Capítulo 11
—Quiero respuestas, reptil. —Sentencia Cassandra manteniendo los brazos cruzados sobre su pecho con total autoridad y firmeza, sin dejar que el trigueño intentara salir de la cocina donde éste había regresado para buscar un poco más de hierbas medicinales para el pelirrojo.
—Cuando termine de curar al chico, te prometo que... —Con toda la serenidad que aún lograba mantener en su ser, intento safarse de esa conversación con la pelinegra, no sintiéndose realmente preparado para poder dar una buena explicación alguien volátil como ella en esos momentos, sobre todo teniendo a una shockeada humana y un inconsciente licántropo en el segundo piso, pero fue inesperadamente interrumpido.
—¡No voy a tragarme esa mierda! Cada segundo que paso contigo tengo más preguntas y más terror de que algo pueda pasarle a Amy. —Bramo al borde de la histeria, aferrando con fuerza las manos en sus brazos para mantener un poco más de control sobre sí misma— ¡¿Que mierda eres?! ¡¿Que mierda es ese chico y ese cachorro?! ¡¿qué mierda quieres con mi papá?! Y, por sobre todo... ¡¿QUÉ MIERDA ESTÁ PASANDO?!
Sandu dejó salir un largo suspiro, pasando sus manos por su rostro, intentando buscar las palabras correctas para resumir la complicada situación en la que se encontraban.
—De verdad lamento haberlas metido en todo esto... Pero en serio, creo que es mejor que hablemos de esto todos juntos en la habitación ¿de acuerdo?
Con sus ojos inyectados de impotencia, la mujer bufó como si de un toro se tratase, volteandose sin siquiera responder al trigueño. Salió de la cocina en dirección a la habitación donde se encontraba su hermana.
Sandu la vio salir, sintiendo como el peso en sus hombros se hacía cada vez más pesado.
—Galskur... Silde... denme paciencia...
—¡¡TRAE TU ASQUEROSO TRASERO AQUÍ LAGARTIJA!!
—... mucha, por favor.
El camino hacia la habitación fue corta y bastante incómoda para él, se podía apreciar a kilómetros de distancia el odio que la chica emanaba hacia su persona, especialmente por aquel aura oscura que rodeaba su cuerpo cada que mostraba su enojo, aún no lograba descifrar que era, ni porque al verlo sentía un pequeño escalofrío en su espalda.
Sin embargo, en el momento que entraron al cuarto, y vio como la rubia sonreía a los recién llegados, el aura asesina de Cassandra se apaciguó en un segundo, desintegrando igualmente aquel aura oscura que, según observa, ninguna de ellas parecía notar.
"Interesante..."
Amy se levanta del taburete al notar la expresión cargada de preocupación del peli blanco, suponía que aquel sería el momento donde llegarán las respuestas. Y parecían no ser del todo buenas.
—Me parece que les debo muchas explicaciones ¿verdad? —Cuestiona Sandu manteniéndose de pie en el centro de la habitación, sin mirar realmente a ninguna de sus actuales acompañantes.
—Para empezar... —Habló Amy luego de tragar algo de saliva, queriendo dar fin a aquel ambiente tenso que había reinado en el cuarto— ¿Él es... un hombre lobo? —Consulta señalando con cuidado al muchacho— ¿Cómo... en las películas?
—Prefieren ser llamados Licántropos... Son algo sensibles con los apodos —Responde Sandu con una leve sonrisa, agradecido de la buena voluntad de la rubia por no bombardearlo con preguntas, a diferencia de Cassandra.
—Entonces si es un hom... Licántropo... el cachorro igual ¿verdad? —Vuelve a cuestionar Amy observando al pequeño cachorro dormido, aquella gran revelación. Al recibir un asentimiento por parte del hombre, voltea a ver al hombre— ¿Y Sandu, eres... un hombre reptil?
No quería sonar como la típica persona ignorante que, con comentarios fuera de lugar, termina ofendiendo a alguien, pero objetivamente hablando, si era una total ignorante en ese caso específico. Se sintió aliviada cuando el hombre simplemente esbozó una ligera risa antes de continuar.
—Mi raza es conocida como Ihugar, somos descendientes directos de los primeros gobernantes de la tierra...
—Super interesante... Estoy cautivada por esta increíble e interesante información —Interfiere por primera vez Cassandra con sarcasmo y repudio, mirando directamente al más alto de la habitación— Vayamos al punto ¿de acuerdo? ¿Qué está pasando? Y ¿Por qué están buscando a nuestro padre?
—Esperaba que él pudiera ayudarnos a brindar refugio al Alpha... —Comentó Sandu mientras masajeaba sus sienes con sus dedos. Elevó luego la vista para encontrarse con la de las chicas, quienes esperaban para que continuara— El cachorro, es el último Alpha de la especie de los licántropos... Si muere, toda la especie se irá directo a la extinción.
—Y eso es... malo. —Cassy estrechó su mirada al continuar sin entender el punto del porque ellas estaban involucradas en eso.
—Bastante. —Sentencia Sandu manteniendo la mirada a la pelinegra con cierto desafío.
—Pero... ¿Por qué Caleb? ¿Por qué lo necesitas a él exactamente? —Consulta Amy alzando el dedo índice de su mano izquierda para mantener callada a su hermana, comenzando a cansarse ya por la actitud ajena ante aquel dilema que aumentaba su curiosidad con cada palabra que el hombre soltaba.
—Él es el único que ha sido capaz de escapar de aquí vivo.
Ante aquella afirmación tanto Amy como Cassandra se miraron incrédulas y un leve rasgo de complicidad. Debido a esto el trigueño tuvo que aclarar su garganta para poder continuar.
—Escuchen, es una historia bastante larga que contar, pero... al menos conocen la Fábula, así que puedo ahorrarme eso...
—¿Nos estás diciendo que todo eso en serio paso? —Cuestiona Cassy con vehemencia, pero procurando no sonar demasiado ruda. Aún seguía bajo la mirada de Amy.
—Exacto. —Sentencia Sandu, decidiendo tomar asiento en el sitar junta a la pelinegra para continuar— En el momento que el Sol y la Luna se alejaron de la Tierra, la Tierra poco a poco se torno en caos. Los Inglis se negaban a aceptar la resolución de la guerra, pero por sobre todo, se negaban a admitir lo poderosa que era la Diosa. Decidieron culpar a los "monstruos" de la noche por la decepción que les había dejado su poderoso Dios, y amenazaban con comenzar nuevamente un ataque con tal de recuperar el golpe que había sufrido su orgullo.
—Oh por dios... —Jadea la rubia con una mezcla de espanto y molestia.
—Que insoportables. —Le sigue Cassandra bufando con molestia.
Sandu simplemente le la observa de reojo con una expresión que gritaba "Mira quien habla", pero no fue lo suficientemente valiente como para decirlo en voz alta.
—Los líderes de todas las demás criaturas pensantes, tanto del día como de la noche, lograron llegar a un acuerdo con los Inglids para, entre todos, encontrar la manera de traer de regreso a sus respectivos dioses con la intención de obtener una respuesta directa de ellos. Pasaron meses, años, incluso décadas sin encontrar indicio alguno que les ayudará en su búsqueda.
Por supuesto, comenzaron a desesperarse.
Fue entonces cuando los Zaides, criaturas de los bosques, llegaron con una idea.
Buscar información de aquellas criaturas que no eran hijos del día ni de la noche; los Ihugar y los Mhateatsuk. Ambas eran criaturas ancestrales que reinaban el mundo antes de la llegada del Sol. Eran inteligentes, astutos y pioneros en las fuerzas elementales. Si alguien tenía las respuestas que necesitaban, eran ellos.
Sin embargo, ambas razas habían vivido bajo el radar de las demás criaturas desde hace siglos. Nadie tenía idea de si seguían vivas o no sus civilizaciones
Días después, el Rey de los Zaides convocó una reunión privada con el líder de los
Inglid para informarle el paradero de los Ihugar; los pináculos del Cinturón Lunar..."
—Espera... perdón que interrumpa, pero ¿Cómo los encontraron tan rápido? —Interroga Amy completamente inmersa en la historia.
—Nadie sabe... —Clama como única respuesta el hombre, manteniendo su mirada en un punto inexacto del piso.— Lo importante, es que cuando el líder de los Inglids obtuvo la ubicación específica, se apresuró en enviar un grupo de guerreros para la expedición.
—¿Entonces? -Cuestionó esta vez Cassandra cuando Sandu decide tomarse un pequeño respiro de aquella historia, intentando no parecer demasiado interesada en la historia.— ¿Encontraron respuesta?
—No. —Responde elevando la mirada hacia la heterocromática, una cargada de dolor— Lo único que encontraron fue la aldea destruida, y ni un sólo sobreviviente entre los escombros.
Un letargo silencioso se extendió por la habitación, así como el estado de ánimo Sandu se desvaneció por completo. Se podía sentir la amargura en su mirada. Fue Amy, después de algunos segundos, la que se encargó de romper el hielo con cierta timidez.
—Pero... ¿qué hay de ti...?
—No estaba en la aldea... —Comenta Sandu levantándose de su asiento con la intención de tomar un poco de aire, los recuerdos estaban atormentando más de lo que imaginó.— Lo siento... necesito unos minutos... Les contaré el resto luego.
—A pesar de los años... él aun no esta listo para dejar ir la culpa y el dolor de haber perdido a toda su gente, espero lo comprendan. —Explica el pelinegro con calma, esbozando una pequeña sonrisa a la rubia.
Amy pega un pequeño brinco de sorpresa, habiendo olvidado por completo que Detiam aún estaba rondando en la habitación
—¿Deberíamos ver si está bien? —Cuestiona Amy con pesar, dedicando una triste mirada a su hermana.
—No. —Responde Cassandra sin pensarlo, manteniendo su mirada en la ventana.— Es mejor dejarlo solo.
—Pero él esta...
—Amy... —Interrumpe la pelinegra con una poco usual voz suave— Una persona rota no necesita a alguien que lo arregle. Necesita comprender que puede hacerlo por si mismo.
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