Tenía todo el mundo encima, aún debía hablar con Tikki sobre lo que pasó, pero mientras tanto, Adrien estaba sentado en la orilla de su cama, con la mirada fija al suelo, estaba apenado.

—¿Cómo te enteraste?

Preguntó en un murmullo.

—Me enteré. Tenía ya un par de días sabiéndolo.

No sabía por qué se le estaba haciendo tan complicado hablar de eso, ella ya había podido dejarlo, había podido seguir adelante, no entendía por qué...no, sí lo entendía. Lo dejó y todo se complicó. Bunnyx tenía razón, ellos dos debían estar juntos.

—Yo...en verdad lo siento mucho, sé que nuestra relación ha tenido muchos fallos y siempre han sido mi culpa. Marinette, tú siempre has sido perfecta, siempre me has dado más de lo que merezco, odio haberme dado cuenta hasta hace poco.

—¿Hace poco?

Preguntó ladeando la cabeza, ella suponía que se daría cuenta hasta el momento en que ella le dijera que lo sabía, no contaba con que él hubiera razonado antes.

—Sí...hace algunos días le dije a Chloé que dejaríamos todo eso, porque te amo a ti — su voz se rompió — te amo Marinette, y me odio, me odio por haber sido un idiota, ¡maldita sea! tuve a la mujer perfecta a mi lado mucho tiempo y no te traté como debía.

La joven apretaba los labios para no soltar ningún sollozo, podía haberle dolido su traición y todos los problemas que tuvieron alguna vez, pero después de todo, Adrien Agreste fue su primer amor. Las lágrimas brotaban de sus ojos, no sabía si era un gran actor o si en verdad decía la verdad, pero sonaba realmente sincero.

—¿Y cómo sé que no volverás a hacerme lo mismo? ¿Y si en tu próximo viaje te acuestas con otra de nuevo? Sabes bien que no me enteraré, no te importaría hacerlo.

El rubio tomó su celular y marcó un número, colocando su dedo cerca del botón de llamar.

—¿No te gusta que viaje? Está bien, dejaré la agencia de modelaje, no me importa, dime que es lo que quieres y ya mismo llamo para agendar una cita y renunciar.

—¿Qué? No, claro que no. No seas tonto, no hagas eso.

Negó rápidamente ella, entonces sí estaba dispuesto a todo...

—Quiero que veas que por ti haré lo que sea, que no significa nada el perder algo porque lo único valioso que tengo y no quiero perder eres tú.

Marinette realmente quería creerle, una parte dentro de ella quería lanzarse a sus brazos y decirle que todo estaba bien ahora. Pero otra parte de ella no dejaba de pensar en todo el dañó que le hizo en aquella vida que tuvo pero corrigió por el viaje en el tiempo. ¿Podría realmente alguien cambiar?

—Yo... necesito algo de tiempo para pensar.

Notó como la pizca de esperanza que Adrien tenía en los ojos desapareció inmediatamente, se sintió culpable aunque no debería.

—Pero, si me das algo de espacio, creo que todo podría arreglarse entre nosotros. Solo necesito respirar...

Adrien saltó emocionado a punto de casi lanzarse a los brazos de Marinette, pero se detuvo justo antes de tocarla, respetando su decisión.

—¡Gracias! Llámame cuando estés lista y estaré aquí de inmediato.

Sonrió ampliamente antes de salir por la puerta de su habitación, conocía perfectamente el camino de salida.

...

24 horas exactamente, el tiempo de espera había terminado para Gabriel Agreste. Previamente había hablado con Tikki y le había contado a detalle todo, su kwami la escuchó y más que un consejo, le dijo que sabía que ella tomaría la decisión correcta. Aún así, esta vez sí había asistido a la mansión Agreste con sus miraculous, en caso de que necesitara defenderse.

Nathalie la recibió, con cara de pocos amigos. Gabriel ya la esperaba de pie sobre las escaleras.

—Siempre llegaba un poco tarde al trabajo, señorita. Me sorprende su puntualidad en esta ocasión.

—Dejemonos de formalidades, Gabriel. ¿Tomaste tu decisión?

Preguntó sin más preámbulos, tampoco quería quedarse ahí a escuchar toda una charla antes de hablar sobre el verdadero problema.

El hombre asintió, y caminó hasta su sala de estar, guiando a Marinette hasta allá.

—Toma asiento, por favor.

—Prefiero estar de pie.

Y así se quedó, de pie justo en frente del mayor que acababa de sentarse en un sofá.

—¿Alguna vez ha cometido errores, señorita Dupain?

Le tomó por sorpresa la pregunta, suponía que estaba a punto de hablarle de sus errores, así que estaba bien.

—Claro, todos hemos cometido errores alguna vez.

—Pero yo he cometido los peores.

—Y eso nadie lo va a negar.

Masculló entre dientes.

—No... mi peor error fue siempre cerrarme a mí mismo, fue quitarle mi cariño a mi hijo cuando más me necesitaba, fue jamás aceptar que Emilie se había ido. Tenía que dejarla ir pero no pude, me aferré a su recuerdo. Ya ni siquiera sé si es amor o simple anhelo, no sé si sigo en la lucha por costumbre o por querer realmente cambiar mi realidad.

—Esa lucha ya acabó, Gabriel. Si es por las buenas o por las malas, Hawk Moth está muerto.

—Sí, tienes razón. Se acabaron los akumas, se acabó Hawk Moth. También Mayura, he sido un tonto por dejar que mi asistente usara ese miraculous a pesar de estar dañado.

El rubio tomó entre sus manos la delicada mano de Marinette. La simple conexión entre sus manos la estremeció. Odiaba sentir esa electricidad con él, pero no podía evitarlo. No se apartó pero subió su guardia.

—Te daré los miraculous, no habrá pelea, llegó el momento de mi rendición. Esta es una pelea que jamás ganaré.

¿Últimamente todos estaban redimidos ante ella? Primero Adrien y luego su padre, ambos disculpándose y sin quererlo, comenzaban a confundir su corazón de nuevo...

No, Gabriel es un mentiroso, un manipulador, no debía creerle, ni mucho menos, permitir que por tomarle la mano volviera a sentir algo que no sabía cómo llamarlo.

—Me alegra que lo aceptes de esa forma, así no saldrás dañado ni no tendremos que pelear. Pero, sabes que tendrás que ir a prisión, ¿verdad? Entre más resistencia pongas, la condena será más larga.

El hombre asintió, ella estaba asombrada por la facilidad que estaba teniendo para derrotar a Hawk Moth. Ya no era un monstruo, ahora parecía ser un vulnerable humano.

—Lo sé, estoy consciente. Creo que es hora.

—Creo que sí.

Gabriel llamó a Nathalie y le pidió el miraculous del pavo real, después de tenerlo, él se quitó el suyo, liberando por fin a Nooroo; se los entregó a Marinette.

—Vamos, sé la heroína una vez más. Entregame cómo Ladybug, cumplele la promesa a París.

—Los héroes nunca caerán, siempre pueden haber nuevas amenazas, mi equipo y yo siempre estaremos aquí, no hay última vez.

Confirmó. Se transformó, ya sin miedo de estar frente a Gabriel, sabía su secreto de todas formas.

—Hora de irnos.

Lo llevó hasta la estación de policías, el personal miraba asombrado la escena, nadie podía creer que era Gabriel Agreste el causante de tantos daños durante años, al mismo tiempo, los agradecimientos y elogios para Ladybug no paraban. París estaba feliz después de que el villano más temible por fin había sido detenido.

—¿Ladybug?— llamó Gabriel, ella no debería hacer caso pero aún así se acercó a él, de igual forma tenía todo bajo control.

—Quería darte una última cosa antes de despedirnos.

La moteada indicó con un gesto con la cabeza al policía que liberara las manos del Agreste mayor, no había riesgos.

—¿Qué cosa?

No le respondió, solo sintió como unos labios se posaron sobre los suyos, uniéndose en un hambriento y desesperado beso.

—Vas a volver, querida.

Los policías se lo llevaron, nadie había puesto atención a esa escena, pero Ladybug no podía dejar de verlo mientras se lo llevaban. Tampoco podía dejar de tocar sus labios incrédula de lo que había pasado.