No...Nunca.
Dedicado a Just Reader,quien me motivo a hacerme un ratito para actualizar después de su hermosisimo mensaje.Gracias preciosa.
¿Como se atrevió a acallarme?¿Quien demonios se cree que es para silenciar mi voz?...
¿La escritora?...por favor,un mediocre intento de novelista.Me necesita,sin mi no puede hacerlo,y la pobrecita piensa que es ella,que es su mente o su grandiosa imaginación...
No,soy yo...sus manos,su inspiración,sus pensamientos,todo lo he tomado para hacer saber al mundo quien soy y que he hecho...ella es solo una marioneta,una que me esta impacientando y eso es algo peligroso...
Así que si llega el día en que no vuelvan a saber de ella...ya saben a quien le agoto la paciencia.
Lo miro a través de la mesa.Pienso ¿Que diablos hago aquí?...¿Que diablos?...Oh si,para darle celos.
Lucas es atractivo,con un aire latino,de cabello negro azabache y ojos verdes muy claros,su físico esta bastante trabajado y tiene una linda sonrisa pero,realmente no me importa, a mis ojos no puede siquiera compararse con el hombre que amo.El jodidamente hermoso y sensual hombre al que amo.
-Así que¿Estas sola?...¿Ni con el padre de tu bebe,ni con nadie mas?-me pregunta el de repente.
Lo miro a los ojos,antes de responderle.
-Si,sola...muy sola...absolutamente sola-le respondo dándole voz activa a la amargura de mi alma.
-Bueno...eso puede remediarse-me responde con su sonrisa tan linda.
-Supongo-contesto con desgano-Pero,la verdad Lucas,lo siento,pero me tengo que ir esto no va a funcionar,no ahora,por lo menos-.
Empiezo a levantarme para irme,pero el me detiene con un ademan de su mano.
-No,Lucille, quédate...Aun no haz terminado tu cena...me iré yo,le avisare al Maitre que lo cargue a mi cuenta...Sabes una cosa,me gustas... Así que si algún día quieres abrirte realmente a la idea de conocer a alguien,solo llámame¿Si?...Que termines bien la noche.
Luego de decir esto,se despidió y salio del Restaurant.
Maldije a Thomas en ese momento. Estaba presa y cautiva de este toxico y enfermo amor,imposibilitada de fijarme en nadie mas,condenada a adorarlo,en una condena que parecía ser eterna.
-Maldito¿Porque tengo que amarte tanto?-dije en voz baja mientras golpeaba con mi pie el suelo.
Decidí terminar de cenar,el plato era exquisito y ese lugar era hermoso. Pedí una botella de un carisimo vino tinto, iría a la cuenta de Lucas, así que no escatimaría.
Luego de pasada media hora, salí del lujoso Restaurant.Me había bebido sola toda la botella,y la mitad de otra que pedí,estaba ebria o casi.
Camine sin dirección por las calles de mi ciudad natal,por la elegante Londres.Esta noche se veía mas colorida o mas viva,no se si era el efecto del alcohol o la profunda melancolía que me embargaba,pero ella parecía burlarse de mi,de mi patético amor imposible,de mis esperanzas ilusas de que Thomas fuera un día realmente mio.
-¿De que te ríes estúpida perra?-le dije a la ciudad o en su lugar al altísimo edificio que se encontraba frente a mi.
Los transeúntes me miraban con desaprobación y movían la cabeza susurrando bajo por mi deplorable estado.
-¿Que demonios están mirando?-les grite a ellos y a quien quiera que estuviera cerca-¡¿No sabes quien soy?!Voy a matarlos a todos...a todos.
Seguí caminando o mejor dicho tambaleandome por las estrechas calles londinenses.El pecho me quemaba,la sangre me hervía,el dolor me abrazaba.
Luego de unas cuadras transitadas en un errático andar, llegue hasta una esquina en la que se levantaba una majestuosa edificación antigua,una iglesia que contaba ya mas de cien años.
Sin pensar mucho entre en ella.El largo corredor solo estaba iluminado por una velas,y por cuatro faroles posicionados en cada esquina.Al frente,en el altar,la imagen de un Cristo crucificado se presentaba frente a mi.Camine hacia allí,sin saber bien porque.
Al llegar lo mire fijamente por un momento.
-Ya lo se-le dije inicialmente-Se que no soy de tu bando,soy del otro,del bando enemigo creo,pero sabes...Quiero hacer una tregua,por esta noche nada mas...Necesito hablar y que me escuches, necesito sacar esto de mi...de aqui,de mi pecho o me va a matar,va hacerlo,va a terminar de matar lo que aun esta vivo adentro.
Mire a la salvadora imagen,nada,no me respondió... quizás sabia quien era,me había reconocido y decidía que no merecía una pizca de piedad.,ni siquiera una palabra que amortiguara mi sufrimiento interno.
Sin entender porque simplemente comencé a llorar,desesperadamente,amargamente,dolorosamente.El sonido de mis sollozos lleno todo el lugar,la fuerza en mis piernas cedió y me encontré en el piso sujetando mi rostro entre mis manos que se empapaban en aquel mar de lagrimas.
-¿Señorita se encuentra bien?-escuche una voz que me decía.
Abrí mis ojos y mire hacia la inmóvil imagen.
¿Eres tu Jesús?-pregunte perdida en la neblina densa que daba el exceso de aquella bebida.
-No-volvió a decir-Pero podría decirse que soy su representante-.
Gire mi cabeza siguiendo el sonido de esa voz.Era una anciano sacerdote de rostro bondadoso y tono suave.
-Oh...Yo solo necesito hablar,desahogarme, soltar esta verdad que sujeta mi vida a la oscuridad...solo eso-dije intentando fijar mis vidriosos ojos en el.
-Pues entonces pequeña,estas en el lugar correcto...Ven siéntate-me dijo y me ayudo a levantarme y luego a sentarme en uno de los largos bancos de madera que estaban detrás mio.
Allí sentada, decidí confesar mi oculta verdad,esa que me podría las entrañas y elevaba en mis palabras su olor putrefacto.
-Antes que nada,dime como te llamas-me pregunto el anciano sacerdote.
-Lucille-respondí sencillamente agachando la mirada.
-Bien Lucille,ahora cuéntame que es lo que te tiene tan angustiada-me insto el con delicadeza.
El-inicie mi revelación-El es lo que me atormenta...Lo que pienso,y digo,lo que he hecho y hago...solo por el.
El hombre a mi lado me miro con expresión comprensiva.
-¿El?...¿Es tu esposo este hombre?-me pregunto tratando de entender.
Reí con ironía pensando en aquel titulo.
-¿Mi esposo?...El es todo,todo menos eso...El,es mi amante,y no solo eso sabe... también es mi hermano.
-Oh...-dijo algo consternado-Lucille,tu estas diciendo que tu hermano y tu...
-Si,nos acostamos,tenemos sexo...follamos,como sea que quiera decirle-dije sin meditar en la obscena soltura que la borrachera le daba a mis palabras.
-Entiendo,lo hice en la primeras tres palabras,no era necesario agregar-respondió algo turbado-Pues , claramente ahora puedo ver el motivo de tu vergüenza y sufrimiento,el incesto es un pecado grave,uno que podría enviar tu alma eterna a el mismo infierno.
-Lo se,lo se-dije y nuevas lagrimas volvieron a aparecer-Pero no puedo sacarlo de mi...lo amo,lo amo,desesperada y obsesivamente,lo amo de una forma tan tremenda que no encuentro las palabras...Lo amo y duele ¡Oh Dios como duele! Me quema,y arde,pero no puedo arrancarlo...no puedo.
El puso su mano sobre mis hombros que se sacudían por la potencia de mis heridos sentimientos,y me palmeo suavemente, tratando de apaciguar mi pena,luego volvio a hablarme.
-Lucille,aun hay esperanzas...Renuncia a este pecaminoso amor,renuncia a este hombre...Deja que un nuevo amor, uno puro y santo,el amor de Dios llene tu corazón y te sane,y con ese acto salva tu alma de la perdición y comienza una vida nueva.-.
Lo mire fijamente,solo una palabra de las muchas que me dijo taladraba en mi confundida mente.
Renunciar.
Renunciar...¿a Thomas?...Dejar que lo arrebaten de mi como aquella vez...No...Nunca.
-Noooooo-grite al sacerdote, a su Dios y a todo aquel que alguna vez se interpuso en este amor.
Me levante y salí corriendo de ahí, detrás mio oí la voz de aquel anciano confesor que se perdía a lo lejos conforme yo me alejaba...-Lucille espera...no te vayas...
Salí de ahí.Mi pecho se elevaba furioso impulsado por las largas y profundas respiraciones con la que intentaba en vano serenarme.
Un taxi paso por la vereda,y haciéndole una seña lo detuve y me subí a el.Le di mi dirección al chofer,y salimos de esa zona en unos segundos.
Mientras íbamos en marcha,apoye mi cabeza en la ventana.Aun estaba mareada y sentía descordinados mis movimientos,pero algo se había despertado,algo estaba alerta,era mi sentido de protección,mi defensa,hacia ese amor que nadie comprendía,ni aceptaba.Me abrace a el,no quería soltarlo,seria como soltar a través de esa ventana mi corazón arrancadolo vivo de mi propio pecho.
Renuncia me decía aun esa voz,la que me informaba de su voluntad y de sus designios...Renuncia me decía señalando aquel pozo ardiente destinado para los que vivieron en la tierra revolcándose en la lujuria del pecado.Renuncia me decía,y yo murmure solo dos palabras que no me arrebatarían aunque con ello me arrastraran al infierno y a sus perpetuas llamas.
-No...Nunca.
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