(Cuando aparezcan "..." Poner la canción y quitarla cuando vuelvan a aparecer)

Salimos de la casa y comenzamos a caminar. La noche caía de a poco y las cales comenzaban a alumbrarse. Las personas salían a caminar, otras volvían a sus casas luego de un largo día de trabajo.

-¿Que haremos?- pregunto el castaño con curiosidad.

-¿Que estamos haciendo ahora?- pregunte tranquila. No soltaba su mano en ningún momento, ya sabría cuando hacerlo.

- Caminando- dijo indiferente- como todos los días- solté una risita y pare mi caminar. Este me miró curioso.

- Si, caminando- lo mire sonriendo- ¿Nada más?- pregunte.

- Es solo una caminata normal- me miraba serio, tenía cierta curiosidad en sus ojos, quería saber mis pensamientos, pero era como...- ¿Por qué eres así?

- ¿Así como?- pregunte alejándome un poco.

-Diferente... Yo... Siempre pude leer con facilidad a las personas- comenzó a rodearme y caminar a mi alrededor mientras hablaba- soy más inteligente que el resto, no hay muchos que puedan hacerme contra pero... Cuando intento leerte, me cuesta.

- ¿Por qué caminamos?- pregunte con una sonrisa- ¿Por qué hacemos viajes, miramos alrededor, escuchamos y nos alegramos cuando plantamos un árbol y lo vemos crecer?

-No lo se- llevo sus manos a su espalda- ¿Por qué?- pregunto. Sonreí y volví a acercarme y tomar su mano para seguir caminando.

Decir que habíamos echo pocas cosas en lo que restaba del día, era mentir. Caminamos por las calles iluminadas de neon con gente y negocios a medida que la noche caía.

Veíamos alrededor, pasábamos y en ocasiones chocabamos con las personas, nos disculpabamos o aveces al revés.

También caminamos por laberintos, zonas menos transcurridas con poca iluminación o callejones con ninguna de las dos.

Dónde nuestras vistas no servían pero se guiaba uno por el sonido. Apreciando y quedándonos lo suficiente en cada escenario.

Festejos. Tristezas. Peleas.

En ningún momento había soltado su mano, él tampoco la había apartado, solo me seguía y se dedicaba a mirar.

Llegamos a una pequeña feria, las personas iban y venían. Vestidas normales o con ropajes tradicionales. Niños riendo y corriendo, parejas tomas de las manos.

-¿Quieres hacer algo?- pregunte luego de pagar la entrada.

- Enséñame- me miró.

...

Lo dirigí hacia diferentes puestos. Entre ellos aquel dónde debías agarrar los peces que pudieras. Reíamos al ver cómo le iba al otro.

Los juegos, la comida y el ambiente creado, miraba su semblante y como su mirada se suavizaba con cada cosa.

Sus expresiones forzadas, sus chistes sarcásticos y... La mirada triste y solitaria que reflejaba sus ojos desaparecía con los segundos.

Ahora, sentados en el parque, apartados un poco del gentío, apoyados en el tronco del árbol solo estábamos en silencio.

Acariciaba mi mano viéndola. Yo lo miraba a él. Mi corazón latía rápidamente, solo esperaba el momento adecuado para soltar su mano.

- Dazai- llame. Levantó su mirada- ¿Que es lo que hicimos?- pregunte.

Quedó en silencio y miro mi mano entre la suya.

- Caminamos, miramos varias cosas, gastamos dinero...

- Osamu- se sorprendió cuando lo llame por su nombre. Ladee la cabeza un poco admirandolo ante la luz del festival.

No llegaba con gran poder, pero sumado a la luna, le daba una hermosa iluminación. Sus cabellos castaños con ondas callendo por su rostro, su piel blanca y fría, sus ojos marrones que...atrapaban.

- Cuando uno comienza a ver y valorar las cosas adquiridas con esfuerzo, ahí es cuando comienza la razón de existencia- su vista en mi y la concentración con la que me escuchaba, hacia que sintiera que todo alrededor se esfumaba y solo éramos nosotros- si perdemos ese entusiasmo de aprender y ver, eso cambian las cosas. Por ello es que cuando uno pierde esa chispa de curiosidad, no pueden ver y apreciar lo que se les da y pierden su sentido.

Abrió sus ojos como con cierta impresión.

Quiso decir algo, lo sabía por la forma en que sus labios se movieron, pero no pudo. El estallido y como una enorme luz de color iluminaba el cielo lo distrayeron de su cometido.

Giró su cabeza hacia el cielo oscuro. Los fuegos artificiales pintando este. Cuando se levantó, sonreí y solté su mano.

Camino con tranquilidad pero tan absorto en su propio mundo. Sonreía tranquila mientras lo veía, me levanté con tranquilidad y me acerque despacio para no perturbar el ambiente.

También miraba el cielo, los colores, era hermoso. Su mano tomo la mia, lo sentía temblar, así que me gire a verlo.

-¿Que es esto?- pregunto mirando el cielo- lo que siento.

- Vivir- respondí- el verdadero sentido de la vida- volteo a verme, pequeñas lágrimas se acumulaban, acerque mi otra mano y con delicadeza quite la venda que cubría uno de sus ojos- y llorar es parte de ella.

Las lágrimas bajaron por sus mejilla mientras volvía a ver los fuegos artificiales. Apretó mi mano mientras entrelazaba nuestros dedos.

"..."

Cuando todo termino, caminamos con tranquilidad y un silencio cómodo hasta mi casa. No había necesidad de decir nada.

Llegamos a la entrada de la cafetería.

- Bueno, nos vemos- saludé. Solté su mano pero no duró mucho, me tomo desprevenida cuando me hizo girar y hacer que mi pecho chocará con el suyo.

Nos quedamos mirando a los ojos un rato, no duró mucho cuando se acercó y de forma tranquila beso mis labios.

Mi corazón latía rápidamente, cerré los ojos y seguí el beso. Pase mis brazos por su cuello y él me tomo de la cintura acercándome.

Nos separamos luego de un rato. Unio su frente con la mía y sonrió mirándome.

-Gracias por hoy- susurro. Sonreí y solté una risita.

-Tu hiciste todo, yo solo... Te mostré el camino- este río y volvió a darme un beso pero mas corto.

Nos separamos y espero a aquel entrara. Cuando lo hice fui directo a mi habitación donde me acosté en mi cama con una sonrisa.

No sé cuánto estuve con una mirada boba viendo el techo, pero cuando voltee a mi escritorio y note la gabardina negra, enseguida me acordé de que su arma también estaba aquí.

- Jajajaja, me olvidé de devolverlo- mire al techo otra vez.