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Capítulo 15

Los fuertes rayos de sol comenzaban a cubrir cada planta, laguna, montaña y tierra a su alcance, dando por finalizada la desesperanzadora noche que pocos, en ese lado del continente, tendrán la desgracia de recordar.

La abrasadora luz es ligeramente opacada por la congelante brisa que, ligeramente errática, parecía proteger la inusual cabaña en medio del bosque.

Desde la comodidad de su asiento en la gran biblioteca que Detiam le había comentado días atrás, Amy se dedicaba a leer un libro acerca de las criaturas de la noche, queriendo comprender más de ellos. Sin embargo, su atención varias veces es desviada por el incesante movimiento del pequeño Velkan en su regazo, al parecer se despertaba por fin de su muy necesaria siesta.

—¡Otra vez!

Logra escuchar la voz autoritaria de Cassandra desde fuera de la cabaña. Habían pasado tan sólo tres días desde que su hermana había propuesto entrenar al cachorro licántropo pero, y a pesar de que la rubia se oponía fervientemente a la idea, David resultó ser un estudiante muy bueno.

Seguía asombrada de que la actitud tosca que Cassandra había presentado con el pequeño se extinguiera poco a poco entre sus entrenamientos. Por supuesto, la conocía demasiado bien para entender que jamás en la vida admitiría que se estaba encariñando con el adolescente.

Con respecto a Sandu, se mantenía tosca, pero más comunicativa, al albino no le molestaba, de hecho parecía disfrutar hacer enojar a su hermana.

Pero, contando desde que llegaron, ya no se enojaba tanto con los demás.

—¡Joder, David! ¡Deja de llorar!

Bueno, casi.

Deja salir un largo suspiro al tiempo que cerraba el libro al que ya no podía prestarle atención. Cuando David rompía en llanto, era su momento de intervenir.

Poco a poco se iba acostumbrando a la particular manera de enseñar de Cassy, pero el primer dia de entrenamiento, luego de ver como había hecho llorar al pequeño al pegarle un puñetazo en la cara, no reparo en lanzar un pesado libro a su hermana del coraje, siendo observada por un shockeado trigueño.

Con el cachorro alpha en brazos, quien dentro de apenas un par de días parecía haber crecido lo suficiente para cubrir tres cuartos de su brazo, se dirigió al antejardín de su guarida temporal para dar fin al sufrimiento del pobre pelirrojo.

Pronto cumplirian una semana desde que llegaron a esa cabaña, debía admitir que le gustaba el ambiente pacifico y el clima cálido, y gracias a que Sandu se ofreció a buscar sus pertenencias, clamando que era lo mínimo que podía hacer por ellas, se sentía mucho más agusta habiéndose bañado y cambiado la ropa cubierta de sangre.

—Al parecer el entrenamiento es aún muy pesado para nuestro pequeño Omega.

Escucha la voz de Detiam al momento que llega al umbral que lleva al jardín, descubriendo que se encontraba "observando" el entrenamiento.

Era cierto cuando decían que la mayor habilidad del humano era la adaptabilidad. En un principio jamás se imaginó manteniendo una buena platica con un ser que nadie más que ella podía ver y, y que extrañamente le incomodaba su sola presencia, pero de no ser porque Detiam se mantenía unido a esa cabaña y le enseñaba algunas cosas que no entendía de los libros que leía de la biblioteca, pensaría que era simplemente una creación de su mente queriendo sobrellevar la traumática experiencia de ser casi devorada por un supuesto irreal hombre lobo.

—Bueno... Cassy no es una maestra muy paciente —Comenta sonriendo, al tiempo que alzaba su mano saludando a la distancia al pelirrojo, quien al notar su presencia, corre a su encuentro ignorando los llamados de atención de su "maestra".

—Cierto, es algo imprudente. —Responde el hombre riendo a gusto.

—¡Mamá! —El pelirrojo se lanza a los brazos de la rubia con tanto anhelo, como si no se hubiesen visto en meses, recibiendo pequeñas y juguetonas mordidas de Velkan en su cabeza por su repentino acercamiento— Duele...

—¿Le enseñaste a que te llamará "Mamá"? —Cuestiona Detiam con cierta desaprobación en su tono de voz, mas no queriendo reprochar directamente el asunto.

—Pues... mientras le enseñaba lo básico del lenguaje, la palabra "mamá" aparecía constantemente en el libro así que... creo que le gustó, y lo asimilo con mi persona.

Con una mezcla de cansancio y reproche, Detiam deja salir un pequeño suspiro, sin ser capaz de expresar con palabras lo que pensaba al respecto. No solo el Omega se había encariñado con la humana, podía ver claramente que el bebe Alpha no dejaba que nadie más que ella lo cargara y lo alimentara.

—Supongo que se terminó el entrenamiento. —Clama Cassandra llegando frente a ellos con sus manos posadas en su cintura, y observando al pelirrojo con una leve molestia.

—Sip, terminó la hora de golpearse, pero comienza la hora de escribir. Vamos David, hoy te enseñaré palabras más difíciles. —Con una amplia sonrisa iluminando su rostro, Amy se lleva a David dentro de la cabaña, disfrutando de poder enseñarle poco a poco a hablar, leer y escribir— ¡Hola Sandu!

En el momento que la rubia y los pelirrojos entraban a la cabaña, el trigueño salía de esta, saludandolos con una pausada sonrisa, un tanto contrariado por la alegría que ambos emanan.

—Me molesta que esté tan tranquila con todo eso... —Murmura Cassandra masajeando con fuerza sus sienes mientras tomaba asiento en el suelo del porche del jardín.

—Es sorprendente, de hecho —Comenta el hombre manteniendo su pequeña sonrisa— Lo fácil que asimiló todo; este nuevo mundo con criaturas nuevas, el peligro de la próxima guerra, y el que su padre sea parte de este mundo también.

—Siempre supo de papá... —Clama la pelinegra frunciendo levemente el entrecejo— No es algo que supiéramos realmente con certeza... pero ella es demasiado inteligente como para no notar ciertas cosas...

Manteniéndose sentada en el suelo, alza la mirada para notar como Sandu volvía nuevamente a su forma "reptil"

—¿A donde vas?

Cuestiona entrecerrando sus ojos al verle dispuesto a emprender una salida, gracias al hecho que una ligera rafaga de viento comenzaba a formarse a su alrededor.

—Necesito hacer algo antes de nuestro viaje al reino de las hadas... Volveré pronto, no te preocupes.

—¿Y quién mierda se preocupa?

Ahogando una pequeña risa por la respuesta contraria, el peliblanco comienza su travesía, siendo observado con molestia por la pelinegra antes de levantarse y volver al interior de la cabaña.

A pesar de no notarlo, Detiam seguía en el porche, observando el cielo azulado por donde había desaparecido el Ihugano. Se incorpora de donde se encontraba apoyado, a un costado de la entrada, para caminar cerca del bosque.Observaba el viento mecer las hojas de los árboles, escuchando sus murmullos, entendiendo sus preocupaciones, temiendo por lo que deparaba el futuro.

—Por favor... Dame un poco más de tiempo...

Lejos de la cabaña, Sandu, en su forma original, surcaba los cielos del frondoso bosque a la falda del cinturón Lunar, procurando no acercarse demasiado a las montañas. Siendo guiado y camuflado por el viento y las nubes, logra sobrevolar los restos del campamento de la manada Razjos sin ser visto o sentido por alguna criatura.

Los rastros del incendio siguen presentes como si el tiempo no pasara, y el aroma a muerte era tan denso que, incluso sin tener sus sentidos superdesarrollados, comenzaba a marearse.

Escanea el área desde las nubes, y cuando está seguro de no sentir ninguna presencia en el área cercana, desciende hasta aterrizar a solo un metro de la masacre. Ver los cuerpos sin vida de estos inocentes seres le carcomía el corazón, pero era una tarea que debía completar.

Derramando silenciosas lágrimas, carga los cadáveres de todos los betas que conformaban la manada, y los sitúa en el centro del perímetro, uno al lado de otro permitiendo que su unión no se rompiera aun después de la muerte. Al final, carga con un poco más de esfuerzo, el cuerpo sin cabeza de su honorable líder, permitiéndole descansar en medio de todos sus hermanos, queriéndolos, protegiendolos, brindándoles la fuerza que ellos mismos le brindaban a él.

A pesar de todo su esfuerzo, no fue capaz de encontrar la cabeza cercenada del líder, siendo su única conjetura que los perpetuadores se la habían llevado como algún tipo de trofeo repulsivo y enfermo.

Viniendo de los Inglid, no le sorprende.

Luego de cubrir los cadáveres con toda la tierra que logró cavar, junta sus manos para comenzar un rezo de asunción.

"Bahdemu kto sahmort mo ste siv onahst, mnu yak siv ctain zet ka nhobi samtoya. Sutromos, bratko, behya demu kto sahmyrt tahrknnya rdokerbo nhi gnes hwamilyt siv amdoro demu evosuu shej saty kuuversya. Taemvoryu ivn yaeh phyvn, talozna nhi nyciurist. Toprasty bah yaeh yacretvy nhi gunzarvaty yaeh yaraldos. Paysaledav siv notse ivn kto tahzy demu evosuu gnes vadast ivn kto sahmort.

Bratko nhi sastra, gnes gnarvomdem ivn kto kurmast samtoya zet ngarmy tahzy."

Al terminar la oración en su lengua materna, abre sus ojos observando su obra, así como también el calvario que dejó una batalla injusta. Intentando mantener la calma, intentando con todas sus fuerzas no sucumbir ante la frustración.

—Su muerte no será en vano... Lo prometo.







***

*Traducción: Porque la muerte no es el final, sino el comienzo de una nueva historia. Recemos, hermanos, para que los muertos asciendan al cielo y nos iluminen el camino que ellos ya han atravesado. Creamos en su guía, valor y sabiduría. Brindemos por sus sacrificios y celebremos sus logros. Démosles el lugar en la vida que ellos nos darán en la muerte.

Hermanos y hermanas, nos encontraremos en la próxima historia de nuestras vidas.*

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