Capítulo 21
La rubia aferra la pequeña daga con fuerza entre sus manos, sintiéndose temblar, pero no pudiendo hacer nada más que observar con terror la pelea que se desarrollaba frente a sus ojos.
El pelirrojo, si bien en ningún momento mantuvo ventaja en la batalla, al menos mantenía su mente firme y sus ataques coordinados. En esos momentos todo lo que Cassandra le había enseñado quedó en segundo plano, su único propósito en esos momentos era alejar lo más posible al cazador de la rubia y el cachorro.
Logró en un momento arañar el hocico del contrincante, pero casi inmediatamente recibe una fuerte mordida en su cabeza, muy cerca de su ojo derecho. Se logra zafar gracias a que la su propia sangre provocó que las fauces ajenas se resbalaran de su pelaje, aprovechando aquello para patearle la cara con sus patas traseras.
Con el cazador ligeramente inestabilizado por aquella patada, se lanza para morderlo, apuntando a su cuello nuevamente. Sin embargo, el lobo gris fue más ágil en esa ocasión; retrocede un par de pasos rápidamente, queriendo con eso ganar algo tiempo para adaptarse nuevamente al terreno.
Con David retomando una posición defensiva frente a la rubia, el cazador busca alguna apertura para atacar. Si bien sus heridas no eran graves, por alguna razón se sentía más agitado y cansado de lo normal.
"Los omegas son patéticos"
"Son débiles, simplemente matalo al verlo"
—Maldita sea...
Jadea sintiéndose frustrado por todo la situación.
Sus hermanos se dedicaban todo el tiempo a mofarse de lo desgraciados que eran los Omegas y de cómo estos deberían simplemente morir ya que no servían para la lucha.
—Este no es débil.
Masculla sintiendo su respiración un tanto más irregular. ¿Por qué estaba tan cansado? Esto no era nada comparado a recorrer casi todo el continente en una noche junto a su manada.
Fue entonces cuando la imagen de sus fornidos hermanos y la de gran parte de su clan llegó fugazmente a su mente.
—Acaso... ¿yo soy débil?
No quería pensar de esa manera, pero no podía explicar que un omega, que era inferior en todos los sentidos, estaba frente a él, dándole batalla, e incluso hiriendolo.
"No aceptaré más errores"
La voz de Caius en su mente le causó escalofríos. No podía dejarlos ir, no esta vez, no sí quería sobrevivir.
David veía con cautela la extraña expresión que el Beta estaba teniendo en ese momento, por alguna razón podía oler en él algo que se le hacía familiar.
Rabia. Estrés. Decepción. Y, por sobre todo, terror.
Tenía un mal presentimiento.
—No puedo...
Escucha la voz del lobo gris, jadeante, y un tanto rasposa. Su voz denotaba desesperación.
—No puedo ser débil... No puedo perder.... ¡No voy a dejarlos vivos!
Con esta sentencia, y con una mirada furibunda en sus azulados ojos, el Beta se lanza sin previo aviso hacia la rubia, quien, si bien ya había despertado de su shock, se mantiene inmovil para no convertirse en una molestia en medio de la pelea. Davi se interpuso en el acto, mordiendo el muslo del enemigo, y ganándose inmediatamente una patada trasera en su cabeza.
No permitió que esto lo desorientara, agarró con fuerza la gola ajena con sus dientes, arrastrandolo un par de metros lejos de Amy. Con esto hecho, recibe inmediatamente un par de arañazos en su cara y cuello.
Amy, al fin pudiendo mover sus piernas, se aleja un par de metros más de los licántropos, intentando acallar los gimoteos de temor del pequeño cachorro. En un principio no los había logrado escuchar debido a su propio pánico por lo que estaba presenciando, pero al recibir un pequeño cabezazo en su antebrazo por parte del pequeño alpha, vuelve en sí, tomando como prioridad proteger al pequeño.
De pronto, y al apartar la vista para centrarse en Velkan, escucha el fuerte alarido de David. Al regresar su atención hacia la pelea, ve con horror como éste era dolorosamente mordido en su cuello por el lobo gris. El pelirrojo intentaba desesperadamente zafarse, pero los colmillos afilados de su contrincante estaban firmemente apretados en su tráquea, sintiendo con preocupación y dolor como la sangre comenzaba a borbotear desde su cuello.
—¡SUELTALO!
Grita la rubia con desesperación, obteniendo la fuerza y el valor necesario para correr hacia los licántropos. Golpea con fuerza la cabeza del cazador, pero, al parecer, aquello solo provocaba que aprensara aún más su mandíbula en la carne del contrario.
Agitada, y desesperada al ver la mirada perdida del pelirrojo por la pérdida de sangre, mas no dejando de removerse para evitar que el cazador tomará represalias contra la rubia, Amy toma nuevamente su daga. Su corazón bombeaba con fuerza, incluso pudiendo sentir los latidos en los oídos, cubre su vientre con un brazo, donde Velkan se encontraba aún lloriqueando, y con el otro se dispone a atacar al enemigo con la daga, gritando con furia y despecho.
Clava con poca profundidad la daga a un costado de las fauces ajenas, intentando con esto que soltara a David.
Bajo toda esperanza, el licántropo suelta rápidamente a su presa debilitada, y se abalanza contra la rubia, tomando brutalmente el brazo atacante de la chica entre sus colmillos. Por la sorpresa e insoportable dolor, Amy suelta la daga, al tiempo que cae de bruces al suelo.
El cazador podía ver en aquellos extraños ojos violetas el terror y sufrimiento, sin embargo la chica en ningún momento dejó de cubrir su vientre con su brazo disponible. Intentaba con toda sus fuerzas proteger al pequeño alpha,
—Ya dejen de hacerme perder el tiempo.
Clama cada vez más furioso.
Toda la situación, sumándole sus pensamientos destructivos, le estaban causando perder poco a poco su cordura. Cada vez se estaba comportando más como la bestia que originalmente era. La bestia que durante años le enseñaron a controlar.
—¡Entréname al Alpha!
—No... No te lo daré...
—Maldita... Agh
Sin poderlo predecir, siente un fuerte dolor en su cabeza, a un costado de la oreja. Fue tan fuerte que no pudo evitar soltar a la rubia para alejarse un par de pasos y así intentar controlar el odioso zumbido que se esparcía por todo su cerebro.
—¿que mierda...?
Con su pata delantera izquierda intenta quitar aquello que le causaba ese dolor, al hacerlo se da cuenta que era la pequeña daga con la que, minutos antes, la chica había intentado apuñalarlo. Al elevar su mirada, en el momento pudo enfocar nuevamente, ve al pelirrojo en su forma humana, muy mal herido, cubriendo su cuello sangrante con una mano, y con la otra intentando ayudar a la rubia.
—¿Cómo te atreves...? Bastardo malnacido...
—Mamá... ¿duele?
Cuestiona David con dificultad debido a su herida, preocupándose primero por el brazo malherido de la chica y como de este brotaba la sangre, pero antes de que pudiera comentar algo más, escucha una burlona risa a sus espaldas.
—¿"Mamá"? ¿Crees que esa tipa es tu mamá?
Cuestiona el cazador dejando de lado todo rastro de razonamiento, se encontraba en un punto definitivo donde sabía que no habría retorno. Se estaba convirtiendo, al fin, en sus hermanos.
—¿Que tan patético tienes que ser para creer que una humana es tu familia?
Con temor, David nota como el cazador ya estaba curándose de las heridas que le habria proporcionado con tanto esfuerzo. En cambio, él seguía sangrando, y sintiéndose cada vez más débil y mareado.
Tenía que pensar en algo, pero él jamás fue muy inteligente o astuto ¿Que haría Cassandra? Ella podría haberlo acabado de un solo golpe. Ella era fuerte, ella era más astuta, ella podría proteger mejor a Amy. él era débil.
Él era patetico.
—¡CIERRA EL HOCICO, PEDAZO DE MIERDA!
Se escuchó el bramido de la rubia, desconcertandolos a ambos. La mirada de terror y sufrimiento que presenció minutos atrás, se transformó a una mirada furibunda, y amenazante.
Extrañamente, le causó escalofríos.
—Me importa un carajo que no seamos de la misma especie, ellos SON mis hijos.
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