Cap. 9 "Recuerdos olvidados."
Era una noche de tormenta, él viento soplaba fuerte y la lluvia caía como si de un un balde lleno de agua hubiese caído sobre la ciudad inundando las calles y golpeando los vidrios de los autos sin piedad.
En uno de aquellos autos se encontraba un hombre de cabellera castaña y una barba no tan larga que casi ni se veía, conducía lo mas rápido que él auto y las leyes permitían, puesto que su amada esposa estaba por dar a luz.
Al momento de llegar al hospital fueron atendidos enseguida, luego de horas de esperar la mujer dio a luz a dos hermosos niños.
— Son gemelos. — Dijo la enfermera entregándole los dos pequeños a la madre quien lloraba de la felicidad con la frente sudada. — Un niño y una niña.
— Mis.. Niños.. — Hablo mujer llorando de felicidad junto a su esposo — Mis queridos Mabel y Dipper.
Días después de que pudiese llevarse a los dos pequeños a casa, comenzó él sufrimiento para los adultos.
Dipper era un increíble niño, una cabellera castaña y desordenada pero seguía siendo él más hermoso ante sus padres, se esforzaba por hablar por mas que solo le salían baluseos tiernos.
En cambio su pequeña Mabel.. Era un caso especial, su cabella castaña bien causada era hermosa, no cabe duda que su personalidad alegre contrario al calmado Dipper era algo que resaltar, pero había un problema, era extraña, a sus peluches o les arrancaba partes del cuerpo cocido o los lanzaba por la ventana, todos sus juguetes los rompía e intentaba agarrar cosas filosas, Dipper que siempre estaba a su lado terminaba lastimado por esas travesuras.
Terminaron alejando a los dos pequeños pero era inútil, Dipper quería estar con ella y Mabel quería estar con Dipper, sus padres la llevaron a muchos hospitales para ver que le ocurría a su pequeña pero siempre era la misma respuesta.
“— Esta niña es totalmente sana.”
Frustrados decidieron dar turnos para cuidar a la peligrosa niña, pero empeoraba cada vez mas, intentaba hacerse daño a ella misma y a todo a su al rededor, ya no podían mas. Por la seguridad de su otro niño tomaron una dura decisión.
Un mismo día de tormenta como él día que los gemelos nacieron tomaron a Mabel mientras dormía y se subieron al auto, se dirigieron a la casa de unos buenos conocidos para que cuidaran de ella.
Al llegar, su madre bajo del auto y no dudo en tocar la puerta, una mujer de cabellera negra salio y con pena cargo a la niña, mirándola como si sw tratara de su hija. Su madre, ni siquiera se despidió de su hija y se marchó.
Años después la pequeña ya tenía seis años, años en los que ella intento conseguir amigos pero por su extraña alegría y ropa colorida solamente consiguió odio.
Un día cuando escapo de la escuela por no soportar mas los insultos y bromas crueles hacia ella. Se dirigió a si lugar secreto él cual era un pequeño bosque donde tenía un pequeño amigo. Un pequeño crédito gordito y cariñoso, aun le faltaba mucho para crecer y convertirse en un gran cerdo, por ahora solo era un cachorrito.
— Hola Pato, regrese. — Se puso a su altura y acaricio la cabeza del ceridito quien movió su cola y chillo de felicidad — Jeje, tu si que me entiendes, desearía que fueras un niño y así podríamos ir a todos los lugares juntos, ¡seriamos súper mejores amigos!
— Vaya pensamientos estúpido. — Hablo un niño que se encontraba detrás de ella y que sin dudarlo la agarro de los brazos impidiendo que se mueva —
— Pero sabiendo lo infantil que eres no nos sorprende. — Hablo él otro agarrando al crédito quien pensaba saltar hacia él que esta a agarrando a su dueña para morderlo, se movía y chillaba con enojo — ¡Pero veo que encontrase tu alma gemela! ¡Es igual a ti!
Rieron mientras ella se intentaba soltar. — ¡Sueltenlo! ¡Suelten a Pato por favor!
Ellos ignoraron aquello, uno de ellos la tomo del rostro haciendo que mire al frente, dos niñas estaban con pato con unos bates en mano. — Que esto te sirva de lección por aparecerte en nuestra escuela —.
Los ojos de la niña se abrieron al ver como comenzaban a golpear al pobre animal quien lanzaba fuertes chillidos de agonizante dolor, aquellos fueron disminuyendo mientras debajo del cerdito solo había un charco de sangre.
— Vaya, duro menos de lo que esperaba. — Hablo uno soltando él bate mientras que él que sostenía a la Mabel la dejo libre.
Cayo de rodillas al suelo con lágrimas en los ojos. — Monstruos...— Susurro ella.
— ¿Eh?
— Monstruos.. El no les hizo nada.. — Se levantó de a poco mirando a los niños quienes no pensaron en alejarse. — Era mi único amigo..
Sin pensarlo dos veces agarro al chico que la estaba agarrando dándole un fuerte golpe en él rostro logrando que pierda él equilibrio y caiga al suelo, salto encima de él y lo continuó golpeando hasta que la sangre se mostró y dejo de moverse.
— ¡Ma-maldita loca! — Una de las niñas intento golpearla con él bate pero ella se movió a un lado y sostuvo su muñeca torciéndola, un grito de dolor salio de los labios de la niña. —
Agarro su brazo torciendolo por completo hasta romperlo y dejarla tirada en él suelo.
El chico que había sostenido al cerdo en él momento en él que lo mataban le dio un golpe en la mejilla a lo que ella cayo al suelo.
— ¡Es por eso que nadie te quiere, eres una niña rara! ¡Una perra! — Grito él, grave error, al perder él tiempo diciendo esas palabras pudo levantarse y agarrarlo de los pelos, lo golpeo una y otra, y otra vez contra un árbol dejándolo muerto.
Solamente quedaba uno, la única niña viva se encontraba sentada en él suelo temblando de miedo, no quería morir, definitivamente no quería morir. — Perdoname, por favor perdoname, ¡E-ellos me obligaron, lo juro! Sabes que yo no le haría daño a un animal.. ¿No es así, Mabs?
Se acercó a ella agarrándola del cuello del vestido — Disculpate con Pato. — Con su mano libre agarro una piedra golpeándola contra la cabeza de la chica una y otra vez, cuando no pudo moverse por él dolor agarro una rama, clavándosela en la frente.
— Perdoname Pato, no pude cuidarte como era debido.. — Cayo de rodillas la niña con la manos manchadas de sangre al igual que su ropa, lloraba desconsoladamente. — Perdoname, por favor perdoname.
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