Cap. 13 "Falsa esperanza"
Aquellos rojos e hinchados ojos miraban por la ventana, esto a causa de haber llorado tanto. Lo único que consideraba tranquilizante en estos momentos eran las suaves caricias que recibía en una de sus manos.
No la obligaron a subirse al auto, solamente se tomaron el tiempo de tranquilizarla y así irse con calma, ella no sabia a donde, ni porque la trataban tan bien. Solo sabia que era agradable, de algún modo lo era.
— Mabel, cariño, ¿te encuentras bien?
La voz de aquel albino llamo su atención, volteando a verlo con un intento de sonrisa, no iba a tratarlo mal, después de todo él la había ayudado.
— Si.. Si, me encuentro bien.. Uh..
No sabia su nombre, tampoco sabia quien era él, ¿como un desconocido puede ayudarte de la nada, y aquellos que concideres amigos y familia no lo hagan?
— Oh, disculpa por no presentarme, soy Gideon Charles Gleeful
Se presento de manera educada, sonriente para tratar de subirle el animo, al menos eso suponía ella.
— Yo soy..
— Mabel, lo se — La interrumpió.— Todo el mundo sabe de ti, querida, muchos te están buscando.
No quiso dar mas respuestas, ya que para la castaña eran obvias. Bill le había dicho, hasta le dio varias oportunidades para que se alejase y fuese con la policía, muchos la buscaban por pensar que había sido secuestrada por él, mas ella no queria dejar al asesino.
Curioso, que quien al final se alejo había sido él.
Lo negó, borro ese pensamiento de su cabeza. ¿que diablos estaba diciendo? Bill no la dejaría, nunca haría eso, tenía que haber una explicación, una lógica.
Tal vez ese albino lo sepa, algo que ignoro fue el hecho de que supiese el nombre del rubio y el que estuviese allí.
— Gideon..
Busco las palabras, ¿y si se estaba equivocando? Si es que era así, no quería hacerlo enojar ni alejarlo de su lado.
— Ya llegamos. — Respondió antes de que ella terminase, el auto se detuvo y la puerta se abrió.
El primero en bajar fue el niño albino, quien le ayudo a bajar, algo innecesario para la castaña, mas igualmente no se negó.
— ¿Dónde..?
— ¿Estamos? — Volvió a interrumpirla — En mi casa, te vas a quedar por un tiempo, al menos hasta que todo se resuelva
Explicó, mientras la castaña se mantenía con la vista fija en lo que claramente era una mansión. Una blanca e increíblemente enorme. ¿Para él, ESO era una 'casa'?
— Es como un castillo..
Murmuro dando unos pasos adelante, en su interior sentia las ganas de soltar gritillos de la emoción mientras jalaba la ropa de esa persona.
Pero esa persona no estaba para compartir su emoción.
— Exacto. — Tomo son delicadeza su mano — Una hermosa princesa necesita un castillo.
Aparto su mano con cuidado, al notar que tenia intenciones de besar esta misma. Sonría de manera nerviosa debido a ese comentario que decidió ignorar.
Ambos entraron por aquel enorme portón, dirigiéndose a las puertas de la mansión. Al momento de entrar Gideon se encargó de guiarla a su habitación, diciendo que descanse para así mas tarde hacerle un recorrido por todo el lugar.
Fue todo demasiado rápido, ni siquiera tuvo el tiempo suficiente como para fijarse en los detalles del lugar.
— « ¿Dijo que iba a quedarme aquí, no? »
La habitación era grande, blanca con las cosas esenciales (Una cama perfectamente arreglada, un escritorio, armario, entre otras cosas) y unos peluches de animalitos de diferentes tamaños.
— « ¿Hasta.. Que todo se resuelva? »
No entendía, ¿que cosa tenia que resolverse? Lo único que ella debía de resolver es donde se había marchado Bill, o siquiera.. Saber porque se había marchado, porque le había dejado.
Se encamino a la cama, sentándose en esta y fijando su atención en un cerdito de peluche. Se le hacia familiar a alguien.
Tal vez a su peluche, el cual entre todo lo que había pasado había quedado olvidado en aquella casa. Otra cosa a la que le tenía cariño, y se quedaba atrás.
— Vamos Mabel.. No te deprimas, todo se va a resolver..
Tomo en manos a aquel peluche, abrazándolo y hundiendo su rostro en la suavidad de este.
— Lo hará..
Sonreía, teniendo la pequeña esperanza de que todo se iba a resolver, tal y como Gideon lo había dicho. Cerro sus ojos, tratando de soñar como lo hacia las anteriores noches, pero esta vez sin los brazos del rubio rodeándola.
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