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Capítulo 11

El cigarro entre sus dedos y la mirada fija en algún punto.
Para lo único que sus labios se mueven es para expulsar el humo y volver a dar otra calada.
-¿Vas a pasarte mucho más rato con el rollo misterioso? -Siso, dejando mi chaqueta sobre la mesa y sentándome en el pico de esta.

-¿Para qué querías saber mi nombre? -Largo una risa.
-¿Aún estás resentido? Dejalo estar. Han pasado tres días. -Me encojo de hombros y sus ojos fijan su objetivo en los míos.
-Es simple curiosidad. -Asegura, alzando la mano y restándole importancia.

Chasqueo la lengua.
-Bueno, estaba harta de llamarte "el cerdo". -Pretendo sonar seria pero fallo y mi voz sale con un tono divertido.
-No te juzgo, Snow. A mis amigos les digo que eres la "Poli dura" -Apreto los dientes. Pero no voy a mostrar mi enfado.
-¿Les hablas de mi? -Deja salir el humo y una sonrisa se le forma en la cara.

-Constantemente. Ahora están muy intrigados por saber donde compras la ropa interior.

Me muerdo con fuerza el labio para no responderle una burrada.
-Si todos son como tú, se lo enseño encantada. -Mierda Caitlin, se suponía que eso no debías decirlo en voz alta.
Siento ganas de dispararme cuando las palabras se escapan de entre mis labios.

Suelta una carcajada tan profunda que mi piel se eriza.
Y es que todo en él tiene ese toque.
Encantador, misterioso, peligroso.

Se pone de pie y, alisa sus vaqueros rasgados. Oh no, Barry, esta vez no te me vas a escapar tan fácilmente.

En mi cabeza hay una duda que tengo desde el momento en el que mis ojos se cruzaron con lo suyos, en aquella azotea.
¿Por qué alguien decide ser atracador?
No es como si un día simplemente te levantaras y decidieras coger un rifle de asalto y meterte pegando tiros en un banco.

-¿Por qué haces esto, Barry? -Mi voz suena diferente. Intrigada y tal vez pero sólo tal vez, un poco deprimida.
Frunce el ceño, la pregunta claramente le pilla por sorpresa.
No es como si todo el mundo le hiciera esa pregunta cada día.

-¿Por qué te metiste a Policía, Caitlin? -Una vez más, deja que el misterio le envuelva y me ataca con otra pregunta. Dispuesta a ser diferente a él, abro la boca para darle una respuesta.
-Yo... -El problema viene cuando mi cerebro se niega a contestar a la pregunta. Y la duda nace en mi.

¿Por qué me hice Policía?
No hay una razón exacta. Simplemente lo hice, supongo.

Mi expresión de duda hace que comience a reír y negar.

-¡Hay miles de profesiones, Barry! Si querías adrenalina, podrías haber sido paracaidista. Si querías velocidad, haberte convertido en piloto. Si querías dinero podrías haber sido... ¡Modelo o que sé yo! -Mi discurso no le cala en lo absoluto y sólo se dedica a burlarse de mi.

-¿Modelo? -Bromea. Pongo los ojos en blanco.
-Uno no se levanta un día de repente y decide pasarse el resto de su vida pegando tiros y escapando de la Policía. -Refuto. Por primera vez, su sonrisa se apaga un poco y me mira algo más serio. Apaga el cigarro y suelta el humo por última vez.

-¿Quieres saber como empecé? -Asiento y una cálida sensación de victoria se apodera de mi pecho.

-Yo tenía unos veinte años, era apenas un crío descentrado que buscaba dinero fácil. Me hablaron de unirme a una banda. Por entonces yo no era el líder ¿Sabes? Sólo un soldado más. -Hace una pausa para sacar una risita y seguir.

«Todo había salido bien, nos estábamos marchando. Pero entonces, me equivoqué de pasillo. Ni siquiera me había molestado en estudiarme el mapa de las instalaciones... Y lo pagué caro. Me encontré de frente con un policía armado. Yo no llevaba pistola.
Me apuntó. Y no le tembló el pulso.

-Su vista viaja por su camiseta y una de sus manos la sube unos centímetros. Su otra mano baja un poco sus jeans. No es un gesto erótico ni mucho menos sexual. Quiere mostrarme algo.
Entonces, veo una pequeña cicatriz de la que no he sido consciente hasta ahora. Apenas de tres centímetros de diámetro. No puedo evitar tragar saliva. Es la cicatriz de un disparo.

«Estaba en la mesa de la casa de uno de mis amigos, viendo despierto como me sacaban una bala de la piel. La sangre salía tanto que llegaba al suelo y mi amigo sudaba al mismo tiempo.
Supongo que en ese momento, cuando mi amigo intentaba sacarme una bala del cuerpo con unas pinzas de cocina que le había cogido a su madre, toda mi vida me pasó por delante.

¿Y sabes cómo supe que eso era lo que quería hacer el resto de mi vida?
Porque por primera vez en veinte años, me sentí vivo. Sentí los latidos de mi corazón acelerados. La sangre corriendo por mis venas y escapando por el agujero. La vida valiendo la pena durante el minuto que estuve a punto de perderla.

-Termina su relato y noto que mis ojos se han cristalizado y el aire se ha estancado en mi pecho. No puedo imaginarme a Barry así. Tirado en una puta mesa, desangrándose con un agujero en el abdomen bajo.

Sentirse vivo de verdad... Lo mismo que yo sentí al ponerme frente a aquel coche en mitad de una carretera.
Tal vez, hay una parte de mi muy ínfima, que entiende ese sentimiento.

Pero me quedo sin palabras. Sin reacción alguna.

-Nada como que te metan una bala en la piel ¿Eh? -Honestamente, no tengo ni idea de que más decir.

Él larga una risa.

-A veces, tienes que estar al borde de la muerte para sentirte vivo.

Hey! No que penséis vosotros pero personalmente este capítulo es mi favorito. Me encanta como pueden mantener una conversación sin estarse matando o sin estar teniendo sexo. Simplemente hablando.
Me encanta como avanza su relación y me encanta la historia de este Barry.

Bueno, en general este Barry me encanta.

Y me encantaría oír lo que pensáis vosotros 🙌.

"-Hay miles de personas a mi alrededor, Ethan. Y ninguna de ellas me conoce de verdad"

-Las Reglas De La Princesa. Próximamente en mi perfil.

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