Trato de no pensar, pero simplemente no puedo
El timbre marcando que la hora había terminado sono. Como el resto de estudiantes del salón me dispuse a guardar las cosas en la mochila para salir.
-Acuérdense que el proyecto de investigación debe de estar para el final del trimestre- dijo el profesor.
Cuando termine de guardas las cosas me acerqué al banco de este. El resto ya hablaba con sus amigos y salían del aula sin prestar mucha atención.
- ¿Si?- pregunto mirándome- no es común que vengas a preguntar algo con respecto a la clase señorita Dostoyevsky.
- Es con respecto al trabajo- dije tranquila.
- Dime- dijo tranquilo.
- La investigación, ¿tiene que ser si o si de una persona o puedo entrar en concreto a una organización o medio?- pregunté.
- De lo que sea- respondió este tranquilo- ¿por qué, a quien o quienes tienes en mente?- pregunto curioso.
- Yo... tengo planeado convertirme en detective, y tenía pensado hablar y averiguar cosas sobre la Agencia de detectives armados- le contesté.
- Es una interesante organización- asintió el contrario- si, puedes hacerlo.
- Esta bien, gracias- agradecí con una sonrisa y salí del salón. Una vez fuera de la preparatoria, me dirigí hacia la cafetería que administraba mi nana.
Este al entrar, se podía notar el lujo y las decoraciones antiguas, un sitio donde solo se juntaban personas con dinero o poder para ya sea desayunar o cerrar tratos.
- Tn, querida- saludo mi nana mientras con un movimiento de manos hacia que algunas flores ya marchita del sitio, florecieran como si fueran nuevas.
- Hola, Nana- dije soltando la mochila y dejándola a un lado para subirme a uno de los bancos de la barra.
- ¿Cómo te fue en la preparatoria?- pregunto mientras me dejaba un plato con comida para así poder almorzar.
- Bien, supongo- dije tomando uno de los tenedores y pinchando el alimento para comer.
- Llegó el correo- dijo la mayor y señaló un sitio. Deje lo que estaba haciendo y me levanté de forma rápida, tomé el sobre que se encontraba arriba de la barra y salí corriendo hacia el segundo piso.
Consistía de una cafetería en la cual arriba seguía un departamento en el cual Nana se había encargado de criarme.
- Bien, no estés nerviosa- me decía a mi misma- es sólo una respuesta, no te alteres, calmada- era obvio decir que no lo estaba.
Fue cosa de tiempo, abrí el sobre y comencé a leer su contenido. Para explicar mejor, se trataba de una carta de forma de respuesta a una petición que había dado no hace mucho.
Quería ser detective y para eso se me ocurrió, aprovechando el taller de investigación a la Agencia Armada de Detectives. Pero para eso, debía pedir permiso.
- Se le informa que su petición a trabajar por un mes con fines educativos en la Agencia fue aceptada- leí para mi en voz alta- me aceptaron.
Quedé en shock releyendo lo escrito. Estaba es sello de la Agencia y algunas firmas. Abrí y cerré los ojos sin creerlo hasta que sonreí a más no poder.
-¡Me aceptaron!- no tarde en gritar y bajar las escaleras corriendo. Entre al negocio y vi a Nana en la caja, sirviendo algunas bebidas- ¡Nana me aceptaron!- grite.
Todos me escucharon, algunos no prestaron atención, en cambio otros giraron su vista y atención a mi. Cuando me acerqué le Di la carta esta la leyó con una sonrisa.
- Mi niña, me alegro tanto- dijo esta abrazandome.
- ¿Un trabajo?- pregunto una tercera voz. Gire la vista viendo a quien Nana estaba atendiendo.
Tenía el cabello gris era joven, tal vez uno o dos años mayor a mi, sus ojos del mismo color al cabello. Vestía de negro, pantalones y abrigo de invierno del mismo color, este le llegaba de forma que tapaba su cuello. Pero me pareció ver por unos segundos un collar en este.
- Algo así- dije con una sonrisa. Nana siguió trabajando mientras miraba al chico- en realidad era más para algo de la escuela, pero necesitaba permiso.
- Eso es interesante- sonrió este. Tenía una sonrisa muy linda- por cierto, soy Atsushi Nakajima- se presentó.
- Tn Dostoyevsky- me presenté ahora yo.
- Wow, que apellido extraño- hablo este- aún que también tus rasgos no son de por aquí.
- No- negué con una sonrisa- soy rusa, pero me dejaron aquí cuando era bebé- dije.
- Lo lamento por eso- se disculpó.
- Tranquilo, no me molesta- sonreí- bueno... debo irme a organizar algunas cosas- dije sonriendo dispuesta a irme- que te ha un buen dia.
- Espera- dijo este. Lo mire esperando a que termine de hablar.
- ¿Paso algo?- pregunté curiosa. Este me miró unos segundos y luego negó para sonreír.
- No es nada- dijo- también ten un buen dia- dijo eso, pago lo que le dio Nana y salió de la cafetería para luego perderlo de vista.
No me di mucha importancia y subí a mi cuarto una vez más. Me cambié el uniforme y me senté a hacer tarea para la escuela.
Luego de unas horas desperté en mi escritorio, en algún momento me había quedado dormida y no me acordaba con exactitud cuando. Suspire y mire el escritorio, organice algunas cosas y busque la carta.
No la encontré en mi cuarto, así que baje hasta la cafetería donde Nana ya había cerrado y limpiaba. Tome una escoba y comencé a ayudar.
- Nana, ¿no viste mi carta?- pregunté mientras ayudaba.
- Crei que la tenías- dijo esta- la deje arriba de la barra para seguir trabajando- dijo. Ambas extrañada comenzamos a buscar esta, pero no la encontramos.
Frunci el ceño, no era algo muy importante como para que lo robaran, era sólo un papel con una respuesta. Aún que teniendo en cuenta esa frase "cuando lo buscas no lo encuentras y cuando no lo buscas lo encuentras" sólo decidí no buscar más.
- Tranquila, ya aparecerá, dijo Nana, asenti y luego de terminar de ayudar, comer algo fui a mi cuarto para dormir. El siguiente día tenía clases, aún que fuera viernes y me alegro.
-Buenas noches- salude.
Narrador omnisciente
Las camionetas negras pararon su andar frente a aquello tres edificios negros e imponentes en medio de la ciudad de Yokohama.
Las fortalezas impenetrables como eran llamadas. Nadie podía entrar si se consideraba una amenaza, o en ocasiones no lo eras y entrabas, no volvía a a salir.
El mismo peligris bajo de uno de los autos, los guardias tensos lo dejaron entrar sin problema alguno, este ni se esforzó por decirle a la secretaria quien era y donde iría.
Había vuelto de una misión y debía dar su informe. Subió por el ascensor hasta el último piso de este, camino por el largo pasillo hasta llegar a las dos puertas frente suyo.
Los guardias los miraron y abrieron estas dandole pasó. El peligris dio algunos pasos al frente y dejo de caminar.
La habitación era amplia y oscura. Prácticamente vacía de no ser por las paredes que conformaban estantes con muchos libros. A un costado un pequeño sillón rojo con una mesita.
Dos puestas, una simple y la otra amplia. Por último el escritorio en medio de todo aquel sitio, la silla en esta vacía y la poca luz que se colaba por el gran ventanal del costado.
Allí, en medio de aquella oscuridad que sólo era brevemente alumbrado por la luna, se encontraba un hombre mirando hacia afuera.
- Hice lo que pediste- dijo el peligris- asesine a esos hombres y tomé la información necesaria, mañana atacaremos sus instalaciones y los inhabilitaremos por completo.
- Muy bien hecho Atsushi- dijo de forma cantarina el hombre- siempre superando mis expectativas.
- Hay algo más- dijo el peligris. Llamando la atención del de traje.
- ¿Qué sucedió con mi princesa?- pregunto. Girando su rostro mirando al peligris.
Se acercó al escritorio y dejo un papel que esa misma tarde había tomado. El mayor se acercó al escritorio al no escuchar a su subordinado decir nada más.
Tomo el papel y lo leyó por arriba, algunas palabras. Sonrió divertido al ya saber de que se trataba.
- Ya puedes retirarte- dijo el mayor. Atsushi asintió y salió de aquel lugar. El de traje se sentó en la silla de aquel escritorio y sonrió complacido- hay pequeña, no sabes en que juego te metiste.
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