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Capitulo 6: Mas preguntas

Un monstruo como yo no puede estar con chicas como tu

Una vez las cosas preparadas me acerqué a la mesa donde había dejado al hombre anteriormente, en cuanto llegue este me miró sonriendo.

Los codos estaban arriba de la mesa, las manos entrelazadas y la barbilla apoyada entre estas. Me miraba como si fuera... algo fascinante.

- ¿Desea algo más?- pregunté. Este al parecer esperaba mi pregunta.

- ¿Que deseas para comer?- dijo. Lo mire incrédula, ladee la cabeza a un costado sin entender.

- No entiendo- dije frunciendo el ceño.

- Eres tierna cuando haces eso- respondió en cambio, luego se relajó y colocó derecho y un poco más serio- me refiero, a que si deseas comer o beber algo mientras me haces compañia- declaró.

Abrí los ojos, buscaba una señal de algo, broma o lo que fuera. En cambio no encontré nada, sólo unos ojos marrones que deseaban entrar en tu alma.

- No puedo, lo lamento- me disculpe- debo seguir atendiendo y...

- Ya hablé con esa dulce señora- dice con una sonrisa- fue sencillo persuadirla para que me dejara hablar con su encantadora criada.

Cuando dijo eso lo mire sin saber que decir. ¿Quien era este sujeto? El en cambio sonrió con conformidad.

- Enseguida vuelvo- le dije al no tener opción. Llegué a la barra donde me preparé una pequeña taza con submarino y un pedazo de pastel de limón.

Me quite el delantal y me acerqué donde estaba sentado. Un vez dejado las cosas en frente suyo me senté. Este sonreía como un niño al que le cumplían sus caprichos.

- ¿Qué desea?- pregunté mientras tomaba las pequeñas barras de chocolate y las ponía en la taza. Este miró con curiosidad mis movimientos.

- Eh?!!- dijo de forma exagerada- ¿qué es eso que haces?- pregunto.

- Esto.... preparo mi bebida?- dije no muy convencida.

- ¿Se la prepara uno mismo?- dijo mirándome- ¿Cómo se llama?- pregunto señalando infantilmente mi taza.

- Es un submarino- le respondí. Miro la taza y luego a mi en varias ocasiones. Taza, yo, taza, yo. Así hasta luego apretar sus labios aguantando una risa la cual salió luego de unos segundos.

Ríe de forma extraña. Me dije a mi misma.

- Ahora entiendo- dijo entre risas- no sabía que tenías ese sentido homicida.

- ¿Qué?- pregunté mirando la taza- yo no...

- ¿No le vez la lógica?- pregunto más calmado mirándome. Se levantó y giro para colocarse a mi lado- el chocolate es el submarino- comenzó a explicar mientras toma la pequeña barra cortada y la colocaba- la leche el agua y con la cuchara deshaces lo que hay dentro- dijo mientras con mi mano entre las suyas giraba la cuchara haciendo que todo se mezclará- incluido el chocolate- susurro en mi oido, luego se apartó- En resumen mataste a todos los tripulantes!

Trague la salina acumulada en mi garganta cuando volvió a estar delante mío sentado. Mire mi taza.

- Pero no había nadie- digo en un susurro.

- No seas aburrida- dijo apoyando su mejilla en una de sus manos- ten más imaginación. Suspire.

- Como sea- mire sus ojos otra vez, este sonreía ante mi desafío con la mirada- sigue sin saber que quiere.

- Algunas cosas son tan fascinantes que por más contadas en simples palabras con pruebas incluidas uno no las cree- dijo sin más. Lo mire confundida, este sonrió y sonrió, en cambio fue más tranquila la sonrisa y casi mínima- Soy Dazai, Osamu Dazai.

La mano extendida en mi dirección era señal de que quería entablar algún tipo de relación conmigo, lo sabía también por su acercamiento. No era tonta, sabía que no debieron de ser coincidencias las veces que nos vimos.

Desde el primer acercamiento suyo a este establecimiento.

Era más bien una invitación, para conocerlo. Lo intuía, este sujeto con traje quería que lo conociera y supiera de él, que entrará a su mundo y descubriera aquellos demonios que lo rodeaban.

Su aura, no era de alguien bueno. Pero en mi había un deje de curiosidad que me llamaba, me susurraba al oído que aceptará la invitación.

Era la carta de presentación del diablo y... estaba dispuesta a aceptarla.

Junte mi mano con la suya. Encajaban, era como si estuvieran hechas para la otra pero al mismo tiempo no. Con si fuera él pero no.

- Tn, Dostoyevsky Tn- me presenté. Este sonrió aún más.

- Por supuesto- dijo casi en un susurro. Separamos nuestras manos y sólo nos quedamos viendo el uno al otro- dime Tn... ¿puedo llamarte así no?- pregunto.

- Si, puedes- asenti.

- Bien! Tu también puedes llamarme como quieras- dijo y sonrió- quiero que me respondas algo, ¿crees es las razones de la vida?

- ¿Razones de la vida?- ladee la cabeza a un costado- no, claro que no.

- ¿Enserio?- pregunto interesado- ¿por qué?

- No creo que las personas vi an por una razón específica, es estúpido vivir solo por algo o alguien- respondí sinsera.

- No entie do tu percepción- dijo este.

- Me refiero... a que no hay algo específico que nos deja de anclar en la tierra, uno solo debe de vivir y hacer el mejor intento- dije.

- Ya veo- miró para el techo mientras pensaba acariciando con su mano su mentón.

Debía admitirlo, ahora viendolo con más detenimiento. No me había podido fijar en sus facciones, los ondulados cabellos que caían por su frente, su perfil bien marcado y ojos bien marrones pero carentes de emoción.

Era un hombre atractivo.

Negué con la cabeza antes mis pensamientos. Ni siquiera sabía cuántos años tenía! Y apenas estoy estudiando!

- ¿Me ayudarias?- pregunto de la nada sacandome de mis pensamientos. Lo mire sin entender.

- ¿Qué?

- Si me ayudarias a buscar ese sentido del que hablas- lo mire incrédula.

- Yo... las personas no pueden ayudar a uno a buscarlo, debe encontrarlo cada uno por su cuenta- dije. Fue lo único que se me ocurrió decir ante sus ojos esperando respuesta.

Sonrió.

- Si supieras la mitad de las cosas que se- dijo tranquilo- créeme, lo primero que harías sería correr a mis brazos.

- ¿Usted que sabe?

- Todo a su tiempo- dijo tranquilo mientras se levantaba y dejaba dinero en la mesa- dije que invitaría lo de mi acompañante.

Luego de eso solo se fue. Cruzó la puerta y se subió a una camioneta negra con las ventanas polarizadas.

Y por alguna razón, quería saber más de Él.

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