidas en lugar de iniciar a hablar de Prehistoric Kingdom, la que supongo es la obra cumbre de Nicolás Mora. (pongo el link porque Wattpad no me deja etiquetar correctamente).

https://truyen247.pro/tac-gia/NicolasScamander

Pero es imposible no hacer referencia a estas dos criaturas antes de entrar en tema, pues quería aclarar eso antes de que comenzaran a sospechar que el autor estaba haciendo plagio, quitando magia o demás. Y más con el inminente estreno de Jurassic World ¿No?
De hecho, Prehistoric Kingdom es una historia con grandes aciertos en cuanto a sus menciones científicas. Desde la nomenclatura, bla, taxonomía, hasta las teorías que aparecen mencionadas en ella, aminoácidos, híbridos, involución de embriones, etc, lo vuelven totalmente disfrutable.


Desde el primer capítulo, el autor pretende sumergirnos en un mundo donde la suspensión de la realidad no yace en las gigantescas obras de la naturaleza.


Se nota que se la ha pasado bien escribiendo la historia, y eso queda claro en la fluidez con la que se desarrollan ciertos momentos cumbre que en otros casos resultarian extraños.


Por si fuera poco, el escritor se trata de una persona preparada en su rama. Si visitan su perfil, descubrirán por qué.


Se agradece seriedad al mencionar datos científicos.


Uno de los mejores momentos sucede cuando se aclara que es químicamente imposible reproducir las dobles hélices mediante restos de mosquitos fosilizados. Con conocimientos básicos de química, uno termina asintiendo ante diversas afirmaciones de la novela en más de una ocasión.

Sin hacer spoiler, la historia comienza con una familia en un todoterreno charlando tranquilamente con el guía como si fuera un safari en el África, que ahí los leones son pequeños al lado de un Carnotauro. ¡No! Nuestros personajes están en el mismísimo Amazonas.


Ese punto de la tierra cuya flora y fauna es tan vasta, y seguramente repleto de especies sin clasificar que han sobrevivido al ojo de los biólogos poe siglos; casi como la Fosa de las Marianas.
Todo parece transcurrir con normalidad (claro, excepto por la familia que va en ese lugar tranquilamente oyendo la radio) cuando aparece un legendario animal que despertará los engranajes de toda la historia al mejor estilo de Tiburón (también de Spielberg).


Cuesta creer que (entre un mar de historias marcadas con «Dinosaurios y tú» o títulos ridículos como «Me Enamoré de un Maisaura LBGT Yaoi Hard») exista una joyita veraniega como esta, capaz de entretener de principio a fin.


La escena de los Giganotosaurios que cambian de color es simplemente esencial. Directa, violenta. Con tintes de gore lejanos a una simplona historia de acción.
El suspense surge en los primeros capítulos, ¿Dinosaurios en el Amazonas? ¿Supervivientes ocultos durante milenios... O algo más? ¿Cómo pueden ser reproducidos si el material genético disponible es irrecuperable?


¡Oh, sí! La historia está repleta de testostera, un equipo militar de hombres musculados, rudos y sin escrúpulos enviados por las Naciones Unidas para investigar la tragedia de la familia del primer capítulo.


Un par de ellos parecen salidos de algún libro de espías, en especial uno ruso que tiene una contienda con el Spinosaurio...


Y es que Prehistoric Kingdom no repara en gastos. Nos da un tour por todas las instalaciones, mejor amuralladas que el Jurassic Park de InGen, presentándonos un sinfín de animales extintos, y no solo dinosaurios, he de aclarar, los cuales han de ser observados por nuestro unidimensional pero bien definido protagonista, que debe ser el típico de estas historias.


Frank Carter, un intrépido y egocentrista profesor de Harvard con tintes de Alan Grant y de Robert Langdon que no debe caer bien para ser interesante.


Sus momentos al lado de la protagonista femenina (ex-alumna de nuestro profesor) son de lo más disfrutables, y aunque se andan metiendo el líos para poner las cosas tensas, Claire nunca se convierte en una damisela en problemas.


Este es uno de los pequeños fallos de la historia, cuando se alarga innecesariamente para prolongar el espectáculo, aunque con la ligera y eficiente narración del autor, vale la pena ¿No?


Otro detalle surge con los previsibles guiños a una relación amorosa que surge entre Frank y Claire, quienes a pesar de tener buena química y desenvolvimiento de pareja; no terminan de cuajar del todo.


De la misma forma, las escenas de acción y devoramientos están bien puestas en marcha, limpiamente calculadas pero cuestionablemente adecuadas en muchos momentos, llega el punto en que el clímax se queda corto después de tanto.


Otro caso muy aparte es la trama bioética cuya cúspide es el descubrimiento de tetillas en un reptil y la aparición de una misteriosa doctora con tópicos de doble-agente, la cual es el grano de pimienta que mantiene el interés en ciertos momentos de alivio.


El arco de transformación de Frank es casi invisible, y el una vistazo de este aparece en el Epílogo, aunque no tan notorio por una de sus quejas, la cual cierra con broche de oro la historia.


Sobre la resolución hay muy poco que comentar, se trata de un recurso visto anteriormente pero bien elegido para esta historia. Con un detalle tóxico que amedrenta a todo amante de la naturaleza, como Claire.


Para resumir, Prehistoric Kingdom es una novela adecuada para leer cuando se está aburrido, pues el entretemiento está garantizado como en una final de la NBA, no de soccer, no baloncesto. Y tiene cierto sello de calidad que aprueba la lectura de quienes son algo quisquillosos con esta lluvia de novelas juveniles de esquina a esquina. No se molesta en profundizar en temas filosóficos que no vienen al caso en una historia con raudales de acción desmedida.


No sorprendería que encontráramos este título en una librería junto a un libro de Ken Follet y uno de Stephen King, muy arriba de los de J.J. Benitez, a poca distancia de un ejemplar de Dan Brown.

•Lo reparable:
-El arco de desarrollo emocional en ciertos personajes, reitero, la profundidad no los hace mejores e incluso podría alargar innecesariamente la trama.
-El guiño romántico entre Claire y Frank.
-Ciertos tópicos en personajes secundarios.
-Muletillas en párrafos largos.
-Descripciones repetitivas en un par de capítulos. Ningún pecado.

•Lo destacable:
-La acción bien sofisticada.
-El rigor de información explicada de una forma bastante amena para su índole.
-La aparición de distintas especies.
-El Amazonas es un sitio misterioso y atractivo por sí solo.
-La química entre los protagonistas.
-Los métodos de creación de los especímenes.

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